03
El primer día de clases entrando a primaria.
Había despertado más temprano de lo habitual para bañarse y cambiarse el uniforme que le había comprado y planchado su madre un día antes.
Acomodando los nuevos libros en su mochila y cepillando su cabello salió de su habitación a el de su mamá.
—Tienes cinco minutos para levantarte—pico la cara de su madre varias veces—Iré al edificio de a lado para ir con Baji.
—Ah, si, ten cuidado—respondió adormilada la mayor.
Vivían juntas desde que nació, por lo que escucho por la boca de su madre es que ya no sentían amor alguno y por esa razón sus padres se separaron de la relación que tenían, llevándose con el a su hijo mayor, Tenma, quien nunca había conocido o visto.
Bueno, ambas vivían cómodamente manteniéndose del trabajo de la mayor, tomaba los turnos de noche en el hospital para así estar mayor parte del día con prácticamente su única hija en casa.
De esa razón del porqué Oyuki le daba siempre cinco minutos más para dormir antes de levantarla del todo.
Camino al edificio a un lado y fue directamente al departamento que conocía de memoria, tocando varias veces la puerta miro su pequeño reloj en la muñeca.
—¡No dejan estar en el baño agusto!—el furioso grito de su amigo la hizo sonreír, conocía el mal genio que tenía al ser despertado o interrumpido en el baño.
La puerta fue azotada mostrando el enojo de Baji, la cual se apaciguó al ver a la albina.
—Oh, eres tú Uki-chan—exclamó bostezando, rascando su estómago—Que haces aquí tan temprano.
—¿Mi uniforme puesto no te hace pensar nada?
—¡Es tarde!—corrió a su cuarto, dejando la puerta de la entrada abierta.
La niña entró como si de su casa se tratara, descubriendo el desorden que había en el lugar.
—¿Y la tía?—pregunto. Así llamaba a la madre de Keisuke, e igualmente él llamaba así a su mamá.
—Salió muy temprano y no a regresado, no puse mucha atención estaba más dormido que despierto—contestó entre quejidos, parecía como si se ubiera caído o golpeado en su cuarto.
Ambos niños salieron corriendo del departamento y justamente se encontraron a la madre de la albina.
—¿Y tu mamá?
—No está en casa.
Sin decir nada más los tres corrieron a la primaria que no se encontraba tan lejos, pero aún así la mayor insistía en acompañarlos los primeros días.
—¡Aprendan muchas cosas y nada de peleas!—les grito su madre.
Baji la despedía con la mano feliz, en cambió Udai miraba sonrojada a su madre.
Llegaron a su salón y se sentaron juntos en una de las alargadas mesas. Varios niños iban acomodandose en las demás mesas, parece que todos llegaban tarde el primer día.
—A sus lugares—entró el maestro aplaudiendo—Hoy vamos a presentarnos y hacer una dinámica divertida.
Las tres horas más aburridas para Oyuki. Todos los niños se avientan la historia de sus vidas junto muchas mentiras en ellas, cuando solo les pidieron sus nombres y lo que les gustaba.
Sus ojos se cerraban pesadamente, mirando el reloj que pronto marcaría el receso.
—Es tu turno Udai-chan—dijo el maestro mirando la lista con los nombres de todos los alumnos.
Cuando se levantó de su asiento se dio cuenta de que todos murmuraban por el tono de su piel, cabello y ojos.
—Si, es una enfermedad... Y no, no es contagiosa—exclamó alto a los murmuros de los demás niños—Soy-
Fue cortada por el tiembre, en una fracción se segundos todos desaparecieron del salon.
—No sabía que tenías una enfermedad Uki-chan—hablo Baji mirandola con intensidad.
—Posiblemente porqué nos conocemos desde hace años que para ti ya era algo normal. ¿Encerio nunca te preguntaste porqué era diferente a los niños?
—Creí que tu cabello era blanco porqué sabes muchas cosas como un viejito.
Oyuki sonrió, y con una marcada vena en la frente por el enojo se arremango el suéter de la escuela lista para golpear a su amigo hasta hacerlo entender que no era una viejita, que así había nacido.
—Niños salgan antes de que se termine el tiempo—les menciono alzando la voz.
—Lo sentimos maestro—se disculparon saliendo corriendo del aula.
Muchos niños de su edad y unos más grandes corrían por todo el instituto jugando. Como ninguno de los dos tenían amigos decidieron quedarse juntos.
Una forma de cuidarse y defenderse de cualquier cosa o persona que amenazara contra ellos. Salieron al patio y se sentaron bajo un enorme árbol a comer el desayuno de la albina.
—La tía es increíble cocinando—halago acostándose en el césped.
—Pero si yo lo hice—corrigió extendiéndole a su boca otro pedazo de salchicha, alimentandolo mientras el cerraba los ojos agusto.
—¿Como puedes cocinar con seis años? ¡Es imposible!—exclamó Baji sin moverse de su lugar.
Apenada miro su traste con la comida, pues unos días antes había practicado con su madre a hacer un poco de todo. Hasta sus dedos tenían varias curitas por haberse quemado con el aceite, pero Baji no se había percatado de eso y tampoco que ella se estaba comiendo la mayor parte quemada del lonche.
—Si quieres podemos decirle a mi mamá que te enseñe—murmuro sonrojada, después de todo ella aún se le dificultaba y no podría ser maestra sin quemar la cocina.
—Eso sería genial... Por cierto Uki-chan, te quedó delicioso, serás una grandiosa madre—comentó acostándose de lado, dándole la espalda.
—¿Pero que estas diciendo tonto? ¡Yo no quiero ser mamá, prefiero que mi esposo me cocine a mi!—tartamudeo apretando los palillos, con el puño de su mano izquierda lo golpeo en el estómago aún avergonzada.
—¡Si sigues golpeando niños nunca tendrás esposo que te cocine!—grito voltendose y empujarla del pecho.
—¡Eres un salvaje!
— ¡Y tú, y tú.... Encontraré una palabra que te describa después!—giro subiéndose arriba de ella para golpearla.
—Mentiroso—lo pateó en su parte baja.
—¡Eso me dolió perra!
Las nuevas palabras que escuchaban en la calles se les iban pegando, como si de unas esponjas se trataran, al igual que la forma de pelear que tenían.
—¡Quitate de ensima animal salvaje!—grito recibiendo un gruñido por parte del pali negro, quien para no soltarla la mordió en el hombro hasta sacarle sangre.
Y eso que era el primer día de clases...
«𝘌𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢 𝘤𝘦𝘭𝘰𝘴𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘮𝘢𝘥𝘳𝘦, 𝘥𝘪𝘴𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢𝘴 𝘴𝘶 𝘤𝘰𝘮𝘪𝘥𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘪 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘢 𝘭𝘰 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘥𝘦𝘭 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘰. 𝘗𝘰𝘳 𝘦𝘴𝘰 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘥í 𝘢𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘦𝘳 𝘺 𝘷𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘧𝘦𝘭𝘪𝘻 𝘱𝘰𝘳 𝘮𝘪 𝘮𝘢𝘯𝘰, 𝘤𝘶𝘳𝘪𝘰𝘴𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘢𝘭 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭 𝘯𝘰 𝘴𝘦 𝘮𝘦 𝘥𝘪𝘰 𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘺 𝘵𝘦𝘳𝘮𝘪𝘯𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘴𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘵𝘶 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘮𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘣𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘵𝘳𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘪𝘥𝘢𝘴 𝘥𝘪𝘢𝘳𝘪𝘢𝘴. 𝘛𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘧𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘥𝘪𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘦 𝘮𝘢𝘳𝘤𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘱𝘰𝘳 𝘷𝘪𝘥𝘢»
¡Gracias por leer!
Ayame🔥
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