09
Una pandilla.
¿De quien fue la maravillosa idea para golpearlo?
Si que se lo habían ocultado bastante bien a Oyuki, quien se había enterado de una forma no tan agradable.
—¡Por favor sueltame loca!
Arrastraba a un chico más grande que ella del cabello. Lo volvió a golpear sin quitar los ojos de enfrente, otros chicos con trajes de pandillas la miraban entre asustados y nerviosos.
No era para nada común ver a una mujer saber pelear y mucho menos que sea una menor de edad. Si las habían, pero era lo más extraño en el mundo en esos días.
Detrás de ella habían otros chicos inconscientes tirados, dio el último golpe de gracia para soltar el cuerpo y dejarlo caer al piso medio inconsciente.
—Malditos salvajes, tengo su sucia sangre en mi rostro—humo blanco salió de su boca. El clima era frío ese día—Espero que estén vacunados y no tengan bacterias.
De los bolsillos de su pants saco una toalla para limpiar sus nudillos.
La forma elegante de verse pelear era hermoso, parecía bailar de forma delicada pero dándole un toque de fuerza bruta.
Era la primera vez que la albina le tocaba defenderse de esa forma, estaba agradecida de haber asistido con el abuelo de Mikey todos esos años. Ese viejito si que sabía crear verdaderos monstruos.
—¿Quien sigue?—cuestionó pisando los cuerpos para llegar enfrente de los que faltaban.
Todos se quedaron callados y bajando la cabeza en sumisión, reconociendo quien era más fuerte. No podían creerlo, una chica era mucho mejor que ellos.
—Pensamos que era hombre, debe ser una broma—contestó uno susurrando para si mismo, aunque fue escuchado claramente para la única mujer.
En un segundo quedó con el pecho pegado al piso, en su cabeza estaba el tenis de Oyuki, aplastandolo mientras se quejaba. Fue tan rápido que no lo había dejado reaccionar.
Suspiro apartando su pie y se colocó en cuclillas frente el cuerpo.
—Me atacaron porque me vieron con un grupo de chicos... que son parte de una nueva pandilla—la respuesta era clara, pero quería confirmarlo.
—Si—respondió el mismo chico, aún con su frente pegada al suelo—La vimos sola y aprovecham-
—Si señorita—reclamo jalando su cabello con fuerza, levantando su cabeza para que la mirara a los ojos—Necesitan modales para tratar con una indefensa dama como yo, ¿que sus madres no los educan? Son mayores, comportense como tal y den el ejemplo por el amor de Dios.
—¡Perdon señorita!—grito con dolor.
—Estos chicos que mencionas, les hizo algo a tu grupo y querían tomar venganza, cierto—habló levantando la mirada o los demás chicos.
—¡Si señorita!—exclamaron inclinándose poco a poco.
¿Tan intimidados estaban como para inclinarse?
—Ya veo.... —murmuro levantándose, sacudió un poco su ropa y les dio otra rápida mirada confundida—Mejor vayan a estudiar o hacer algo productivo imbéciles. ¡Largo!
Su grito había sido tan potente que los congeló unos segundos para luego recobrar la conciencia y correr a sus motos.
—Por que sigues aquí—le preguntó el chico que se mantenía aún en el piso.
—¿Cuál es su nombre señorita?
Oyuki pensó seriamente si sería buena idea darle su nombre a un pandillero, después de todo le preocupaba su madre.
Miro los copos de nieve caer, admirando como caían con una belleza impresionante.
—Oyuki... —confeso finalmente—¿Y tú?
—Me dicen Agni.
—Que feo nombre—sincero con cara de póker—Okey, mi trabajo término. Lamento lo de tu frente, un parche o vendas y quedaras como nuevo.
Se despidió con la mano y se alejo lo más pronto posible del área, no quería que regresaran con refuerzos o algo.
Ahora tenía un enorme pendiente con sus traidores y mentirosos amigos.
Regreso a casa buscando la caja de primeros auxilios, apenas la encontró regreso a su cuarto poniendo seguro por si acaso.
—Oh carajo, ¿qué mierda te paso? —exclamó una voz reconocida.
Brinco desde su lugar dando media vuelta para ver a todos los chicos en su habitación.
—Oyuki—rápidamente Keisuke y Manjiro se acercaron a ella para quitarle la caja y sentarla en su cama.
—¿Ustedes que hacen en mi casa y en mi cuarto?
—Nosotros aquí hacemos las preguntas—clamó Draken con el ceño fruncido.
—No. Las que hace las preguntas soy yo malditos mentirosos—grito aputandolos con el dedo—Me atacaron por que supuestamente forman una pandilla de la que no estoy enterada.
—¿Ellos te tocaron?—pregunto preocupado Baji refiriéndose no sólo a los golpes. El enojo se veía en su cara, también frustrado por no haber estado ahí presente para defenderla.
—Se necesita contacto para matar a golpes a esas basuras, todos corrieron asustados—soltó dándole un golpecito a la mano de Mitsuya que había precionado muy fuerte en la herida de sus nudillos—Contesten si formato una pandilla.
Los chicos se miraron entre ellos.
—Yo soy el jefe—confeso el rubio más bajito—Propuse no decirte para que no te vieras afectada.
—Fue mi idea formar ToMan—también confeso Baji jalando su cabello—Soy culpable.
—Pensamos que te molestaría y nos dirías que era peligroso e inútil—dijo Kazutora uniéndose a la plática—Yo dije que sería mejor decirte por que tarde o temprano te enterarias.
—Me molesta más que me lo hayan ocultado chicos. Pensé que ya no les agradaba y por eso ya no querían salir conmigo—suspiro aliviada.
—Eso no es verdad. Nos agradas mucho y queríamos protegerte, pero parece que nunca fue necesario.
—Nuestro objetivo en resumen es ayudar quien salga herido, apoyándonos mutuamente.
La chica miro con atención a su mejor amigo, sus últimas palabras habían sido muy cautivadoras.
Con las manos vendadas se cruzó de brazos pensando los problemas que les traía formar una pandilla, pero no imposible.
Shinichiro, hermano de Manjiro también tuvo su propia pandilla y no parecía tener problemas por lo que vió.
—Listo, estaré dentro—aplaudió decidida tomando las manos de Mikey—Necesitan a una persona inteligente en su grupo, soy como un multiusos, puedo pelear, curar y les puedo ayudar en sus estudios para que no repitan el año por están en la pandilla. Seré de ayuda en lo que sea.
—Mikey—exclamó Baji negando con la cabeza .
—Puedo llevarte comida todos los días.
—Estas dentro—asintió varias veces abrazandola—Bienvenida a Tokyo Manji.
—Acepta sólo cuando le conviene—se rió Draken al igual que los demás.
—Mierda. Okey, pero estaras conmigo en todo momento—aclaró Baji apartandola del más bajito.
—Oigan, pero quiero saber como es que entraron a mi casa.
Apuntaron a Keisuke rápidamente.
—La tía me dio llaves.
—Que suerte tienes Baji—exclamó Kazutora riendo como loco mirando a Mitsuya.
—Yo solo había visto la ropa interior de mis hermanas—dijo Mitsuya sonrojado dejando a un lado las bragas; en la cama había un montón de ropa limpia lista para guardar en los cajones—Lamentamos haber entrado así a tu habitación Udai-san.
—Quiero ver también—habló Mikey acercándose a la cama con curiosidad por la ropa interior.
—Sucio—chillo golpeandolo en la cabeza.
—Estoy acostumbrado a ver su ropa—habló con orgullos el peli negro, presumiendole al rubio en su cara—Hasta la llegue a lavar por que alguien no quería.
—Largo de mi casa.
«𝘌𝘯 𝘦𝘴𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴 𝘭𝘰 𝘵𝘦𝘯í𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰. 𝘈𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴 𝘢𝘮𝘢𝘣𝘭𝘦𝘴 𝘺 𝘢𝘭𝘰𝘤𝘢𝘥𝘰𝘴, 𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘳, 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘮𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘺 𝘭𝘰 𝘮á𝘴 𝘪𝘮𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦: 𝘯𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴. 𝘗𝘦𝘳𝘰 𝘦𝘴𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰 𝘯𝘰 𝘥𝘶𝘳𝘰 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰. 𝘕𝘰 𝘧𝘶𝘦 𝘮𝘪 𝘤𝘶𝘭𝘱𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘢ú𝘯 𝘳𝘦𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘰 𝘴𝘶 𝘮𝘶𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦, 𝘢𝘵𝘰𝘳𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘮𝘪 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘩𝘰𝘳𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘮𝘦 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘣𝘢𝘯 𝘥𝘰𝘳𝘮𝘪𝘳, 𝘦𝘴𝘤𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘴𝘶 𝘷𝘰𝘻 𝘢 𝘥𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘷𝘰𝘺, 𝘨𝘳𝘪𝘵𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘢𝘨𝘰𝘯í𝘢; 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘰 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰, 𝘱𝘰𝘳 𝘧𝘢𝘷𝘰𝘳 𝘷𝘶𝘦𝘭𝘷𝘦, 𝘮𝘦 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘴𝘰𝘭𝘢»
Ando súper motivada con este fanfic, llevo como cinco capítulos escritos.
¡Gracias por leer! Sus comentarios son lo mejor del mundo.
Ayame🔥
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro