11
Ran y Naoko llegaron al poco tiempo y caminaron para buscar un lugar para hacer su picnic. Todos sentados sobre la manta azul que trajo la peli gris junto al pastel, comenzaron a comer de todo lo que llevaron y pues... Rumi estaba con el hamster dándole cariños.
—¡Que lindo eres Nezu!—bramo acariciando a su "hijo" llevándose toda la atención de la chica que lo cuidaba para que no se perdiera en el pasto.
—Siempre creí que serias el primero en tener hijos, pero no tan joven Rin—comentó su hermano mayor jugando con una de sus trenzas burlándose de su hermano.
—No es mi... —se calló al tener los enormes ojos ilusionados de su pareja tan contenta—No es mi culpa que nunca hayas tenido una novia que te aguante.
La peli gris que se encontraba a un lado del trenzudo se rió por la ingeniosa respuesta que le dio al molesto de los Haitani.
—Que clase de tratos recibo por parte de mi hermanito, dile algo Rumi-chan—trato de protegerse fingiendo dolor.
—No estés triste Ran-kun, ya verás que llegará alguien especial para tí—lo alentó extendiendole a su hijo—Cargarlo, es tan esponjoso y lindo que se irá toda tu tristeza, pero ten cuidado.
El muchacho miro a la "rata" que compró Rindo en manos de la menor; hasta no sabía por que asemejaba el nombre de su cuñada con la bola de pelos, pero tampoco quería ser mal educado con ella y no cargar a su "sobrino". Sentía mucha presión y más con los ojos de los guardianes personales de la chica que la protegerían si decía algo en falso que podría atentar contra su corazón.
—Eres muy amable Rumi-chan, con gusto cargare a la bola de pelos—habló tomando al animalito entre sus enormes manos.
—Oye Haitani, cuida a Nezu mientras corto las rebanadas de pastel—pidió Naoko tomando el cuchillo y unos platos.
El pastel era de tono rosado claro, escogido por los hermanos Imaushi, en especial por Wakasa ya que Naoko andaba comprando otras cosas para ese rato juntos y mandaba a Rindou a comprarle un regalo a su mejor amiga.
—Este es tuyo Rindou-kun—le dijo dándole el plato—Rumi-chan no le piques al pastel, ya voy a darte tu rebanada—agregó sin siquiera levantar su mirada, ya sabía que lo haría.
Ya comiendo los dos la más alta saco una cámara.
—¿Me das de tu rebanada de pastel Rindou-kun?
—Claro, abre la boca—ordenó tranquilo, poniéndole un pequeño trozo para alimentarla.
El clik de la cámara sonó justo en el momento que ambos sonreían.
La fotografía sería un recuerdo de ambos.
—¿Nos tomaste una foto? A verla—la de cabello cobrizo inclinó su cuerpo y ocupando su mano para cubrir su boca que aún tenía comida—¿Salimos bien?
—Uh, creo que te manchaste de pastel en la cara—aclaró Naoko en broma.
—No mientas Naoko-chan—exclamano la menor nerviosa—Dejame verla.
—La verás después en un marco, se paciente—estiró la cámara para que no la alcanzara—Te la daré para tú próximo cumpleaños.
—¡Falta mucho! No puedo esperar tanto.
—Naoko... Te compró la fotografía—ofreció el rubio de mechas azules, se podría dar a entender que solo lo hacía para su novia, pero él también la quería para tenerla en su teléfono.
—Suena tentador, pero no. Será un regalo mío para ustedes, esperen un rato.
Los tres discutían que ni se dieron cuenta cuando Ran se levantó llevándose la jaula con el hamster dentro para ir a tirar la basura en un sesto, pero le llamó la atención un local de dulces tradicionales al que no podían entrar con animales.
—No te vayas a ir—fue lo que le dijo a la bolita de pelos en chiste, sabiendo que no se podría ir por estar encerrado, dejando la jaula en un banco y el yéndose a comprar.
El pequeño animalito se acercó a la puerta descubriendo que estaba mal cerrada, tratando se salirse al estar sólo, sin embargo, no logró huir cuando alguien se acercó.
—¡Que tierno! ¿Cómo te llamas pequeño?—Una niña lo había encontrado—¿Estas abandonado? Eso es triste... ¡Yo seré tu nueva amiga!
Cerro correctamente la puerta y se llevó feliz.
Ran por otro lado salió con cuatro palillos de dangos por el dos por uno que ofrecían en la tienda, mordió una de las bolitas caminando despreocupado al lugar donde estaban las chicas y su hermano.
—Oh, Ran-kun, que bueno que regresaste, estaba preguntando por tí—informó Rumi regalándole una sonrisa—¿Te llevaste a pasear a Nezu?
Mierda—pensó el mencionado al recordar a la rata de su cuñada.
Sin dejar rastro de sus emociones solo atinó a decir la verdad—Lo perdí.
Quizá para Ran no era tan importante... Pero para Ishikawa si lo era.
—¿Que hiciste qué?—quisieron saber Naoko y Rindou que exclamaron al unísono.
Ellos dos se levantaron tratando de buscar respuesta en el más alto, reclamando de su descuido y lo terrible que era cuidando mascotas ajenas. Rumi que en su cabeza se repetía sus palabras quedó destrozada.... Considerándose la peor madre del mundo y lo poco que pudo cuidar de Nezu, agregando que era un regalo que Rindou le dió.
La negatividad invadió el cuerpo de la más pequeña de estatura, abrazando sus piernas y escondiendo su rostro en sus rodillas para que no la vieran.
Su primer mascota e hijo.... Un regalo de Rindou.
—¿Dónde fue que lo dejaste?
—En una banca, a lo mejor sigue ahí, le dije que no se fuera.
—No seas un tonto—Naoko no espero que él de lentes se tardará tanto en preguntar y jalo de la ropa al Haitani que estuviera a su altura—Nos llevarás a donde dejaste por última vez a ese hámsters y te disculparas con Rumi-chan y Rindou-kun por perder a su hijo. ¿Entendiste Haitani?
—Eres muy agresiva, relájate un poco—artículo en respuesta Ran—Si no lo encontramos podemos comprar otro, no se alteren tanto, además es solo un animal, ¿verdad Ishikawa-chan?
La contraria tenía un aura deprimente a su al rededor, llorando en silencio sin haber escuchado ni una palabra de lo que decían.
—Hay límites para todo, Ran. No los sobre pases—Rindou suspiro retirando su gabardina y la dejo sobre los hombros de la fémina—Rumi... Este parque es enorme, es casí imposible hayarlo—no podía darle falsas esperanzas a su novia, debía hacerle ver la realidad de lo que muy probable pasaría; no encontrar a Nezu—Se que te encariñaste rápido con nuestro hijo, pero fue un accidente de Ran, no fue tu culpa, vamos a levantar todo y a buscarlo.
—Bien, ustedes levanten las cosas, yo y Ran nos adelantaremos a buscar a Nezu—explicó el plan improvisado que tenían, Naoko arrastró al de trenzas para que la llevará donde lo había dejado, esperando encontrarlo donde lo dejó.
Las pocas esperanzas que tenía la cumpleañera se fueron yendo con cada minuto, cansados Rindou le sugirió sentarse debajo de uno de los árboles de cerezo.
—Un bello cielo no debería ser opacado por nubes grises—le dijo el muchacho limpiando las lágrimas secas de la jóven.
—¿Puedo ser un cielo con tonalidades naranjas o rosadas?
En la cara del rubio se reflejo una diminuta sonrisa.
—Todos los que tú quieras.
A lo mejor no toda la tristeza se había ido del cuerpo de la chica, pero ya es un avance enorme, ahora venía poder dejar ese parque...
—Les avisare a los chicos que ya nos vamos—señalo su teléfono alejándose un poco de Rumi; apenas sonó el cuarto timbre reconoció la voz de su hermano junto la de Naoko peleando o discutiendo.
Estresado de por tan solo oír sus voces colgó después de decir que regresaría a casa.
Justo delante de Rindou se encontraba una pequeña niña con la jaula en la mesa y tratando de sacar el hamster sin poder lograrlo pues no quería salir. Caminando se acercó a la menor.
—¿Es tú mascota?—pregunto observando a la pequeña.
Con desconocido fianza la infante rodeó la mesa y bajo su cuerpo dejando sólo la mitad de su cabeza para verlo.
—Lo encontré sólo en una banca y quiero que sea mi amigo... Pero me tiene miedo—explicó en murmuros.
Podría tomarlo y llevárselo, aunque eso haría llorar a la niña que llamaria la atención de la gente y no quería lidiar con eso.
—No te conoce, por eso te tiene miedo. Nezu—lo llamó acercando su mano a la jaula para sacarlo, el hamster subió a la palma de su mano.
Los ojos de la niña se expandieron emocionada—¡Como lo hiciste señor!
¿Señor?—pensó indignado Rindou.
—Es mi hijo, no lo abandonamos... Mi hermano lo perdió, gracias por encontrarlo—con su otra mano tomó la jaula y giro para irse.
—¡Espere señor! ¡No puede llevárselo!—lo detuvo de su ropa.
—Claro que puedo, es mío.
—Pero-
—Escuchame niña, no quiero ser grosero pero mi novia ama a este hamster y no quiero que este triste, así que muchas gracias por cuidarlo pero, no puedo dejarlo en manos de un infante que no se sabe cuidar, crece y cuando seas mayor haste responsable si quieres de un animalito que es un ser vivo, no un juguete—probablemente sus palabras fueron muy duras, pero nunca dejaría a un animal en manos de un niño tan pequeño—Que tengas una linda tarde.
Sin más se fue a donde había dejado a Rumi, ella se encontraba sosteniendo la gabardina en sus hombros y mirando pérdida los árboles de cerezo con sus mejillas rojas por la brisa fría.
La palabra hermosa la definía a la perfección.
Se paró enfrente suya.
—Encontré a nuestro hijo, Rumi-chan.
Perdón por faltas de ortografía y la tardanza.
Lo más probable es que les de un especial Navidad, ¿lo quieren? ¿De que tipo les gustaría? Den ideas los leo.
@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎☁
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