El miedo y la muerte
Advertencias: Conductas inmorales, referencias típicas del suicidio por Dazai.
Ayúdame a alejarme de mí mismo
Quiero follarte como un animal
Quiero sentirte desde dentro
-Closer, Nine inch nails.
~•~
Izumi miraba el cuerpo inerte de la mujer rubia. Al parecer documentaba el caso de desvíos de fondos masivos a las cuentas fantasmas de las arañas.
—Es más violento de lo que esperaba — dijo Dazai cubriendo el cuerpo con la sábana en la morgue—. Tan triste que murierá en la flor de la juventud y sin mí.
—Llegará tu mujer ideal —comentó el de ojos verdes jugando con la canica de su botella—. ¿Cómo las ponen dentro? No la puedo sacar si no es rompiendo la botella…olvidenlo, ya lo deduje.
“Son tan extraños” pensó la joven castaña—. ¿Ranpo-san, era necesario que viniera?.
Dazai frunció el ceño fingiendo indignación—. Que mala, yo soy tu cuidador, deberías preguntarme a mí.
—Tranquilo, no estoy interesado en ser responsable de Izumi-chan —el mayor se recargó en el marco de la puerta casi exasperado por el olor a muerte.
—Es una broma, Ranpo-kun —el castaño se movió junto a la menor para empujarla a la salida—. Pues es obvio que se dieron cuenta de su investigación, así que la mataron.
—No, alguien le pidió que se acercará más a ellos —los siguió botando el permiso para entrar en la mesa junto al guardia—. Nadie hace un trabajo decente, todos los funcionarios sirven para llenar una vacante.
—Te van a golpear —murmuró la de ojos ámbar.
—Sería un problema, lamentablemente no somos personas violentas —el de vendas envolvió su mano entre la suya.
—Dazai eres un mal mentiroso, tu sonrisa se ensancha cuando lo haces y te tiembla levemente el labio inferior —el de boina corrió a su lado para cubrirse en caso de ser atacado, pero no sucedió.
Los detectives salieron del edificio con expresiones distintas. Ninguno dijo nada por unos segundos hasta que Ranpo tiró la botella que cargaba en un cesto cercano.
—Este caso es emocionante, pero debo volver a mi rutina de no hacer nada —Dazai estaba por dar el primer paso esperando ser seguido, pero vió a Izumi guiando a Ranpo—. ¿Qué hacen?.
—No sé usar el metro, alguno debe regresarme a la agencia —respondió con simpleza—. No te preocupes, Izumi-chan se ofreció a ser mi lazarillo, puedes buscar una compañera suicida, o ahogarte en un río.
—No creo que debas decirle eso a tu compañero —la joven se limitó a dar una sonrisa nerviosa.
—En situaciones distintas no me quejaría, pero ella es mi responsabilidad —susurró el más alto—. Iré con ustedes, todavía tengo tiempo antes de tomar mi siguiente método suicida.
Era extraño tomar tanta seriedad si se trataba de un rehén, pero la muchacha no le causaba desagrado, es más, podría jurar que se deleitaba al verla, en oírla quejarse de sus intentos de suicidio.
Los acompañó hasta la agencia, y una vez Ranpo desapareció de su vista abrazó a la más baja—. Izumi-chan, no hemos celebrado tu primer caso resuelto, que pena.
—¿Celebrar? ¿Una fiesta? —mentiría si dijera que no era excitante estar con él, era como una estrella.
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—Otro más —Dazai pidió a la mesera otra bebida.
—Ya fueron bastantes —las mejillas de Izumi estaban rojas, y sus ojos cansados—. ¿Cómo iremos a casa?.
—Ví una caja de cartón muy cómoda afuera —soltó una risita que la más joven jamás olvidaría—. ¿Y si vamos directo a un lago y nos hundimos?.
—No tengo el deseo de morir hoy, estoy segura que por miedo —la mujer que los atendía dejó las bebidas en la mesa y de paso su número telefónico.
—El morir no da miedo… es hermoso, el ser casi tan perfecto para cumplir tu ciclo de vida por medio de la muerte— estiró el vaso a la castaña—. Seremos plenos si morimos, ¿Qué mejor si lo hacemos juntos?.
—Ya fueron muchas charlas existenciales para mí, quiero ir a casa —frunció el ceño al ver que Osamu guardaba el papel que dejó la mesera—. Morir de sífilis es un método doloroso.
—Alguien tan joven y correcta como tú no debe preocuparse por un ser como yo —sonrió pero esa mueca se desvaneció cuando Izumi se incomodó y prefirió ver a otras personas—. Te llevaré, supongo que ya es tarde.
—Gracias —siguió evitando su mirada por el resto del tiempo. Era verdad, ella no tenía el valor suficiente para hacer muchas cosas, entre ellas preguntarle cosas personales, querer saber sobre su pasado y los planes del futuro.
Izumi sabía perfectamente que tener sentimientos por un suicida era lo más autodestructivo que podía hacer, y así desperdiciaría una vida que costó la de sus padres.
—Nos vemos mañana, si es que no me deslizó a la otra vida en la bañera…
—No es gracioso cuando hablas de tu muerte, porque no son chistes —se atrevió a contestar—. Eres muy divertido si no mencionas a la muerte.
—¿Y perder mi chispa?, no gracias —seguía insistiendo en tirar de ese lado—. ¿Qué es la vida sin sufrimiento?.
—Una vida normal —la castaña buscaba sus llaves pero después de vaciar su bolso notó que no estaban con ella—. ¿No tienes una copia?.
—¿Por qué tendría una copia de tus llaves?, Alto, ¿Me veo como la clase de persona que entraría mientras duermes y usaría tu jabón? —esa fue una situación muy específica.
—No, solo que…¿Ya hiciste eso?.
—Kunikida-kun no debe enterarse —puso un dedo sobre sus labios para remarcar su punto—. Duerme conmigo, mañana cambiaremos la cerradura con ayuda del presidente y sus contactos.
Esa situación era mala en muchos sentidos, pero la peor parte es que bajo los efectos del alcohol dijo que sí.
—Duerme en mi cuarto, yo me quedaré en la sala…justo aquí —señaló el suelo con alegría—, Buenas noches, Izumi-chan.
—Lamento las molestias, estaba segura de que las tenía conmigo en el bar —cerró la puerta detrás de ella para tener más privacidad.
—Si, es una lastima —el castaño las recogió de la mesa cubriéndolas con el papel que le dió la mesera solo para hacer una pequeña broma, aunque ni él se acordaba que las "robó" por culpa del alcohol.
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Extra:
—¿Los podemos quemar? —preguntó la ejecutiva de cabellos rosados.
—Si intentaron robarlos considero que lo más apropiado es evitar que suceda —el jefe de la Port mafia—. Probablemente la división debe tener una copia a la que podemos acudir para saciar nuestra curiosidad, además, ya pasaron mucho años de aquello.
—Quemaremos la investigación del Arahabaki —agregó la de ojos verdes—. Lo haremos en su presencia.
—De acuerdo, pueden retirarse, tengan una buena noche —dijo el de guantes blancos.
Ozaki salió de la oficina intercambiando una mirada con la más baja, pero esta no la siguió.
—¿Ya le preguntaste? —cuestionó con los brazos cruzados.
—Sé mejor que nadie lo que desea…
—No le dijiste, eso es actuar a espaldas de tus subordinados —dió la vuelta pero el bisturí que rozó su mejilla la hizo parar.
—En algún momento entenderás que es mejor ser temido que amado. Diles que estoy perdiendo la cordura, y que hago cosas sin sentido —suspiró estirando sus brazos sobre su cabeza—. No lo harás.
—No, porque me das miedo —alzó los brazos indiferente—. Solo avísale que harás con esos papeles, nos jugamos la vida por ellos.
—Sigue tu propia consejo, e informanos sobre tus recientes actividades.
Notas de la autora:
Ya se vienen las cosas culeras, tocó poner diálogos divertidos.
Casi una semana tiesa sin actualizar, pero tengo una historia Soukoku preciosa de reyes y confusiones por si quieren leerla.
Perdóneme las faltas de ortografía, no lo revise muy bien. Gracias por leer.
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