02
"Tienes que mantenerlo ocupado"
Esas habían sido las palabras de su madre.
¿Del porqué? Ella tampoco lograba entenderlo del todo.
Estaban en el parque jugando, sus madres platicaban de lejos de algo que para una niña de seis años lo lograba comprender.
Oyuki era muy observadora.
Algo andaba mal con la madre de Keisuke, pero él no parecía notarlo o simplemente se hacía él que no entendía.
Una vez se encontraron miro la figura desarreglada de la amiga de su madre, con los ojos rojos e inchados y el cabello desordenado. Esa no era la imagen con la que solía tener hermosa mujer en frente suya.
—Vamos a los columpios Oyuki-chan—ofreció animado mente el menor.
La mencionada miro a su madre que la tenía sujetada de la mano, pidiendo permiso sin decirlo en voz alta.
—Tengan cuidado.
Con el permiso de su madre el peli negro sonrió jalando del brazo de su amiga.
—Yo te empujó Oyuki.
Obedeciendo se subió al columpio siendo empujada, se la pasaba platicando y no paraba, en cambio la albina solo escuchaba y miraba desde la distancia a las dos mujeres.
Le preocupaba saber que es lo que sucedía.
—¡Ponme atención Oyuki!—reclamo detendiendo el columpio y colocándose enfrente, tapandole la vista de sus madres—¿Estas bien?
—Oye Kei... ¿Todo bien en casa?—pregunto cuidadosa de tocar un tema sensible.
—¡Claro que si! El siguiente mes iremos juntos a la primaria, estoy tan emocionado que podría comerme una nieve que llegue a ese edificio—exagero señalando el castillito del parque.
—Por qué estas emocionado si ni sabes escribir tú nombre—hablo burlona empujandolo con la pierna.
—¡Soy de aprendizaje lento!—contestó enseguida con un sonrojo en sus mejillas—Aparte no es mi culpa que esas una nerd.
—Al menos yo estoy orgullosa de saber escribir mi nombre correctamente sin pedir ayuda.
—Eres una tonta.
—Y tú un salvaje.
—Cubo de hielo.
—Burro.
Con el ceño fruncido ambos se lanzaron a golpes. De una y otra forma los puñetazos de ambos agarraban forma y fuerza, ninguno de los dos quería perder o echarse para atrás.
Los demás niños del parque comenzaron a verlos y a decir varias cosas al rededor de ellos. Nadie quería meterse entre ellos para detenerlos o separarlos.
La fuerza que ejercían era increíble, pronto se detuvieron al ver sangre escurrir de una de las albinas cejas y de la nariz del contrario.
Asustados se levantaron y sacudieron la ropa, incómodos miraron a lados contrarios tomándose de la mano pasando de todos los demás niños y se encaminaron hasta sus madres que apenas los habían visto.
—¿Pero que les paso?—grito preocupada la mamá de Oyuki, sacando toallitas húmedas de su bolsa para detener el sangrado de ambos.
—Nos caímos—mencionaron sincronizados que parecía la mera verdad, como si nunca se ubieran agarrado del cabello y ropa.
Así era la amistad de ambos, por alguna razón siempre terminaban en golpes y de algo tan simple o tonto como lo era una discusión cualquiera.
Mientras su mamá atendía preocupada la nariz del Baji menor, la mayor tenía la vista pérdida; Oyuki la analizaba sutilmente por el rabillo de sus ojos claros.
Realmente, ¿que era lo que le había ocurrido a la señora Baji como para estar tan pérdida en sus pensamientos e ignorar a su hijo ensangrentado?
Fruncio el ceño al sentir las punsadas de dolor en su ceja, la sangre escurria por su rostro, probando por primera vez el sabor metálico.
—La sangre sabe raro—comentó Keisuke que miraba el árbol por órdenes de la mayor.
—No te muevas mi niño—advirtió la amorosa madre que le ponía y ponía más papel en las fosas nasales del infante.
—Si chupas tu sangres te conviertes en vampiro.
El Baji menor volteo a verla sorprendido, como si ubiera descuento la información más valiosa del mundo.
—¿Entonces seré inmortal?—pregunto inocentemente con los ojos bien abiertos esperando su respuesta.
—Dónde escuchaste eso—rió su madre poniendo papel en su ceja.
—Televisión. ¿Si conoces lo que significa sarcasmo?
—¡Yo también quiero una televisión! Mamá, necesitamos una televisión como la de Oyuki—exclamó jalando a su madre que había recobrado la conciencia de la situación.
—Tal vez... En un futuro.
Sólo por unos segundos, unos insignificantes segundos la menor había notado el temblar de su voz.
No tenía mucho interés en la amiga de su madre, quizá porque no se relacionaban lo suficiente para tenerle un apego emocional o algo por el estilo, pero en cambio se preocupaba mucho por su amigo.
—Creo que me duele la cabeza, mamá, deberíamos ir a la tienda para que me sienta mejor y también a Keisuke—murmuro arrugando la nariz.
—¿Eh? O si, aah también me duele mucho mi nariz, creo que se me va a caer—se quejó con sufrimiento.
Oyuki quedó con cara de póker por la tan mala actuación de su poco listo compañero.
—Pobrecitos, será mejor llevarlos al hospital y que los inyecten para que ya no tengan dolor—la sonrisa junto la vena marcada en la cara de la mujer significaba que habían sido descubierto.
—Mágicamente ya me siento mejor, regresemos a casa mamá—clamó enderezado su espalda y riendo con falsedad.
—No me gustan las inyecciones—murmuro apartándose asustado el peli negro.
—Tienen razón, ya es hora de volver a casa. Baji-san, ¿quieren quedarse con nosotras a una pijamada? Podemos pasar antes al centro comercial a comprar algo—ofreció la mujer tomado la mano de ambos niños.
—Regresaremos a casa—contestó extendiéndole la mano a su hijo para que se fueran juntos de una vez.
—¡Pero porqué! Yo quiero hacer una pijamada con Uki-chan.
—Entonces mañana paso por tí, portate bien Keisuke.
Apenas término se fue. Ambas Udai miraron a la mujer, cada quien con sus pensamientos sobre dicha mujer que poco interés le había puesto a su único hijo.
Comenzaban a preocuparse.
—¡Me portare bien mamá, lo juro!—le grito Baji despidiéndose con la mano, siendo ignorado por su madre sin haberlo notado, pensando que no lo había escuchado.
Todo ante la meticulosa mirada de su amiga.
«𝘔𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘯𝘨𝘦𝘯𝘥𝘳𝘢, 𝘮𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘦𝘴 𝘭𝘢 𝘤𝘶𝘪𝘥𝘢 𝘺 𝘱𝘳𝘰𝘵𝘦𝘨𝘦 𝘢 𝘴𝘶𝘴 𝘩𝘪𝘫𝘰𝘴... 𝘠𝘰 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘰 𝘴𝘦𝘳 𝘵𝘶 𝘮𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘴𝘪 𝘵𝘶 𝘢𝘮𝘪𝘨𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘵𝘰𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢»
¡Gracias por leer!
Ayame_hatake🔥
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