*7*
Si.
Se que dije que publicaría esto el 25 y al final lo termine haciéndolo en fin de año.
No tengo excusas, me dio flojera escribir y se va a notar en este cap.
Una disculpa por la espera.
Seguramente los va decepcionar al final, ya que lo hice por las prisas de querer publicarlo. Se que donde sea ya es año nuevo, pero al menos en mi país falta una hora para eso.
Quiero remarcar que no se escribir peleas así que por eso lo menciono.
Tal vez actualice esto otro día con mas calma. No lo se, en fin les dejo con el cap 7
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Yukisada tarareaba una melodía suave y tranquila mientras cortaba unos vegetales para la cena de noche, teniendo cuidado para no cortarse las manos, sería desagradable que su sangre cayera en la comida y no quería echar a perder la deliciosa cena que hará para las dos personas que casi siempre están con el.
Sans y Shirogane.
Quería darles o mimarlos para algunos, por los agradables momentos que ha tenido con ellos. Así que por eso fue a conseguir los ingredientes indicados, que sea un médico no significa que no pueda ser un magnífico platillo de 5 estrellas.
El sonido de un vidrio romperse haría que Yukisada pare abruptamente lo que estaba haciendo, girando por completo su cuerpo.
-¡Qué susto...! I-Iré a revisar que paso.
Por alguna razón, sus plumas se erizan, y tiene una sensación de peligro que no sabe de donde proviene. Ignorando esas sensaciones, camino a donde se produjo el sonido, en cuanto llegó pudo observar los vidrios rotos de la ventana pero sin rastro de alguien o algo que lo pudo causar.
-Qué extraño, por un momento pensé que era una piedra o los niños jugando hasta tarde... -El murmuro con confusión, sin poder sacar una conclusión a lo sucedido.
De repente, el búho escuchó unos pasos cerca suyo, lo cual provocó que se sobresaltara y se volteara rápidamente para ver quien era. Sorprendentemente no había nadie, todo esto estaba asustando poco a poco a nuestro querido médico, el cual tragó saliva para poder pronunciar algunas palabras.
-¡¿Shiro?! ¡¿Sans?! -Grito en busca de una respuesta, una respuesta que nunca llegó.
Solo el silencio fue el que respondió, un silencio bastante estremecedor, lo cual le daba un sentimiento extraño a nuestro médico. Sin embargo, agudizó sus oídos para escuchar aquellos, extrañamente no detecto nada.
-Creo que necesito tener una siesta. -De los nervios Yukisada dejó salir un par de risas, regresando a la cocina.
Dejando salir un suspiro aliviado, cuando llegó a la puerta donde conecta a la cocina, volvieron los sonidos de pasos detrás suya, lo que dejó congelado por completo. No pudo girarse ni siquiera un centímetro, todo su cuerpo estaba congelado y su piel se volvió más pálida de lo normal, podía sentir el aliento de muerte en su nuca.
Cuando dio un paso hacia atrás, chocó contra algo duro, desde ahí empezó a darse la vuelta para encontrar su peor pesadilla.
Idate.
.─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
Idate se encontraba ahí, mirándolo desde arriba con una linda sonrisa.
Yukisada quedó en shock, se giró por completo para estar cara a cara con el depredador, o cara a pecho debido a la altura de la orca.
-¡AA-... ¡¿MHG?!
Intentó gritar, solo para ser callado por la mano enguantada de su pesadilla el cual se movió a una velocidad que no pudo percibir. Idate colocó lentamente su dedo en sus propios labios.
-Shhh... Cierra el pico, ¿Si? Por mucho que me gustaría hacerte gritar, en esta ocasión será diferente. -Dijo amigablemente, apretando con fuerza la mandíbula del búho.
Yukisada solo pudo observar con horror a su depredador, con esfuerzo dijo algunas palabras que eran amortiguadas por la mano de la orca, usó sus manos para hacer un intento de alejarlo pero sabía que no tenía la fuerza para hacerlo, ni en un millón de años podría enfrentarlo.
-Vi cómo te llevabas perfectamente bien con ese pequeño esqueleto, ¿Acaso te volviste amigo de él? -Pregunta con algo de burla en su voz. -¡Ja Ja Ja! Típico de ti, hacerte amigo de los más patéticos y débiles de este sitio. De seguro te dio lastima y decidiste ayudarlo como lo hiciste con aquel perro sarnoso.
El médico a pesar del miedo, no iba a dejar que insultaran a sus amigos, así que con un acto que si bien fue inútil, si provocó en que Idate arqueara una ceja ante esa acción de parte del pájaro. Lo que sucede es que Yuki apretó el brazo con sus manos, mirándolo con una expresión de ''No dejaré que insultes a mis amigos'' junto con algunos balbuceos incluidos.
Un acto bastante deplorable, ya que no hizo absolutamente nada. Idate observó este comportamiento inusual de parte del búho, esto no era propio de él. Quiero decir, normalmente este pollo era un debilucho cobarde al igual que ese lobo de mierda, pero aquí lo vez, desafiándolo como si tuviera una oportunidad contra el.
Esto solo hizo reír a nuestro querido fumador favorito.
-Con que queriendo defenderlos, ¿Eh...? -Hablo con bastante tranquilidad, con un tono dulce en su voz.
Eso dejó desconcertado a Yukisada, y cuando iba hacer un pequeño movimiento, Idate lo estrello a la pared más cercana, provocando bastante daño ya que no lo hizo con delicadeza que digamos, una grieta se formó en la pared debido al impacto.
La orca era una fuerza de la naturaleza que hay que temer.
-Me da bastante gracia que hayas querido hacerte el valiente, lástima que no te sale. -Su voz con una pena fingida. -Me gustaría seguir burlando de ti, pero tengo poco tiempo antes de que alguien escuche todo el ruido que ocasione. No quiero que mi querida shirokuma-chan se entrometa esta vez, ¡ya tendré tiempo para ella!
Por parte de Yukisada, respondió con gemidos de dolor, aun aturdido por el golpe.
-Así que, regresando al tema... Necesito a ese esqueleto.
-¡¿Mmmm..!?
El búho lo miró con confusión y miedo en su rostro, confuso del porque ese monstruo está interesado en su amigo y miedo de que estuviera planeando hacerle daño. No podía dejar que pasara lo segundo.
-¿Quieres saber algo curioso? Tuve una amigable conversación con tu amiguito, cuando estaba apunto de saborearlo desapareció delante mía como si nada. ¿Sabías eso?
Su víctima lo miró sin entender de lo que estaba hablando, solo estaba forcejeando en un intento de escapar, sin nulos resultados lastimosamente. A idate esto le daba risa.
-Por tu cara me doy cuenta que no tienes idea, bueno ya que. Ahora lo que necesito es que tú me ayudes en esto. -Idate remarco con alegría lo último. -Te llevas bastante bien con él, sería una lástima que su amigo que le dio techo le pasara algo. -Continuó hablando, expresando una mirada perversa.
Su presa empezó a lagrimear, retorciéndose salvajemente, muchos balbuceos amortiguados sin cesar. Esto para el depredador era placer puro.
-Calmate, no te haré nada... Por ahora. Solo te usaré como carnada para que ese estupido venga, eso si, será mejor que colabores porque... -Su tono se volvió más siniestro. -Porque me aseguraré de comer tu otra ala como lo hice la otra vez, ¿Entendiste?
La orca apretó su agarre, ejerciendo una mayor presión en la mandíbula de su presa. Yukisada empezó a soltar gritos ahogados de dolor. En un parpadeo, la cabeza del búho fue estrellada con bastante fuerza hacia la pared, dejándolo inconsciente finalmente.
-Dulces sueños... -Susurro con una sonrisa maliciosa plasmada en su cara.
Idate lo agarró de la pierna, se lo llevó arrastrando sin cuidado alguno, saliendo de la puerta principal sin ninguna preocupación. En su rostro una sonrisa despreocupada apareció con toda tranquilidad, demostrando que esto le parecía de lo más normal del mundo.
Un rastro de sangre sería la única fuente de lo que ocurrió, junto con algunos muebles destrozados.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Rocma estaba de mal humor.
Bueno, mal humor es quedarse corto. La mujer no estaba con los mejores ánimos que digamos, no estaba contenta con lo que estaba pasando últimamente. En pocas palabras, Shirogane apareció en su casa tocando la puerta con desesperación diciendo puros balbuceos, sus ojos soltaban un gran número de lágrimas.
Para ella eso le daba asco y vergüenza su actitud, patético era la palabra que se presenciaba en sus pensamientos al verlo así. Lo único que alcanzo a escuchar era que...
''Yukisada desapareció''
Desde ahí, ella se alertó inmediatamente. No lo malentiendan, no es que le tenga un gran aprecio o algo así, la opinión de Rocma sobre él era que si bien, no era inútil completamente ya que pues es el médico de toda la isla. Si, el único, no había nadie más que pudiera hacer el mismo trabajo que el búho amigable de todos los tiempos.
Era impecable en su labor.
Regresando al tema principal, su desaparición provocó que la osa metiera las narices en este asunto, literalmente, ya que ella empezó a olfatear el aroma de Yukisada. No sin antes, revisar la escena de crimen que la escoria marina dejó como evidencia de que él estuvo ahí. El olor a hierro impregnado en la pared y suelo debido al líquido rojo carmesí que escurría de estas mismas, le provocan malas sensaciones a nuestra osa querida.
-¿Por qué...? ¿Por qué ese desgraciado invadió la casa de Yukisada así como si nada? -Se preguntó a sí misma, hablando en voz alta. -Sabe perfectamente que si entra en MI territorio... Le iba a aplastar ''la parte'' de su entrepierna.
Una amenaza que sorprendentemente la orca hacía todo lo posible para que no se cumpla, mejor para ella, no iba a tocar eso ni aunque su vida dependa de ello. No iba a ensuciar sus manos preciadas en tocar aquella cosa.
El viento helado del glaciar golpeaba su rostro moviendo sus mechones blancos como la nieve misma, cada paso que daba dejaba huellas de que una vez estuvo ahí.
Los pensamientos de Rocma eran un enigma para cualquiera, un misterio muy misterioso para los curiosos, sus secretos más profundos guardados con un candado, sellados en lo más profundo de su cerebro.
De repente, de la nada, un recuerdo de anoche surgió sin previo aviso.
-oh, solo a una compañera de chistes. -Respondió el esqueleto agitando su mano como si fuera algo sin importancia. -¿qué tiene que ver con esto? bueno... se que ustedes no son humanos pero... ¿Quieres saber qué pasaría si simplemente rompo esa promesa justo ahora?
El rostro de Sans.
Mirando el horizonte del precioso mar.
Sus cuencas están cerradas.
-t o d o s u s t e d e s e s t a r i a n m u e r t o s j u s t o e n e s t e m o m e n t o.
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
El pie de Rocma quedó suspendido en el aire, a pocos centímetros de tocar la nieve. Se quedó completamente quieta, cada músculo de su cuerpo quedó rígido ante los recuerdos traicioneros de su mente, nuevamente como la otra vez, sus iris se encogieron de tal forma que eran sólo pequeños puntos blancos a la vista de cualquiera.
-Grrrr....
Gruñidos emitidos salieron de ella, su rostro se contrajo en una expresión de ira. Las manos en sus costados se apretaron con bastante fuerza, su cuerpo produjo pequeños temblores de enojo.
Recordar exactamente eso provocaba que una ola de emociones inundara su corazón, emociones que arrasaban como un gran tsunami a una ciudad.
-Eso sonó demasiado en serio... No podía ser simplemente una broma de él. La manera en que se expresó no concuerda con su actitud.
Para Rocma, Sans era un acertijo el cual hay que resolver.
Eso la llenaba de ira.
-¿Quién eres en realidad, estúpido esqueleto?
Esa pregunta se desplazó en la brisa fría del iceberg, una pregunta sin respuesta desafortunadamente.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
En otra parte.
Mas en especifico en una pequeña cueva.
Yukisada se encontraba en una esquina en posición casi fetal se si podría decir así. Bueno, en realidad estaba abrazando sus rodillas. Para su sorpresa, no estaba amarrado y amordazado como él pensaba que estaría.
No, estaba completamente ''libre'' si es que puede decirlo así. Afortunadamente no tenía heridas visibles, a excepción del golpe en su cabeza el cual pudo parar el sangrado.
Decir que estaba aterrorizado era poco. Miedo, angustia, terror, horror, ansiedad y un sin fin de sinónimos para poder describir lo asustado que se encontraba en este momento tan desafortunado.
Idate, la gran orca asesina y el terror del mar para la mayoría de habitantes, estaba ahí sentado en un pequeño bloque de hielo. Con una pierna encima de la otra, su pie balanceándose de un lado a otro, entre sus dedos enguantados un cigarro de toda la vida, una expresión tranquila y despreocupada en su rostro.
Al girar su cabeza, se encontró con la mirada de Yukisada, ambos tuvieron un choque de miradas, un choque que fue roto por el médico el cual desvió su vista de manera apresurada.
La orca observó con diversión esa acción, pequeñas risas salieron de sus labios que resonaron en todas las direcciones del interior de la cueva. Esa risa provocó que Yuki sintiera un escalofrío recorrer de pies a cabeza, como una corriente eléctrica el cual golpeaba cada parte de su músculo.
-¿Quieres un poco? -Idate preguntó con una actitud ''amigable'' extendiendo su brazo, ofreciendo su cigarro.
Yukisada quedó desconcertado ante su ofrecimiento hacia él, sin poder articular palabras debido a que su garganta se cerró por el miedo. Sus propios labios daban pequeños temblores que el propio búho intentaba frenar, decidió negar con la cabeza repetidas veces prefiriendo que su gesto hablara por él mismo.
Idate al ver esta acción levanto los hombros de forma despreocupada, sin decir nada, siguió fumando.
Un pequeño silencio surgió dentro de la cueva. Las estructuras conocidas como ''Carámbanos'' se movían levemente ante las corriente de viento heladas del ambiente, una leve tensión se formaba en el ambiente, uno bastante pesado para el médico.
-¿P-Porque..?
La orca prestó atención.
-¿Por qué quieres a Sans...? El no ha hecho nada como para que tú simplemente quieras atacarlo. -Termino de decir, la confusión era notable en su voz. Sus ojos brillaban con duda.
Idate permaneció en silencio, con un semblante pensativo a simple vista. La comisura de sus labios se formó una sonrisa divertida, aquella pregunta formulada por ese pollo le pareció divertida de cierta manera.
-Veo que el golpe afectó tu cerebro fufufufu. -Risas maliciosas escaparon de su boca. -Refrescando tu memoria, tu querido amiguito captó mi interés. No lo se pero... ese pequeño esqueleto guarda algunas incógnitas que me gustaría resolver teniendo una ''charla amigable''
La última oración fue remarcada con una falsa amabilidad, el tipo con traje elegante pegó un salto de su asiento congelado. Se acercó a Yukisada a paso lento, este último alarmado intentó retroceder, sintiendo como su espalda chocó duramente con la pared de hielo detrás suya.
-Y con charla amigable me refiero a que quiero hacerlo llorar. Romperlo como lo hice contigo y con aquella plaga que tienes como amigo. -Agrego sin escrúpulos, su expresión era completamente indiferente. -Se ve demasiado frágil, ¿No lo crees? Siento que con un solo golpe mío lo convertiré en polvo de hueso.
Los pies de Idate aterrizaron cerca del médico, lo tenía acorralado sin posibilidad de escapar, aunque esto ya era obvio. La diferencia de altura se hacía notar, la orca sonrió con tranquilidad cerrando sus ojos en el proceso mientras que Yukisada estaba aterrado en una bolita.
Sin previo aviso, la pared a un lado de ambos se agrieto de forma repentina. El puño de Idate impactó a esta misma con tal fuerza que provocó que temblara la estructura por un segundo, los carámbanos se movieron bruscamente, pareciendo que iban a caerse en cualquier momento.
-Por eso... Estoy impaciente de que llegue por ti. Estoy deseando ver su cara cuando vea la escena que deje con tu sangre. -Su sonrisa se ensanchaba, imaginando el escenario que su cerebro transmite. -Me pregunta cuál será su expresión al enterarse de tu desaparición.
Idate soltó un par de risas más, divertido por la situación.
Yukisada se mantuvo en silencio, perturbado por las palabras del monstruo que tenía enfrente. Cada oración salida de aquella boca devoradora de hombres le provocaba que cada músculo de su cuerpo temblara de miedo. Su rostro mantenía un horror indescriptible.
-Oh quién sabe. Quizás ni siquiera le importe, tal vez simplemente te usa para buscar un refugio para después dejarte a la deriva cuando ya no le seas de utilidad.
Para el búho eso fueron como dagas clavadas en su espalda, por alguna razón sintió que su corazón se fragmentó un poco. Este sacudió su cabeza queriendo eliminar aquellos pensamientos negativos que invaden su cerebro, no debía creer en las palabras hirientes de la orca. Sans no le haría eso a él ni a sus amigos que hizo en la isla.
Aunque un recuerdo del pasado tumbo todo pensamiento positivo que surgió dentro de él. Cuando Shirgonae resultó lastimado por la orca asesina, Sans no demostró emociones que indican que le importaba.
El esqueleto solo estaba parado, con su simple sonrisa dibujada en el cráneo. Su postura relajada e indiferente, no mostraba signos de preocupación al ver como su amigo de la infancia se encontraba en mal estado, simplemente se quedó inexpresivo con aquella sonrisa amistosa.
Le ayudo, claro, pero no pudo percibir algo de angustia o miedo en su cara. Es como si no le importaba o no reaccionaba ante la sangre y heridas de Shirogane.
Esa ocasión fue bastante estresante para Yukisada, además de ver cómo Sans permaneció bastante tranquilo.
-Veo que estás dudando. -Comentó Idate analizando el rostro de su presa. -Puedo imaginarme que ese debilucho te ha puesto en dudas.
Yukisada no respondió, aún en trance con su cuestionamientos ante el comportamiento de su compañero de casa.
-Prefiero ver otro tipo de expresividad, una más placentera... -Continuó hablando la orca con un tono sombrío a lo último.
Se colocó en cuclillas, tomando de ambas mejillas a su presa, obligándolo a mirarlo. El búho se sobresaltó al sentir el tacto frío de los guantes del depredador, sus ojos se dirigieron a los de él, notando una expresión perversa. Cada fibra muscular se tensaba indescriptiblemente, con miedo de saber cuál sería su próximo movimiento.
Idate jugueteo con el cigarro entre sus dedos de su mano libre, dió una última aspirada, sintiendo la nicotina invadir sus fosas nasales, el sabor amargo llegaba hacia su lengua. Exhaló soltando humo el cuál revoloteaba a su alrededor.
El ambiente era pesado, la tensión de esta misma era tan afilada como la de un cuchillo de cocina. Las intenciones maliciosas de Idate emanaba alrededor suya como siempre era característico de él.
En un movimiento rápido, el cigarrillo aún prendido fue clavado hacia la frente de Yukisada.
-¡GYAAHH! -El médico exclamó de dolor, su piel ardió como el infierno.
-Eso está mejor... fufufufu~ -Idate sonrió fascinado, mirando con placer puro el rostro de dolor de ese patético ser. -Mientras él llega, me voy a entretener contigo un rato. Claro, si es que tú amiguito aparece.
Pequeñas risas resonaron en la cueva, junto con los gritos y chillidos de dolor del pobre búho.
No era el peor dolor del mundo para Yukisada, pero eso no lo hacía mejor. Una quemadura se empezaba a formar a consecuencia del cigarro, el médico de la isla rezo y suplico a que alguien lo salvará rápidamente, no importaba quien fuera, Rocma, Rock, Peraco, incluso si fuera Shirogane. Solo quería que el dolor parará.
El terror que su cuerpo poseía no era normal.
-Será mejor que pares, estúpida orca.
Una voz femenina interrumpió los movimientos del mencionado, por su tono era evidente que sonaba molesta y furiosa.
Idate se volteó con curiosidad, esa voz la reconocía como la palma de su mano. Su sonrisa creció al saber de la persona que se trataba.
-¡Shirokuma-chan! ¡Qué alegría verte de nuevo! -La orca saludo emocionado, su cola moviéndose con felicidad.
La osa polar lo miró con fastidio, era notable la molestia que mostraba su expresión.
La mera presencia de Rocma fue como una chispa de esperanza que comenzó a encenderse como una fogata dentro de Yukisada, la comisura de sus ojos se formaron lágrimas de felicidad. Si pudiera hablar correctamente estaría dándole un montón de gracias sin cesar a su salvadora.
-Suéltalo de una vez, escoria marina. Te metiste en mi territorio y créeme que no seré piadosa contigo. -Advirtió Rocma con un semblante serio, sus cejas se fruncen. Una ira aparecía en sus rasgos faciales. Las garras no tardaron en aparecer, como la de un arma blanca desenfundada por un experto.
-Ow~ ¿Así es como me recibes después de que me fui por unos días? Que mala educación de tu parte~ -Idate canturreo de manera juguetona, haciendo un leve puchero. -No eres la persona que esperaba, pero eso lo hace mejor.
El rostro de Rocma fue de disgusto, aunque lo último dicho por ese tonto hizo que arqueara una ceja. Preguntándose a sí misma de qué estaba hablando.
La orca soltó a Yukisada, levantándose para estirar las piernas. Tiró el cigarro usado por ahí, empezando a caminar lentamente hacia Rocma. El cuál ella se mantuvo firme alzando sus garras de oso, preparada para un inminente ataque.
-¿Por qué no te unes con nosotros? Quiero creer que sabes que hay un pequeño esqueleto caminando por ahí. -Idate mostró una sonrisa más tranquila.
-"Sans..." -Pensó Rocma, una rabia volvió a resurgir al recordar ese esqueleto y sus temibles palabras. Los brazos de ella temblaron pero con una ira contenida hacia esa persona.
Cada vez que mencionan a Sans o su cerebro extrae recuerdos que muestran ese vago, no podía evitar sentir como sus manos se apretaban con tal fuerza que sentía que su sangre fluía en estas. La calidez de aquel líquido rojo carmesí calentaba la temperatura de sus manos de oso.
Idate noto ese gesto, no será la persona mas analítica del mundo, pero era evidente que su Shirokuma-chan le sucedía algo. Al analizar su rostro podía ver como su mandíbula se tensaba, juraba oír como los dientes de ella se apretaban haciendo un ruido apenas audible.
¿Esto era porque menciono aquel esqueleto?
¿Qué haría ese sujeto como para poner a Rocma en ese estado?
Miles de preguntas recorren su mente, cada pregunta yendo rápido como una bala, todas esas preguntas suspendidas en el aire del ambiente sin respuesta alguna. La orca entrecerró los ojos, una pizca de curiosidad brillaba en ellas, su expresión divertida cambió a una de incertidumbre.
-Estás bastante tensa, Shirokuma-chan. -Idate comenzó hablar, su tono de voz suave al principio. -¿Te hizo algo ese estúpido esqueleto? Para poder romper cada hueso suyo con mucha más razón.
Su voz se hizo profunda, no está enojado, solo un poco irritado de que su querida osa polar estuviera de mal humor por otra persona que no sea él. Es el único que puede molestarla, nadie más, solo él.
Rocma no contestó, se mantuvo firme y en silencio, sus labios en forma de línea recta, ocultos por su abrigo que ayudaba a regular su temperatura corporal. Su oreja al aire libre sentía las heladas corrientes de viento que se introducen a la cueva frente suya. El gorro que ocultaba la otra oreja se movía ligeramente por esas corrientes.
Los ojos de ella se mantenían clavados en la figura de Idate. Pendientes de cualquier movimiento, uno falso que haga y una feroz batalla comienza, una en la que el pobre médico de la isla se involucra. Estando Yukisada detrás del depredador no ayudaba en absoluto, en cualquier instancia esa orca podría jugar sucio y usar a conveniencia al búho, volteando las balanzas a su favor.
Rocma temía un poquito a que eso llegase a ocurrir.
-Tu silencio no me satisface del todo, ¿Sabes? -Dijo Idate con tono burlón, aunque carecía de humor. -Ustedes dos están muy tensos y silenciosos. Que tal si animamos esta pequeña reunión con un poco de diversión, ¿Eh?
Una sonrisa desquiciada comenzó a crecer en el rostro de Idate.
Yukisada que se mantenía al margen, miró con severo temor a ambos depredadores del iceberg. Quería hacer un movimiento para salir de la pelea que surgirá de aquellas dos bestias, pero tenía miedo de que la orca lo impidiera.
Rocma dejó escapar un suspiro de pesadez, su pierna derecha se deslizó hacia atrás esparciendo la nieve acumulada de la entrada, inclinó ligeramente el pie, la punta de la bota resonó contra el hielo. A ojos normales parecía que quería hacer un gesto casual, sin embargo para Idate esto no fue así, conocía a la perfección cada movimiento de su Shirokuma-chan.
Sus ojos de orca brillaron intensamente esta vez con una diversión reflejada en sus iris. El corazón de Idate latía a ritmos emocionados, la adrenalina de su cuerpo empezaba a recorrer rápidamente cada vaso sanguíneo, llegó a mostrar sus dientes puntiagudos, estos mismos reflejaban el reflejo de Rocma en un brillo feroz. Su aleta dorsal se movía con cautela, la punta de su pie rebota contra el suelo, impaciente de que su emocionante batalla empezará.
La protectora del iceberg se impulsa con la ayuda de su pie inclinado, abalanzándose en contra del mayor depredador del océano. Mirada fija en Idate, ojos concentrados en su objetivo, ambas garra expuestas con una sola intención...
Despedazar al desgraciado que está frente suya.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
-Shirogane... Deja de llorar, ¿Si?
La voz de Peraco no era suficiente para silenciar los sollozos que sonaban dentro de la casa de la pingüino. Esta misma observaba como aquel lobo restregaba su cara contra la pequeña mesa decorativa de su hogar.
-Esto es mi culpa, mi culpa, mi culpa. -Shiro repetía sin cesar, lágrimas suyas se deslizaban como corrientes de agua del río. -No, no, no, no, no, no...
Más lágrimas recorrían las mejillas de Shirogane a grandes cantidades, como si se tratara de cascadas. Las manos de él agarraban fuertemente mechones de su cabello blanco como la nieve misma. Sus labios temblaban con angustia y miedo al tener en cuenta que su único amigo de esta isla se encontraba en peligro.
Peraco observa la escena bastante incómoda, sabía que su compañero era un llorón, pero nunca lo había experimentado de primera mano. Ella alzó sus aletas a dirección con el con la intención de dar pequeñas palmadas para consolarlo al menos, aunque lo hizo de manera torpe.
-Ya, ya, ya. El estará bien, Rocma lo rescatara. Así que deja llorar.
Ella comentó con torpeza, sin saber cómo reconfortar a alguien. Apenas podía hacerlo con sus hermanitos, no se le da bien consolar a las personas.
Hablando de sus hermanos, por suerte para Peraco, ellos se encontraban dormidos en sus camas. Como tienen el sueño profundo, los sollozos de Shirogane no eran lo suficientemente fuertes como para despertarlos.
Aunque Peraco de igual forma quería calmar al lobo ártico, no iba a esperar a que sus lloriqueos aumentaran de intensidad.
Un pequeño silencio se formó dentro de la casita, el único sonido eran los balbuceos de Shirogane y las palmadas en su espalda por parte del Pingüino. Suaves ronquidos se combinaban con los demás sonidos de los presentes.
El ambiente de la sala era deprimente, la razón de esto era Shirogane. Por obvias razones, claro.
Tock
Tock
Tock
-Espero que sea quien creo que es.
Shirogane despegó el rostro de la mesa, mirando confundido ante lo dicho de su vecina. Peraco camino hasta la puerta, pegó la oreja y pronunció las siguientes palabras...
-¿Quién es?
-no se
-¿No se?
-yo tampoco.
Silencio fue lo que pasó después de aquel intercambio de palabras en la conversación, Peraco mantuvo su expresión despreocupada pero su mirada reflejaba indiferencia ante la voz detrás de la puerta.
Por parte de Shiro, detuvo sus sollozos de inmediato. Su cuerpo se congeló al instante, la boca de él quedó abierta ligeramente, dejando en visto un pequeño colmillo sobresaliendo de sus labios resecos. Las lágrimas del lobo se deslizaban de ambas mejillas hasta la barbilla, cayendo en la mesa, rebotando pequeñas gotas.
...
...
...
-Si, es el. -Diría la pingüina abriendo la puerta en el proceso.
¿Es así como entras a hogares ajenos?
-a veces, siempre que hay una puerta, un buen chiste de tock tock es lo ideal.
Las orejas del lobo ártico se alzaron en forma de punta, escuchar esa voz tan familiar combinado de aquel chiste tan malo que provoca que dentro de su ser se pegue un tiro de escopeta, debatiéndose mentalmente de pedirle a Rock de que le preste su arma.
Sus ojos fueron dirigidos a una pequeña persona que entró tranquilamente a la sala, lo más destacado de su rostro una sonrisa hecha y derecha, su postura relajada y serena que emanaba a la habitación. Un aura de flojera sacudió su alrededor, provocado por la presencia del pequeño individuo que él conocía perfectamente.
-¿...Sans...? -Shiro hizo una pregunta tonta, sabiendo que ni es necesario que respondiera la pregunta.
-¿sans? no tengo ni idea de quien sea. seguramente me estas confundiendo chico, yo solo soy el vendedor de nieve frita.
El esqueleto contestó con una expresión divertida demostraba en aquella sonrisa suya, levantó las manos a la altura de sus hombros mientras guiñaba su cuenca izquierda.
El rostro de Shirogane quedo duro como la misma piedra, pequeños balbuceos fueron interrumpidos por una cara totalmente perdida en la nada misma. Su piel se volvió más pálida con el pasar de los segundos mientras pequeñas gotas de sudor se formaron en la parte detrás de su cabeza.
Un solo pensamiento cruzó en su mente.
¿Nieve frita?
Peraco encontró divertida la situación, aliviada al ver que los sollozos de su vecino se detuvieron finalmente. Ella se acercó al dúo con una pequeña sonrisa en su rostro.
-No se como pero de alguna manera logras romper el mal ambiente. -Comento la chica, mirando a Sans.
-¿qué puedo decir? es mi don el matar el mal ambiente. -Sans se encogió de hombros.
A partir de ahí, Shirogane pudo salir de su congelación. Tuvo que sacudir su cabeza varias veces, sintiendo como su cerebro chocaba a todos lados. De golpe se levantó casi tumbando la mesa por poco, a pasos apresurados fue directo a por su amigo, deteniéndose justo enfrente suya.
Inspecciono cada parte de su cuerpo esquelético, sin llegar a zonas ''privadas'' cabe decir. Las manos del lobo ártico fueron colocadas en los hombros de Sans, el cual este mismo se quedó mirándolo sin comprender la actitud de su compañero.
-Gracias a funamusea estas bien... -Diría con profundo alivio Shiro en su rostro.
Sans sintió como unos brazos lo rodearon, a su vez como estos se apretaron su agarre como si no quisiera que escapara. Shiro recargo su cabeza en el, pequeñas lágrimas formándose nuevamente.
-uhh... ¿me perdí de algo? -Sans ladeo su cráneo.
-¿Qué no te has enterado? Yukisada desapareció. -Peraco lo miro cruzando sus aletas. -Esa orca debió ser el responsable.
La mención de lo sucedido hizo que Sans guardara silencio. La duda en él surgió como una pequeña bola que iba creciendo poco a poco, cerró sus cuencas, meditando la información proporcionada por su amiga la pingüina.
Peraco observó el gesto del esqueleto mágico, sus rasgos faciales se contrajeron en una confusión. Confusión al ver la nula reacción del enano, esperaba a que reaccionara sorprendido, asustado o algo así, no al nivel de Shirogane pero mínimo una expresión que muestre preocupación.
Pero simplemente se quedó callado, sin decir absolutamente nada. Solo los pequeños sonidos que hacía el lobo eran lo único que se escuchaba.
-¿No dirás nada? -Preguntó Peraco, arqueando una ceja en el proceso.
No recibió respuesta, Sans se mostró inmóvil por unos cuantos segundos. Shirogane dejó de abrazarlo, su cara mostrando duda en ella. Se alejó un par de metros para verlo mejor.
-¿rocma fue a por él? -Sans abrió los ojos, mirando a la única chica de la casa.
-uh si, ahorita mismo estoy seguro de que debe estar peleando con aquella orca.
Sans asintió brevemente, finalmente decidió dar un par de pasos hacia la puerta. Ante la mirada de ambos presentes, los cuales miraban atento a los movimientos del esqueleto.
-bueno, en ese caso, espero que todo salga bien.
-¡¿Eh?! ¡Espera! ¿A dónde vas? -Alzó la voz Shirogane, frunciendo el ceño con preocupación.
-ya sabes, por ahí. -Contestó vagamente Sans.
Antes de que cualquiera pudiera decir una palabra, el esqueleto saldría tranquilamente, cerrando la puerta al final.
Nadie de los presentes diría algo, bastantes confundidos estaban como para poder procesar lo ocurrido hace pocos segundos.
-Okey, eso fue un poco extraño. -Peraco observó indiferente a dónde está la puerta de su casa.
-¡¿Y-Y-Y s-si tiene pensado en pelear con la orca?! -Exclamó el lobo, asustado ante la idea. -¡No quiero que ese monstruo le haga daño! ¡Tenemos que detenerlo!
-Wow wow wow alto ahí vaquero. -Peraco extendió su aleta hacia el. -¿De verdad crees que Sans pelearía contra esa bestia él solo?
-Y-Yo...
-¡Exacto! Eso es absurdo, no es por querer ofender ni nada por el estilo pero... -Hizo una pausa. -Él no tiene una sola oportunidad contra la orca.
Shirogane se quedó callado.
-Apenas Rocma, que es la más fuerte de la isla, tiene complicaciones en enfrentarlo. Dudo de que un tipo que salió de la nada pueda siquiera ganarle así porque sí. -Agregó Peraco, volviendo a cruzar sus aletas.
Un pequeño silencio surgió a partir de ahí. Shirogane no intentó debatir contra ella, más que nada porque sabía muy bien de las capacidades que tiene el monstruo que siempre lo atormenta, las palizas que siempre recibe por parte de él no es algo que puede olvidar de la noche a la mañana.
Deslizó su mano izquierda hacia su brazo derecho, rascando su extremidad con ansiedad. Pensamientos negativos lo inundaron como una gigante ola de mar, el miedo empezó a crecer dentro suya, cada músculo de su ser comenzó a estar rígido al pensar el peor escenario de sus únicos amigos que ha hecho en su patética vida.
Nuevamente como antes, las lágrimas no faltaron en aparecer. Su garganta se cerró por la tristeza que comenzaba a emerger, las uñas de sus dedos se clavaron en su brazo, más en específico en su ropa, arrugándose esta misma por la presión que ejercía Shirogane.
Peraco vio este comportamiento, sintiéndose un poco mal al verlo en ese estado. El arrepentimiento no es algo que ella ha tenido en el tiempo que ha estado en el iceberg, pero en este momento puede que lo esté, un poquito.
Ella misma no tenía mucho cuidado en sus palabras, lo cual puede lastimar a las personas con las que habla. En especial a Shirogane, su vecino el cuál siempre es llorón y cobarde a la hora de enfrentar los problemas.
No es que lo odie, pero de alguna manera lo saca de sus casillas cuando no pone de su parte.
Una idea fugaz brillo en forma de una bombilla, iluminando su cerebro y eliminando toda oscuridad presente en ella.
-Oye, Shirogane. -Peraco llamó al mencionado, una sonrisa traviesa se deslizó en sus labios. -¿Alguna vez no te has preguntado si Sans tiene "eso"?
-¿Eh? -Shiro levantó la vista, sin saber a qué se refería.
-Ya sabes... ¿Crees que Sans tendrá algo en su entrepierna? -Pregunto sin ningún tipo de vergüenza la chica. Un brillo travieso se reflejó en sus ojos.
La tensión que se formó se disipó en un abrir y cerrar de ojos. Aquella pregunta de Peraco esfumó toda incertidumbre de la atmósfera que empezó acumularse hace pocos segundos.
Shirogane quedó duro nuevamente, cada músculo facial se congeló, su boca se abrió como nunca ante la sorpresa.
-¡¿P-P-Pero qué estás diciendo?! -Por poco grita el chico albino, la incredulidad en su voz se notaba a kilómetros.
-Es un esqueleto, por eso le pregunto. Tengo la duda de si el puede reproducirse. -Peraco colocó su aleta en su propia barbilla, un semblante pensativo apareció. -Si sus papás son esqueletos, ¿Cómo es que pudieron engendrar a un niño esqueleto?
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
Se cuestionó la chica, por su tono de voz parecía que se lo tomaba en serio.
Shirogane oculto su rostro en sus manos, no queriendo imaginar nada ante las preguntas de su vecina.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
-Fufufufu~... ¡Extrañaba pelear contra ti, Shirokuma-chan!
Idate exclamó de alegría, este mismo cerró los ojos mostrándole una linda y dulce sonrisa. Jadeos salían de su boca, su respiración agitada era notable, su pecho subía y bajaba a ritmos acelerados. Heridas visibles mostraba su cuerpo, la sangre escurría de su frente, marcas de garras y mordidas en distintas partes.
Rocma respiraba de manera desesperada, la mano de la orca apretaba su garganta aplastando su tráquea con una presión enorme en los dedos. Sus ojos fruncidos en ira penetraban la energía positiva que irradiaba Idate, ver esa sonrisa en sus labios le daban ganas de vomitarle encima.
La biris empezaba a subir desde su esófago.
-¡Grr...! ¡Quítate de encima! -Gruñó la mujer peliblanca, su quijada apretaba con una tensión inimaginable.
La señorita osa se encontraba en las mismas condiciones que su enemigo, su sangre fluía de su cabeza debido a los golpes contundentes recibidos por la estúpida orca.
Para alivio de ella, Yukisada pudo escapar de milagro. Solo era cuestión de distraer a Idate y darle la oportunidad al médico para que huyera, aunque este último parecía reacio a hacerlo, más que nada porque se preocupaba por el estado de la guardiana.
Basto una mirada firme y seria para que espabilara.
Al no tener ningún estorbo, es ahí donde puede desatar toda su fuerza sin preocuparse de terceros. Rocma pateó a Idate con ambas piernas, quitándoselo de encima, sentir el aliento de esa escoria en su cara le daba asco. Todo de él le daba asco en general.
Idate retrocede, su sonrisa se mantenía sin intención de quitarla. Su lengua sintió el sabor metálico de su propia sangre. Mantuvo una postura más relajada a comparación de su Shirokuma-Chan, ignoro por completo los dolores que empezaban a surgir con cada movimiento que hacía, su mano se deslizó a sus hombros, los cuales acumularon nieve debido a como Rocma lo tumbó un par de veces al suelo.
Pudo notar una violencia sin igual en ella, normalmente no le tomaría importancia pero en esta ocasión parecía algo diferente. Cada golpe y laceraciones provocadas por las garras afiladas de la osa venían con tal fuerza, ferocidad y sed de sangre notable en su rostro.
Idate arrugó la cara en disgusto, esa violencia no era provocada por él, venía de algo más que desconocido. O tal vez se daba una idea.
Por parte de la guardiana, se levantó deprisa, su brazo izquierdo fue lastimado a tal punto que no podía moverlo.Tocó su extremidad con severo cuidado, los músculos de esa parte no responden a las órdenes de su cuerpo. Rocma maldijo silenciosamente, pequeños temblores eran visibles en ambas piernas, esa pelea había sido muy intensa.
Eso era debido a una sola cosa.
Una pequeña persona en particular invadía los pensamientos de la osa.
-t o d o s u s t e d e s e s t a r i a n m u e r t o s j u s t o e n e s t e m o m e n t o.
Esa simple oración hacía eco en su cerebro. Repitiéndose sin cesar.
Rocma tenso la mandíbula, tanto así que podía romperse los dientes con tanta fuerza que está ejerciendo. Una vena remarco en la sien de la mujer peliblanca, sus iris del mismo color pasaron a segundo plano, dejando ver como toda la cuenca se convirtió en un color blanco que brillaba con fiereza.
Idate arqueo una ceja, observar este curioso comportamiento en ella le daba sensaciones extrañas en su corazón. ¿Emoción? ¿Miedo? ¿Curiosidad?
Ni él mismo sabía.
-¿Qué sucede, Shirokuma-Chan? Nunca te has comportado de esa forma... A menos de que yo me acuerde. -Pensó la orca, su espalda se puso recta y firme. -¿Será que..:?
Antes de poder decir algo...
-con que aquí están ustedes dos. Llegue en el mejor momento, creo.
Esa voz interrumpió los pensamientos de ambos depredadores. Ambas cabezas giraron en sincronía perfecta, cuatros ojos se clavaron en una figura que los dos reconocieron al instante.
-¿por que esas caras largas? parece que vieron a un esqueleto. -Sans rio un poco, el tono bromista de su voz resonaba al aire libre.
-Mira quien se le ocurre aparecer... Estúpido esqueleto. -A pesar del insulto, Idate sonrió de oreja a oreja. -No sabes la espera que tuve que esperar, tanto así que tuve que entretenerme con mi presa favorita.
Sans dirigió su vista hacia Rocma, notando todas las heridas de su cuerpo. Pero más en específico su rostro, ella lo miraba con irritación. Su expresión corporal estaba en guardia, como si la peliblanca actuará de inmediato en cuanto vea un movimiento inusual. El esqueleto inclinó la cabeza a un lado, evaluando la escena. Luego de un rato en silencio, decidió caminar tranquilamente hacia ellos.
Con las manos en los bolsillos de su sudadera, manteniendo una postura relajada a pesar de la tensión palpable en el aire. Cada paso que daba se sentía pesado, el aire alrededor suyo parecía difícil de respirar, la atmósfera era tensa, bastante tensa.
El silencio reinaba el ambiente, ninguno de los presentes se atrevía a articular una sola palabra. Un movimiento falso y se desencadena una catástrofe.
Sans se colocó a lado de la osa, su mano aterrizó suavemente en el hombro de la mujer. Esta acción sobresaltó a Rocma, que por breves momentos sus garras iban dirigidas directo al cráneo del enano si no fuese por...
-no quiero ser un aguafiestas, pero necesito tomar prestado a Rocma por unos segundos. Si no es molestia.
Antes de que Idate pudiera reclamar siquiera, su visión se oscurece de golpe. Como la última vez, no pudo ver nada más allá que una oscuridad invasora, al poco tiempo su visión se restauró.
Y igual que la otra vez, aquel pequeño esqueleto junto con la guardiana habían desaparecido.
-Genial... Se fueron sin despedirse correctamente. -Idate frunció los labios con leve molestia, aunque después sonrió con ánimos reanimados. -Oh ya que, al menos pude pelear con Shirokuma-chan otra vez.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Rocma parpadeo confundida.
Sus iris se achicaron a meros puntos, volteando a todas direcciones en busca de alguna trampa hecha por Sans. Sus manos se alzaron a sus costados, preparada para lo inesperado, un ataque sorpresa que nunca iba a ocurrir.
Su corazón se aceleró, la adrenalina volvió a surgir nuevamente recorriendo cada vaso sanguíneo suyo. Desenfundó sus garras con tanta naturalidad, hasta que su mirada cayó a una figura a pocos metros de ella.
-Que... ¡¿Qué fue lo que me hiciste?! -Preguntó la mujer osa, a punto de abalanzarse hasta que notó varios iglús y casas que eran familiares. -¿Esto es...?
-es una forma de desplazarse rápido, ¿no lo crees? -Sans le respondió con un tono juguetón.
Rocma se acercó, tomándolo de su camisa gris.
-¿Qué estás planeando, bastardo? -Afilo la mirada, gruñendo con amenaza. -¿No te bastó con la amenaza que diste antes?
-relájate, vamos a calmarnos. ¿si? -Sans levantó las manos a la altura de su hombro, guiñando el ojo derecho de forma amistosa.
-¿Calmarnos? -Repitió incrédula. -¿Piensas que esto es una broma? Maldito imbécil, debería matarte ahora mismo. Tus estúpidos chistes no te salvarán de tu muerte.
El esqueleto solo cerró los ojos, soltando un par de risas que resonaron los tímpanos de Rocma. Esta última lo miró con cautela, incluso con esa simple acción estaba atenta a cualquier cosa que haga el comediante de turno. El agarre suyo se apretó con más fuerza, la ropa de él se arrugó bastante.
-típico de ti, desconfiar de desconocidos. No te culpo, seguramente haría lo mismo. -Sans habló con calma, escondiendo algo más profundo detrás de esas palabras. -Pero realmente necesitas relajarte, ah no ser que...
¿ Q U I E R A S E S C U C H A R U N M E J O R C H I S T E ?
Rocma flaquea por un momento, recuperó la compostura, apretando los dedos con una tensión palpable. Devolvió la mirada con la misma intensidad que el sujeto enfrente suyo. Su respiración se agitó, una gran ola de adrenalina invadió su cuerpo. No retrocede, sus ojos brillaron con fuego, determinada en pelear si se desata otra batalla sangrienta.
-en fin, desearía quedarme un poco más. Pero tengo una charla con cierta maz-orca, nos vemos.
Sin poder reaccionar, en un parpadeo literalmente... Sans desapareció de sus garras. La atmósfera tensa de hace un momento también desapareció, disipándose como una llama.
Rocma se quedó ahí, de pie, procesando todo mientras que sus pensamientos la aplastaron sin piedad. Dejó caer su brazo sano a su costado, la incertidumbre sobre Sans estaba en la punta de su lengua.
''Tsk''
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Idate se miró las uñas con el aburrimiento plasmado en su cara. Hasta que un ruido como el de un switch se presentaría en el aire. Al voltearse, una sonrisa depredadora apareció en su rostro.
-No has huido. Eso me gusta. -Idate miró fascinado.
-¿me uní tarde a la fiesta? una pena. -Comentó Sans mirando a otro lado con cierta diversión brillando en sus iris. -La invitación me llegó tarde, además no tenía las energías suficientes para moverme.
El humor habitual de Sans chocaba con las intenciones asesinas de Idate, una batalla de auras era visible para los más atentos. Mientras el comediante se encontraba relajado y tranquilo como siempre, la orca asesina mostraba una sonrisa no muy agradable.
-Muy gracioso... Veo que así combates tus miedo, ¿No?
-¿miedos? nah, no tengo porque tener miedo. Simplemente bromear es algo que no puedo quitármelo de mi. -Se encogió de hombros, regresó su vista al frente. -entonces... tú te llevaste a yuki.
Sans no preguntó, afirmó con seguridad.
-Si, fui yo. -Idate reveló para la sorpresa de nadie. -Mi ''plan'' no salió como hubiera esperado, pero cometió su función. Qué es...
Atraer tu atención.
-Desde esa vez que nos vimos por primera vez, he notado que escondes algo. Desapareces y apareces como si nada, esa brujería tuya es interesante. -Avanzó hasta detenerse a unos metros de él. -Muy pocos han podido guardar su miedo ante mi, lo intentan pero sus caras demuestran lo contrario. Cada individuo era débil en combate, eso se volvía aburrido.
Idate extendió su brazo, apuntando directo al pecho de Sans.
-Tu eres distinto, solo observas con esa sonrisa fastidiosa. No expresas otra emoción que no sea esa sonrisa en tu rostro. Actúas tan indiferente en mi presencia, desde ahí captaste mi atención.
¿Serás así de indiferente cuando te haga llorar?
Sans levantó la barbilla, un semblante pensativo invadió su cuerpo por completo.
-¿lastimar a las personas simplemente por querer tener un reto en el que te diviertas? -Pregunto Sans al aire, sin esperar una respuesta de parte del depredador. -hay muchas maneras de divertirse, dormir es una de ellas. te recomendaría hacerlo, tus huesos estarán agradecidos.
-Di lo que quieras, no pienso dar un paso atrás. Espero que no te rompas tan pronto, me decepcionaría que no aguantaras más que aquel perro sarnoso. -Se burló mostrando su hilera de dientes. -Quien sabe, capaz me sorprendas.
-oye, vamos a calmarnos. ¿vale? -Sans extendió la mano con bastante calma. -no estoy hecho para combatir, escuchar eso hace que mis ojos se cierren.
-así que... ¿por qué no lo hablamos como colegas? podemos ir a comer, charlar, contar chistes, pasarla bien. digo, lo penúltimo se me da bien. -El comediante continuó diciendo, ofreciendo una oferta tentadora... para el mismo.
Idate tuvo un semblante pensativo, se cruzó de brazos, levantó el rostro mirando el cielo mientras parecía replantear la idea de su presa curiosa. Las nubes de aquel cielo azul que resplandece con alegría, los rayos del sol impactan contra su cuerpo, atrayendo el calor por su peculiar color del traje que lleva puesto.
Risas silenciosas salían de aquellos labios depredadores, le daba gracia lo chistosos que podía decir ese pequeñín. Las ganas de carcajearse palpitaban en su corazón, exigiendo liberarse para salir a la luz, algo que pudo soportar después de abrir la boca.
La orca inclinó el pecho, imponiendo su altura sobre él. Incluso con la distancia que hay entre los dos, la diferencia de estatura era bastante evidente. Una forma de intimidar a los más débiles, una táctica que no está funcionando con el sujeto frente suya.
-Con esa actitud, ¿Cómo has sobrevivido a tu alrededor? -Sus ojos brillaron con una pizca de curiosidad reflejada en las iris. -De seguro has tenido que usar la violencia en algún punto, no me trago el cuento de ''buen chico''
Esa pregunta cambió el tema y el ambiente de manera drástica. Sans inclinó un poco su cabeza a un lado, cerrando los ojos para meditar de mejor manera la pregunta planteada que fue soltada al aire. El silencio estremecedor golpeaba a todas direcciones, los segundos pasaban como horas, era increíble la paciencia que tenía Idate para esperar la respuesta del comediante de turno.
-no tengo porque usarla. no ha habido una ocasión en la que haya tenido que intervenir, que yo recuerde claro. -Respondió su pregunta, tono bajo con una ligera pereza expresada en cada palabra.
Sans se rasco su barbilla, como si estuviera intentando recordar algo, una cosa, recuerdos. Recuerdos que por obvias razones no tiene.
-ahora. yo quiero preguntar algo. -Alzó un poco la mirada, conectando sus ojos con los de la orca. -eres fuerte, ¿no? ¿entonces porqué no usar esa fuerza para hacer el bien?
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
Idate lo miro raro, extrañado y confundido.
-rocma protege a los residentes de esta isla, a su propia manera, pero lo hace. ¿por qué no intentar hacer lo correcto? un gran poder lleva una gran responsabilidad o algo así iba.
La luz solar golpeó la cara de Sans, sus iris brillaban con intensidad. Una mirada de un juez se reflejó en ellos, incluso en un lugar tan alejado y ambientado en zonas gélidas... Se podía escuchar coros alrededor de ambos. Una sensación de divinidad era notorio para los más perspicaces.
Espalda recta y erguida, hombros relajados pero firmes. Mirada fija en su objetivo, esperando pacientemente una respuesta clara, cualquier respuesta para poder analizar y comprender las palabras que saldrían de la persona enfrente suya.
Idate tenía su boca en forma de línea recta, la confusión plasmada en su rostro. Signos de interrogación flotaban alrededor de la aleta dorsal en su cabeza, esas preguntas eran enviadas como pequeñas mariposas que golpearon su torso de manera patética.
La tensión palpable en el aire colgaba de un hilo, más que nada porque la expresión corporal del depredador indicaba que atacaría en cualquier momento. Mientras que la del esqueleto es más serena y tranquila a comparación con Idate, reflejando que esto era como si Sans hacía esto todos los días.
Carcajadas resonaron en aquel silencio incomodo formado, carcajadas que eran producto de Idate, apretaba los labios con fuerza intentando guardar silencio. Acción que le era imposible y dejó fluir sus risas, lágrimas surgen en las esquinas de cada ojo, lágrimas que eran de pura risa y diversión.
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
-¡Ja, Ja, Ja! ¡Eso sí que fue un buen chiste! -Se limpió las lágrimas, una mano se dirigió a su barriga. Agarrándose por el dolor que empezó a surgir. -Que divertido eres, ¿Hacer lo correcto? Pfff... ''Responsabilidad'' -Repitió con burla.
Resopló divertido, avanzó con lentitud, sin muchas preocupaciones. Cerrando poco a poco las distancias que lo separan de la persona en forma de incógnita.
-Usar violencia contra los demás es de lo más entretenido. -Confesó sin remordimiento alguno, satisfecho por decir dicha oración. -Ver como ruegan por sus patéticas vidas es bastante... gratificante.
Sans dejó escapar un suspiro pesado, cerró los ojos con cansancio. Volvió a optar por su postura relajada.
-bueno, lo intente. supongo que es tu manera de ser, yo no soy quien para juzgar. -abrió una de sus cuencas, más en específico la derecha.
Idate resopló con fastidio. -Esto está resultando aburrido. ¿Vas a seguir actuando como juez acaso? Será mejor subir los ánimos de una vez, ¿No lo crees?
Sonrió maliciosamente, avanzó un paso más, arrastrando la nieve a su paso. Su pie rebota impaciente siendo el único sonido que resonaba en el ambiente pesado queriendo lanzarse como una bala para atacar con todo.
La capucha de Sans se mueve en sincronía con las rafagas de viento que surgieron en el momento indicado, la brisa fría del iceberg golpeaba su nuca, una sensación fría recorriendo su cráneo. Irónico que lo sienta sabiendo que no tiene piel, pero ahí estaba, como si lo tuviera.
La tensión palpable se acumulaba, era cuestión de tiempo de que esa burbuja se rompiera con un simple toque. Se inflaba cada vez más cuando estos dos seres interactúan, esta vez siendo distinto.
Hasta que...
Se rompió.
En un pestañeo, Idate se lanzó como un proyectil, la tensión de sus músculos simulaban a un cohete de pura fuerza bruta que acaba de despegar e iba directo a su destino. La expresión de su rostro mostraba una emoción similar cuando combatía con Rocma, teniendo sus claras diferencias. Sus ojos brillaron con un fuego depredador, alzó su brazo preparando un golpe que acabaría con el esqueleto si no se quitaba de ahí.
Sans no se movió ni un milímetro, permaneciendo con su típica postura relajada y despreocupada. Mantenía sus manos dentro de los bolsillos de su sudadera, esperando a que la orca llegará pacientemente.
Entonces...
''MISS''
La mano de Idate no impactó en nada, el suelo se resquebrajó debido al golpe que iba dirigido hacia Sans. Fragmentos de hielo volaban a varias direcciones, la orca permaneció imperturbable, como si ya esperaba ese resultado. Sus ojos notaron residuos de la imagen de Sans, que una vez estuvo ahí hace un segundo. Este se levantó tranquilo, volteando para ver como el comediante se encontraba a unos metros del lado suyo
-Buenos reflejos... -Murmuró sin verse muy impresionado, sacó su mano agitándolo para sacar residuos de nieve. -Esta vez no desapareciste. Interesante.
Un brillo inusual reemplazó el fuego que contenía sus iris, se giró por completo para encarar al esqueleto que lo miraba indiferente como siempre.
-¿sorprendido? ¿esperabas que simplemente me quedara quieto a recibir el golpe? -Preguntó con un tono divertido, alzando nuevamente su ceja inexistente. -supongo que no hay opción.
-¿no crees que es un hermoso día? -Volvió preguntar Sans, mirando al cielo azul. -escuchando las olas moverse con tranquilidad...
Guardó silencio, cerrando los ojos en el proceso.
-...
-...
¿?
-nah, algo me dice que esto lo dije en otra ocasión. -Pequeñas risas resonaron en aquel silencio. -seguramente otra versión mía ya pasó por esto.
-¿Qué? -Musito la orca extrañado.
''Vayamos directo al grano.''
De repente, Idate sintió un peso invisible caer en su espalda. Como si una montaña le cayera encima, intentó poner resistencia, siendo inútil. Su cara se estrelló contra el suelo, toda parte muscular quedó rígida al instante. Un aura azul rodeaba su cuerpo brillando con intensidad.
- ¡Grrr...! ¡¿Q-Qué mierda?! -Gruño con dificultad, colocando cada mano a su costado. Usó su fuerza para levantarse apenas siendo efectivo.
Escuchó un chasquido de dedos y en un parpadeo, por el rabillo de sus ojos vio como una ráfaga de huesos sobresalen del suelo a una velocidad vertiginosa. Reaccionó rápido, rodando a un lado evitando por poco ser empalado como brocheta. Ni siquiera tuvo tiempo de respirar ya que otra ráfaga de huesos volaban como proyectiles hacia la posición de Idate. Este mismo tuvo que formar una ''X'' con sus brazos para bloquear el ataque inminente.
Sintió como sus brazos fueron perforados, los gritos de dolor no tardaron en aparecer. Sangre manchaba más de la cuenta su elegante traje, ese líquido salía como las corrientes de un río, una sensación cálida recorrió sus extremidades superiores ayudando a desaparecer el frío que estaba acostumbrado a soportar.
-¡GYAAH! -Desesperadamente saco cada hueso incrustado, esto debido al dolor que surge de la nada.
Un dolor que no podía describir con precisión. Ardía como el infierno, creía que sus brazos estaban prendidos en un fuego devastador, llamas que lo consumían con cada segundo que pasaba. Ni siquiera podía tocar los huesos debidamente, parecía que estaba agarrando la lava misma.
-¡¿Qué es esta sensación?! -Idate se preguntó a sí mismo en sus pensamientos, mirando con algo de incredulidad las heridas en ambos brazos.
No pudo pensar en algo más debido a que sintió un escalofrío recorrer la nuca, una sensación fría respirando detrás de su cabeza tanto así que su cabello se erizó. Al voltearse velozmente tanto así que parecía un borrón a la vista, sus ojos se clavaron en una...
Extraña calavera.
Y otra.
Y otra más.
4 calaveras similares a la de un dragón, rodeándolo en varias direcciones.
Idate abrió los ojos, sus iris se contrajeron ante lo que sucederá a continuación.
Cada una de ellas abrió su mandíbula dejando escapar un gran resplandor blanco, esos rayo de luz viajan a toda velocidad en contra del depredador. El cual ni tiempo tuvo de mover un solo músculo, siendo impactado inevitablemente.
Una gran cortina de humo se formó al poco tiempo, la nieve salió expulsada a todas partes. Sans se mantuvo al margen, observando con serenidad, este mismo entrecerró los ojos con cautela. Ese ataque no lo mataría de inmediato, de eso estaba seguro o quien sabe, tal vez la pelea haya terminado de esa manera aunque él estaba dudoso de eso.
El humo se dispersó, dejando visible la figura de la orca.
Este último presentaba heridas más graves, sus piernas tiemblan al intentar mantenerse en pie. De ambos brazos la sangre goteaba manchando la poca nieve que aún quedaba, el rostro de Idate expresaba dolor como nunca lo había experimentado, su quijada se apretaba con fuerza, la respiración de él se aceleró, intentando reunir el máximo oxígeno.
-¿C-Cómo es que logro hacerme tanto daño...? -Susurró incrédulo, logró moverse un poco. -No soy tan vulnerable en muchas partes excepto en mi cola.
Chasqueo la lengua con algo de fastidio, su mirada fruncida aterrizó en Sans.
-hmmm. ¿sabes? Muchas personas no suelen utilizar su ataque más fuerte primero. -Levantó las manos a la altura de sus hombros mientras sus iris miraban a otra parte con diversión. -nunca entendí el porqué.
Con eso dicho, la batalla ha comenzado.
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
https://youtu.be/WJgt6m6njVw
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
Idate a pesar de las circunstancias, su boca formó una sonrisa que se ampliaba al saber lo que se avecinaba. Irradiaba una emoción similar o tal vez incluso más grande que cuando combatió con Rocma, su cola se meneaba lentamente, antes de azotar con firmeza contra el suelo. Otra forma de intimidación que a dentro suya sabía que no serviría con el estúpido esqueleto.
Apoyó ambas manos en sus rodillas, los temblores de su cuerpo eran difíciles de explicar si se debían a los terribles daños que recibió o de una explosión de adrenalina. Una adrenalina que su cerebro enviaba como respuesta, por alguna razón la dopamina también era enviada como estímulo.
Sin decir nada, sus piernas actuaron de inmediato. Avanzando a zancadas, moviéndose a máxima velocidad, cada paso que daba resonaba con fuerza.
Al llegar, su zapato tocó el suelo. Flexiono su pierna hasta subirla por completo para encajar una patada en el cráneo del comediante.
''MISS''
Sans inclinó su cuerpo a un lado, sintiendo el viento rozar sus ropas. No acabó ahí, también tuvo que inclinar su cabeza hacia atrás esquivando por poco unas garras afiladas con intenciones de romper huesos, el comediante juro sentir como las puntas de estas tocaban ligeramente la zona de su nariz.
''MISS''
''MISS''
''MISS''
''MISS''
Cada golpe y patada eran esquivados con elegancia. Para Sans era tan natural reaccionar a cada ataque con facilidad a pesar de lo vago y flojo que era, se movía fluidamente como una serpiente en su terreno, sus ropas se arrugaban con cada movimiento ejercido.
El esqueleto se alejó manteniendo la distancia, alzó la barbilla cruzando miradas con la orca asesina. La electricidad recorría al tener ese choque entre ambos, chispas se formaban alrededor de ellos.
-normalmente, cada uno de nosotros cuenta con un turno para atacar o actuar. -Sans explico de repente. -debería ponerse negro alrededor nuestra, aparecer un cuadro gigante y tu alma dentro de esta.
-¿De qué mierda estás hablando? -Idate cuestiono confundido, aun permaneciendo su sonrisa emocionada.
-oh nada, veo que aquí no siguen esas reglas.
Idate ni quiso cuestionar a qué se refería, impacto un puñetazo hacia el suelo. Rompiendo hielo y un gran hoyo surgió de ello, agua fue salpicada, gotas cayeron en ambas mejillas del depredador. Amplió su sonrisa mientras sus ojos brillaban con fuego nuevamente.
Se sumergió antes de que Sans pudiera procesar lo que estaba apunto de hacer.
La gran temible orca, se encontraba debajo de los pies del comediante. Un plan infalible, llevar al esqueleto al agua... Estar en su terreno le daría la ventaja, la victoria podía saborearla.
Sans bajó la vista, notando leves temblores en sus pantuflas blancas.
De un momento a otro, sacó su mano de su bolsillo y con un gesto casual... Nuevamente el cuerpo de Idate fue rodeado de un auto azul intenso, este último intentó moverse, siendo imposible porque su cuerpo no respondía adecuadamente. Era como si se hubiera congelado en el agua, algo ilógico si te lo pones a pensar.
Sans alzó su mano enguantada, acción que provocó que la orca se estrellara rompiendo todo a su paso. Idate levitaba en el aire, la expresión de su cara era indescriptible, abrió los ojos algo incrédulo por la circunstancia en la que se encontraba. Suspendido en la superficie con varios fragmentos de hielo cayendo de su cuerpo, así como también gotas de agua.
Ni pudo pensar adecuadamente una vez sintió como su cuerpo fue arrojado hacia la montaña más cercana, su espalda cobró factura al chocar contra la estructura natural del iceberg.
-¡AHG!
De su boca expulsaba saliva, el dolor recorría cada fracción muscular.
Para rematar, los huesos que salieron de la pared fueron incrustados en distintas partes.
¿Acaso la pelea termina ahí?
-Jejeje... Creo que era bastante obvio, usas magia para pelear. -Comenzó a hablar con dificultad, sus labios temblaban al decir cada palabra. -Para mi preferencia personal, me hubiera gustado que fuera un combate cuerpo a cuerpo
Con esfuerzo pudo salir y mantenerse de pie incluso con la cantidad de heridas que ha conseguido en tiempo récord. Saco cada hueso empalado, ignorando el dolor generado al hacerlo.
-Ahora no importa, esto lo hace mejor. -Exclamó con alegría, dio un paso hacia adelante.
Pasó su mano para remover cualquier imperfección que contenía su traje, su nariz aspiraba desesperadamente, jadeaba indicando lo cansado que sentía. Su cuerpo exigía descanso, pedía a gritos que se detuviera, quería colapsar ahí mismo.
No podía hacerlo, no quería perder de una manera tan fácil. Sería ridículo que un esqueleto enano lo venciera con tan solo simples gestos, eso podría dañar su reputación si alguien se enterara que recibió una paliza de un desconocido que salió de la nada prácticamente.
-¿en serio tenemos que seguir con esto? -Sans preguntó con un tono cansado, dejando escapar un suspiro.
-¡Por supuesto que sí! Esto solo acaba de comenzar.
-podemos simplemente dejarlo en paz, usar este día como una pequeña anécdota para reírnos. -Entrecerró los ojos con diversión. -porque si das un paso más en ese estado...
''vas a pasar un mal rato, colega.''
El silencio estremecedor volvió a aparecer enseguida. Sin sentirse intimidado ante esa frase, el mundo parecía realizarse, los únicos seres que actuaban sin verse afectados eran aquellos dos que no cedían al uno ni al otro.
-¿Pasar un mal rato? -Imito con burla, sin saber el peso y significado de esa oración. Dio una zancada sintiendo sus articulaciones crujir, estremeciéndose al escuchar sus huesos de esa forma. -Solo será cuestión de acertar un golpe.
Idate sin avisar, cerró la brecha entre ambos en un pestañeo. Levantó su brazo, inclinándose hacia atrás preparando un potente golpe, el sudor bajaba de su sien, su cuerpo no iba a soportar más presión, cada pierna flaqueaba con cada paso que daba.
Las fuerzas se iban perdiendo, una mueca se formaba en la expresión del depredador. Rugió con su voz reverberando en el área.
En un último aliento, soltó un puñetazo que iba con toda la fuerza que poseía.
''MISS''
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───
Sans ladeo su sonrisa, un ojo que mezclaba los colores azul y amarillo brillo con intensidad. Esquivo de un salto a solo unos cuantos metros de Idate, moviendo su mano en un gesto de despedida.
En el lugar donde estaba antes, se encontraba un gaster blaster recién aparecido. Idate ni pudo articular una palabra al sentir como su cuerpo fue envuelto en un resplandor, esa luz lo envolvió quemándolo por dentro.
Fue enviado a volar cayendo en el agujero recién hecho, un gran chapuzón resonó en el área.
Parece ser que la pelea terminó antes de tiempo.
Sans permaneció inmóvil durante unos segundos, esperando el momento en que Idate volviera a la superficie o intentara atacar debajo suya. Cualquier movimiento estaba atento y cauteloso, la atmósfera de hace un rato se había esfumado en un abrir y cerrar de ojos.
-quizás debiste hacerle caso a tu cuerpo.
Su tono juguetón alivió la tensión que aún persistía en el ambiente.
-no estoy hecho para esto. -Habló consigo mismo, moviendo sus extremidades y escuchando cómo crujían.
Miro al otro lado, observando con calma las nubes que se desplazan en el cielo.
Necesitaba tomar una siesta urgente.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
No todo se trata de sexo, Men-Raro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro