32
Lo primero que hicieron al llegar al departamento fue tirarse al piso del cuarto de la chica y darse un respiro.
Esa mañana fue agotadora para ambos.
—Perdón—se disculpó el peli negro como por séptima vez desde que se alejaron de Mikey y el lugar abandonado, se culpaba por no haber hecho más para ayudarla en su semi secuestro.
—No fue tu culpa, yo solita me subí a ese auto para-
—Si ya se, pero si ubiera notado que me quitaron mi celular no te habría pasado nada—se autocrítico ocultando su cara con sus manos.
—Las accidentes pasan y no hay manera de evitarlos, a menos que veas el futuro—lo ánimo tomando asiento a su lado—¿Quieres que te de mimos?
—Ew, no, no soy un niño al que puedas consentir—se quejó avergonzado.
Y aunque esas fueron sus palabras, no pudo resistirse a darse la vuelta y acostar su cabeza en las piernas de la albina dándole la espalda, cruzando los abrazos mientras sentía las caricias de la contraria que no discutió por su acción.
—Berrinchudo—susurro en voz baja pensando que se había dormido.
—Te escuche viejita—exclamó abriendo un ojo para luego volver a cerrarlo—Más a la derecha—dijo dirigiendo la mano de la jóven—Ahí.
La compañia de ambos se hizo más unida que antes, pasaban mayormente del tiempo juntos luego de lo que sucedió en el festival y el problema que tenía Baji con no querer aceptar la ayuda de Udai.
Fueron suficientes esos tres días para resolver cada conflicto interno que tenían.
—Uki-chan... ¿Tú de grandes te quieres casar?—pregunto de la nada el chico, sorprendiendo a la mencionada.
El matrimonio no era algo en los planes de la fémina, ella quería primero terminar sus estudios y emprender... Simplemente no le interesaba por el momento, pero talvez en un futuro lo acepte como última opción y con la persona indicada.
—¿Por que lo preguntas?—cuestionó picando en la entre ceja del chico.
—Mi mamá nunca se casó con mi padre... Me dijo que era imposible hacerlo si no era a quien realmente amaba—aclaró tomando la mano de la albina para restregar su mejilla contra ella y finalmente darle un beso.
—Yo opino que tu mamá fue inteligente—mordió su labio. No quería decirle que la señora Baji pensó bien antes de casarse con su padre pero no al tener sexo con ese hombre, pero también se lo agradecía internamente por tener a su hermoso hijo que se hizo su mejor amigo y lo quería demaciado—Ahora que lo dices, creo que mis padres tampoco se llegaron a casar, nunca e visto fotos de su boda.
—Tenemos unas familias un tanto disfuncionales—sonrió mostrando sus colmillos.
Estaba en lo correcto, pero ahora ya están bien, o más o menos.
—¿Habrá comida en el refrigerador? Tengo hambre.
—Puedes ver si papá cocino algo antes de irse—rasco su nuca nerviosa—Pero si gustas podemos preparar algo juntos.... o pedir.
—Mmm, pediré pizza—se levantó caminando a la sala donde estaba el teléfono inalámbrico.
Si que era lento para entender.
A los cinco minutos regreso diciendo que tardarían al rededor de treinta minutos.
—Estoy aburrido, ¿y si vendemos nuestras almas?—sugerio aplastando con su cuerpo a la más pequeña.
—Suena divertido, ¿a quien se las darás?—pateó al chico para que la dejara respirar.
El cambio radical del tema de conversación parecía irreal, pero la chica estaba igual de aburrida que él. Ya no le importaba hacer hacer un ritual satánico para discutir con un demonio y con ayuda de Baji agarrarlo para golpearlo entre los dos, eso podria calmar su aburrimiento.
Incluso podía cambiar su alma por algo alocado para dominar el mundo.
Cosas normales cuando no sabes que hacer.
—Al señor Jesucristo—respondió sacando un papel dobado de su chaqueta—Firmemos para entregar nuestras almas y garantizar nuestra salvación, amén.
Oyuki lo miro viendo que iba en serio con lo de firmar un pactó.
—Creí que venderias nuestras almas al diablo, pero no me quejó—levanto los hombros desinteresada—Espero que tengan aire acondicionado haya arriba.
—Me consuela saber que no soy único que también pensó eso—exclamó extendiendo el lapicero con el cual firmaría—No te arrepientes, Uki.
Podía ver menos de un cuarto de hoja, había una línea horizontal donde se suponía que debía poner su firma.
Nada fuera de lo normal para la chica.
—Quiero creer que realmente venderemos nuestras almas al de arriba, y no es una clase de trampa para quedarte con todo lo que voy a heredar por mi padre—habló con ironía firmando la hoja con rapidez.
—No te preocupes, solo será una novena parte de la riqueza—contestó burlesco.
De igual manera el chico firmó y miro con un leve sonrojo el papel.
El día anterior cuando se quedó a solas con Nozel y terminaron hablando sobre Oyuki, ella es alguien especial para ambos y parecía que era de lo único que podían hablar sin quedar en un silencio sepulcral. Y juntos llegaron a un acuerdo...
—¿Podemos besarnos?
—Cielos, ¿que carajos te pasa?—bramo agarrando un fuerte rojo en sus mejillas—Estas más raro de lo usual.
Anhelaba decirle un sin fin de palabras a la albina, poder confesar su amor sin ser un cobarde y arruinar la amistad que tenían desde la infancia, al mismo tiempo quería gritarle todos esos pensamientos que se guardaba y abrazarla fuertemente entre sus brazos para estar juntos.
Tener su compañia y tomarla de la mano era algo que deseaba pero también le ruborizaba la idea por que simplemente no era lo "suyo", manteniendo ese carácter que Keisuke consideraba como una mierda, arruinando todas las cosas románticas que quería hacer pero las guardaba como algo lejano y si mismo.
Con una pizca de valor se acercó hasta su rostro, examinando cada pequeña imperfección como lo mejor de ella, notando todos los gestos nerviosos que hacia por su presencia tan cerca de sus labios.
La chica terminaría desmayada por como la miraba con esa seriedad tan atractiva.
—¿Me permites besarte?—repitió cerrando sus ojos. Su aliento cálido golpeo a Oyuki, erizado su cuerpo por la voz tan seductora y grave.
No eran una pareja y aún así ambos ansiaban unir sus labios. Sería la primera vez que ellos se basarían y no parecen querer retroceder.
Escuchaban sus respiraciones y juraban también poder escuchar los latidos golpeando sus cajas torácicas.
—.... No me quedaré con las dudas de saber que sería besarte—exclamó Baji, acabando con el espacio para poder probar los labios de chica.
La inexperiencia se notaba, pero no lo detuvo para tomar un ritmo lento para saborear con paciencias lo que era la sensación por primera vez.
Por otro lado la albina intentaba procesar todo lo que ocurría.
Regresando a sí, subió sus manos hasta plantarse en el pecho del chico, apretando su ropa para atraerlo más su cuerpo, también siguiendo el tranquilo beso que se estaban dando.
Lentamente el peli negro fue empujando con cuidado a Oyuki hasta terminar encima de ella sin aplastarla, colocando sus brazos a los costados de su cabeza como soporte.
Son solo unos adolescentes probando y explorando lo que era sentir el deseo de besar a la persona que más amaban inconscientemente, tomando todo el tiempo que querían para experimentar esos nuevos sentimientos dulces y amargos que tenían.
Detuvieron su acción un segundo para pegar sus frentes y tomar aire agitados.
—¿Vale repetirse? Es que aún no me quedo claro—justificó Oyuki desviando los ojos, utilizando las palabras que él había dicho antes de besarla—Las dudas de saber como besas siguen presentes.
—Eres tan... —exclamó dejando todo al aire. Se derretía con cada cosa que decía la chica y eso lo avergonzaba, pero le gustaba de alguna una forma—No te apartes de mi.
—Sólo si tu no me alejas por tu salvajismo de meterte en problemas, te seguiré hasta el infierno si es necesario—mordió su mejilla dejándole una pequeña marca de los dientes—Tú me cuidas a mi y yo te cuido a ti, es justo.
—¡Dices que yo soy el salvaje y acabas de morderme!
—Completamente justo—apartó su playera mostrando la cicatriz que le había hecho de niña—La tuya se borra en menos de unos minutos, la mía es de por vida.
¿Como olvidarla? Él fue el causante de esa marca en su piel. No importaba cuantas veces ella le repita que eran unos niños, que fue sin intensión; le era un amargo recuerdo verla llorar mientras sangraba y sostenía su cuello tapando la herida.
Depósito un beso en la cicatriz, teniendo en cuenta que eso no volvería a pasar y de a partir de ahí la cuidaría.
—Muerde todo lo que quieras—le dijo enseñando su cuello a la albina—Así estaremos a mano.
—Kei, no voy a morderte—lo apartó poniendo su mano en su cara—Deja de pensar que me molesta, ya te perdoné, tonto. Mejor hay que seguir en lo que estábamos—respondió nerviosa.
—¿Basándonos?
—Iba a darte la información que conseguí de Hanma.
—Pero.... Podemos dejarla aparte por cinco minutos—insinuó levantando con su dedo la barbilla de la chica—Si quieres.
No parecía querer dejarla ir y ella tampoco tenía las intenciones de huir.
«𝘔𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘭𝘰 𝘤á𝘭𝘪𝘥𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘳𝘢 𝘵𝘶 𝘮𝘢𝘯𝘰... 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘳𝘳í𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘭𝘢 𝘱𝘪𝘦𝘭 𝘥𝘦 𝘮𝘪 𝘳𝘰𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘴𝘶𝘮𝘰 𝘤𝘶𝘪𝘥𝘢𝘥𝘰 𝘺 𝘢𝘮𝘰𝘳, 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘵𝘶 𝘺 𝘺𝘰»
No e visto el capítulo de hoy, pero voy a llorar seguro. 😔🔫
Nos vemos el lunes.
¡Gracias por leer!
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎🔥
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