𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 15
Querido Cupido
"Sanando un corazón afligido"
[...]
Anomalía.
Los días pasaron y la rutina fue la misma. Ese jueves trabajé en la mañana y, en la tarde, me reuní con Melissa a la salida de la universidad para hablar sobre el progreso del informe. Corroboré que todo iba en orden; de hecho, ya había adelantado la introducción y las preguntas que explicaríamos en el informe desde mi celular mientras me transportaba.
Cuando llegué a mi casa, revisé mi celular y tenía 32 llamadas pérdidas de mi madre.
Entré de inmediato para explicarle, sin embargo no me esperaba encontrar a mi madre con los ojos llorosos. "¿Qué son estas horas de llegar sin avisar?", preguntó con un tono severo que me estremeció. En ese momento, me arrepentí de todos mis pecados.
"Perdóname la vida, tengo tantas cosas en la cabeza... Ni siquiera tengo excusa, mamá", comenté, tratando de explicar la situación.
Sentí una mezcla de culpa y frustración. Sabía que debía haberla llamado, pero el tráfico y las preocupaciones del día habían hecho que se me olvidara. Mi madre me miró con sus ojos llenos de preocupación y cansancio, me di cuenta de cuánto significaba para ella que yo llegara a casa segura.
"Debes tener mucho cuidado. No andes muy tarde por la noche", dijo con un tono preocupado. Esa fue la bienvenida que recibí al llegar a mi hogar, afortunadamente llegué sin inconvenientes junto a ella.
"Sí, mamá, solo que esta vez había más tráfico...", dije, y lo siguiente que recibí fue un fuerte abrazo por su parte. Escuché algunos sollozos que me paralizaron, y me recriminé haberla hecho sentir así. "Lo siento", susurré, tratando de calmarla mientras le correspondía su muestra de afecto.
"Me tenías preocupada, avísame la próxima vez", mencionó en mi oído con una voz quebrada que me daba escalofríos.
"Bueno, trataré de que no vuelva a pasar...", respondí, intentando aliviar su preocupación. Nos abrazamos durante varios minutos y tuvimos una breve charla. Luego de eso, me iba a dirigir a mi habitación, sintiendo el peso de su angustia. Sin embargo, me volteé hacia ella una vez más: "¿Ya tomaste tu medicina?", pregunté de manera casual.
"Sí, he sido puntual con eso", respondió mi madre con una sonrisa que me tranquilizó.
"Está bien, buenas noches, mamá", me despedí, subiendo directamente a mi cuarto mientras Perla me perseguía. Sentía el suave golpeteo de mi gata contra mis talones, su pequeña presencia un consuelo para mí, me resultaba gracioso sentir su pelaje contra mis pies.
Al llegar al piso superior, abrí la puerta de mi cuarto y encendí la luz. Mi habitación estaba exactamente como la había dejado, la diferencia es que Cupido habia organizado mi cama y mi desastre con los papeles. Me senté en la cama con un suspiro, dejando que el cansancio del día se desvaneciera.
"Te regañaron, chica ruda", comentó el zorro con la intención de burlarse, apareciendo de repente desde una esquina de la habitación. No me sorprendía que haya escuchado la conversación con mi madre, él era un chismoso de primera.
"Calla", respondí, lanzándole una mirada amenazante. De repente, observé con curiosidad un pequeño grito ahogado por parte de No. 10. Obviamente la razón era Perla.
Él estaba temblando ligeramente mientras volaba por encima de ella a una distancia prudente. Sin embargo, tomó una profunda respiración, cerrando su ojo en el acto para calmarse a sí mismo. Poco a poco, comenzó a descender hacia el suelo. Creí que se había desmayado, pero no fue así; bajó por su propia voluntad.
Ahora estaba haciendo contacto visual con mi gata. ——H-hembra, yo no quiero hacerte daño... —— comentó nervioso, levantando sus brazos a manera de rendición. Perla observó sus movimientos mientras este sacaba cuidadosamente un trozo de galleta. ——Toma esta ofrenda y no me lastimes—— dijo, extendiendo su brazo.
Me sorprendió el gesto de No. 10. Creí que ese monstruo comegalletas guardaría ese trozo para más tarde; sin embargo, lo ofreció a mi gata.
Perla maullaba mientras se acercaba cautelosamente. Su postura mostraba curiosidad por la "ofrenda" de No. 10. Con un rápido movimiento, Perla arrebató la galleta con sus garras, examinándola como si fuera un tesoro. Luego se la comió y observó a No. 10 con atención, moviendo juguetonamente su cola.
Como agradecimiento, se acercó lentamente y comenzó a lamer su mejilla izquierda; lo que más me sorprendió fue que No. 10 no se alejó. Su cola temblaba levemente, pero permaneció en su lugar.
Cobarde pero decidido.
Me quedé atónita, pero no quise decir nada para no arruinar el momento. El zorro, volando a mi lado, también estaba en silencio. Compartimos una mirada cómplice, dándonos cuenta del gran avance de la pequeña esfera.
No. 10 cerró su ojo mientras Perla continuaba lamiéndolo, y emitió un pequeño sonido de alivio, aunque su piel lucía más pálida de lo normal. Perla, por su parte, ronroneaba disfrutando del ataque de afecto que le estaba dando a la esfera.
La escena era tan inusual como conmovedora, y no pude evitar sonreír ante la extraña amistad que se estaba formando ante mis ojos.
"Creo que poco a poco va superando su miedo", susurré al zorro, colocando una mano en mi boca para que No. 10 no escuchara ni leyera mis labios. El zorro levantó una oreja, pero seguía cruzado de brazos, con una expresión escéptica.
"Pues yo no pensaría eso, creo que su miedo es infinito", comentó, con un tono divertido.
Observé a No. 10, quien parecía completamente concentrado en no huir mientras Perla lo lamía con entusiasmo. Verlo ahí, tratando de mantener la compostura, me hizo sonreír. "Vamos, dale un poco de crédito. Está haciendo un gran esfuerzo", dije en voz baja, tratando de defenderlo.
El zorro hizo un gesto de indiferencia, pero sus ojos mostraban un destello de orgullo. Sabía que, aunque no lo admitiera, también estaba contento de ver a No. 10 enfrentando sus miedos.
——G-Gracias hembra pero... ya voy volar —— dijo No. 10 con una mezcla de nerviosismo y orgullo. Pero antes de que pudiera terminar, Perla se le abalanzó encima y comenzó a darle bofetadas con sus patas, acabando con el momento de paz. ——¡Humano ayúdame!
"Voy a terminar una redacción", comenté incrédula, dirigiéndome al zorro. "Vigila que no haga desastre tu amigo... o que sobreviva", murmuré divertida mientras me dirigía a mi asiento.
"Estará bien, tú concéntrate", respondió el zorro con un tono despreocupado, levantando un pulgar. Saqué mi computadora portátil y me senté en mi mesa para terminar el informe en parejas con Melissa. Me sumergí en la tarea, escribiendo y organizando varios aspectos según la estructura que había planeado.
Al final, observé cómo había quedado el word y quedé satisfecha. Solo faltaban los detalles visuales, pero me encargaría de eso después. Con una sensación de logro, levanté los brazos y estiré mi espalda, sintiendo cómo los músculos se relajaban después de estar tanto tiempo en la misma posición.
Mientras disfrutaba de ese pequeño momento de descanso, noté a Perla jugando con No. 10 y el zorro observando con su habitual aire de superioridad. La habitación estaba llena de una energía tranquila y no pude evitar sonreír.
Cuando activé el wifi de mi teléfono, comenzaron a llegarme muchas notificaciones. Asumí que, por el sonido repetitivo, era Mark. Acomodé mi postura para contestar, sintiendo una mezcla de curiosidad y efectivamente, era el chico popular que no tenía vida social.
Mark Davisson.
Escribiendo...
"Salgamos mañana" 7:00 p.m.
"Por favorcito" 7:00 p.m.
"Estoy muy aburrido 🥹 yo invito" 8:01 p.m.
"Piensalo, ¿si?" 8:01 p.m.
"¿Estás ahí?" 9:02 p.m.
"¡Pequeño sol! ¿Sigues viva?" 10:02 p.m.
"Reportaré tu desaparición si no me contestas" 10:30 p.m.
"¡________!" 10:45 p.m.
"." 10:49 p.m.
— Llamada online pérdida —
[Haz leído este chat]
Mark era una persona que requería mucha atención o, por el contrario, sobrepensaba demasiado. Aprendí eso de él en los últimos días, me reí sutilmente del drama que armó. Para evitar la salida, pensé en una excusa; no tenía nada que hacer el viernes y pensaba descansar. Sin embargo, me llegó otro mensaje de él, que decía...
Mark Davisson
— En línea —
"Ya viste el mensaje, gracias al cielo😪 ¿Cómo puedes dejar que me preocupe así?" 10:50 p.m.
"Hola, lo siento... Estaba ocupada y había tráfico" 10:51 p.m.
"Y respecto a tu propuesta, no tengo ganas de salir" 10:52 p.m.
"Anda, di que si" 10:53 p.m.
"Además no tienes clase mañana" 10:53 p.m.
"¿Cómo sabes eso?" 10:54 p.m.
"Ay ___________, te delataste solita 😂" 10:55 p.m.
"Eso es trampa" 10:56 p.m.
—Envío stiker de gatito "Victorioso"
"Aprovechemos y salgamos, mira que estás muy ocupada y no sé cuando podemos salir. ¿Qué dices?" 10:57 p.m.
"No" 10:58 p.m.
"Te compraré comida..." 10:58 p.m.
"Uff está bien, pásame la dirección... ahí estaré" 10:59 p.m.
"¡Eso! Nos vamos a despejar, confía en mí" 10:59 p.m.
[Haz llegado al final del chat]
Suspiré con resignación, pensando en cómo Mark sabía convencerme, pero no importaba. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras reflexionaba. La habitación estaba sumida en una tranquilidad tan extraña como reconfortante, lo cual me despertó mis sospechas.
"¿Entonces... es una cita?", una voz suave pero burlona susurró en mi oído derecho, provocando un sobresalto que casi me hace caer el celular.
Miré alrededor, intentando encontrar el origen de la voz, pero solo vi a ese chismoso. "¿¡Qué carajos haces leyendo mis chats!?", pregunté exasperada. El zorro estaba justo detrás de mí, con una sonrisa pícara en el rostro.
"Yo solo volaba por aquí", mencionó divertido, señalando el espacio alrededor de nosotros. Lo miré incrédula, tratando de procesar su excusa.
"Volabas por aquí, claro...", murmuré, rodando los ojos. "Qué excusa tan barata", admití.
El zorro, con su usual actitud despreocupada, se acomodó a mi lado, observándome con una mezcla de curiosidad y diversión. "Está bien, está bien... pero admito que es muy interesante verte tan emocionada por una supuesta cita", mencionó, sonando directo como siempre.
"¡No es una cita!", respondí rápidamente, sintiendo de nuevo la irritación por culpa de sus provocaciones. Noté que mi voz había subido un poco más de lo necesario y traté de calmarme. No quería que mi madre me escuchara.
"Claro, lo que digas...", respondió con una sonrisa traviesa, su tono estaba lleno de burla. "Solo no olvides suavizar tu cara de pocos amigos y no sé... Volver a nacer para que lo conquistes con un rostro angelical", dijo con ironía.
"Muy gracioso...", contesté con sarcasmo, rodando los ojos. "Sabes que Mark no me gusta y tiene novio, deja de molestar", dije, esperando que con eso me dejara tranquila. Pero estaba claro que alguien como él no dejaría el tema fácilmente.
"Entonces... ¿Solo te le acercas por diversión? Que malvada eres", insinuó con una sonrisa, acercándose un poco más.
"Deja de malinterpretar las cosas, zorro", contesté con indiferencia, aunque por dentro sentía una ligera molestia por sus comentarios. Crucé los brazos, tratando de mostrar desinterés, pero sabía que él podía notar mi incomodidad.
"No ayudas mucho, hasta te pusiste nerviosa y ensuciaste tu camisa frente a él", murmuró el zorro, comenzando a carcajear mientras se sostenía el abdomen. Eso fue todo, era la quinta vez en la semana que me lo recordaba, y cada vez lograba hacerme sentir más incómoda.
"¡Quédate tú con Perla mañana, prefiero ir con No. 10!", dije, mirándolo directamente a los ojos, tratando de imponer mi decisión.
"Tú no puedes darme órdenes", replicó, cruzándose de brazos con una actitud desafiante.
"Si no me haces caso, dormirás envuelto en la manta y no te desataré", respondí y me incliné hacia él, asegurándome de que le quedara claro que estaba hablando muy en serio.
"¿En serio crees que tu intento de amenaza me da miedo?", dijo el zorro con tono burlón, desafiandome con el contacto visual mientras yo levantaba una ceja de manera despreocupada. Hubo un silencio incómodo y...
Esa noche, el zorro durmió envuelto en una manta.
Resopló molesto mientras intentaba acomodarse. Me acomodé en mi cama, sintiendo una satisfacción secreta por haberle dado una lección. Perla, acurrucada a mi lado, ronroneaba suavemente, ajena a la pequeña victoria que acababa de ganar.
"¡¡Suéltame ya!!", escuché eso varias veces hasta quedar profundamente dormida.
[...]
La humana y su amigo zanahoria se encontraron en un sitio lleno de muchos humanos, como Hoshina no pudo venir, yo la estaba acompañando mientras estos se saludaban. El lugar estaba decorado con flores y música suave, pero todo era opacado por la cantidad de personas que pasaban, los cuales hablaban de temas aburridos que yo no entendía.
Sin embargo, el chico zanahoria estaba un poco decaído, no era como siempre se mostraba. Sus hombros estaban ligeramente caídos y su sonrisa habitual parecía forzada. "¿No estás feliz de verme? Elegí venir antes que dormir, más te vale que sea divertido", preguntó la humana, frunciendo el ceño con preocupación y un toque de sarcasmo en su voz.
El chico zanahoria levantó la vista lentamente, sus ojos encontrándose con los de ella. ——Es que quería presentarte a mi novio, pero me dijo que le surgió algo de último momento—— confesó desanimado. ——Estoy preocupado, ¿será que no me ama ya? —— preguntó, agarrando de los hombros a la humana para agitarlos, casi como si quisiera llorar ahí mismo.
"Tal vez tiene mucha tarea, no seas tan tóxico", respondió la humana incrédula. Quitando sus manos de encima.
Él la observó con resentimiento e intentó protestar, ——Pero...
"Pero nada, vamonos que me debes un pollo frito", interrumpió la humana, agarrando su brazo y arrastrándolo con rapidez.
Me pareció graciosa la forma en que la humana dominaba la situación y siempre se salía con la suya. Mientras se llevaba a regañadientes a el chico zanahoria, me salió un pequeño mensaje que me avisaba que desbloqueé una submisión. Moví por curiosidad su contenido y se desplegó un anuncio grande. Sonaba como si palpitara un corazón.
SUB - MISIÓN
– Contenido desbloqueado –
Mientras la humana se alejaba con su acompañante, yo quería descubrir qué estaba sucediendo.
Miré alrededor, la multitud se movía con prisa y mi curiosidad estaba al límite. Activé mi habilidad para visualizar los porcentajes y, a primera vista, todo parecía normal. Las parejas que caminaban juntas mostraban porcentajes de compatibilidad superiores al 80%.
Sin embargo, cuando miré hacia atrás, mi atención se centró en un porcentaje que destacaba de los demás.
Era un porcentaje que brillaba con un color morado intenso y emitía rayos negros intermitentes. Pero fue el número en sí lo que me hizo sentir una profunda inquietud. Algo no estaba bien.
¿Qué significaba?
« 122% »
Intenté ver de quién se trataba, pero el porcentaje se alejó entre la multitud.
Volé desesperadamente con la intención de encontrarlo, pero varias personas se atravesaron y comenzaron a soplar burbujas que flotaron en el aire, las cuáles chocaron con mi ojo. ——Humanos insolentes... ¿¡Qué les pasa!? —— grité y me limpié los ojos rápidamente. Observé los alrededores para corroborar si ese 122% estaba cerca.
Pero no tuve éxito, se había esfumado por completo.
——Se escapó... —— murmuré decepcionado, pero una sensación indescriptible me invadió. Si todas las alertas estaban relacionadas con esa persona, debía entender la razón.
¿Porqué era una sub-misión?
Una vez me había rendido, me dirigí a la dirección donde fue la humana antes, pensando en la situación detenidamente... Era hora de contarle a mi compañero los extraños sucesos.
Porque podrían estar relacionados con las personas que acechan a la chica.
CAPÍTULO 15
- ANOMALÍA -
"¿Quién dijo que un 0% es lo único inusual?"
Susan's Note
Nueva revelación para los que están intrigados con las escalas inusuales. 🙈
¿Va acorde con sus teorías? ¿Ya adivinaron el impostor? 👀
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