Estás comiendo soba de nuevo, sorbes sonoramente. Pareces un niño disfrutando el dulce más empalagoso, pero no, solo es tú comida preferida.

Sonrió enternecida y sigo tomando de mi té por la pajilla que pasa a través de la boca de la calabaza.

─¿No comerás nada de nuevo? ─Me pregunta preocupada Yaoyorozu.

─No. ─Contestó y sigo observandote a tres mesas de la nuestra

--Te enfermaras. --Tokoyami pone su filosa mirada en mí, le molesta que haga esto.

─Descuida, no lo haré.

─Podemos soportarlo, solo quítate esa cosa de la cabeza. --Insiste la pelinegra—. No es nada del otro mundo.

─No lo harán... Y no es "cosa", se llama Pycrot.  ─¿Por qué no lo llaman por su nombre?

─Déjenla, así se siente cómoda ─Interviene Shoji y puedo notar como su mano está apoyada en su mentón mientras me ve fijamente.

─Dis-disculpa. ─La voz de Koda me llama y volteó a verlo sentado al lado de Tokoyami ─. Creo que esto si puedes comer. —Me extiende tímido una servilleta con cacahuates y arándanos secos—. ¿Quieres?

Se que no me ve sonreír, pero aún así lo hago en modo de agradecimiento mientras asiento con la cabeza y lo tomó.

  ─Gracias.

El silencio que se queda en la mesa me hace volver a fijar mi mirada en ti.

Me estabas viendo y tus ojos lograron chocar con los míos a través de los triángulos que los representan. Desvías tu mirada hacia ella y continúan platicando y comiendo con total normalidad, como debe ser.

     ❝Dichosa la chica que puede
     brindarte una bella sonrisa con
     libertad. Dichosa la chica que
     puede compartir una comida
     normal contigo.❞
   

La fruta deshidratada sabe bien, los cacahuates naturales le agradan a Pycrot, tanto así que antes de que los logré llevar a mi boca, él lo comienza a comer.

En serio quería esos cacahuates, así como en serio quería que tus ojos me volvieran a buscar, pero eso no paso.

Gracias por leer!