|| Desde el inicio ||
• No tiene relación con la trama original.
• Esto es lo mejor que pude hacer en tan poco tiempo. Perdón si no es lo suficientemente bueno.
• En Spotify ya está la playlist de toda la historia, pueden encontrarla como: Baji Keisuke (Queen Frost)
• Disfruten que será el último especial.
Despertaba por no sentir la calidez a su lado; tanteo con su mano buscando la presencia de Keisuke algo inquieta.
Abrió los ojos dándose cuenta que el peli negro no estaba en la cama, apretó las sabanas. Se levantó bostezando, sacudiendo su cabello para acomodarlo mientras se colocaba sus pantuflas de conejitos.
Sin hacer ruido salió de su habitación y se encaminó al cuarto de a lado, pero tampoco había rastro de ninguna presencia, cerro la puerta y siguió caminando hasta llegar a la sala de la casa, justamente en el sillón se encontraba Keisuke dormido y en su pecho se encontraba otro ser. Keitaro, su hijo.
Un pequeño de tan solo tres años de nacido.
El niño más lindo y tierno del mundo bajo los ojos de sus padres y las personas que lo conocían.
Su cabello blanco y negro junto a esas perlas que tenía en sus ojos por parte de Oyuki, su piel pálida y largas pestañas albinas, teniendo unos colmillos de leche idénticos a Keisuke... Simplemente hermoso.
Con cuidado se acercó a los dos y sonrió al verlos.
—Amor—le susurro al chico para despertarlo, riendo al ver marcas del cojín en su cara—Kei.
—Shh...—la silencio abriendo los ojos, no estaba dormido en verdad, fingió apenas escucho los pasos de la chica—Vas a despertar a Keitaro—señalo bajando su cabeza para ver que no se haya despertado.
—¿Qué hacen aquí? Deberían estar en la cama cada uno—cuestionó poniéndose en cuclillas a su lado, acariciando el dorso de la mano del chico.
—Estaba llorando en la madrugada, así que lo traje a la sala para que no te despertara—explicó procurando no levantar al infante con su voz—¿Lo hice bien?
—Claro que si amor, eres el mejor—beso su frente con cariño al igual que la cabellera semi albina del niño—¿Si lograste descansar? Puedo llevarme a Keitaro a su cuna.
—No, así me gusta... Puedo sentir su latidos de acerca.
La mujer se terminó sentando en el piso, dejando caer su cabeza en el hombro del contrario, mezclando sus cabellos albinos y negro como los del bebé.
—¿Soy un buen padre?
—Él mejor de todos—. Se quedaron un rato en esa posición hasta los gruñidos de alguien se sonaron—¿Quieres que te prepara algo amor?
—Y si mejor salimos los tres juntos a desayunar—propuso con ilusión—Podemos ir al centro comercial después, le pondré esos lentes de sol súper geniales a Kei.
No podia negarse.
Sus días de descanso era disfrutarlos lo máximo con su familia.
Si. Su familia. Baji Keisuke su esposo y Baji Keitaro, su primer y único que tenían.
Ella trabajaba en una marca de ropa reconocida y tenía que pasar mucho tiempo fuera de casa, por esa razón en su tiempo libre y vacaciones salían juntos a varios lados. Por otro lado Keisuke cuidaba mayor parte de los días al pequeño y mantenía su tienda de mascotas, la mujer cada día le expresaba lo agradecida que estaba con él, repitiendo el amor que sentía y empeño que ponía por su familia.
—Bien—aceptó poniendo su mano en la espalda del niño—Pero te recuerdo que vamos a ir a la casa de Emma y Draken por la fiesta de su hija, no podemos faltar.
Otro detalle es que cuando cumplieron la mayoría de edad ambos se mudaron a otra cuidad para iniciar con sus estudios universitarios, quedando permanentemente en dicha ciudad lejos de sus amigos. Se vieron varias veces luego de eso pero en menos de tres años dejaron de verse por que cada quien inicio con sus familias, complicando el viaje para reencontrarse. Esta vez sería diferente, con su hijo un poco más grande ya podrían ir a la ciudad donde nacieron y pertenecen.
—¿Es hoy?
—Es hoy—confirmó viendo como el Baji mayor suspiraba cansado.
—¿Pero si vamos a ir a desayunar?
A él le preocupaba más comer.
—Si no te levantas rápido y nos marchamos pronto puede que alcancemos a salir—fue más que suficiente que dijiera eso para que se levantara, despertando a su paso al niño que abrió los ojos asustado por el repentino movimiento.
—Ya estamos despiertos, vámonos.
La albina lo miro mal quitándole a su hijo para que no llorara por la bruscalidad de Keisuke.
—Ve a cambiarte, salvaje—le ordenó con seriedad, llevándose al bebé en brazos a su cuarto para vestirlo y tranquilizarlo de paso.
Justo como dijieron fueron a desayunar a una linda cafetería y regresaron a casa para hacer sus maletas y emplear carretera a su destino.
Keisuke miro de reojo a sus espaldas sin obtener resultado por estar en el volante. Habían pasado casi una hora de viaje y sus dos tesoros venían callados en la parte trasera, Keitaro en su silla especial y Oyuki cuidando de el por si necesitaba algo. Esperaba que fuera más escandaloso por ser su primer viaje pero era lo contrario.
Miro por el espejo retrovisor y lo que pudo ver fue al infante jugar con la mano de su madre, teniendo un chupon de vigote que lo hizo reír recordando que él se lo compró.
Aparte de eso llegaron sanos al hotel donde se quedarían unos días. Esperando a que diera la hora para ir a la fiesta de la hija de Draken y Emma.
—Di pa-pá—deletreo el peli negro sosteniendo a su hijo por la axilas, pegandolo a su pecho para luego subirlo—Repite para que te vuelva a bajar.
—Ma-má.
—Correcto, pero ahora di pa-pá—insistió, su paciencia se iba poco a poco y su hijo se reía de ello—Pa-pá... no es tan difícil de decirlo, es relativamente lo mismo.
Una vez más el niño se burló de él diciendo mamá.
Gruño mostrando sus colmillos, siendo copiado por el menor.
—Tú eres igual que tu madre, siempre retandome.
El niño hizo un puchero enfadado, una vez más arremedando a su padre.
—Eres un tramposo, solo copias lo que hago y no lo que digo—bramo volviendo a bajar y subir al niño que rió divertido—Di papá o no te daré de comer.
—¡Keisuke deja de molestar a nuestro hijo!—grito desde el baño la jóven.
—¡Por que mierda puede decir mamá si yo siempre le estoy repitiendo que diga papá! ¡Ni siquiera se de donde saco la palabra mamá!
—¡No digas malas palabras en frente de nuestro niño o iré a patearte!—amenazó.
—¡Es que no lo entiendo!—vocifero confundido para luego ver al bebé que trataba de decir algo—Ni se te ocurra repetir la mala palabra o tu madre me va a matar.
—Pa....
—Eso es, sigue sigue, pa-pá.
—¡Mamá!—alzo sus brazos feliz.
—¡No!—alargo la o bajando al infante para sentarlo en la cama—Aveces creo que eres tan inteligente como Oyuki que por eso te burlas de su pobre padre.
—Papá...—susurro el niño preocupado por la cara triste del mayor, poniendo sus manitas en sus cachetes para llamar su atención.
—¡Lo sabía! ¡Estabas fingiendo no saber!—alzó la voz riendo por haber descubierto al menor.
—¡Kei!—exclamo la albina haciendo que los dos voltearan a verla por el diminutivo tan parecido de ambos—Keisuke—corrigió—¿Qué opinan?—les preguntó la fémina luciendo un conjunto de ropa.
—Ese me gusta, pero le quedan más las botas—respondió dando su opinión—¿Si escuchaste que Keitaro dijo papá?
—Mew—balbuceos salieron de la boca de semi albino, copiando los gestos de su padre.
—Felicidades—sus mejillas tenían un leve sonrojo por haber visto acción tan linda de su hijo copiando a su pareja. Sacudió la cabeza y volvió a ver su atuendo—¿Seguros que estoy bien? Siento que falta algo, no hemos visto a nuestros amigos en años y ah—grito al final por haber recibido un almohadazo en la cara.
—Deja de pensar o harás fallo circuito—exclamo teniendo las risas de fondo del semi albino que aplaudió por su padre divertido—Ya vámonos, quiero presumirle nuestro hijo a Mikey... si es que aparece.
—No te burles o dormiras afuera.
Mikey esta pasando por ciertos momentos y no necesitaba ser molestado por nadie, de eso se encargaría Oyuki.
—Que injusto.
—Yo pague el hotel.
—Okey, si es justo. No le diré nada.
Siendo la hora indicada pusieron un pie en la entrada de la casa, pudieron escuchar los chillidos de los niños. Keitaro alertado escondió su cara en el cuello de su madre asustado.
La puerta se abrió de imprevisto mostrando a uno de los gemelos Kawata.
—Sonrisas—habló Keisuke recibiendo un pequeño golpe en su cabeza por parte de la albina.
—Smiley, es un gusto verte de nuevo—aclaro la chica con pena.
—Entren, la pelea de niños se esta poniendo increíble—rió ignorando lo que dijo Baji y animandolos a pasar—Bienvenidos a su peor pesadilla.
Todo era un desastre. Niños pequeños corrían de aquí para allá y unos gritaban o se tiraban en el piso.
A lo lejos se encontraban los más cercanos de lo que fue una vez la Tokyo Manji, persiguiendo a sus hijos u otros platicando entre todos los gritos.
Se adentraron hasta llegar con sus amigos para saludar. Cabe destacar que el menor de los Baji desapareció en unos segundos una vez bajo de los brazos de Oyuki.
—Keisuke, ¿donde esta Keitaro?—le preguntó al no ver al semi albino.
—No te preocupes, debe estar por aquí.
—Lo voy a buscar—anuncio pasando entre la gente.
A varios metros lo encontro hablando con un adulto de cabello corto y negro, solo pudo ver su espalda pero no necesito ver más para saber donde estaba su hijo quien era lo que más le preocupaba. Lo dejó platicar con el tipo para que luego notará su presencia y corriera a su lugar para abrazarla, cargando con el una caja de color verde y rosa.
—¿Quien era Kei?—preguntó curiosa, no lograba reconocer a la persona por simplemente ver su espalda, pero se había ido tan pronto llegó el menor con ella.
—Inve-invencible—respondió con esfuerzo la nueva palabra que conocia.
—Eso no es un nombre cariño—rió cargando al semi albino para ir donde su esposo.
—¡Oyuki-chan!—se acercó Emma tan hermosa como siempre—Perdón por no recibirlos, estaba ocupada tratando de sacar a Reiko de su cuarto.
La chica alzó una ceja confundida.
—Nuestra hija no quiere salir de su habitación, le tiene miedo a los demás niños—explicó Draken llegando igualmente con Keisuke.
—¿Han tratado de juntarlos a todos y ponerlos a pintar?—propuso el peli negro algo irritado por el ruido de los infantes. Acostumbrado a lo tranquilo que era Keitaro—Algo tiene que llamarles la atención para que se callen.
—Alguien con carisma que pueda hacerle de mago o payaso.... —murmuro la albina. Todos voltearon fijando sus vistas en alguien en específico.
Un peli negro de enormes ojos azules perseguía a una mini copia suya.
—Takemichi—pronunciaron.
Llamaron al chico y planearon todo un escenario improvisado, atrayendo a los niños a mantener silencio y ver el show que se inventaron.
Con todos sentados y participando con Takemichi ahora era el momento perfecto de sacar a la hija de Draken y Emma de su cuarto.
—Reiko, tienes que salir... Todos vinieron a verte y darte muchos regalos—le habló con cariño la mayor—No tienes que tener vergüenza amor.
Emma estaba adentro de la habitación y los demás esperando en la entrada, dándole espacio a la niña para que pudiera salir, pero no sirvió de mucho y la mayor salió cansada.
—¿Y cuál es la razón del por que no quiere salir?
—Los hijos de Takemichi y Chifuyu estaban peleando, accidentalmente tumbaron a Reiko—menciono Draken frunciendo el ceño—Quería matarlos por hacerla llorar pero no dejaron.
—¡Obviamente no te van dejar acercarte!
—Necesito conocer al Chifuyu Jr. —comento Baji aguantando la risa.
—Chicos, dejen eso y piensen en algo para sacar a Reiko de su habitación—regaño Emma.
—Podemos ofrecerle pastel o los dulces—comento la albina bajando al menor que se movía inquieto, algo raro en él.
Mientras discutían que hacer un pequeño semi albino se acercó a la niña con su caja de regalo y se lo extendio a la rubia con algo de dificultad ya que era de el.
Reiko indecisa tomó la caja y la abrió, manteniendo su cabeza gacha sin haber visto quien estaba frente a ella, se sorprendió al ver un peluche de ranita esponjoso. Sonriendo apretó a su cuerpo la rana y observo la mano de quien le dio su regalo; los ojos de la pequeña brillaron al ver al niño, cautivada por el extraño color de su cabello e iris de sus ojos, no tardo en tomar su mano y salir juntos de la habitación, siendo vistos por los adultos que estaban más que impactados.
Él había logrando lo que nadie pudo.
Oyuki y Keisuke se miraron, sonriendo orgullosos de Keitaro.
Era como si la historia se volviera a repetir.
Baji Keisuke es para mi es uno de esos personajes que espero nunca olvidar en la vida, y aunque me digan que es simplemente una animación realmente llore por él y sentí cada dialogo con todo mi corazón.
28/Agosto/2021
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎
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