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Epílogo

Unos días después.

Pesadamente se levanto de la camilla, sus zapatos tocaron el piso sintiendo el abrasador frío del hospital.

Se paro guardando la pequeña libreta en uno de los bolsillos de su ropa y camino pesadamente para salir de la habitación.

Eran las cinco de la madrugada y en ese día sólo había dormido una hora, y eso era mucho para alguien como él.

Los turnos de guardia son fuertes para todo aquellos que trabajaban en un lugar como ese.

-¿Cómo se encuentra doctor Udai?-le preguntó una amable enfermera-¿Si pudo dormir?

El peli negro sólo asintió despidiéndose con la mano, su turno había acabado y esa noche estuvo tranquila.

Al salir del hospital se estiró libremente, escuchando los huesos crujir, bostezo guardando su bata en la mochila y colocándose su suéter favorita y encima la chaqueta negra.

Las mañanas siempre eran frías pero esa lo era más por el cambio de clima y época del año.

Froto sus delgadas manos esperando entrar en calor y se encaminó a casa.

De camino compró comida para desayunar.

Llegó al departamento; al abrir con llaves se encontró con su padre sentado en la mesa, con una botella de alcohol y varias colillas de cigarros junto al encendedor en mano.

El chico suspiro cansado, puso la bolsa de comida en la mesa e intento despertar a su padre sin tener mucho éxito. Le dejó en sus hombros su chaqueta y camino al cuarto de quien era de su hermana.

Justo en el suelo se encontraba un chico peli rojo abrazando una almohada.

-Agni-san-le habló-Traje el desayuno.

Después de lo sucedido el peli negro se encontró con el chico en el hospital derrumbado, no tenía a donde ir y su hermana era su único familiar. Se quedaron en las mismas condiciones así que lo dejó quedarse en su casa.

Y a pesar de confesar que él fue quien apuñalo a Oyuki, no lo dejó a su suerte.

-Gracias Tenma-kun-murmuro el jóven.

Todos pasaban por sus pérdidas a su manera.

-Iré a la casa de los Sano para dejar unas cosas... ¿Quieres acompañarme?

Negó con la cabeza haciéndose bolita en el suelo, pegando un broche a su pecho.

-Bien, no olviden desayunar-mencionó caminando por el cuarto y cargar unas cajas-Ahorita vuelvo.

Salió de la habitación para ponerse delante del mayor que seguía dormido en la mesa.

-Tomaré tu carro prestado-anuncio tomando las llaves para salir del departamento e ir al auto.

El camino fue tranquilo y aún era muy temprano, no tardo en llegar a la casa tradicional donde vivían los Sano.

Bajo del carro abriendo la puerta de los asientos traseros y cargó una de las cajas más grandes, cerra la puerta con el pie y fue hasta la entrada para tocar, recibiendo un grito de que esperará un segundo.

Una chica rubia abrió.

-¿Se le ofrece algo?-pregunto la chica sonrojandose.

-Buscó a Manjiro Sano... ¿Mikey?-dijo dudoso-Vengo a dejarle unas cosas.

-Disculpe un segundo-señalo cerrando la puerta para llamar a su hermano a gritos que fueron escuchado por Tenma-¡Mikey, un chico súper guapo te quiere ver!

Incómodo se encogió de hombros acomodando la caja que cargaba.

Tardo unos minutos pero el rubio apareció con el ceño fruncido y despeinado, se notaba que fue despertado por la chica que se encontraba detrás de él mirando. Su rostro se relajo al ver al mayor.

-Tenma...-susurro sorprendido de verlo-Pasa, pasa-lo invitó moviéndose a un lado para que el chico pasará.

Tomaron asiento en la sala.

La muchacha le extendió al peli negro un vaso de agua ya que era invitado.

-Gracias-agradeció bebiendo, dejando el vaso en la mesita para hablar-Mi hermana antes de.... -dejó sus palabras al aire-Bueno, a ella le gustaba dar regalos y los preparaba desde meses antes... A lo que voy es que dejó algunos para sus amigos, pero yo no los conozco a todos, así que te los vengo a dar para que los entregues a quienes serían sus dueños.

Le dio la caja a Mikey quien no dudó en abrirla encontrándose con varias cosas.

-No los término de arreglar, pero cada cosa tiene el nombre de alguien-agregó jugando con sus manos.

-Oyuki... -musito la fémina saliendo corriendo de la sala.

-¿Era Emma?-cuestionó el peli negro.

-Si...

-Ya veo-su voz bajo-Su regalo era de los únicos empapelados, supongo que pronto será su cumple años.

Él adolescente saco el mameluco gigante que tenía su nombre: era de dinosaurio.

-También quiero darte esto-Tenma sacó la libretita de su bolsillo-Era de ella, escribía pensamientos y anécdotas que pasaba con ustedes... Tú eres muy mencionado-sonrió débilmente-Te apreciaba mucho y repetía lo caprichoso que eres-rió amargamente.

-No puedo aceptarlo, tu debes quedartelo-intento regresarlo sin éxito-Tenma-san...

-Ya lo leí como mil veces, aparte, tengo algo mucho mejor-mostro un reproductor de música que tenía la firma de su madre y hermana.

El rubio algo indeciso abrió la pequeña libreta notando que las hojas tenían fechas muy antiguas y recientes, pero algo le llamó la atención, y eso era que unas hojas parecían arrancadas.

-Unas cosas deben mantenerse privadas, eso te incluye-comentó el de mayor estatura-Ella ya está descansando.

Mikey se inclinó ante el Udai.

-Perdón, no pude protegerla.

No debía pedir disculpas, él también se sentía responsable de lo que pasó con Baji y su hermana, los quería demaciado y hasta un día antes habían cenado entre risas, ni siquiera pudo despedirse de ninguno de los dos por ir al trabajo; más tarde se enteró por unos doctores que dos adolescentes habían muerto, y esos eran ellos.

Con miedo se escondió en las horas extra del trabajo, ojeras estaban debajo de sus ojos y su apariencia no era realmente la mejor. Ahí fue donde se encontró con Agni y juntos hablaron, expulsando sus problemas y el dolor que sentían, pasaron horas así y lo ayudó un poco a liberar lo que tenía guardado.

-Esta bien, Mikey, no fue tu culpa-sacudió sus cabellos rubios-Todo está bien...

Se quedó un rato más platicando con el chico hasta que Tenma dijo que tenía otras cosas que hacer.

El cementerio era su siguiente parada.

Miro la tumba de Oyuki.

-Ustedes siempre estaban juntos por lo que me contaron-artículo escondiendo sus manos en los bolsillos de su suéter-Llevaron demaciado lejos eso de estar juntos por siempre. Tenían una larga vida por delante y aquí están... Se suponía que ustedes tendrían un hijo primero, así sería el tío genial que le daba dinero a mi sobrino para consentirlo.

A un lado de la tumba de Oyuki se encontraba la de Keisuke.

-Que injusto-exclamó. Volteo regresando al carro.

Un rubio se encontraba perdido en sus pensamientos, caminando cerca del parque de su casa.

-Es una noche perfecta para hablar de esos viajes en el tiempo que haces, ¿no crees?

Congelado dirigió su visita a el mayor que se encontraba sentado en un columpio, saludando amigablemente con su mano al teñido.

-Mi hermana te describió perfectamente-comentó mirándolo de pies a cabeza.

-¿Quien eres?

-Mmm... Un nuevo aliado-sonrió soltando su cabello largo-¿Por que no te acercas para ver lo que te dejó?-pateó la caja que llegó cerca de los pies del rubio.

Temeroso abrió la caja.

Sus ojos se abrieron sorprendido al ver demasiadas hojas con distintos planes, cada uno de ellos perfectamente entendibles y con alteraciones que podrían llegar a tener, agregando notas y observaciones, suponiendo varios escenarios en los que se podría encontrar a futuro. Estaba impresionado de todo que leía.

Los aplausos provenientes del peli negro lo asustaron.

-Acabemos con Kisaki Tetta-declaró caminando hasta donde estaba el chico-Takemichi Hanagaki.


Próximamente subiré el alternativo. Denme tiempo.

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎

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