Capítulo 12.5: Sincronicidad. Segundo Dios.
Horus tenía todo preparado, su vestuario y armas estaban listos para el encuentro. En aquella habitación, solamente estaban él y su madre, la amada y poderosa Isis.
Desde la victoria de Anubis ante el emperador Qin Shin Huang, Horus había quedado fascinado con los combates del Ragnarök.
Tuvo varios encuentros con algunos dioses de Egipto y cuándo el segundo Ragnarök fué anunciado, él fue de los primeros en anotarse para representar al panteón Egipcio.
Era un Dios alto, de cuerpo fornido aunque menos musculoso que otros, de piel oscura y cabellos azules como los de su madre, tenía la cabeza de un halcón de plumas cafés y grandes ojos dorados que refulgian con el fuego del sol.
Llevaba en sus caderas dos espadas largas y afiladas, y en su mano llevaba un báculo de oro. Vestía una armadura únicamente en su pecho, antebrazo y pantorrillas.
- El campo de batalla ya fue modificado, como lo pediste.- Mencionó Isis.
Ella era una mujer alta, de largos cabellos azules y una piel bronceada muy bien cuidada y tersa. Sus grandes pechos estaban apenas cubiertos con prendas y telas, también con joyas y adornos preciosos. De la cadera hacia abajo solamente tenía dos telas que ocultaban su desnudes, y en espalda tenía dos enormes alas doradas que mantenía retraídas en todo momento.
- Ya va siendo hora de mi entrada, gracias por ayudarme madre.- Dijo Horus con una sonrisa.
Pero en ese momento, una macabra risa hizo eco en el lugar, una risa tan malvadas y profunda que fue capaz de calar hondo en los cuerpos de Horus e Isis quienes voltearon rápidamente hacía la zona de dónde provenía dicho ruido.
De las sombras emergió otra figura increíblemente alta, ataviada en una larga túnica y trapos oscuros que lo escondían.
Lo único que podía apreciarse claramente, era el sonido de las cadenas crujiendo una contra la otra tras cada paso que daba el susodicho encapuchado, a la par del sonido similar al gruñido de un perro enojado o rabioso. Horus identificó de inmediato la amenaza, pero poco pudo hacer pues su pecho fue atravesado por una daga afilada y gruesa, del mismo modo su cuerpo fue estrellado contra las paredes de aquel túnel.
Isis quiso socorrer a su hijo, pero fue detenida por el encapuchado quién le agarró por el cuello de la ropa y la jaló hacia él con violencia. Los ojos claros de Isis vieron fijamente la mirada oscura y apagada de hombre, una mirada púrpura sumamente agresiva.
- Es mi turno ahora.- Gruñó y acto seguido, apuñaló el abdomen de ella.
Igualmente la arrojó lejos y soltando una sonora y brutal carcajada, se alejó caminando lentamente por aquel pasillo que lo llevaría exitosamente al campo de batalla de este nuevo Ragnarök.
Su piel era oscura, su cabeza, la de un animal depredador, estaba llena de heridas y cicatrices de batallas pasadas que lo habían marcado para toda la vida.
Con pasos lentos caminó por el corredor, listo para llevar a cabo su enfrentamiento contra su adversario. Después de todo, él era el mayor Dios de Egipto.
[...]
Gëir, Nikola Tesla y Leónidas caminaban rápidamente por los pasillos del coliseo, rumbo a encontrarse con el elegido para luchar por la humanidad.
Aunque Leónidas tuvo que disminuir su velocidad de caminata para mantenerse a la par de Gëir y Nikola, quienes no tenían tanta velocidad.
- Gracias al sistema de rastreo y el teléfono de la hermana Hilde, estaremos con él en poco tiempo.- Comentó Gëir decidida.
- ¡Vamos de inmediato, no hay tiempo que perder! - Exclamó Nikola Tesla de inmediato.
Pero Leónidas estaba callado, tenía algo en la mente que no dejaba de atormentarlo desde hace ya un rato. Sabían que Horus sería el siguiente Dios en salir al campo de batalla, pero exactamente...¿Quién les había enviado dicha información? ¿Realmente podían en dicha información?
- Gëir.- La llamó.
- ¿Que sucede? - Atendió ella sin detenerse en su caminata fuerte y "rápida".
- ¿Quién envío el mensaje confirmando la participación de Horus? - Y ante la pregunta, Gëir se detuvo a medio paso.
¿Quién envío ese mensaje? ¿El mensaje iba a destinado a Brunhilde o para Gëir? ¿Por qué alguien le dió esa información? ¿Era confiable?
Y en ese momento recordó las palabras de Brunhilde, la historia que ella le había dichos hace ya un tiempo atrás.
[Valhalla, horas después de la reunión del Consejo]
- Señorita Brunhilde, es un placer finalmente conocerla.- Aquel Díos alto y musculoso.
Hablaban calmadamente en una habitaciones del Valhalla. La Valkyria se mostraba calmada y tranquila, por alguna razón sentía que la presencia de Hefesto era más segura que la de Hermes u otros Dioses.
- Hefesto, el famoso herrero del Olimpo, no esperaba una visita de este tipo.- Señaló ella con obviedad, sus palabras daban a entender claramente lo obvio.- ¿En qué puedo servirle? -
Hefesto endureció su mirada y apretó uno de sus puños gigantes mientras bajaba levemente la vista, sus cejas tupidas y facciones bruscas le daban un aspecto sombrío.
Pero sus palabras tomaron completamente por sorpresa a Brunhilde quién no lo ocultó en su rostro.
- ¡Quiero servir a la humanidad! Por favor permítame ser el herrero de la humanidad.- Exclamó con tal fuerza y convicción que no parecían reales.
Brunhilde estaba impresionada, pues no esperaba para nada con la ayuda de ningún otro Dios o criatura de los cielos, mucho menos en algo como "ayudar a los humanos a ganar" pues obviamente nadie se atrevería a meter las manos en el fuego por los humanos. La furia de Apollo caería sobre ellos, y no podían permitirse una guerra campal contra el Olimpo ni tampoco una lucha individual contra Apollo.
Hefesto retomó sus palabras.- Mi madre siempre me dijo que debía defender lo que yo creyera que fuese correcto y seguro; está batalla entre dioses y humanos nunca me pareció correcto... Ver a mi querido hermano mayor caer en las manos de la venganza, la destrucción, la ambición y el deseo de poder es algo que me rompe el corazón
» - ¡Quiero detenerlo, no puedo permitir que mi hermano sea consumido por el odio!
Anonadada, Brunhilde le vió fijamente por unos segundos y lentamente comenzó a formar una enorme y blanca sonrisa de emoción en sus labios, esto incluso asustó a Hefesto un poco.
Pero la Valkyria tomó la mano de Hefesto entre las suyas y con una mirada radiante y enérgica exclamó:
- Bienvenido a bordo, Nakama* -
[En el presente]
Gëir sabía perfectamente que está conversación había servido como el inicio de una asociación secreta con uno de los Dioses del Olimpo, pero no estaba del todo segura si este mensaje provenía de Hefesto o de algún otro Dios aliado de Brunhilde.
En todo caso, Brunhilde lo habría aprobado, ella debía apoyar y confíar en su hermana sin importar qu pudiese pasar.
- Fue Hefesto, nadie más tiene el teléfono de Brunhilde salvo por Buddha y Hermes en su momento, pero sabemos que ya no mantiene comunicación con Brunhilde, Apollo no lo permitiría.- Respondió ella, sin dudarlo ni un segundo, reanudó su marcha.
- Pero... ¿Cómo sabe Hefesto sobre el siguiente peleador, crees que alguien le haya dicho a él? - Volvió a preguntar Leónidas.
- Yo... no lo sé, no tengo idea de eso pero lo que sí sé, es que podemos confiar del mismo modo en que Brunhilde confío en él.- Y esto fue lo que zanjó esa conversación, ya habían llegado a su destino.
En ese momento no solo se habían dado cuenta de que estaban en la sección correspondiente a los Dioses, sino que también estaban parados de frente de una taberna dónde demonios y Dioses de Japón se reúnen. La sola idea de que su representante estuviese ahí, era algo inquietante.
Pero no le dieron muchas vueltas, ellos entraron en la taberna de todas maneras.
Dentro de la taberna, el ambiente parecía animado, como si no estuviera sucediendo la gran cosa dentro de ese lugar. Pero lo que sí era notable, es que a todos los invadió un sentimiento pesado y desagradable de incomodidad. Cómo si un gigantesco bloque les cayese encima a alguien o estuviesen enfrentado a algún peligro en esa habitación.
Alejandro Magno estaba sentado en una mesa a la distancia, alrededor de él habían unas cuantas criaturas y dos demonios, también estaba la misma muchacha Oni que lo habían atendido antes. Gëir lo vio y automáticamente se acercó a él para hablarle.
- Y entonces desenfunde mi espada y grité: "¡Yo soy Alejandro Magno, hijo de Filipo y Olimpia; el más grande rey de todos los tiempos!" y entonces lo mire y--- - Pero su relato fue interrumpido.
- Señor Alejandro Magno.- Llamó, Alejandro Magno bebió de su copa dorada y alzó la vista para observarla.
- Oh, pero si es la pequeña diosa del Valhalla.- Exclamó con una enorme sonrisa, dejó su vaso a un lado y se puso de pie.- ¿En qué puedo servirle? -
- Alteza, usted es el siguiente luchador.- Le dijo de manera directa.
Leónidas por su parte analizó completamente a Alejandro. Se veía como una persona completamente sana, en buena forma y con algo de experiencia. Pero lo que está a la vista no necesita anteojos, Alejandro Magno no contaba con su brazo derecho.
- Gëir...¿Estás segura de esto? Tal vez deberíamos seguir la opinión de Nikola y enviar a Tomoe.- Dijo él.
- Estoy mu-- - Alejandro la interrumpió.
- Tomoe Gozen es una mujer muy capaz, ella sería una muy buena candidata para salir a batallar por la humanidad.- Luego la mirada seria y fría de Alejandro se posó en Leónidas.- ¿Acaso estás despreciando mis habilidades? -
Y su tono fue tan sombrío, que Nikola Tesla tuvo que intervenir para relajar la situación. Durante esos segundo, la presión en el ambiente fue tal, que Gëir sintió miedo; como si un gigantesco animal salvaje estuviese a punto de cazarla.
Leónidas vió en Alejandro, una amenaza muy grande, incluso mayor que muchos Dioses de los cielos.
El rey de Esparta retrocedió, avergonzado de sí mismo por reconocer el sentimiento que Alejandro inspiraba en él; miedo y amenaza.
- Para nada, su majestad... solamente tenemos en cuenta diferentes factores, y usted no cuenta con una de sus extremidades como el resto de nuestros candidatos, algo digno a tener en cuanta si queremos garantizar la victoria de la humanidad en esta nueva oportunidad para luchar contra los dioses.- Explico el científico.
- Señor Magno, usted fue elegido por mi hermana mayor, y confío plenamente en las decisiones tomadas por ella.- Añadió Gëir, tratando de sonar convencida de que Magno era el correcto.
- No deberías confíar en todas las personas, incluso si es tu familia.- Y con estás palabras, la pequeña Valkyria se quedaría realmente sorprendida.
Gëir cambiaría completamente a partir de este momento.
Alejandro ladeó la cabeza y esbozó una ligera sonrisa amable.- Tenía poco más de 28 años cuándo perdí este brazo, durante la mayor batalla que he tenido en mi vida. Mis conquistas, no son nada comparado a eso que tuve que vivir.
» He enfrentado miles de adversidades sin él desde entonces y salí vencedor en cada una de ellas, pero es verdad que perder mi brazo fue algo que me marcó para siempre pues mi poder ha disminuido desde aquél entonces.
He vivido en el Valhalla millones de años desde mi muerte, y he visitado cientos de bibliotecas, conocido a cientos de maestros, luchado contra incontables guerreros y entrenado hasta que mi nuevo cuerpo no puede más; hace unos milenios era mucho mas delgado.
- Como Sasaki Kojiro, has alcanzado tu prime en la otra vida.- Susurró Nikola Tesla.
- No, al contrario.-
- ¿Ehh?
- Siempre he estado en mi prime, desde que nací.- Respondió poniéndose de pie y sujetando su espada con firmeza.
» - Desde el primer momento, jamás dejé de luchar y entrenar hasta caer rendido, todo eso me llevó a alcanzar la perfección que ahora poseo.
Durante años estudié, investigué y leí, estudié y ensayé una y otra vez, hasta el cansancio, hasta no poder más y hasta que mi cerebro explotara.
» Aunque me considero capaz de lograrlo sin mi brazo, cuándo llegué aquí, escribí una investigación y me dedique a crear y desarrollar esto.
Alejandro sacó de su túnica unas hojas de papel dobladas una contra la otra, las cuales desdobló hasta que su contenido fue visible finalmente. Nikola Tesla tomó la hoja y la leyó atentamente y fríamente por varios segundos que parecían siglos, hasta que finalmente su cuerpo comenzó a temblar y a estremecerse a la par que sus ojos se agrandaron hasta lo máximo.
Eufórico, lleno de éxtasis y placer dió grandes saltos en su sitio mientras exclamaba.
- ¡Maravilloso, grandioso, todo esto es espléndido! - Tomó a Gëir por los hombros y la zarandeo en el aire bastante fuerte, como un peluche para luego soltarla y hacer que cayera debido a la falta de equilibrio.- ¡Aristóteles, Gelileo, Newton, incluso mis estudios y los de mis camaradas están aquí en esta hoja! -
- No soy un inventor, pero he estudiado y dedicado el suficiente tiempo libre para crearlo; ensayo, prueba y error desde hace millones de años. Algo que me ayude y mejore.- Finalizó él. - muy bien, no perdamos más el tiempo, hagamos esto.
- ¡Señor Magno! - La mujer Oni lo llamó, haciendo que todos la vieran, la pobre se sintió muy avergonzada pero aún así no se calló.- ¿U-Usted s-saldra a pelear así? P-Pero su brazo...- Balbuceó ella tratando de acercarse a él, pero sus piernas no respondían.
Alejandro Magno soltó una risa y le miró fijamente a los ojos.- Eres una buena mujer, gracias por preocuparte pero estaré bien.-
- ¡Es posible, señor Magno usted puede lograrlo, esta hoja es posible! ¡Gondüll! - Gritó Nikola Tesla.
Gondüll entró en la habitación, vistiendo un hermoso vestido largo de color blanco completamente puro, con sus cabellos recogidos en una larga coleta y con su hermoso rostro cubierto de una capa sutil de maquillaje muy famoso en la antigua Grecia.
La Valkyria caminó hasta detenerse enfrente de Alejandro Magno quién automáticamente quedó asombrado con su belleza y vestimenta.
- Es un placer conocerlo, su alteza.- Dijo ella con una sonrisa y una hermosa expresión de dulzura en su voz.
- El placer es todo mío, señorita Gondüll.- Saludo Magno depositando un beso en la mano de Gondüll.
Gëir y Leónidas vieron esto con una expresión de confusión total, mientras que Nikola Tesla sonreía abiertamente. El científico alzó el papel a los cielos y exclamó.- Majestad, poderoso emperador de Macedonia y rey universal; su deseo y esta hoja son posibles, el Volünd lo hará posible.
[...]
Heimdall caminó lentamente hacía el centro del nuevo cuadrilátero, vistiendo una ropas egipcias bastante tradicionales y graciosas en alguien como él.
Tomó su cuerno fuertemente y acto seguido, lanzó un fuerte grito a los cielos.
- El primer combate ha concluido, Roma aplastó al imperio Chino y se llevó la primera victoria de este nuevo torneo. Todos los sabemos, pero...¿¡Acaso eso apagará el ardor de la humanidad!? -
- ¡NO! - Gritaron los humanos desde las gradas, todos al mismo tiempo y unidos en un solo clamor fuerte y poderoso.
Los Dioses vieron con burla a los humanos, más que todo desde el lado de los Dioses Egipcios quienes veían fijamente el campo de batalla, emocionados de ver el siguiente duelo. El representante vendría de Egipto, pero no tenían idea de quién sería.
En la parte superior, en un rincón oculto y alejado de las gradas, un Dios alto y de cuerpo sumamente delgado miraba el campo de batalla con sus brazos cruzados sin inmutarse su semblante inexpresivo. Su piel era gris y su cuerpo parecía estar hecho de metal brillante, como una especie de máquina.
Movió su mano en el aire, una rotación perfecta al mismo tiempo que un brillo mágico se formaban en sus manos y de su antebrazo se formaba una pequeña pantalla morada la cuál tenía unos botones y unos cuantos interruptores pequeños.
- Bastet, enviame una lista de los posible candidatos para representar a Egipto en este Ragnarök.- Pidió él de manera directa y tajante.
- Tambien me alegra oírte, Khepri - Respondió un voz femenina y suave, casi infantil.
- Discúlpame, Bastet, ¿Que te parece si nos tomamos una taza de chocolate mientras hablamos de esto? - Dijo el poniendo un dedo en su pantalla mágica y arrastrándolo hacía el frente, creando una nueva pantalla virtual más grande.
- ¿¡Enserio!? -
- Por supuesto que no, enviame lo que te pedí, ahora.- Respondió.
- Malvado...- La imagen de una diosa pequeña con cara de gato y una larga cola apareció enfrente de él.- Los Dioses más calificados y competentes son por mucho los más jóvenes de este nuevo lote de Dioses Egipcios; Sehkmet, Toth, Hathor inclusive algún Dios como Ammit, Maat o incluso Sobek.- Respondió la Diosa gato mientras miraba la lista de los posibles candidatos.- Basándonos en sus poderes y estrategias, Sobek y Sehkmet son los más plausibles para este combate, aunque una batalla con Toth sería más sensato debido a sus conocimientos.
- ¿Que hay de mi hermana y sobrino, ellos no figuran? -
- Enviar a la gran Isis y al emperador Horus seria una decisión pésima. Su importancia en el reino los hace unos candidatos que no convienen envíar, la sucesión de trono es un tema delicado y si Horus llegase a fallecer, eso dejaría el trono a merced de un heredero desconocido o incluso una toma de poder por parte de un extranjero. La muerte de Isis traería un conflicto pues a grandes rasgos, ella es la mayor hechizera del reino y su poder y control sobre la magia se verían afectados, si ella muere, la magia prohibida de Egipto sería liberada y un caos mágico se formaría.
» En el 95% de los casos, enviarlos traería caos al reino y una toma de poder bastante desastrosa, además de un posible apocalipsis.
Khepri asintió y nuevamente comenzó tocar varios botones en el aire, no le tomó mucho tiempo encontrar aquello que tanto estaba buscando. Muchos Dioses son conscientes de la magia de la tecnología, por ende recurren a hechizos de protección con los cuales pueden mantener a salvó sus dispositivos, pero otros tantos no contaban con esa maravillosa habilidad.
Al final de cuentas, Khepri habría obtenido aquello que tanto estaba buscando.
- Maldita sea, se trata de Horus.- Gruñó él mientras negaba suavemente.
- ¿¡Que!? ¡I-Imposible! ¿¡Acaso nadie piensa en los gobiernos!? -
- Bastet, quiero que escanees cada parte de este coliseo; habitaciones, pasillos, gradas, jardines, todo.- Ordenó Khepri.- Quiero enterarme de cada cosa en tiempo récord y real.
Bastet asintió con algo de miedo. De la pantalla emergió una figura de luz de un gato con cuerpo antropomorfico que rápidamente salió corriendo de aquel corredor dónde estaba el Dios Khepri.
El Egipcio suspiró y volvió su vista al campo de batalla, Heimdall estaba por dar inicio.
- ¡Muy bien, den la bienvenida al humano que luchará contra los Dioses! - Y enérgicamente señaló hacía el portón de la humanidad el cuál se abrió con una gran ruido y estruendo.
Una figura alta y gallarda emergió, galante y empoderado como pocos hombres en toda la historia de la humanidad. Montaba un caballo grande, musculoso y agresivo de color café con su crin blanca, dicho animal gruñía y resoplaba con ira.
- Nacido en Macedonia, hijo de Filipo y Olimpia de Epiro, lleva consigo la carga de ser el conquistador y rey más grande de todos los tiempos.
El hombre detuvo el paso del caballo y alzó su brazo izquierdo, su cuerpo moreno y su cabello salvaje ondeaba con el viento cálido de Delos. El sol sobre él, símbolo de su poder y su puño puesto delante de él, tapándolo bajo su perspectiva, símbolo de su control. Aquél que con su puño, sostiene la estrella por excelencia.
- "Busca otro reino, Macedonia no es suficiente"; fue lo que escuchó siendo apenas un niño. Macedonia, Grecia, Media y Persia, Asia, imperios enteros que cayeron ante él, reinos que besaron sus pies y que no dudaron en seguirlo hasta el fin del mundo.
» - Ha cabalgado hasta Delos, con la intención de conquistar los cielos y dejar en alto su nombre el trono de Macedonia.
Finalmente el hombre se detuvo en el centro del campo de batalla, y su caballo nuevamente se encabritó y alzó sus patas mientras soltaba un salvaje relincho.
Dió un pisotón duro al suelo, hasta abrir un agujero en el.
- El segundo humano, el único y verdadero rey... ALEJANDROOOOOO MAGNOOOOOOOOOO -
(ALEJANDRO MAGNO||MACEDONIO)
{SEGUNDO REPRESENTANTE DE LA HUMANIDAD}
La humanidad estalló en alabanzas, gritos y alaridos de poder y orgullo con su representante en esta ocasión. El más grande conquistador de Oriente y una figura de poder y estoicismo unica en el mundo.
Historiadores, científicos, filósofos y hombre estoicos lo vieron fijamente con orgullo.
- Sin duda alguna, una buena decisión - Exclamó Julio César desde su trono.
- Habiendo seguido la carrera y vida de Magno incluso en muerte, no me cabe duda que está es una victoria asegurada.- Salomón, rey de Israel compartió la opinión de Julio.
- Hmm...Oriente tener ropas raras, ¡Matar a Dios, Alejandro! - Gritó Monteczuma haciéndo sonar su voz como un rugido animal.
En las gradas de la humanidad, Aristóteles sonrió y acarició sus barbas mientras admiraba a su discípulo con orgullo. A su derecha, Filipo, padre de Alejandro también miraba fijamente a su amado hijo.
Ambos hombres mostraban su orgullo de maneras diferentes, Aristóteles era más callado pero Filipo lo alababa a viva voz.
- ¡Alejandro, Macedonia está contigo! - Vociferó Filipo.
Aristóteles solamente sonrió.
En las gradas privadas de la humanidad, Geir, Leónidas y Tesla miraban fijamente al campo de batalla. Tesla se le veía emocionado y orgulloso, Gëir estaba temblando como gelatina pero intentaba ser firme y Leónidas no dijo absolutamente nada. En su cara se podía ver qué aún no estaba de acuerdo con esto.
- ¡Y ahora, prepárense para ver al Dios que dará pelea al gran emperador! - Y apenas Heimdall terminó, todo se volvió oscuro.- ¿Eh? -
El portón de la humanidad se abrió y de él emergió una gran figura ataviada en trapos oscuros, cada paso, dejaba oír el crujir de una grandes y pesadas cadenas.
Un vapor morado podía verse brotar y emerger del suelo, oscureciendo la arena a su paso.
La neblina invadió todo el campo de batalla como si fuese una serpiente corriendo por atacar a su presa, pero al final, simplemente se disolvió y se volvió uno con el suelo.
Un gruñido animal hizo eco en el ambiente, únicamente superado por el ruido de las cadenas.
- ¿Ehh, quién...? ¿Que está pasando? Pero sí...- Incluso Heimdall se quedó callado y asombrado cuándo revisó su tabla y observó el cambio que lo dejó perplejo.
- ¿Quién es él? -
- ¿Es de Egipto, podría ser...? -
- No...No no no no, no puede ser él.- Gimieron algunas deidades con pánico y miedo al sospechar.
Heimdall estaba confundido, pero no podía detenerse en ese momento por más que la situación estuviese completamente densa y peliaguda, debía actuar.
- Muy bien...- Carraspeó un poco y reanudó.- ¡Aquí lo tienen, el representante de los Dioses en esta nueva batalla!
» - Nacido de la Tierra Primordial y la Bóveda Celeste de Egipto, llega este cruel y sanguinario Dios.
Tomó el trono de Egipto, gobernó con mano de hierro y trajo consigo la época roja de la gran nación del Nilo.
El Dios llegó al campo de batalla y se retiró los trapos, bajo la mirada estoica de Alejandro y la estupefacción de todos los presentes en ese momento.
Las cadenas aún adornaban su cuerpo, pero en su mano sostenía con fuerza lo que serían sus armas de batalla.
Un largo baculo dorado lleno de joya y decoraciones Egipcias, con una hoz en la punta y el rostro de un animal similar al de un Galgo.
Y en su cinto, llevaba una Khopesh dorada de gran peso y tamaño.
Era alto, mucho más que Alejandro. Su cabeza animal asemejaba a un Galgo y su cuerpo de color morado súper oscuro estaba lleno de cicatrices, quemadas y cortadas profundas de batalla.
Llevaba sobre su cabeza un tocado Egipcio que lo representaba como miembro de la realeza.
Sus ojos púrpuras, amenazantes y macabros vieron fijamente a Magno. Podía verlo, un oponente digno de él.
- Destruyó a todo enemigo que apareció, aniquiló a la gran Cuadrilla de Atón y asesino sin piedad a su hermano Osiris para el único y soberano rey de Egipto.
- »Venerenlo, adorenlo al más grande rey se los cielos...¡SEEEEEEEEEETTTTT! -
(SET||EGIPCIO)
{SEGUNDO REPRESENTANTE DE LOS DIOSES}
- ¿¡QUEEEEEEE!? - Gritó Gëir.
[...]
Buddha abrió los ojos con dificultad y la luz invadió sus retinas. Levantó su torso de golpe y un feo dolor punzante lo invadió y una gran cantidad de sangre salió de su boca, cayendo sobre la cama y las vendas que cubrían su pecho.
Tosió y gimió de dolor, no podía moverse por más que lo intentaba.
Miró a su alrededor, era una habitación común con muchísimas decoraciones budistas y miles de figuras y estatuas de él y otros Buddhas a lo largo de la historia.
- Ya ya...no te sobreesfuerces, estás en un lugar seguro.~ - Una voz melosa, dulce y maternal lo hizo estremecer.- Todo va a estar bien, mi niño.~ -
SNVLOR.
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¡Por favor no me quemen, se que lo prometí pero por favor denme una oportunidad!
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Bromas aparte, muchas gracias por haber llegado hasta el final. Hemos concluido con la presentación de los nuevos participantes de este torneo.
Alejandro Magno enfrentará a Set en esta segunda ronda de este Ragnarök, una batalla entre Dioses y realeza.
En nuestro siguiente capítulo tendremos el inicio de la segunda ronda y la explicación detallada de que fue lo que sucedió con Buddha, Horus e Isis y también daremos inicio nuevamente a la subtrama de Ishtar a quien ya tenemos muy olvidada.
Nos vemos en 25 días, chau.~
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