La vie est belle
Advertencias: Ninguna (creo).
No te vayas, solo necesito una llamada que me despierte
Estoy enfrentando la mayor
La mayor pérdida de todas.
-The greatest, Lana del Rey.
~•~
—Olvídalo, no pasó nada malo —se repetía la joven frente al espejo—. Solo ignóralo, él es un mujeriego que no tiene remedio, no puedes arruinar tu vida para estar con alguien así. En realidad tampoco es que le gustes.
Acomodó su cabello en una cebolla baja y alcanzó su maletín para salir de casa afortunadamente evitando al muchacho suicida, al menos unos pasos porque lo encontró sentado en las escaleras—. Buenos días, Izumi-chan.
—Buenos días —agitó su mano suavemente para darle un saludo ameno—. ¿Cómo te fue ayer?.
El de ojos avellana reflexionó lo sucedido el día anterior—. No recuerdo muy bien lo que hice ayer, supongo que fue gratificante.
"Gratificante" Izumi ya podía imaginar en que sentido lo era—. Que bien, creo que es bueno que pienses en otra cosa que no sea el suicidio.
El más alto negó rápidamente—. No hay momento en que no piense en el suicidio, no importa lo que haga, ni con quién esté, el suicidio es lo que anhelo.
Izumi no respondió, estaba incómoda con el pensamiento de que la noche anterior tuvo un encuentro sexual con otra mujer. No se atrevía a preguntar por aquella persona, ni contaba con la superioridad moral para reclamar algo, y por supuesto que necesitaba el título de "novia" para siquiera indignarse.
La de ojos ámbar terminó en un caso junto a Kenji, mientras que él castaño desapareció gran parte del día sin explicación alguna.
—¿Qué dice la autopsia? —preguntó la castaña.
El rubio revisó nuevamente el informe—. Al parecer desfiguraron su cuerpo hasta el punto de ser irreconocible, pero sabemos que es un infante.
El forense se acercó con una prueba en mano—. Creemos que es alguien extranjero, no hay registro de su adn en el sistema japonés.
—¿Debemos avisar a la embajada? —el de pecas ladeó la cabeza curioso.
—Es lo más apropiado. Ya pueden pasar a ver el cuerpo —señaló una sala fría donde había una plancha con un cuerpo pequeño encima. Tiempo después se darían cuenta que su nombre era Gretel Smith.
—¿Quién pudo hacer esto? —la rabia emanaba de los labios del rubio.
—Es horrible, lo peor es que no podemos hacer nada por ahora…
Ambos se quedaron en silencio hasta que salieron, Ranpo les informo que su caso tenía relación con el desvío de fondos masivos a cuentas fantasma, también con el asesinato de la reportera. Pero hasta ahora, nadie salvó él y Dazai sabían por qué.
—No lo había mencionado, pero estoy feliz de que estés en la agencia —comentó el adolescente buscando un puesto de comida.
—No soy muy útil, ni siquiera sé por qué me dieron la oportunidad —respondió Izumi con clara vergüenza.
El de sombrero de paja negó—. Claro que no, si eres útil, en mi pueblo se dice que todos tenemos una función, ya sea arar la tierra, cultivar, o comer en la cena.
—Gracias, me anima que digas eso —en parte era mentira, pero no podía expresar sus opiniones frente a un niño tan dulce. Izumi quería ser una cobarde que vive agradablemente porque así lo hubieran querido sus padres.
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El castaño estaba acostado en la azotea del edificio. Consideraba los pros y contras de secuestrar a rehén, Izumi. Vagaba en las posibilidades de encerrarla en casa, tal vez en la propia agencia.
Cambio de estrategia pues era demasiado traumático para la muchacha, quien le parecía tan delicada, tan amable, casi intocable para alguien como él. Ciertamente descubrió que le gustaba, lo suficiente para besarla, pero no lo suficiente para acostarse con ella, la respetaba. Ella se ganó que la considerará más que una niña mimada a quienes sus padres sobreprotegían.
—Lo tengo —dijo sentándose al borde del barandal—. Morir ahora la dejaría demasiado expuesta, quizá me suicide hasta que acabe con ella.
Bajó de la azotea buscando a su compañero Ranpo, sin mucho éxito abrió una bolsa de dulces, los favoritos del detective para atraerlo, los dejó en la sala de juntas y esperó hasta que llegó saltando para comerlos.
—Oh, hola Dazai —sonrió mordiendo el dulce suave entre sus manos—. Buena ofrenda para conseguir mi ayuda.
Dazai sonrió de lado al verlo tan agusto—. Creo que necesito hablar con alguien, tengo tantas cosas dentro que soy incapaz de planear algo concretamente, no hay nadie mejor para acudir que Ranpo-san.
—La adulación no te llevará a ningún lado, pero puedes seguir intentando —se acomodó en una silla frente al más alto—. Cuéntame sobre tu plan, te diré cuán viable puede ser.
El sábado llegó, lo cual era un problema para Izumi. No podía solo decir que ya no quería salir con Dazai porque le gustaba y odiaba que a él no. La castaña se dió un golpecito en la frente por las ideas que llegaban a su mente repletas de vergüenza.
El castaño tuvo que salir en la mañana, ambos se encontraron de frente, cosa que aprovechó el mayor para recordarle de su cita y que pasaría por ella para cenar fuera.
Pánico, cólicos y miseria, así se sentía en ese preciso momento. Con el mayor esfuerzo del mundo buscó su mejor conjunto de ropa y se dió una bien merecida ducha. Normalmente le habría mentido diciendo que tuvo algo de última hora, pero Dazai no era fácil de engañar.
Tocaron su puerta un par de veces con vivo entusiasmo, salió del departamento encontrando a un Osamu jugueteando con las tiras de su gabardina—. Luces realmente bonita.
“Bonita” esa palabra la hizo recordar el tacto que tuvo con la mujer azabache mientras la llamaba hermosa, un adjetivo que usó con tanta devoción. Era simple, a él no le gustaba Jane, no, él la amaba. Izumi le sonrió amablemente—. Tú también te ves bien, Dazai.
—Encontré divertido que cuando salimos a la calle nos arriesgamos a miles de bacterias y virus que pueden matarnos, es curioso que las personas salgan para conseguir dinero y así sobrevivir —sus palabras eran tan fluidas, que Tenda tuvo que prestar demasiada atención—. ¿No es irónico?.
La castaña asintió—. Lo es, de hecho suena como una broma del universo.
El de ojos avellana cargaba un paraguas pues las probabilidades de lluvia eran altas—. ¿Ranpo-san ha platicado contigo de algo en especial?.
La joven avanzó unos pasos adelante para marcar cierta distancia—. No realmente, me dió unas cosas extrañas y dijo que tú me darías los detalles, pero no había tenido la oportunidad de preguntarte.
—¿Es algo malo? —preguntó con inocencia fingiendo que no fue él quien consiguió los documentos falsos para facilitar su salida del país—. Te puedo contar ahora.
La castaña detuvo sus pasos y lo miró directamente a la cara—. ¿Por qué debo guardar esas identidades falsas?.
El de gabardina posó su mano sobre su cabeza—. Porque debes tener una vida, la que quieras vivir y del modo que prefieras. Vamos, hace un poco de frío.
Izumi pensó toda su vida creyendo que no quería nada en particular, más bien lo que todos quieren: una vida llena de alegría, pero no tenía nada, y ahora necesitaba todo. Siguió al hombre de vendas hasta un local no tan lejano, donde decidió comer algo que jamás había probado antes y escucharlo hablar sobre diez diferentes formas de morir con utensilios medicos.
Cada que los labios del mayor se curvaban en una sonrisa algo dentro de ella le recordaba que él no sería parte de esa vida feliz, no en un futuro cercano. Pero valía la pena dudar si realmente era lo que quería, porque estaba enamorada de Dazai Osamu.
La noche cubría los cielos de aquella ciudad tan antinatural, y las luces tomaron su rol de iluminar las calles. Antes de que Dazai pagará la cuenta, Izumi ya había dejado su parte en la mesa, ganando un mohín por parte del suicida.
—Te dije que yo pagaría, puedo hacerlo —dijo con un tono infantil.
La de ojos ámbar se negó en repetidas ocasiones, el motivo era que no deseaba sentirse más comprometida con él, era como si supiera que esa sería su última noche juntos.
Saliendo vieron las primeras gotas de lluvia impactar contra el piso. El demonio prodigio abrió el paraguas pero al alzar la mirada encontró a la mujer expuesta bajó la llovizna—. Te enfermarás y yo no sé cocinar —dijo recordando el día que ella lo cuidó.
La muchacha le sonrió dulcemente—. Mi padre decía que la lluvia es algo que nos hace sentir vivos, no sé si tenía razón, pero ahora creo que siempre fue así.
Dazai reconocía esa mirada, sabía que ella se iría, que lo dejaría atrás como otras veces lo han hecho, así que se acercó a ella cubriéndola con el paraguas apretando su cuerpo frío—. Pero de verdad no sabré qué hacer si necesitas ayuda.
La castaña se quedó inmóvil, solo respirando contra el pecho de Dazai, escuchando de paso la respiración del ajeno—. Gracias y lo siento.
—Solo es lluvia —mencionó tomando su mano para avanzar juntos—. Ya estás toda roja, debes darte un baño en cuanto llegues.
Ese nuevo lado tan protector era nuevo, pero Izumi decidió no decir más durante su trayecto a casa. Fue a dormir con un hueco en el corazón, porque necesitaba todo, pero no tenía nada de él.
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Extra:
Jacob Grimm sostenía una jeringa observando el líquido rosado—. Oye, ¿De verdad le tienes fé a esto?.
Un hombre alto de cabellos castaños, vistiendo un traje de cuello alto y bigote singular sonrió arrebató el objeto y lo colocó nuevamente en su lugar—. Jacob, soy la mano derecha de dios, claro que tengo fé en esto. Los humanos comunes viven vidas simples, pero los usuarios de habilidades sabemos lo difícil que es una vida extraordinaria, yo los haré mejores seres, perfeccionaré la perfección misma.
El de ojos grises asintió—. El doctor dijo que dentro de poco será viable el plan, además de que tenemos ayuda de Agatha para buscar al abogado del señor Tenda. Todo esto es por tu propósito, William.
Shakespeare sonrió de lado—. Es una pena que alguien brillante decidiera que lo mejor era dejar un proyecto así de grande porque iba en contra de sus ideales, ¿Puedes creer que su hija fue el motivo principal?.
Jacob movió la cabeza de lado a lado negando—. Si Wilhelm me pidiera que nos detuvieramos, simplemente seguiría adelante, pero mi conciencia sería perpetrada por el odio a mi mismo, mi hermano menor es casi tan importante como lo es esto.
El castaño aclaró su garganta—. ¿Ya viste a nuestro ángel?, Es hermoso, y su habilidad es perfecta.
Ambos caminaron por la base subterránea hasta llegar a una celda que parecía ser una caja de cristal. Dentro de ella había una joven albina, su nombre era Fumiko, tenía dieciocho años y era sostenida por cadenas atadas al suelo, su cuerpo era cubierto por una bata de hospital.
—Ella puede convertir su sudor en esporas que duermen a cualquiera en segundos, para eso es la caja. Fumiko tiene el don que necesitamos, es simple, con ella lograremos dormir a la ciudad y robar todo tipo de habilidades —volteó en dirección al joven alemán que la miraba extrañado—. A Wilhelm le entusiasmó más.
—Él tiene gustos raros. Pasando a temas más importantes, el mensaje que dejamos para la Port Mafia fue bien recibido, probablemente nos reunamos con algún representante en unos días, puede que mañana —Jacob ignoró a la mujer suplicando ayuda—. ¿Cuál es el plan?.
—Deberías ir a las juntas. Tomaremos prestada la única habilidad que es por sí misma nefasta, y la usaremos para inutilizar otras, así aseguraremos que nadie trate de impedir nuestro cometido. Después soltaremos las esporas y secuestramos a los usuarios de habilidades en Yokohama, y los perfeccionaremos.
Al otro extremo de la base, Wilhelm fumaba un cigarrillo, el doctor inyectaba el suero en otra joven dueña de una habilidad relacionada con el fuego. La pobre lloraba y gritaba de dolor, pero eso no los detenía.
El hombre alcanzó el experto robado de la división dando una hojeada—. Arahabaki, eso es curioso.
El hombre bajo y de lentes se inclinó para espiar su lectura—. ¿Qué es curioso?.
—¡Carajo! —se quejó el menor de los Grimm—. No es normal parecer un fantasma, le pondré un cascabel.
El mayor sonrió por su advertencia—. Ustedes los jóvenes son divertidos, me hacen recordar mis tiempos de guerra.
El de ojos azules y cabellos negros negó—. Cumpliré treinta en unos meses, y Jacob treinta y cuatro, no somos precisamente jóvenes.
—¿Has matado a una ballena? —preguntó tomando asiento a su lado—. Si no lo has hecho, entonces siempre serás un mocoso.
—Y usted un viejo raro, ¿Urpir? ¿Te crees rumano? —murmuró apagando su cigarrillo en el cenicero cercano.
—Conoces las leyendas de los Urpir, son una especie de vampiros en la mitología rumana, pero ellos pueden salir al sol, son letales, básicamente perfectos —al mirar al muchacho este parecía bostezar—. No me tienes el más mínimo respeto.
El apuesto joven negó divertido—. No, señor Fischer, nos vemos luego, debo planear el encuentro con la mafia, si todo sale bien, caerán antes que la división de poderes sobrenaturales.
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El ejecutivo de la mafia, Chuuya, apretaba el puño sobre su propio muslo—. ¿Una reunión con las arañas?.
Mori asintió señalando a la azabache en la oficina—. Jane se encontrará mañana en la noche con ellos, vemos que tiene que decir.
El de cabellos naranjas no pudo controlar su lengua—. ¿Por qué debe ir ella?.
La de ojos verdes alzó la mano para llamar su atención—. Yo nos metí en esto, debo solucionarlo. Estaré bien, pero por si acaso envíen al equipo táctico por el subterráneo hasta mi ubicación.
Ōgai aplaudió sus palabras—. Justo lo que esperaba de tí, si nos ofrecen un trato, debemos tomarlo —"de todas formas es parte del plan de Dazai-kun" pensó.
Notas de la autora:
Es el capítulo más largo de todos, pero creo que cubrí bien todas las dudas antes de entrar a los putasos chidos.
Ay no, a mi no me gusta mojarme, odio estar fría y toda tiesa con la ropa pegada. Lo siento pero es el único cliché que no me gusta.
¿Qué le pasará a Izumi? Lo averiguaremos 😌
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