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Scary Love (Final)

Advertencias: Ninguna. Lean la nota del final.

Tu amor me está asustando
nunca nadie se había preocupado
por mí tanto como tú lo haces
Te necesito aquí.
-Scary love, TNBH.

~•~

Izumi apenas podía distinguir que estaba despierta por los rayos del sol, llevaba quizá toda la madrugada divagando entre sus pensamientos mientras se movía en la camilla sumamente incómoda. La agencia los encontró después de que ella se comunicara con ellos, enviaron una patrulla para recogerlos y en el caso de Dazai, llevarlo al hospital urgentemente.

—¿Puedes caminar, Izumi-san? —la voz de Ranpo la hizo dejar de ver los utensilios metálicos de su costado—. El abogado ha estado huyendo y estaba desesperado por verte, pero si quieres descansar le diré que se vaya.

Ni era necesario ser un genio para saber sus intenciones con aquellas palabras, la estaba obligando a salir de la camilla con dignidad—. Iré en diez minutos, gracias.

—De acuerdo. Hicimos que Atsushi-kun te buscara ropa para la ocasión, no todos los días escuchas un testamento —el de boina dió la vuelta y cerró después de salir dejando a la muchacha en una especie de trance. Era tan surrealista lo que pasó la noche anterior que seguía con la esperanza de comprender como llegó a eso.

Quince minutos después la castaña salió vestida con un pantalón negro y una camisa blanca, ya que no tenía zapatos usó un par de pantuflas que supuso le daban a los "pacientes". Apretó los puños exhalando todo el aire de sus pulmones permitiéndose atravesar lo que le era extraño, e incómodo.

Un hombre de edad avanzada sujetaba su maletín con propiedad, al momento de verla entrar a la pequeña sala de estar se levantó para saludarla—. Le doy mis sinceras condolencias, también fue impactante escuchar de la muerte de Kuta. Espero que siga siendo una joven saludable.

—Perdón pero no lo conozco —dijo confundida.

—Claro que no debe recordarme, su padre me invitó a su fiesta de cumpleaños número cuatro, también estuve en la fiesta de su madre hace cinco años —aclaró con serenidad—. Espero que estos últimos meses no hayan sido tan duros para usted como lo fueron para mí.

La castaña se acomodó frente a él tomando asiento—. ¿Dónde estuvo?.

—Dadas las circunstancias del retiro de su padre, me recomendó huir del país y mantener un perfil bajo...era casi como si supiera que me pasaría si me quedaba —respondió su pregunta con el mismo ritmo que antes, era tan adulto justo como su padre—. ¿Le parece bien que pasemos a la lectura del testamento?.

Asintió tratando de ignorar el ardor provocado por sus uñas lastimando sus palmas—. ¿Usted sabía en qué trabajaba? —musitó Izumi.

—Si, me lo dijo meses antes de su muerte —su tono por primera vez pareció ceder ante la situación—. Cómo primer punto discutimos de forma extraoficial las condiciones para que usted escuchará su testamento, la número uno era estar por voluntad propia, y la segunda era que cuando yo le transmita un mensaje especial, usted debe estar totalmente sola.

Izumi arqueó las cejas curiosa, sin querer hacer más preguntas suspiró—. Claro, no tengo problema.

—De acuerdo, damos inicio a la lectura de testamento. La casa de Tokio fue vendida hace casi un año, así que esa cifra será transferida a su cuenta con el valor total de la propiedad, los seguros de ambos progenitores fueron unidos en uno solo al que tendrá acceso cuando active su tarjeta, y demás propiedades familiares como la patente del método de exploración cefalocraneal Tenda es suyo y recibirá una pequeña cantidad de regalías al año por ella—terminó antes de lo esperado, aunque claro que para la más joven era mucho dinero, además que no sabía sobre el último punto.

Ahora que lo recordaba su padre no solo era una buena figura paterna, también era el neurocirujano más hábil de su región. La de ojos ámbar suavizó la fuerza de su puño menos nerviosa que antes, de alguna manera ese hombre le transmitía tranquilidad.

—Sobre la segunda parte del testamento, será mejor que deje esto y salga para darle su espacio —estiró un celular sin contraseña que al deslizar el menú llevaba a una nota de voz. El mayor salió de la sala recargando su cuerpo en la pared rezando por no haber sido tan frío con su nuevo cliente.

Izumi apretó el botón de reproducción con el corazón en la garganta, cuando comenzó a sonar de fondo un piano supo que era su madre quien tocaba. "Izumi, si escuchas esto es porque estoy muerto, bueno, estamos muertos" la elocuencia de sus palabras era el último clavo en el ataúd para que la más joven sintiera las espesas lágrimas bajar hasta su barbilla. "Siempre quise protegerte del mundo, al igual que tu madre, pero el mundo es un lugar voraz, un extenso campo de lamentos dónde también puedes encontrar amor. Hasta que te conocí fuí capaz de comprender lo mucho que amaba mi vida.

Queremos que tengas una vida audaz, que seas tan osada como desees y que seas capaz de vivir en un mundo tan voraz. Te amamos ".

—No puedo hacerlo sola, tengo miedo —sollozó tan alto que incluso desde fuera era audible—. Los extraño tanto.

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—¿Te irás? ¿A dónde? —preguntó Naomi con cierta preocupación. Izumi les dió la noticia minutos atrás a prácticamente toda la agencia, incluído Dazai, quien apenas regresaba de su recuperación.

—A casa, y volveré a la universidad —dijo la castaña con melancolía—. Estaré bien, y siendo sincera me gustaría visitarlos algún día.

El de vendas no hizo ningún gesto, se limitó a quedarse quieto en su lugar hasta que otros compañeros comenzaron a opinar. Atsushi sonrió—. Es bueno que quieras seguir con tus estudios, seguramente serás la mejor…

—Es poco probable, pero buena suerte —añadió Ranpo ganándose una mala mirada de todos—. Kunikida-kun podría ayudarte, sabemos que es un buen tutor.

Sigma sintió una extraña tensión—. ¿Cuándo te vas?.

—Mi vuelo sale mañana a primera hora, compré el boleto anoche —siendo curiosa se centró en Dazai, sus miradas se encontraron y hasta ese momento pareció que necesitaba decir algo, pero nunca lo dijo. Izumi apretó sus puños y se puso de pie—. Muchas gracias por todo.

Una vez entró a la oficina de Fukuzawa se despidió del mayor prometiendo desocupar el apartamento que la agencia le brindó meses atrás.

¿Qué era el amor? Ciertamente Dazai no lo sabía con claridad, lo sintió antes y de manera efímera, pero jamás fue igual, no era tan fraternal. Era demasiado joven para todo lo que vivió.

Su mayor problema era saber que no era digno para ser amado, para ser feliz, ni siquiera era digno de ser llamado humano. Nunca ambiciono amor, ni nada en particular, Dazai existía porque hasta ese momento no había deseado realmente desaparecer.

El regreso a casa logró por fin ponerlo incómodo, algo que deseaba se le estaba yendo entre los dedos y no quería retenerla. Durante la noche al igual que otras tantas no durmió, solo pensaba, divagaba entre los rincones más oscuros de sus recuerdos.

Se acomodó en su futón quedando completamente sentado para alcanzar su teléfono antiguo y marcó un número al azar, sonó varías veces hasta que al saber que no respondería, intentó con otro, y tuvo éxito—. Amada flor de loto…

—Son las cinco de la mañana, espero que sea importante, ¿Qué pasa? —su voz era un poco ronca y débil.

—Solo quería escuchar una voz, la que fuera estaba bien —suspiró al escuchar que la menor hizo un ruido de inconformidad—. En realidad quería preguntarte algo…¿Qué es el amor?.

—¿De verdad?, es imposible que me preguntes eso —estaba seguro que eso la hizo salir de la cama delicadamente, Dazai podía escuchar suaves pasos en la alfombra—. El amor no es un concepto como tal, creo que es complicado, ¿Por qué quieres saberlo?.

—Tengo un problema y no sé como solucionarlo, bueno, en realidad sí, pero no quiero hacerlo —mencionó prestando atención a la respiración de aquella mujer.

—Si estás molestando con esto te juro que me enfadaré de verdad. Creo que un ejemplo simple es despertarte por una llamada en la madrugada —una vez estuvo en su sala prendió la lámpara y se tumbó en el sofá—. Sentir verdadero amor es aceptar que la otra persona necesita aprender y sobrellevar sus propios demonios.

—Sabía que no podía confiar en tí, eso no me ayuda —se quejó recostandose nuevamente.

—Nunca te han gustado mis palabras —su voz se hizo ligeramente más delgada—. Lo que pasó hace años no tiene nada que ver contigo, incluso si no me agradas hasta yo sé que mereces disfrutar. Eres un joven encantador y tienes una vida por delante.

Aquellas palabras no lo hacían sentir mejor, al contrario, revolvían su estómago—. Basta de eso, no sirve.

—Eres un ser humano porque sientes dolor. Te lo dije hace años, te imaginas que cualquiera que no sea como tú debe ser feliz, pero recuerda que en algún momento todos sentirán la pena de separarse de sus seres amados —soltó un leve ruido de lo que era una risa—. Sé que no necesitas mi opinión, pero mereces ser feliz y si crees que tienes la oportunidad de serlo, deberías tomarla.

El mayor se quedó en silencio unos segundos, realmente no le importaba la opinión de Jane, pero si tenía cierto peso en su decisión—. Lamento molestarte, fue más agradable que contestaras tú, gracias.

—Yo también te quiero, eres importante… — antes de completar su oración el teléfono salió volando y se estrelló en la pared cercana, asustada volteó distinguiendo una figura baja usando la gravedad—. Era tu celular.

—¡No me jodas! —el ejecutivo bajito talló sus ojos con rapidez para ver que era verdad—. Maldito hijo de perra, no le basta solo con molestarte a tí, ojalá se ahogue —sus palabras cesaron cuando vió a la mujer caminar a su habitación—. ¡Espera!.

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El castaño se vistió lo más rápido que pudo para salir corriendo al pasillo y tocar frenéticamente la puerta de Izumi con la esperanza de que abriera, pero no pasó. Desesperado caminó a paso veloz hasta las escaleras donde tropezó con una maleta.

—¿Estás bien? —la de ojos ámbar se estiró para ayudarlo a levantarse—. ¿Qué haces despierto a esta hora?.

El más alto sacudió un poco su ropa, realmente estaba más centrado en verla—. ¿Ya te vas? pensé que dirías adiós.

—Lo siento, no quería levantarte tan temprano, mi vuelo sale en dos horas —era obvio que ella tampoco durmió bien—. Te extrañaré mucho.

—Entonces no te vayas —el de gabardina la tomó firmemente del brazo—. No está bien irse sin siquiera decirme lo que sientes, así que no seas cobarde y hazlo.

En otra circunstancia Tenda se habría ofendido, pero ahora agradecía que fuera tan franco—. Bueno…me gustas bastante desde hace un tiempo.

El de ojos avellana asintió esperando algo más, pero recapacitó después de ver el sonrojo de sus mejillas—. Quédate conmigo, estoy aprendiendo a lidiar conmigo…¡Pero eso no te debe atar a mí!.

La de cabellos largos tenía el corazón en la garganta, apenas podía respirar con normalidad. Se quedó quieta como una liebre frente al cazador que le apunta, de pie ante lo inevitable, porque encontrarse con él fue inesperado pero trajo consigo más cosas agradables.

El de vendas tragó saliva suavemente—. Quédate conmigo, eres más de lo que merezco, pero te quiero.

Yo también te quiero —la más joven se soltó de su agarre para apretar su mano con poca fuerza—. Vamos a dentro, hace frío.

El de cabellos castaños sonrió—. Nada puede darme más claridad como tú lo haces, Izumi-chan.

Notas de la autora:

La verdad es que hice está historia solo por la frase de Jane Austen "Sentir verdadero amor es aceptar que la otra persona necesita aprender y sobrellevar sus propios demonios", pinche frase espectacular, la amo.

Este es el final, pero tranquilos, subiré un extra sobre la vida cotidiana de Izumi mientras se reacomoda a su vida con Dazai. También haré un especial (espero que no tan largo) de la versión de Beast que es esta línea paralela a la historia original de BSD (aunque un poco centrada en Jane, ya que este fic es una especie de secuela a su propia historia).

Espero que les gustará leer mi fic, en lo personal no estoy acostumbrada a escribir tan pocos capítulos, pero me gustó escribirlo y disfruté darle un poco más de atención a otra OC femenina.

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