Si estás bien,
es porque estoy mal
y viceversa.
Eso provocó una explosión,
que alteró mi coeficiente intelectual,
causó derrame pleural
y quedé mirando
el cielorraso del hospital.
Las flores ya marchitas,
eran benévolas para mi vista
y el alcohol se apoderó de rutina. Formando un tapón
de obstrucción,
para no oírte,
durante las noches de pasión.
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