Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1: Mil años después.

- ¡Ya llegamos, hermana! -

- ¡Hola, finalmente llegan! -

La pequeña Gëir alzó su mano y la movió de manera enérgica mientras, a la distancia, un hombre ya anciano la saludaba con igual energía.

Las hermanas Valkyrias habían aceptado ir de picnic a uno de los enormes jardines que habían en el Valhalla. Gëir estaba emocionada y Brunhilde se mantenía calmadas pero con muchas ganas asistir.
Mil años después del Ragnarok, las Valkyrias tenían un estilo de vida más que pacífico y aunque a veces lo era demasiado, jamás estaban aburridas.

Gëir había crecido en estatura. Anteriormente midiendo un metro con sesenta y cinco centímetros, había crecido aproximadamente cinco centímetros con el paso de los años. Su mentalidad había cambiado a una más madura igualmente, luego de haber vivido los acontecimientos del Ragnarök y con la suficiente ayuda y terapia con sus hermanas restantes.

Aún mantenía sus aire de inocencia y seguía siendo increíblemente sentimental.

Esa tarde vestía con un lindo conjunto colorido para la ocasión, además de llevar su largo cabello morado amarrado en una trenza larga con un broche dorado con forma de flores.

Brunhilde se notaba más adulta que antes y con algunas arrugas que no se notaban tanto a simple vista. Anteriormente midiendo un metro con ochenta y dos centímetros, ahora había crecido ocho centímetros centímetros con el paso del tiempo.

Seguía siendo la misma Valkyria elegante y recta que siempre fué, pero ahora solía sonreír más y su actitud era más positiva. No cambió sus vestimentas, seguía vistiendo su vestido azul con blanco al igual que aún mantenía su peinado y corte de cabello característico.

Ambas hermanas llegaron al centro de la reunión donde estaban reunidos un pequeño grupo de hombres y un pequeño grupo de mujeres por igual, todos ellos bebiendo té y comiendo de un gran pastel colorido que estaba puesto en el centro del círculo.

Los Einherjer del Ragnarok; Okita Souji, Nikola Tesla, Leónidas y Sasaki Kojiro estaban ahí reunidos mientras a sus alrededores estaban aquellas Valkyrias que estuvieron con ellos en el momento de la batalla.

Sigrune, la compañera de Okita Souji estaba sentada justo al lado de este y mantenía un semblante despreocupado.

Ella era una doncella de cabello negro , sumamente oscuro y opaco. Midiendo aproximadamente un metro con setenta y cinco centímetros. Con unos hermosos ojos de color violetas, brillantes y atrapantes a simple vista.
Vestía una armadura de batalla femenina de color negro, ligera para moverse pero lo suficientemente pesada y gruesa como para protegerse perfectamente.

Gondüll, la compañera de Nikola Tesla estaba sentada enfrente de él y era la más animada de los presentes, y lo demostraba con su amable sonrisa. usaba un pequeño sobrero de campo con una flor amarilla en él, además vestía con una elegante blusa blanca sin tirantes ni mangas además de un pantalón marrón que llegaba hasta por encima de sus rodillas.

Hrist, compañera de Sasaki Kojiro y actual pareja de dicho humano, seguía usado su peinado de trenzado y su conjunto de Valkyria elegante. Ella estaba sentada junto a su compañero y mantenía su mirada levemente baja con cierta pena.

- Perdón por tardar, Gëir no se decidía por qué zapatillas usar - Se disculpó Brunhilde.

- Llegaron, que es lo importante - Respondió Sigrune con una pequeña sonrisa y expresión burlona.

- ¿Dónde está Hlökk? - Preguntó Gëir tomando asiento enfrente de Hrist.

- Ella y Jack están en el lago, fueron a dar un paseo - Respondió Hrist.

- Aunque eso se traduce en que Jack quiso ir a caminar y de la nada, Hlökk tenía una razón para seguirlo - Agregó Gondüll tapándose la boca para reír.

Brunhilde se sentó junto a Gëir y Sasaki fué el primero en hablarle.- ¿Y como han estado los asuntos diplomáticos del Valhalla? Eso de separarse de Asgard debe ser algo engorroso.

- Aún estamos en ese proceso, pero el Valhalla ya es una propiedad aparte así que no hay tanto conflicto, sobre todo por qué Thor no tiene tanto interés en el Valhalla.

- ¿Eso las convierte en las dueñas de ese lugar tan gigante? - Preguntó Okita rompiendo el silencio.

- En efecto, así es - Respondió Brunhilde.

- En ese caso, salud por las Diosas del Valhalla - Dijo Nikola de manera juguetona, todos alzaron sus tacitas de té para brindar.

- ¡Salud! - Gritaron todos presentes con grandes sonrisas.

Y luego de eso la pequeña reunión transcurrió de manera normal y sumamente alegre para los invitados a esa reunión. Siendo Leónidas y Gëir quienes más hablaban entre ellos ya que eran lo más cercanos junto con Sasaki y Hrist.

Leonidas y Gëir se habían unido en volund para luchar contra Odín y eso los había vuelto más cercanos. En poco tiempo se hicieron grandes amigos, aunque... habían otros sentimientos.

Brunhilde por su parte era más una expectadora en la reunión, pero aún así se sentía bastante cómoda y a gusto con este tipo de actividades.

Después del Ragnarok, se permitió ser más sentimental.

- Estos mil años fueron muy pacíficos - Murmuró Sasaki tomando asiento junto a Brunhilde.

El rato había pasado y ahora Gëir jugaba por los jardines con sus hermanas y los otros tres Einherjer, dejando a Brunhilde y a Sasaki a solas un rato.
La mayor giró su cabeza para verlo fijamente.

- Fueron los mejores, y eso no lo negare.- Respondió ella.

- Pero...¿Que pasará ahora con la humanidad después de estos mil años? Ya luchamos por nuestra supervivencia y ganamos mil años de vida -

- No he pensado en eso...pero francamente me tomé la orden de no amargar mis pensamientos con ese tipo de cosas. Quiero disfrutar mi eternidad con las pocas hermanas que me quedan - Su mente era azotada por mil recuerdos dolorosos, recuerdos que trataba de reprimir o ignorar.

- Tranquila, se a lo que te refieres y te entiendo perfectamente - Sasaki sonrió abiertamente y se acostó en el suelo para ver la nubes.- Sabes, amo mi vida y sería capaz de defenderla sin importar que -

Brunhilde sonrió y miró hacía el campo del jardín donde Gëir quien estaba encima de los hombros de Leónidas, jugaba a derribar a Okita quien estaba encima de su Valkyria.

Solamente pudo sonreír ante esa escena tan divertida para ella mientras con lentitud iba hasta la canasta de comida de picnic y tomaba una pequeña rebanada de pastel para comerla con calma. Debido a una mala influencia, ahora era más propensa a estar comiendo dulces más que comida normal.

Aún se odiaba a si misma por adquirir las mañas de ese iluminado, pero tampoco podía culparlo mucho por eso. Los humanos producían buenos postres y dulces, mejores que las típicas comidas de los banquetes divinos.

Con pocos segundos de haber comenzado, dos nuevas personas llegaron al encuentro. Una de ellas, una señorita de baja estatura y cuerpo de niña aunque con una cara y el carácter de una fiera, junto a ella, un hombre mayor con algunas arrugas en su cara y un cabello canoso en su totalidad.

Jack saludó con un ligero apretón a Sasaki Kojiro y con una leve inclinación de cabeza a Brunhilde, con la educación y modales que le habían inculcado desde pequeño. Hlökk por su parte emitió un gruñido furioso y se sentó bruscamente sobre la manta rosa para no ensuciar su hermoso vestido pomposo de color violeta.

- ¡No puedo creerlo, sencillamente es algo imposible! - Chilló mientras tomaba una taza de té y la llenaba hasta el tope con dicha bebida - ¡Hermana, disculpame por mis malos modales pero es que estoy enteramente encabronada!

- ¡Madame! Pero que lenguaje - Reprendió Jack.

- Eh...-

- Para resumirlo; estábamos en el lago comiendo un postre y una bandada de patos se lanzaron contra madame Hlökk en un intento por quitarle su postre.- Jack támbien se sentó, justo al lado de Hlökk.

Brunhilde empleó todas sus fuerzas para no reírse ante la comica escena, mientras que Sasaki no lo logró y soltó una carcajada sonora y estridente de diversión total. Enojada, Hlökk bebió su té mientras trataba de ignorar al espadachín burlándose de ella.

- Pájaros insolentes, quería ahorcarlos - Farfullo con enojo.

- Señorita, haberlos atacado los habría puesto más violentos - Jack trató de calmarla pero la fiera le lanzó una mirada asesina que lo hizo callarse.

- Almenos no ensuciaron tu vestido - Kojiro no ayudaba.

- Eso habría significado la extinción completa de ese grupo de aves feas.- Atacó ella, Brunhilde aún mantenía una sonrisa boba.

La Valkyria mayor se acercó a ellos y les regaló un poco de los aperitivos que Gëir había preparado, dejando a Kojiro a una distancia alejada pero donde aún podía incluirse a una conversación.

- ¿Cómo han estado las cosas para ustedes? - Se interesó Brunhilde.

Luego del Ragnarok, los Einherjer habían tomado diferentes sitios del Valhalla para habitar y aún estaba en contacto y casi siempre se reunían, muchos de ellos iniciaron pequeñas vidas individuales.
Siendo que Sasaki y Hrist se la pasaban más que nada en jardines leyendo o teniendo citas como si fuesen dos adolescentes.

Nikola Tesla creó un laboratorio donde se dedicaba a continuar con sus estudios, investigaciones e inventos y con ayuda de Gondüll todo era más sencillo.

Por su parte, Brunhilde se dedicaba más a la tarea de cuidar y resolver los asuntos diplomáticos y políticos del lugar. A pesar de que el Valhalla no estaba asociado a ningún panteón, aún tenía que mantener la economía y continuar con la administración del lugar. Un ejemplo es el hecho de que muchos Dioses aún demandan la propiedad del Valhalla y se niegan a aceptar el hecho de que lo perdieron, así qué Brunhilde se encarga de estas situaciones.
Gëir se había hecho la promesa de ayudarla y apoyarla por lo cuál se convirtió en una embajadora o mensajera del Valhalla a los demás panteones.

- Nosotras hemos estado muy bien, hoy decidimos venir a descansar de nuestras labores - Respondió Hlökk.

Hlokk y Sigrune se habían quedado con la tarea de guíar a las almas que llegaban al Valhalla para que tomasen el respectivo camino que les correspondía en aquel enorme lugar. Y con esta tarea recibieron la ayuda de Jack y Leónidas, por qué solas se habrían vuelto locas con una tarea tan pesada.

Era una gran ironía que un guerrero espartano y un asesino inglés fuesen buenos con trabajo de oficina.

- Muchas almas llegan al Valhalla, así que no hay aburrimiento - Compartió Jack.

- Ciertamente es algo agotador, pero hemos sabido sobrellevarlo - Agregó Hlökk sirviendose su tercera taza de té.

- Y enserio les agradezco eso - Dijo Brunhilde con sinceridad.

Hlökk le regaló una sonrisa amable y Jack simplemente asintió con la cabeza en un gesto cortés. Luego de esto, el silencio volvió a reinar en el pacífico jardín.

Ese sentimiento de amor y comodidad volvió a Brunhilde, haciendo que esbozara una hermosa sonrisa de felicidad. Amaba su nueva vida y ella también haría cualquier cosa por protegerla.

Pasaron aproximadamente dos horas, Brunhilde, sus hermanas y los humanos estaban todos reunidos, formando un círculos mientras hablaban animadamente entre ellos. Las Valkyrias realmente tenían mucho tiempo sin hacer este tipo de reuniones, a pesar de haber vivo juntas durante siglos y milenios enteros.
La última reunión, había sido cuándo Thor contrajo matrimonio, las Valkyrias la pasaron particularmente bien cuándo Loki les dió Hidromiel a todas en secreto.

La nostalgia asalto a las Valkyrias, pero no iban a permitir que los recuerdos del pasado dañaran el presente, puesto que no valía la pena amargar una divertida quedada entre humanos y Valkyrias. Brunhilde lo sabía, ella ya no podía vivir en el pasado, por más que extrañase a sus amadas hermanas.

Sasaki había contado un chiste realmente malo, tanto, que todos explotaron de la risa por tan mal chiste contado por el Inigualable Bajo los Cielos; ofendido, el samurai se enfurruñó. Pero a mitad del ataque de risa, Brunhilde se detuvo en seco cuándo divisó algo a la lejanía, oculto tras un árbol, algo que atrajo su atención de manera inmediata.
Unos ojos rojizos la miraban, una visión afilada y completamente desconocida para ella.

Su piel se erizó, y un nudo apareció en su garganta cuándo vió aquellos orbes color rubí. Un súbito ataque de miedo y terror la invadieron, tanto, que unas gotas de sudor corrieron por su cuello. No entendía por qué, ni qué estaba viendo, pero una cosa era segura; esa criatura emanaba un aura completamente demoníaca.
Se puso de pie de un salto, ganándose todas las miradas de sus contrarios, llenos de confusión y sorpresa por la agresividad de su salto.

— ¿Hermana? — Dijeron las cinco hermanas Valkyrias a la vez.

— ¿Ocurre algo? — Preguntó el rey Leónidas llevando una mano a su cinto, dónde colgaba una espada.

Brunhilde contuvo el aliento al ver que la figura se desplazó rápidamente fuera de la vista de la Valkyria.
Alzó sus manos y sacó su teléfono de su bolsillo, rápidamente se lo pegó de la oreja y comenzó a hablar como una loca.

¿Holaa, cómo estás? ¡Me alegra mucho, tiempo sin saber de tí! — Y completamente ida, comenzó a caminar rápidamente en dirección al lugar donde aquella figura estaba parada.

Desconcertada, Gëir miró a su hermana alejarse rápidamente, sin entender realmente que acababa de ocurrir. Leónidas notó esto en Gëir y miró a Brunhilde que se alejaba cada vez más.

— ¿Pasa algo, Gëir? — Indagó, pues no entendía la actitud de Brunhilde.

— Eso fue... extraño.— Convino Gëir, como si leyese los pensamientos de Leónidas.

Hlökk dejo su taza de te a un lado y miró a su hermana menor.— Tal vez se trate de...ya sabes quién.— Cuchicheó ella.

Gëir no quiso pensar más en eso, pero lo dicho; Brunhilde estaba muy extraña.

Brunhilde llegó hasta el árbol donde había visto a esa cosa, pero no había nada. Únicamente pudo divisar un camino de pasto creado por grandes pisadas, como si un animal hubiese caminado por ahí hace poco tiempo. Con sus ojos, siguió la pista hasta la bajada de una colina, no tan grande, pero si lo suficiente y dicha bajada daba hacía un enorme rio cuyas cataratas desembocaban fuera del Valhalla.

¿Que era eso que había visto? No tenía ni idea, jamás había visto algo similar y ni siquiera la presencia del mismísimo Satanás podía compararse con esa aura de demonio que poseía. ¿Por qué nadie se percató de ello? Tampoco tenía idea, sabía que los Einhenjers tenían la habilidad de sentir el peligro, pero nadie más que ella lo había visto.

¿A dónde pudo haber ido? Aquellos jardines estaban dentro del Valhalla, por lo cuál, esa bestia debía conocer la entrada al Valhalla y la salida de él. Pero todo era tan raro, que ella no entendía ¿Acaso esa bestia había vivido en el Valhalla todo este tiempo? ¿Cómo pudo atravesar la barrera protectora? ¿Quién era? ¿Que era?

Y nuevamente la vio, a la lejanía, un par de ojos yacían ocultos entre las aguas del río. Fuera lo que fuera esa cosa, mantenía los ojos fuera del agua como un cocodrilo y miraba fijamente a Brunhilde, luego se sumergió en las profundidades y desapareció completamente.
Desconcertada, la Valkyria trataba de articular palabras, pero únicamente podía balbucear cosas que ni ella misma entendía.

— ¿Hermana, Hermana? — Era la voz de Gëir, sonaba cerca, como si la estuviese buscando por los alrededores cercanos.— ¿Hilde, estás aquí? —.

La mayor solo pudo recargarse de un árbol, presa de un leve aturdimiento que casi la tumba al suelo. Todo pasaba muy rápido, y sin duda la dejaba bastante sacada.
Pero pudo reponerse a tiempo, y justo cuando Gëir llegó hasta ella, estaba de nuevo en sus treces.

— Gëir, lo siento mucho pero...— La menor la interrumpió.

— ¿Que ocurre, hermana? — Demandó ella, autoritaria y firme. Brunhilde se sintió sorprendida.

— Tuve que contestar una llamada, pero justo cuando acabé, me dió un ligero mareo y me detuve para recuperarme.— Dijo sin titubeos ni dudas, al fin y al cabo, no estaba mintiendo del todo.

Pero Gëir no estaba del todo convencida, pero poco pudo rechistar, ya que sus hermanas las llamaron a ambas. La mayor agradeció esto y con paso resuelto, salió al encuentro con sus demás hermanas y Gëir fue tras de ella sin decir nada más.
Pero el malestar aún continuaba en Brunhilde, quién no quería decir nada al respecto de lo que había visto.

Incluso, llegó a creer que todo había sido una alucinación, pero ni ella misma se lo creía del todo.

Algo andaba realmente mal.

...

Poco se oía en aquella habitación; la melodía suave y agonizante de un órgano resonaba con eco en aquel amplio laboratorio lleno de pantallas, cápsulas y máquinas.
El azabache se deleitaba con la melodía, mientras tomaba apuntes en su diario, un librito viejo y gastado lleno de apuntes desorganizados y sucios.

Mil años habían pasado, y Belcebú ya se había acostumbrado a las prótesis robóticas que tenía en su cuerpo (las cuales eran numerosas) y debía reconocer que estás facilitaban su trabajo. Pero actualmente estaba estancado en un proyecto especial, ambicioso y que sin duda cambiaría el curso de la historia para toda la eternidad.
Dejo salir un suspiro y puso su bolígrafo en la mesa de vidrio sobre la cuál estaba apoyado, solo bastó un movimiento rápido de su mano para que sus sospechas se aseguraran.

Una onda vibratoria de aire cortó la calma del lugar y fue suficiente para destruir al monstruo por la mitad, llenando el suelo de sangre y tripas moradas que se esparcieron por todos lados. Otro que moría de un golpe, predecible.

¡Vaya, que delicioso espectáculo! — Esa voz...esa molesta voz. La odiaba.

Gruñó y volteó su vista al monstruo que yacía muerto y destripado en el piso de cerámica brillante. Era grande y delgado, de físico larguirucho y sin aparentemente nada de poder físico. Decepcionado, observó el cadáver y le dedicó una mirada de desprecio total.

Sujetó de prueba número 3.456...muerto de un golpe.— Escupió finalmente — Ninguno es capaz de durar más de dos segundos, ninguno tiene el suficiente poder.

— Divertido, muy divertido...— Sonó una voz dulce y melosa, casi seductora a los oídos de Belcebú.

Dicha voz solo podía venir de una persona, y aunque su voz era realmente bonita, Belcebú la odiaba muchísimo. El dios de las moscas no dejo de anotar en su libreta gastada, ignorando completamente las palabras del dueño de dicha voz acaramelada.

— "Bubuu"~ ¿Me estás ignorando? — Nuevamente esa voz, era una molestia.

— Si vuelves a llamarme así, te juro que...— Amenazó con poderío, pero el joven le interrumpió en seco.

— ¿Vas a destruirme? suena delicioso.— Dijo la voz desde sus espaldas, esto tomó desprevenido al Dios de las moscas.

Era bajo, mucho más que Belcebú y su piel era oscura, como una barra de chocolate y su cuerpo era delgado, dotado con músculos marcados pero una curvas muy femeninas, a tal punto que sería antinatural en un hombre.
Sus ojos violetas miraban a Belcebú con lascivia y su cabello oscuro estaba peinado hacía atrás. Vestía con una delgada y fina túnica blanca que poco dejaba a la imaginación, y estaba lleno de brazaletes doradas que cubrían su cuello, sus brazos y muñecas.

Belcebú lo miro fijamente y con una mueca de fastidio, le dedicó una mirada fija y penetrante.— ¿Que quieres aquí, Jacinto? — Demandó saber.

— En realidad, no es el único que ha venido...— Otra voz apareció de la nada.

De entre las sombras, Hermes apareció caminando con tranquilidad y junto a él, venía otro Dios muy conocido por todos. Era un sujeto alto y de piel oscura, vestido en elegantes ropas egipcias, como si se hubiese preparado para un evento realmente formal o un acontecimiento importante para los cielos.
Su cabeza era peculiar, pues su cabeza era la de un pájaro muy exótico llamado "Ibis" y su plumaje era verdoso, azulado y con leves destellos blanquecinos.

Se trata de Thot, Dios de la sabiduría y las artes.

— Buenas noches, Lord Belcebú; ganador del Ragnarök y amo y señor de las tinieblas.— Thot solía ser así, hablaba con muchos preámbulos.

— Jacinto, Hermes, Thot...espero que tengan una buena razón para haber venido a mis tierras los tres.— Belcebú no se veía nada cómodo con tanta gente, menos con Thot, quién desprendía una estela blanquecina como si la luna estuviese parada ahí en su salón.

Hermes extendió un pergamino, Thot hizo mismo y esto dejó perfectamente en claro lo que estaba ocurriendo. Hermes había asistido por órdenes de Apollo.

— Ya sabes por qué hemos venido, la pregunta es realmente estúpida.— Saltó Jacinto.

— Lord Apollo ha esperado demasiado, tu trabajo está tardando más de que se tenía previsto.— Dijo Hermes con más calma y claridad.

Lord Anubis también se encuentra impaciente, en nacimiento de la bestia ha demorado demasiado.— Señaló Thot y Belcebú tragó saliva.

El Dios azabache miró a todos los presentes en su laboratorio y tomó asiento en su silla de trabajo mientras apoyaba sus manos sobre sus rodillas en posición de pensador.

— Deben de saber que esté trabajo es complicado, no por nada estamos hablando de traer a la vida a una abominación como esa.— Trato de su justificar su demora y francamente no se equivocaba.

— Aún así, agradecemos mucho el usted nos dejara ver los avances de tu trabajo; si no te importa en realidad.— Insistió Hermes, Thot asintió y Jacinto le lanzó un beso al aire.

Belcebú se lo pensó dos veces, realmente inseguro de darles a conocer los horrores de su trabajo. Pero viendo que todos venían en representación de los Dioses que le dejaron encargado de dicho trabajo, realmente no podía negarse a dejarles ver los avances de su trabajo tan arduo.
Echó la cabeza hacia atrás y suspiró.

— Vengan conmigo.—

SNVLOR.

¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!

Lamento mucho la demora, tuve serios problemas con mi teléfono celular (que es el lugar en el que escribo) pero afortunadamente ya he solucionado ese percance.
Viendo que está historia se en reinicio, seguramente notarán muchos cambios y no es para menos, pero les garantizo que todo irá mejorando más y más.

No me he olvidado de esta historia, y no me detendré hasta acabarla.

¿Quien es esa misteriosa bestia? ¿Grecia y Egipto planean algo? ¿Jacinto la nueva waifu del fandom? ¿Me bañaré algún día? Descubranlo en el siguiente capítulo de Shuumatsu no Valkyrie: Legends Of Ragnarök.

Sin mucho más que decir, nos vemos pronto mis amados Einhenjers:)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro