Existen dos tipos de personas en éste mundo:

1- Las buenas.

Y.

2- Las malas.

Tristemente, existen más malas que buenas y a eso vamos a parar.

En el mundo hay casi ocho mil millones de personas, de esas ocho hay un pequeño niño que es bueno.

Un pequeño niño, que es inocente de toda la maldad y malicia que puede llegar a existir.

El niño es muy hiperactivo, escandaloso, dramático y hasta podría decirse que es todo un personaje porque por su muy tierna personalidad, parece sacado de caricatura.

Éste niño es de cabello negro, ojitos pequeños y rasgados que cuando sonríe se vuelven dos tiernas y hermosas rayitas, su naricita es pequeña al igual que su boquita, no es muy alto pero para su edad está bien.

El niño es muy inocente, casi al grado de tener que ser protegido por todos porque es prácticamente un ángel por lo puro que es.

Pero para desgracia de muchos, siempre debe haber un factor que elimine esa inocencia tan pristina que poseen los niños, una inocencia que causa ternura extrema en casi todo el mundo.

El pequeño niño tiene ocho añitos, los cumplió hace una semana.
Así que si le preguntan su edad, él mostrará sus dos manitas con cinco deditos en una y tres deditos en la otra, y soltará un muy tierno ¡Ocho! de su boquita.

Y tiene dudas, no se hagan. El pobre pequeño sabe que tendrá problemas cuando ya se le hayan acabado todos los deditos de sus pequeñas manitas para cuando crezca, no crean, él sabe que habrán prioridades.

Además de todo eso, él pequeño niño tiene una gran familia. Muchos tíos, tías, primitos y primitas, cuatro abuelos muy amorosos (dos coreanos que son los paternos y dos criollos que son los maternos), unos papis súper cariñosos, una mami que lo ama y un papi que lo conciente en todo.

Muy lindo, ¿verdad? Triste que por cada cosa buena, venga una mala.

El niño tiene un tío.

Un tío que nunca había visto, un tío del que su linda familia no habla, un tío que nunca había estado presente, pero hoy sí.

Que coincidencia tan grande, ¿Verdad?

Ese señor no daba mala espina a primera vista, claro que no.
Era alto, con cabello negro muy oscuro como su papi, con una gran sonrisa que te embobada, unos ojos pequeños como todos los hombres de la familia.

Era un hombre Lee en toda regla.

Pero había algo que no cuadraba y eso era que el hombre nunca había sido nombrado delante del pequeño, y no solo él estaba algo extrañado sino que todos los niños que seguían en su casa por vacaciones familiares tambien estaban extrañados y se podría decir que hasta asustados debido a su presencia.

Cada que el pequeño estaba solo, el hombre se le quedó mirando, y se supone que los tíos te dan miradas de cariño y para que mentir, también miradas de fastidio si andas muy hiperactivo como lo era el niño.

Pero no, la mirada de éste hombre denotaba otra cosa... Algo que no debía tener, pensar o sentir por un niño que solo tenía sus ocho añitos recién cumplidos.

Pero el hombre si tenía, pensaba y sentía eso por el hijo de su hermano mayor, su pequeño y único sobrino.

Y allí comenzó el maquiavélico y retorcido plan de aquel hombre.

Triste y terriblemente, su plan fue llevado a cabo y horriblemente fue culminado.

Pero siempre hay una luz al final del túnel, ¿Verdad que sí?

Esa luz fue una tía (la hermana menor de su mami) que el pequeño niño tenía y que por razones que nunca compartió con nadie, se quedó en esa casa incluso luego de que ya habían terminado las vacaciones.

Le ofreció a su hermana trabajar con ella, cuidar de su querido sobrinito y además, cuidarlo cuando sus papis no estaban en la casa y el pequeño se quedaba solo con su tío; que por cierto habían sido muchas veces, más de las necesarias y más de las que cualquier no malpensara.

Había demasiada devoción en ambos tíos que les parecía rara a sus hermanos mayores, primero pensado que eran celos por parte de su tía favorita (según el niño) porque él pasaba demasiado tiempo con aquel tío que no conocía y que el otro se enfrascaba demasiado en pasar tiempo con su sobrino con el pretexto de "conocerse mejor y pasar tiempo de calidad tío/sobrino".

A aquella muchacha no le gustaba y no sabía la razón, hasta que un día la encontró y por poco pensó que podría desmayarse del dolor, la impotencia y la indignación que sentía por dentro.

Pasa que un día, después de haber buscado al niño de la escuela y ayudarlo a bañarse ya que venía hecho un completo desastre, un tierno desastre porque el menor venía repleto de plastilina y pinturas porque se quiso volver Picasso durante su clase de arte.

Su tía como su niñera oficial decidió bañarlo y lavar su pequeño uniforme para que su mami no se llevara ese chasco al llegar del trabajo, obvio que pegó la obra de arte del niño en la puerta del congelador para que sus papis lo vieran, obvio que sí.

Todo iba bien hasta que ella notó moretones (casi invisibles pero teniendo buen ojo se podían notar, y más si los veías de cerca) en la delicada piel del niño, pensó que eran por un golpe de la escuela y ya se lo iba a preguntar al pequeño pero él respondió por si mismo.

Pero no de manera verbal, literal el pequeño se puso pálido como una hoja de papel y a temblar como bolsa al viento.

¿Razón?

Escuchó a su tío llegar a la casa.

Si le preguntaban al menor, a él no le gustaban los juegos de su tío, su caricias no parecían amorosas, su manera de abrazarlo y de darle besitos no era la misma que sus tíos.

Y para qué hablar de cómo ese hombre lo tocaba; al pequeño niño no le gustaba nada, habían momentos donde hasta dolía, y tenía miedo de que su papi le hiciera lo mismo, o sus otros tíos, o sus abuelos.

El pequeño había desarrollado un trauma debido a todo lo que ese hombre le había hecho, y lo reflejaba en el contacto con los hombres.

Por eso se dejaba hacer por su tía o su mami quienes eran las que lo bañaban y vestían, pero el error o milagro fue que alguien lo notó.

Y fue esa tía.

Y sería mentira decir que no hubo problemas luego de eso, sería una gran mentira pero para no alargarlo o hacer la situación más larga para el pequeño, su tía le hizo una pregunta.

Una pregunta que marcaría la vida de muchos en la familia, en su relación con las personas y en su cercanía con aquella angelical tía que el pequeño tenía.

–Minho, bebé... –la chama llamó al pequeño el cual volteó de inmediato, ella notó ese miedo en los ojitos de su sobrino, un miedo por el que ella ya había pasado y no deseaba por nada en el mundo a su pequeño–. ¿A tí te gusta tu tío, te gusta pasar tiempo con él?

Y con las misma que la chama soltó esas palabras, el pequeño se quebró en un llanto desgarrador que rompía el alma en millones de trozos.

Era un llanto con miedo, el peor de todos.

Y más si venía por parte de un niño tan pequeño.

Eso rompió el corazón de su tía, y también le dió el coraje necesario para llamar a su hermana y cuñado diciéndoles que era una emergencia y que debían llegar con rapidez, también llamó a su novio en caso de ella no poder ser lo suficientemente fuerte para enfrentar a aquel hombre.

En menos de diez minutos el novio llegó luego de veinte más llegaron los padres del pequeño que al ver que su hijo estaba llorando (desde que su tía le había hablado no había parado de llorar, de llorar lo que por tres meses enteros no había llorado, háblenme de la fuerza de éste pequeño) corrió a consolarlo, solo haciéndolo llorar más.

Mientras que aquella tía le explicaba a su cuñado lo que ella sospechaba (ya su novio lo sabía y lo que había hecho fue ir a ver si podía encontraría algo para confirmar lo que su preocupada novia le había dicho, no descansaría si éso era cierto y lo fue).

El padre del pequeño no cabía en su sorpresa, primero pensó en ir a golpear a su hermano menor y sacarle la verdad pero lo detuvieron dos cosas, o más bien dos personas:

Primero su cuñada lo paró y le dijo que no lo hiciera aún, necesitaba pruebas.

Segundo, el novio de la nombrada venía desde aquel cuarto donde el hombre en cuestión se estaba quedando.

Venía pálido, incluso más de lo que ya era; traía una caja de zapatos en la mano, en su mirada se podían leer muchas cosas pero sobretodo: impotencia.

–Hyojong, ¿Qué traes ahí? –Preguntó la chama al ver la cara de su novio, ella ya lo sabía pero necesitaba palabras, necesitaba hechos, no pensamientos o conspiraciones–. ¿Qué encontraste? Dinos.

El chamo solo miro a los ojos a su novia y con un solo parpadeo lo captó.

–Hyuna, ve con tu hermana y habla con ella, yo debo hacer otra cosa, ¿Sí? –Él sólo miró a su novia, su cara no tenía expresión y eso no le gustaba, sabía lo que su novio era capaz, y más por su sobrino al que conoce desde antes de nacer, cuando aún su mamá estaba de meses–. Por favor, Nana.

La rubia solo asintió y se fue de allí, ambos hombres se quedaron mirando hasta que el menor habla.

–Donghae, vení conmigo que tengo que mostrarte algo –La manera en la que habló dejo frío al mayor, el miedo que había aplacado, había vuelto y peor–. Y siendo vos, me traigo algo fuerte y no hablo de tomar precisamente, ¿Sii me entendéis?

Ambos se fueron a la habitación de Hyuna, donde ella tenía una computadora (era de mesa pero era de las nuevas, una que podía leer CD's), Dawn la encendió y miró al hombre mayor delante de él.

–Si me mirás así hacés que las ganas de irlo a matar crezcan, lo sabés, ¿Verdad? –Fue lo único que salió de la boca del papá del pequeño niño.

–Créeme, Hae; lo que tú sientes yo también lo siento –El menor suspiró y puso uno de los CD's dentro del equipo, uno que decía "Fotos"–. El tiempo que llevo con Nana es el mismo que la edad de Minho, siento que ese niño es mi hijo, de verdad, y agradezco que haya sido yo el que encontró ésta caja y no vos, sino no sé que hubiera pasado.

–¿Cómo hiciste para que no te viera?

–Se está bañando, se cree Michael Jackson dentro del baño, no creo que me haya escuchado o visto de todas formas, ¿No creés?

El menor comenzó a mover cosas en la computadora buscando algo, y vaya que encontró algo.

Algo que en su vida podrá olvidar, algo que lo hizo pensar que asesinar a alguien siendo tan joven no le haría mal a nadie.

–Donghae...

Fue lo poco que pudo decir, no podía hablar, si acaso respirar pero debía hacer aquel esfuerzo por su pequeño sobrino tan querido.

El mayor se acercó y vio lo que el menor, el oxígeno que se supone que los humanos usamos para vivir salió por completo de sus pulmones y juro, puedo jurar que si lo cortaban no iba a sangrar, eso lo puedo asegurar.

–Hae, yo-...

–No.

El tono con el que el mayor solto ese monosílabo lo dijo todo.

–Dime que ya salió, Hyojong.

–Hace rato escuché la puerta, ¿Por qué?

–Llévate a Hyuna, a Sully y a Minho de aquí, por favor...

–Pero Dong-...

–Hyojong, hermano, por favor.

A Jong solo le quedó suspirar y hacer lo mandado, sabía de lo que DongHae era capaz y eso era lo que le daba miedo.

Estaría de más contar que pasó, además de que Lee Donghae nunca dijo lo le hizo a aquel hombre que no podía llamar hermano nunca más, solo se sabe que luego de que su cuñado se hubiera ido con su novia, su esposa y su hijo en esa casa no se escuchó nada más de un grito desgarrador y palabras cargadas de acidez, odio y rencor por ambos hombres.

Hasta que el silencio reinó de nuevo en la casa, solo se podía escuchar un imperceptible jadeo cansado por parte del hombre mayor, luego de unos minutos solo se vió como el mismo hombre cargaba a otro con golpes en su cara y camiseta ensangrentada hacia la camioneta que el mayor poseía, además de volver a buscar la caja que anteriormente su cuñado había encontrado.

Después de ese día no volvieron a ver a aquél horrible hombre, los Lee sacaron de la familia a aquél ser tan despreciable y lo dejaron a su suerte en los tribunales, nadie quiso hacer del abogado del diablo con aquél hombre además de que ya tenía un muy pero muy largo historial en diferentes lugares del país, haciendo con otros niños lo mismo que había hecho con su sobrino.

No había sido la primera vez pero si la última debido a que con tantas denuncias, tantos reportes, tantos arrestos, el hombre ya tenía la carpeta llena por así decirlo.

Le dieron cadena perpetua y lo dejaron a la suerte en una de las peores cárceles de todo el país:

Sabaneta, Maracaibo.

Ya luego de todo, los Lee se mudaron de estado no queriendo seguir pisando el mismo suelo que aquél hombre, se mudaron a Aragua, a la Colonia Tovar para ser más específicos.

Lejos suficiente.

Los meses circundantes a aquél día rondaron al pequeño Minho como una pesadilla en despierto.

No quería estar cerca de nadie, no hablaba con nadie, bueno, solo con una persona hablaba y esa era su tía Hyuna, esa hermosa muchacha que lo salvó de tan cruel hombre.

Porque sí, aún teniendo su trabajo, su vida, sus amigos, su familia ella decidió irse con su hermana y cuñado porque siempre su prioridad fue su sobrino quien quería como a su propio hijo; y no crean, su novio también vino en ese paquete, a donde iba Hyuna, iba Hyojong.

Pasó algo más de medio año, ya estaban bien instalados lo Lee, decidieron que era bueno llevar al pequeño Minho a terapia, todos debían ir, la necesitaban y en demasía.

Luego de varias sesiones, la psicóloga le habló a los padres de Minho y llegaron a la conclusión de que el niño necesitaba distraerse con algo, un curso, algo, lo que fuera.

Su tío Dawn les dió la idea de ponerlo en la academia de baile donde trabajaba él con Hyuna, todos en la familia eran muy bailadores según los viejos así que no perdían nada intentando.

Y vaya que resulto bien, muy bien, demasiado en realidad.

El pequeño pelinegro parecía haber sido hecho para la danza y aunque era pequeño, tenía estilo y con eso fue suficiente para que nunca lo dejara y sus padres pudieran respirar en paz.

Los años pasaron y Minho ya tenía 13 años cuando su academia lo llevó de viaje de competencias a otro estado del país, Mérida.

Allí conoció a muchas personas, con unas se llevó bien.

Pero con otras no tanto...

Pero quien más le llamó la atención fue un niño gocho que vivía ahí, un niño como él con quien hizo clic en menos de un minuto.

Se llevaron demasiados bien, se volvieron amigos de una, eran demasiado lindos juntos, tanto así que sus amigos de la academia les hacían bromas entre ellos.

Fue una amistad que barrió todo, distancia, tiempo, todo.

Porque incluso después de haberse vuelto a mudar, ambos niños se volvieron a encontrar.

Y desde que Minho había conocido a Chan, desde ahí sabía que ya no iba estar solo.

Desde ahí supo que por fin lo iba a poder hacer bien, que ya no habrían más lágrimas en su vida, porque ya no estaba solo.

Porque ya había crecido.

Para las que querían saber que pasó con el bebé conejito, aquí está.

No saben el cansancio mental que me generó escribir esto, y también lo que lloré escribiéndolo, de verdad que me dolió demasiado hacerle daño a Hoho.

Yo sé que tenía que hacerlo algún día pero igual duele, Dios.

¿Qué les parecieron los papis de MinHo?

¿Sus tíos?

Tenía tiempo queriéndo poner esas parejas UwU

Además, de rendirle homenaje a mi reina siendo la mami de mi bebé.

Gracias por tanto, Choi JinRi, perdón por tan poco.

Aquí está éste adelanto.

Y lo siento pero no publicaré el viernes, no puedo, mi cerebro casi hace cortocircuito con esto, además de que me cansé y no por lo largo, sino porque literal saqué de mi sistema cosas que pensé ya haber sepultado hace tiempo.

By the way, la tía de Minho soy yo pero sin un Dawn.

Otra cosa, sé que puede ser trillado y toda la cosa pero éste capítulo tiene un mensaje, y es que además de decir que no confíes en extraños o personas a quienes tus padres dicen que es de "confianza" es también saber que puedes llegar a tener un ángel de la guarda como Hyuna, una tía, una primx, un amix que te ayude si estás pasando un mal momento. O en ciertos casos, contárselo a alguien a quien no conoces porque si no lo saben, esa es una de las mejores terapias que hay; desahogarse con alguien y no solo con la almohada.

Éste capítulo tiene mucho significado para mi así que espero que les haya gustado.

Por cierto, si querían saber que le pasó al tipo que le hizo daño a Minho tengan en cuenta que en las cárceles de aquí tratan a los reos dependiendo de cuál sea su condena o la condición por estar ahí, les dejo a su imaginación los posibles escenarios.

Ahora sí, chao.
Hye🕸️