18
Por su cabeza pasaba las palabras de Emma.
¿Tener sexo?
La idea de que hayan llegado a ese tema de conversación si que la había sorprendido de sobre manera. Aunque la edad de consentimiento para tener relaciones sexuales eran apartir de los trece años en Japón, ¿quien fue que dijo esa mierda?
Caminaba a su casa ha altas horas de la noche.
El tener sexo no era algo que le interesara por el momento, en cambio Emma le preocupaba quien estaba desesperada por algo de atención por parte de Draken. Esos dos saben sus sentimientos pero no hablan.
Negó con la cabeza frustrada.
Volteo brusca al escuchar varias motocicletas pasar por su lado, diciéndole varias cosas vulgares por la falda que traía, invitándola a moteles, diciendo que se la pasarían bien.
Fue un alivio que no se hayan bajado por que los habría golpeado hasta dejarlos sin dientes. Asqueada siguió caminando hasta llegar cerca de un parque.
Se detuvo al escuchar sollozos.
Camino hasta llegar al fondo; impactada dejó caer las bolsas de mandado, llevando sus manos a su boda.
—¿Pachin?—cuestionó al verlo con el cuerpo de una chica, llorando mientras la llamaba en súplica.
Ver su cara al levantarla le hizo darse cuenta que lo habían golpeado al igual que la chica que cargaba en brazos.
Tomó el impulso de correr a ellos quitándose su delgado suéter de tela para cubrir el cuerpo desnudo de la chica.
—No deja de sangrar—su amigo se miraba destrozado no sólo físicamente.
Se quito la camisa blanca para utilizar la tela.
—¡Reacciona Pachin!—grito intentando parar el sangrado de su nariz—¡Llama a una ambulancia!
El chico no reaccionaba y eso alteraba a la albina que tapaba las fosas nasales de la chica, parecía que le rompieron el tabique o desviado, no podía confirmalo pero le urgía ser atendida en un hospital.
—¡Mierda!—exclamo tomando la mano de su amigo para sostener la camisa que tenía en su nariz.
Con torpeza marco el número y ordenó una ambulancia dictando las calles en donde estaban.
—Ya viene la ayuda—dijo poniendo su mano en el hombro del chico.
Los chicos de las motocicletas... Ellos habían....
—Se van ha arrepentir por lo que hicieron—declaró mirando a la chica que no conocía. A ella también le pudo haber pasado—Van a pagarlo.
Quería hacerlos sufrir. Verlos llorar mientras pedían piedad como lo hicieron con Pachin y su novia.
—Cuídala mientras vienen por ustedes—ordeno levantándose de la tierra—Iré a un lugar antes.
—Destruyelos Oyuki—murmuro alzando su cabeza.
Se conocían. Ambos sabían que era lo que iba a ser y Pah ardía por venganza, apoyaría cualquier cosa que haría por como lo ideaba.
Era fuerte físicamente e inteligente.
Ya tendría un plan y por eso la admiraban como la mujer más fuerte y calculadora de la Tokyo Manji que solo los fundadores conocían de su existencia.
Pertenecía a la pandilla sin importar los años.
Asintió dando la vuelta tomando las bolsas del mandado. Su hermano tendría que esperar un poco más por su regreso a casa.
Esa fría noche tomaría los hilos de su adrenalina para manejarla a su antojo.
Para su buena suerte se encontró con un pequeño grupo de los mismos motociclistas en la gasolinera luego de treinta minutos bagando por la calle, compraban o más bien robaban en la tienda 24/7 a su lado.
Cruzó la puerta escuchandose la campanilla de su llegada.
Miro como todos esos salvajes agarraban cosas y abrazaban al que atendía la caja registradora mientras lo amenazaban.
—Buenas noches~ —canturreo cambiando su voz por una más aguda y añiñada, levantando su mano como saludo, llamado la atención de todos los presentes por su presencia—Disculpen, ¿esta cerrada la tienda?
—Eres la chica de hace rato—habló uno de ellos acercándose a la fémina—Es una señal verte de nuevo.
—Soy Oyuki.
—No trae su camisa—mencionó otro mirando la playera de tirantes.
La miraban lujuriosos.
—Podríamos irnos a otro lado preciosa—comentó el primer chico que habló colocándose enfrente de ella, poniendo su mano en su hombro y la otra en su barbilla para que lo mirara a los ojos.
—Genial, vamos a un motel. Oh, pero no creo que puedas pagarlo—respondió sonriendo cínicamente—¿Necesitas dinero?
—Eres una perra.
—Y no cualquiera...—sujeto su muñeca incrementando la fuerza, doblando su brazo dando una vuelta para patear su espalda y dejarlo caer de cara—Se metieron con un miembro de la Tokyo Manji y su novia. Grave error—término su declaración pasando su dedo por su cuello.
Soltaron al hombre de la tienda y se lanzaron contra ella.
Al primero más cercano lo golpe con la bolsa de mandado y le puso el pie para que tropezara y se estrellara contra el vidrio de la tienda. Aprovechando su estatura pequeña los golpeaba en las rodillas, costillas y la entre pierna.
La sujetaron de la espalda y utilizó la pared como impulso para caer ambos al suelo de espaldas, tiro la cabeza hacia atrás pegándole en la cara obligándolo a soltarla, se subió arriba de el golpeandolo constantemente en el rostro sin detener su fuerza.
La adrenalina corría por sus venas que los golpes que había recibido no los sintió ni un poco.
Volteo la cabeza al ver otro chico apuntó de lastimarla con una botella de vidrio, pero cayó, el empleado de la tienda se había unido a la pelea.
—¡Corran!
Escupió sangre al chico que seguía debajo suyo y se levantó pateandolo a un costado para que se fuera.
—Lamento el desorden—comentó mirando el tiradero de productos y la ventana rota.
—Ya era hora de que alguien los enfrentará—le resto importancia el hombre—Me disculpó por las molestias que te provocamos. Puedo darte algo de hielo para tus nudillos.
—Si no es molestia.
—Al contrario—negó caminando al refrigerador y sacar hielos para ponerlos en una bolsa—Estoy agradecido, puedes venir cuando quieras y llevarte algo.
—Beneficios de ayudar—pensó la albina sonriendo.
Luego de recoger un poco y prometer que no involucraría a la policía se fue con sus bolsas del mandado.
Llegó a la entrada de su casa con cansancio. Ingresó sus llaves a la cerradura con dificultad, quería entrar y desmayarse en su cama.
—Uki.
Se congeló en su lugar al escuchar esa voz.
—Kei.... —lo miro boca abierta. Si que había crecido y cambiado demaciado.
Tenía la misma sonrisa de cuando eran niños.
Era él.
«𝘔𝘦 𝘩𝘪𝘤𝘦 𝘯𝘰𝘵𝘢𝘳 𝘭𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘢 𝘱𝘦𝘭𝘦𝘢. 𝘓𝘢 𝘳𝘦𝘪𝘯𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘯𝘪𝘦𝘷𝘦𝘴, 𝘨𝘶𝘢𝘳𝘥𝘪𝘢𝘯𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘛𝘰𝘬𝘺𝘰 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪. 𝘎𝘦𝘯𝘪𝘢𝘭, ¿𝘯𝘰?»
Se que dije que publicaría una historia de Chifuyu y Mikey, pero no e tenido inspiración con ellos... En cambio ya publique los primeros capítulos de Smiley y próximamente una historia de Shinichiro. 😔❤✨
¡Gracias por leer y perdón si hay faltas de ortografía!
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎 🔥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro