Burguesía
Los jóvenes burgueses
de Buenos Aires,
atraídos por el encanto de la noche y la insolencia que sonaba
como pequeños cascabeles.
Distrajeron a los transeúntes
con el ritmo colosal
del dos por cuatro.
Se decretó una fiesta,
donde las arrabaleras perfumaban a sus víctimas con incienso.
Aprovechando la coyuntura,
fui a enjuagarme los ojos turbios
y caí en el lecho con la boca reseca. La sorda vibración no terminaba, sin ofender cometí errores
y me arrojé hacía el precipicio.
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