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06

Al día siguiente apenas llegó a su salón encontró unas flores azules sobre su pupitre.

Miro para todos lados buscando a Rindou pero no estaba.

—Que bonito detalle—habló Naoko junto a ella.

Era mucha coincidencia que fueran de su color favorita luego de habérselo dicho ayer al chico, definitivamente eran de su parte aunque no tuvieran una nota.

Sonrió tomando las flores feliz, esperaba que no se hicieran feas lo que quedaba de la mañana.

—¿Debería darle unas también?—se pregunto para si misma, no sabía que le gustaba pero podría hacer el intento.

—No creo que las flores sean especialmente sus favoritas—agregó su amiga recostando su cabeza en el pupitre.

—¿Entonces que le puedo dar?

Las dos se quedaron pensando que le podría gustar al chico, guardando un silencio teniendo sus pensamientos muy distintos, Rumi imaginando que quizá le gustarían los libros o mangas, Naoko por otro lado veía a Rindou feliz inmovilizando a un tipo.

—Unas clases gratis de yoga en la cama no les vendría mal—soltó de la nada la chica en broma.

—¿Hay yoga de cama?—inquirió confundida por la sugerencia.

La inocencia de esa pregunta provocó que su amiga casí escupiera su pulmón por la risa, antes de aclararle la maestra entró por lo que todos se sentaron en sus asientos.

Cuando salieron por fin caminaron juntas a la cafetería.

A Naoko le gustaba comprar dulces por lo que se perdió en la tiendita, dejando sola a su amiga en una de las mesas esperando.

—¡Ishikawa-chan!—gritaron en su oído por lo que la mencionada se espanto brincando en su lugar cubriendo su oído—Te asustas por tan poco—se rió la chica sentándose al igual que sus amigos mirándola—¿Si vas a ir a la fiesta?

—Lo siento pero no puedo—habló en voz bajita, no muy comoda por la presencia de las chicas que seguían insistiendo—Tengo que ayudar a mi madre en el trabajo.

—Siempre dices eso, queremos que vayas y te diviertas con nosotras—comento otra haciendo un puchero—Nunca haz venido.

Claro que quería ir, pero con su padre ausente ella se encargaba de hacer las entregas a domicilio y apoyaba a su madre en cualquier cosa que necesitará, contando que pronto serían los exámenes y debía estudiar para no bajar su promedio.

Liberar la presión con la fiesta le interesaba y ya se había resistido por mucho.

Esperaba que su mamá la dejara.

—Bien, ahí estaré—aceptó.

Las chicas chillaron emocionadas hablando todas a la vez para decidir que vestir y lo que harían, se sentía fuera de lugar ya que nunca pensó en esas cosas.

—Otra cosa Ishikawa.... No queremos ser malas ni nada pero no puedes llevar a tu novio—menciono dejando de sonreír—No queremos pandilleros—se excusó y las demás se veían de acuerdo por lo que dijo.

Nunca entendió por que le tenían tanto miedo, él la escuchaba y hasta cuidaba de ella cuando se enfermo, ¡hasta le llevó flores! Aceptaba que se notaba serio todo el tiempo e irritado, pero no era tan malo como se veía, siempre tenía sus razones.

—Rindou no les hará nada—aseguró cruzando los brazos—Iremos a esa fiesta.

—Sólo no olvides llevarlo con correa para que no lastime a nadie.

—¿Qué dijiste?—formuló levantándose de su asiento haciendo ruido, llamado la atención unos cuantos alumnos.

Manejar su enojo era sencillo cuando se trataba de ella, pero que se hayan metido con su novio juzgando antes de conocer no le precia justo y mucho menos haber dado entender que era un perro que necesitaba ser vigilado.

—Tranquila Ishikaha-chan, estaba bromeando.

—Pues no es gracioso.

Se sentía la tensión en el aire, pronto la de cabello cobrizo se le lanzaría y talves provocaria una pelea.

—Aquí se está poniendo interesante—entró Naoko intimidando a las chicas que se habían levantado tratando de intimidar a su mejor amiga, siendo más alta de lo promedio bajo su rostro acercándose a una de ellas—¿Siguen jodiendo con lo de la fiesta?

—Como decía, Ishikawa, estas invita al igual que tu Naoko-chan—sonrió falsamente—Espero verlas pasado mañana.

—Que considerada Yamada—respondió sarcástica, despidiendose con la mano cuando se fueron.

Aún enojada la jóven salió de la cafetería para caminar directo al techo de la escuela.

—Estas ardiendo en llamas, si quieres podemos volver y golpearlas—ofreció Naoko subiendo las escaleras de espaldas sin temor de caer.

—Mi beca estaría en peligro y le darían la razón a ellas que tienen la seguridad del dinero de sus padres—abrió la puerta de golpe y gritó al aire—¡Son unas tontas!

—Cielos, ¿es el mejor insulto que tienes?

—¡Zorras!—volvio a gritar.

—De eso estoy hablando—se carajos sacando su paleta de la boca—¡Malditas perras váyanse al diablo!

—Naoko-san, deja de enseñarle maldiciones a mi novia—gruño Rindou acostado en el suelo, bostezando para acomodar sus lentes—¿Por qué se están desahogando aquí arriba con el cielo?

—Los tres iremos a esa fiesta para dejarle en claro que no nos pueden tratar de esa manera—declaró sentándose a un lado del rubio.

El chico sin saber de que hablaba volteo buscando respuesta en Naoko que solo le hizo un gesto con la mano.

—¿Fiesta?

—Técnicamente te dijieron perro rabioso y Rumi-chan las iba a matar ahí mismo—le explicó lo más casual posible—Ahora estamos involucrados para ir a una fea fiesta donde habrán un montón de hormonales ebrios queriendo comerse a tu novia, así que tienes que asistir o te la van a robar.

—Oye, eso no es-

—Definitivamente estaré—exclamó al instante. De solo pensar a Ishikawa en medio de todos esos chicos se activo su alerta.

—Que emoción, si irás con nosotras—lo abrazo fuertemente restregando su cara con la del chico que no se apartó de su empalagosa pareja.

En el fondo le gustaba que lo tratara así de cariñosa aunque no se notará.

—Oigan, dejen de estar tan acaramelados, me dan celos—se quejo tratando de abrazar la espalda su amiga sin poder lograrlo por culpa de Rindou que la apartó y gruño—¡Yo la ví primero!

—Pero ella es mi novia—la fulminó subiendo a la fémina a su regazo, resaltando la última palabra.

—Tengo derecho de antigüedad como mejor amiga—la jaloneo de su cintura, recibiendo un manotazo—¡Hey!

—No estén peleando—los regaño a los dos, no obstante, le regreso el abrazo al rubio de mechas ya que era raro sus muestras de afecto por lo que las gozaba cuando se las daba.

—Eres una traidora—dijo Naoko indignada.

Se rió.

Al pasar la hora del recreo regresaron a sus aulas de clases, cuando se acabaron las demás materias salieron en busca de Rindou, querían invitarlo al centro comercial para comprar ropa para la fiesta por desicion de su amiga que insistía que debían ir lo mejor vestidos que podían para humillar a los demás, a Rumi le pareció exagerado y tampoco tenía dinero para pagar pero la convención al decir que ella se lo pagaría.

—Ahí está, ¡Rind- —le cubrieron su boca y se escondieron detrás de un enorme árbol.

—Shh—la silencio para que viera.

Rindou estaba con un chico de trenzas platicando de algo, él de lentes se veía molesto y el otro mantenía una sonrisita.

—¿Quien es?—le preguntó a su amiga que parecía conocerlo.

—¿En serio no sabes?—contestó con otra pregunta—Es Ran Haitani, el hermano mayor de tu rompe huesos.

Abrió los ojos sorprendida para volver a mirar al chico, conocía su nombre pero no habia hablado con él, si pensaba que Rindou ya era alto ahora se sentía como una hormiga si estuviera a lado de ese chico, el color de sus ojos era el mismo que el de su novio pero en cuanto a actitud se veía distinto.

Un escalofrío paso por su cuerpo cuando él noto su mirada, escondiéndose otra vez para que no las vieran.

—Me dio miedo—comentó sincera—Su sonrisa es tétrica, creo que me voy a hacer pipí si vuelvo a chocar mis ojos con los de él.

—Dicen que le gusta burlarse de sus contrincantes, dándoles falsas esperanzas—le contó empeorando el temor de la chica—Tranquila, no puede hacerte nada y menos ahora que eres novia de su hermanito.

Y ahí fue cuando le cayó el bote de agua fría de la realidad; Ran Haitani era su cuñado.

Si se enteraba de su existencia tendría que hablarle en un momento. Rogaba a los dioses que no la odiara y le hiciera algo, su madre una vez le contó que su tía le hizo pasar por varias pruebas para garantizar su amor por su hermano (su padre), rompiéndole una vez el brazo por accidente.... O eso dijo ella.

Los Haitani eran famosos no sólo por ser pandilleros y tener el territorio de Roppongi, también por herir a sus oponentes y romperles sus huesos.

A la Ishikawa le gustaba así como estaban sus huesos, no se imaginaba su primer hueso roto por Ran Haitani.

—¿Estas temblando?—cuestionó Naoko al verla como un perrito muerto de miedo.

—Para nada—respondió.

Voltearon al escuchar el motor de una motocicleta, Ran se había dejado dejando a su hermano en la entrada.

Juntas o más bien siendo arrastada por Naoko fueron hasta el chico que al notar su presencia cambio su rostro a uno más sereno, contrario al que tenía anteriormente.

—Rumi-chan, ¿si te gustaron las flores?—fue lo primero que dijo al verlas en sus manos.

—Si, son muy bonitas, gracias—se sonrojo débilmente bajando la mirada. Naoko le dio un empujon para que le preguntará a lo que venían—Umm, queremos invitarte al centro comercial, pero no estas obligado a ir si es que tienes otros asuntos pendientes.

—Me encantaría.... Rumi-chan, se que es apresurado pero, mi hermano quiere conocerte—aclaró no muy contento—De alguna forma se entero de nuestra relación y esta interesado en saber de tí.

El alma de la mencionaba se había escapado de su cuerpo.

¡Adiós a sus huesos! Fue un gusto conocerlos.

@𝙰𝚢𝚊𝚖𝚎_𝚑𝚊𝚝𝚊𝚔𝚎☁

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