17
Paso uno: hacer eso.
Paso dos: hacer lo otro.
Paso tres: fallecer.
Paso cuatro? Revivir....
El entrenamiento con los Haitani no imagino que fuera tan pesado, pero ellos parecían hacerlos sin problemas, luego estaban los extremos estiramientos con su novio, Rindou.
¿De verdad existían personas que podían abrirse de piernas de esa manera o estirarse tan siquiera de esa manera?
La chica mira sorprendida por no decir asustada siendo ayudada por Ran y Naoko; varias veces escucho sus huesos tronar pero nada que llegará a lastimarla. Sentía que se rompía su alma tratando de llegar más haya de sus pies con las manos, estirando como lo hacía el de lentes.
—¡Ya no puedo!
Eso era lo último por hoy, un sencillo estiramiento pero a la vez torturoso para la jóven que desde hace rato sentía que se moría.
—Rumi, terminaste—finalizó el estiramiento él rubio de mechas azules, levantándose para ponerse delante de la chica que se acostó en el piso respirando agitada.
—Su rutina es genial, pero no creo que sea buena para un principiante—comentó la peli gris acomodando su top negro, tomando una botella de agua para beber.
—¿Crees? Rin se la paso leyendo para darle un leve entrenamiento, normalmente hacemos más—le siguió la plática Ran amarrando todo su cabello lo más alto para que no se pegara con el sudor, pasando una toalla y levantando su playera por el calor.
No mentía, el Haitani menor en vez de estudiar se fue informando y le preparó una dieta a su novia para que no bajara de peso tan de golpe, quería que se mantuviera sana, se guió un poco por su estatura y peso, él vió cada detalle.
—Me duelen los brazos...—muemuro la peli cobriza mirando al chico que estaba junto a ella—Y tengo hambre.
Una pequeña sonrisa se formó en los labios del jóven, estirando su brazo hacía la contraria para ayudarla a levantarse.
—Te dolerá mucho más cuando tú sangre no este caliente—informó, terminando por cargar a la chica y traerla como un koala—Estoy sorprendido de tus patadas, ¿quién te las enseño?—quizo saber, le había impresionado en su momento las fuertes patadas que daba con técnica, no eran perfectas pero si increíbles.
La Ishikawa ya estaba dormida en los brazos de Rindou, dejándolo con la duda.
—Puede que Rumi-chan se vea como una chica débil y sin un mínimo de fuerza, pero ella hace largos recorridos en bicicleta entregando pedidos y cargando cajas para el local de sus padres, eso la mantiene en forma se puede decir—habló la fémina halagado orgullosa a su mejor amiga—Sería mejor que dejen a Rumi en manos de mí hermano y su mejor amigo, ellos le podrían dar un mejor entrenamiento guiado.
Él más alto miro a su hermano menor, lo conocía perfectamente para saber que lo estaba considerando sin importarle sus horas de desveló, pero no iba opinar en eso, aunque admitía que era más divertido hacer los ejercicios con... Más gente.
Al final de cuentas solo era una tentadora propuesta, que mejor que ser entrenado por alguien mucho más experimentado.
Rindou seguía pensado, dejar que su novia entrenará con el hermano mayor de Naoko pero eso les quitaría tiempo para verse, se miraban en la escuela pero no era lo mismo.
—En unos días sale South y va a estar de un lado a otro reclutando gente.... —le recordó Ran de ese problema que empeoraba las cosas—No debería quedarse de nuestro lado Rin, al menos no por estos días de violencia que vienen.
—Brahman ya empezó a crearse y la Kanto manji igual ya esta sonando por Shibuya.
Se sentía la presión, serían de bando diferentes si o si y no era divertido, ya no sería solo adolescentes peleando, lo sabían. Muchas se iban a meter, cada vez menos legales.
—¿Me prometes su seguridad con brahman?—cuestionó antes el Haitani hacía la chica.
—La cuido desde mucho antes de que tú llegaras, eso no va a cambiar.
—Esto va a ser un amor prohibido, a lo Romeo y Julieta—agregó el mayor haciendo un gesto dramático con las manos—Que romántica es la nueva generación.
Mientras Ran decía esas cosas, Rindou y Naoko cerraron su trato con la miradas, ninguno de los dos dejaría a la chica en peligro.
La música de un teléfono sonó en el patio de la casa, todos conocían a quien le pertenecía por lo que la fémina contestó al ver el número de la señora Ishikawa.
—Parece un animalito—dijo mirando a la chica que cargaba su hermano—¿Me la prestas?
—Es mi novia Ran, quitate—lo intentó patear enojado, tratando de no despertar a la joven que tenía en sus brazos, sentandose en una silla vigilando que él mayor no se les acercara.
—Que aburrido, solo vamos a tener una charla.
Rindou se tensó al escucharlo, eso dijo con sus antiguas novias y hasta parece que se fueron del país; enchino los ojos y negó la cabeza.
—Cinco metros de distancia o te rompo los huesos—ordenó siendo ignorado, aun así su hermano dio unos pasos atrás.
—Haitani, ya no los molestes—llegó Naoko con una sonrisa y ya con una paleta metida en la boca—La mamá de Rumi salió de la casa por un mandado, dice que podemos ir a la casa de sus abuelos a dejarla.... Y quedarnos un rato.
Ambos hermanos estarían tranquilos si no fuera por la sonrisa burlona en la cara de Naoko que mostraba que ir a la casa de los viejitos Ishikawa no sería agradable, como si estuvieran en peligro y serían enterrados, sin embargo, si fueron, los cuatro.
Un viaje de quince minutos en motocicletas, para eso Rumi ya estaba despierta y al enterarse de la llamada se mantuvo muy callada en el resto del camino más que para decir por donde ir, abrazada del torso de su novio recostada en su espalda.
Se alejaron rápido de la ciudad, tomando unas cuantas rutas donde se veía los campos de sembrado de arroz, encontrando fácilmente la humilde casa tradicional.
Bajaron antes de llegar para abrir un portón metálico con el apellido de la familia, caminando con las motocicletas.
—Que lugar tan tranquilo—habló Rindou empujado su motocicleta para ver a la distancia los edificios de la ciudad desde sus lugares.
—Viví mucho tiempo en este lugar con mis abuelos, pero mis padres decidieron abrir su negocio de comidas en la ciudad, el arroz viene de aquí—explica sonriendo—Ahora, chicos, si mi abuelo les pide jugar díganle que no.
—¿Al viejo le gustan los juegos de mesa?—habló con sarcasmo Ran.
—Más bien a las atrapadas—corrige Naoko soltando risas malévolas—Jueguen con el anciano, no se van arrepentir.
La peli cobriza tembló negando con la cabeza—No le hagan caso, no acepten jugar, en serio no es necesario.
—Es tradición, Rindou-kun, eres el novio, mayor razón para jugar con el abuelo—trato de animarlos, como al mismo tiempo murmurar cosas con su amiga—Será divertido se los prometo, al final da premios si le ganan.
—Por favor, no debe ser nada malo, ¿qué será un simple juego de atrapadas con un anciano que de seguro apenas puede ver?—se burló el de trenzas riendo.
—Oh ya lo verás—le siguió la peli gris.
Dejaron las motocicletas en frente en la entrada y Rumi abrió la puerta, diciendo que por las tardes la tenían sin seguro por que entraban y salían de la casa y para los mayores se les hacía muy tedioso.
—¡Abuelo, abuela!—bramo la más baja quitando sus calzados y dejando la mochila que cargo a un lado—¡Ya estamos en casa!
—¿Pequeña Rumi?
Una bajita señora fue la primera en verse, con unas cuantas arrugas y cabello canoso que a paso lento abrazo a su nieta.
Y fue en ese momento que Rindou reconoció a la mayor, era la misma anciana con la que se podría decir que peleó por la harina en la tienda; rápido giro la cabeza tratando de no ser visto, siendo notado por su hermano mayor al ver como quizo esconderse y que la tierra se lo comiera.
¿Dios? Te juro que si me ayudas voy a creer en tí...—pensó él de lentes firmando por hecho todo el odio que caería sobre él por quitarle la bolsa de harina a esa ancianita que le jalaba las mejillas a su novia y también las de Noako.
—Abuela—se quejó la peli cobriza—Ya te dije que estoy comiendo bien.
—No me mientas pequeña, tú también Naoko, te vez más delgada—las regañaba notando las enormes presencias de los Haitani, fijando la vista del chico de lentes—Eh, tú cara me es familiar.
—Que raro, no recuerdo haberla visto nunca—dijo como respuesta, aprovechando de la mala memoria de la mujer.
—Abuela Hoshi, estos son nuestros amigos de la escuela, Ran y Rindou Haitani—los presentó Naoko sobando su mejilla.
La canosa mujer junto sus manos mirandolos con emoción y una bella sonrisa, una parecida a la de su hija y nieta, definitivamente eran la copia de la copia de esa señora.
—¡Son ellos! Cuando tú mamá dijo que ibas a traer a tus amigos me emocione y cocine para todos, creí que vendría también Wakasa-kun, es un chico muy caballeroso y agradable—comentó la mayor mirando con emoción a los chicos buscando atrás de ellos al Imaushi.
—Él está trabajando, le manda saludos abuela—le respondió suave, Naoko, queriendo que no se sintiera por no visitarlos.
—Oye abuela, ¿donde está el abuelo?—pregunto Rumi con nerviosismo y emoción.
—Fue a llorar por que su nieta viene a visitarlo.
—Eso es mentira—una rasposa voz llegó dejando ver a sus espaldas un hombre alto igual canoso.... Con una enorme arma cargando de una correa en su hombro.
Los Haitani abrieron la boca sorprendidos, no esperaban para nada un señor alto y con cara de asesino serial a lado de la señor Hoshi, en verdad esperaban al típico abuelito con bastón, encorvado y lentes.
—¡Abuelo Toshio!—exclamó Rumi al verlo ya con su arma asustada.
—Voy a ir a jugar, ¿quieren unirse niños?—los reto mirando a ambos jóvenes que se habían quedado sin palabras tragando sus palabras—Si no quieren pueden quedarse.
—Yo quiero ir—levanto la mano Naoko, divertida por la primera impresión que se llevaron los Haitani, esperando burlarse despues.
—Esa es la actitud—se rió el mayor.
—No deben jugar si no quieren—le susurro la fémina tomando la mano de su novio que más que intimidado parecía sudar de emoción con la adrenalina por saber a que jugarían.
—También quiero jugar señor Ishikawa, un gusto, soy Rindou Haitani, novio de su nieta.
La sonrisa del mencionado se fue por un segundo, mirando al chico y luego dirigir la mirada al más alto.
—Ran Haitani, vengo a ver que no mate a mi hermanito.
Algo no iba a salir bien.
Llevo dos horas tratando de publicar y wattpad no me ayuda, matenme.
Esta vez no tarde tantooo en públicar. 📈📈
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎☁
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