Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Ruegos

Era una tarde tranquila en el lujoso hotel en el que Tom Misaki se estaba alojando durante sus vacaciones en Japón y el torneo de verano que estaba disputando su retoño. Las luces doradas del vestíbulo iluminaban suavemente el rostro de Tom, que estaba sentado en uno de los sofás de la recepción, esperando a que Benji terminara su llamada.

De repente, una figura familiar entró por las puertas giratorias del hotel. Oliver Atom, con los ojos llenos de arrepentimiento y un ramo de flores en sus manos. El castaño lo vio y sintió un nudo en el estómago pero aún asi fruncio el ceño.

"No puede ser..." penso con fastidió.

El pelinegro se acercó a su ex, su rostro mostraba una mezcla de nerviosismo y esperanza.


 ― Tom ― comenzó, su voz temblaba ligeramente ― Sé que no merezco tu perdón, pero...

El once lo interrumpió, su voz era fría y dura. 


― No quiero tus flores, Atom. No quiero tus disculpas. Me abandonaste cuando más te necesitaba, cuando Tsubasa más te necesitaba.

Este tragó con dificultad, su corazón se sentía pesado en su pecho. 


― Lo sé y me arrepiento todos los días. Solo quiero... ― hizo el Intentó de responder.

― ¿Qué? ¿Volver a nuestras vidas como si nada hubiera pasado?― soltó una risa amarga ― No, no puedes simplemente desaparecer y luego volver esperando que todo sea como antes cuando te ausentaste once años sin contar que no te importamos nunca.

― Tom, por favor...― suplicó Oliver, pero Tom levantó una mano para detenerlo.

― Ya es suficiente. Vete al diablo ―dijo con frialdad.

 El jugador del Barcelona se quedó allí, paralizado por las palabras del de psg. Después de unos momentos, asintió con tristeza y se alejó, dejando las flores en el suelo.

Justo cuando el diez salía del hotel, Benji llegó junto a Tom. 


― ¿Era él de nuevo? ― preguntó mirando la figura que se alejaba.

Solo asintió, molesto. 


― Sí, no entiende que ya no quiero nada con él y que tampoco le perdonare lo que me hizo ― su sola presencia lo puso de malas

El portero puso una mano en el hombro del mediocampista, intentando transmitirle un poco de consuelo. 


― Lo siento, Tom. Pero sabes que no puedes dejar que Oliver te afecte de esta manera...― le hizo énfasis de que se referia a él.


Misaki suspiró, sabiendo que Price tenía razón. Pero aún así, no podía evitar sentirse molesto y herido por la presencia de Atom. Después de todo, las heridas del pasado aún estaban frescas, y el padre de su hijo parecía empeñado en abrirlas una vez más.


Miro por donde Oliver se alejo, Tom no pudo evitar sentir un nudo en su garganta. A pesar de todo lo que había sucedido, a pesar del dolor y la traición, todavía había un rastro de amor en su corazón. Cada vez que veía a Oliver, una pequeña voz en su interior susurraba que tal vez, solo tal vez, las cosas podrían haber sido diferentes.

"¿Por qué todavía lo amo?" se preguntó en silencio mientras veía por donde se fue el otro mediocampista. "Después de todo lo que ha hecho, ¿cómo es posible que mi corazón todavía anhele su presencia?"


El más alto notó la expresión de confusión en el rostro del más bajo y se sentó a su lado. ― Tom, el amor es complicado. A veces, incluso cuando alguien nos lastima, nuestros sentimientos no desaparecen de inmediato. Pero eso no significa que debas perdonarlo o darle una segunda oportunidad. Tú mereces alguien que te valore y te trate bien.


 Asintió, agradecido por las palabras de su amigo. Sabía que tenía que seguir adelante y concentrarse en Tsubasa. Pero no podía evitar preguntarse qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes, si Oliver hubiera permanecido a su lado en lugar de marcharse, si tan solo no lo hubiese engañado con Haydee...

Con un suspiro se levantó del sofá y se despidió de su acompañante. Sabía que tenía mucho en qué pensar y muchos sentimientos que procesar. Pero, por ahora, se prometió a sí mismo que se enfocaría en su propio bienestar y en el amor que tenía por su hijo. También en apoyarlo en el próximo partido que estaba cercano, en cuanto al imbécil de su ex que ni crea que lo perdonaria tan fácilmente.


Los días siguientes fueron tediosos para él. Dondequiera que fuera, el pelinegro parecía estar presente, buscando desesperadamente una oportunidad para suplicar perdón y ofrecer regalos como símbolo de su arrepentimiento. Pero estaba decidido a mantenerse firme en su decisión y proteger su corazón.

Una mañana, mientras caminaba por el parque, se lo encontró de rodillas frente a él, sosteniendo un hermoso ramo de flores. 


― Tom, por favor, te ruego que me perdones ― suplicó con voz entrecortada. ― Estas flores son tuyas, aceptalas.

 Miró las flores por un momento, sintiendo una mezcla de tristeza y enojo. Sin decir una palabra, tomó el ramo de flores y lo arrojó a un contenedor de basura cercano. 


― No puedo perdonarte, Atom. No después de todo el dolor que me has causado ― señalo su corazón.

Se alejo, decidido a no mirar atrás.

Días después, mientras disfrutaba de una tarde tranquila en una cafetería, el capitán japonés apareció de repente, sosteniendo una caja envuelta con un lazo rojo. 


― Tom, por favor, acepta este regalo como una muestra de mi arrepentimiento ― imploró con los ojos llenos de esperanza.

Miró la caja por un momento, luchando contra la tentación de abrirlo. Pero sabía que no podía dejarse llevar por los gestos románticos de su exnovio. Con determinación, tomó la caja y la arrojó a la papelera más cercana. 


― No quiero tus regalo. No pueden borrar todo el daño que has causado ― exclamo con rencor.

Oliver se quedó atónito, con el corazón destrozado mientras Tom lo ignoraba.

En cada encuentro, en cada momento inesperado, uno continuaba suplicando perdón y ofreciendo regalos, pero el otro se mantenía firme en su decisión. Sabía que no podía dejarse seducir por los regalos que le hacia ese patan con sus gestos de supuesto "amor" , no después de todo el dolor que había experimentado.

A medida que pasaban los días, comenzó a encontrar fuerza en su determinación. Sabía que había tomado la decisión correcta al proteger su corazón y el bienestar de su hijo. Aunque el amor que sentía por ese idiota todavía estaba presente, sabía que merecía algo mejor, alguien que nunca lo traicionara. Por algo esta la dignidad, ¿no?.


Pero no todo acabo ahi. Una mañana, mientras Tom se encontraba en el hotel, recibió una llamada de la recepción informándole que había llegado un paquete para él. Con curiosidad, Tom se dirigió hacia ahi, donde Benji lo esperaba con una caja envuelta en papel de regalo.

― Esto llegó para ti ― dijo entregándole la caja con una sonrisa falsa ― Ya sabes de quién es.

Rodó los ojos, sabiendo muy bien quién era el remitente. Sin abrir la caja, decidió tomar una decisión audaz. 


― Dáselos a Alán, o simplemente deshazte de ellos ― le dijo con firmeza ― No quiero nada que venga de Oliver.


Asintió, comprendiendo la postura del muchacho. 


― Entendido. Haré lo que me has pedido ― Con cuidado, tomó la caja y se alejó, cumpliendo la petición de su amigo.

Poco después, el castaño vio al pelinegro acercarse a él, sosteniendo el paquete que había llegado. 


― Tom, Benji me dijo que esto era para mí ― mostro la caja con curiosidad ― ¿Debería abrirlo?.

 Sonrió de lado.


― Sí, Alán, ábrelo. Es un regalo de Oliver para mi, pero no quiero nada que venga de él.


Alán asintió y abrió la caja con entusiasmo. Mientras descubría el contenido, una expresión de sorpresa y alegría se dibujó en su rostro. 


― ¡Tom, mira esto! Es un reloj, es realmente hermoso.

 Se alegró al ver la sonrisa en el rostro de su otro amigo. Sabía que el regalo había encontrado a alguien que lo apreciara. 


― Me alegra que te guste. Disfrútalo, te lo mereces ― ya tenia a quien darle esos obsequios en lugar de tirarlos.


sintió un nudo en la garganta mientras observaba a Alán disfrutar del regalo. En ese momento, un pensamiento amargo cruzó su mente. 


"Lo odio", se dijo a sí mismo. "Lo odio por hacerme sentir así. Por lastimarme y luego intentar ganarse mi perdón con regalos. Pero no lo perdonaré. No importa cuántos regalos me dé, no lo perdonaré."

Aunque en lo más profundo de su corazón, sabía que no era verdad. Sabía que todavía lo amaba, a pesar del dolor y la traición que había experimentado. Pero se aferraba a su resentimiento como una forma de protección, como una barrera para evitar más heridas.

Mientras el Misaki mayor lidiaba con sus propias emociones tras los contantes encuentros con Atom, el menor tenía sus propios dilemas que enfrentar. Desde hace tiempo, Tsubasa notaba la actitud distante y hostil que su madre mostraba hacia Taro. Decidió que era hora de abordar el tema y aclarar las cosas.

 Tomó su teléfono y marcó el número de del mayor, esperando una respuesta. Después de unos momentos, Tom contestó la llamada, pero su tono de voz dejaba en claro que no estaba de humor para tener una conversación en ese momento.

― Mamá, necesitamos hablar ― dijo con seriedad ― No puedo dejar pasar lo que sucedió con Taro el otro día en el hotel y cómo te comportaste delante de mis amigos. Espero que eso no vuelva a ocurrir.

El otro aún molesto por la situación con Oliver, refunfuñó y respondió:


― No estoy de humor para tener esta conversación ahora, Tsubasa. Lo haremos después.

Pero no estaba dispuesto a esperar. Sabía que era importante abordar el problema de frente.


― No, lo haremos ahora. No me gustó tu actitud y espero que entiendas que no puedes comportarte así frente a mis amigos ― le insistió.

El diez del psg, enojado y frustrado, le respondió:


― No me des órdenes y respétame, soy tu madre.

― No estoy siendo grosero, solo te pido que te comportes. Creo que estás siendo exagerado ― se mantuvo firme.

― ¿Me estás llamando inmaduro? ― La ira del adulto se intensificó


El pequeño molesto pero decidido, respondió: 


― Sí, eso es exactamente lo que estoy diciendo. 


― ¿Sabés qué? hablamos después, eres igual a tu Papá ― ¿Cómo se atrevia a decirle todo eso?.


― ¡No me dejes con la palabra en la boca, Mamá! ― le reclamo.

En ese momento, incapaz de controlar su enojo, cortó la llamada, dejando a Tsubasa enojado y frustrado. Se sentía incomprendido y deseaba que su madre pudiera entender sus sentimientos.

Se quedó allí, con el teléfono en la mano, procesando lo que acababa de suceder. Sabía que su madre algo le pasaba. pero también creía que era importante abordar los problemas y expresar sus opiniones de manera respetuosa.

Decidió esperar un poco antes de volver a abordar el tema con su madre. Sabía que necesitaban tiempo para calmarse y reflexionar sobre lo sucedido. Aunque estaba enojado, también entendía que las emociones a veces pueden nublar el juicio.

Y así, en medio de la tensión y el conflicto, el capitán del Nankatsu esperaba el momento adecuado para retomar la conversación, con la esperanza de que pudieran resolver sus diferencias y encontrar una forma de entenderse mutuamente.


 ― ¿Cómo que me parezco a mi papá? ― se susurraba para si mismo.


 Las palabras aún resonaban en su cabeza, llenándolo de confusión y frustración.

Justo en ese momento, la puerta se abrió lentamente y su compañero de oro entró con una expresión de tristeza en su rostro. 


― Lo siento, Tsubasa ― dijo con voz temblorosa ― Siento mucho que hayas peleado con tu mamá por mi culpa.

Al escuchar la voz del otro niño, sintió como si el mundo se hubiera detenido. Su corazón se aceleró y, por un momento, olvidó todas sus preocupaciones. Volteó hacia su amigo y le dijo con una sonrisa tranquilizadora: 


―No te preocupes, Taro. No es tu culpa. Mi mamá es el que está mal.

― ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? ― parecía aliviado, pero aún así preguntó con preocupación.

― Un abrazo sería genial ― mirándolo con ojos llenos de cariño.

El pelinegro, sonrojado pero feliz, se acercó al castaño y lo abrazó. Tsubasa también se sonrojó, hundiendo su cabeza en su cuello y respirando el dulce aroma de su amado. En ese momento, todo parecía perfecto. Las palabras duras de su madre, la pelea, todo parecía desvanecerse en el cálido abrazo de Taro.

En ese abrazo, encontró consuelo y paz, y se dio cuenta de que, sin importar lo que sucediera, siempre tendría a mancuerda a su lado. Y eso era todo lo que necesitaba.

Después de que Tom cortara la llamada con Tsubasa, Benji se acercó a él con preocupación en su rostro. Sabía que algo no estaba bien y quería entender lo que había sucedido.

― Tom, ¿por qué discutiste con Tsubasa? ― interrogo con cautela.

― Porque defendió a ese mocoso ― aún molesto y frustrado.

― No lo llames así. Taro es solo un niño ― sabia que se referia a él.

― Llámalo como quieras, no me importa ― si que estaba odioso.


se mantuvo firme y miró al once japonés directamente a los ojos. 


― Mira, Tom, espero que no estés desquitándote con Tsubasa por lo que estás pasando con Oliver. Él no tiene la culpa de tus problemas.

Misaki, en su terquedad, decidió ignorar las palabras del portero estrella. No quería enfrentar la realidad de que sus propios problemas emocionales podrían estar afectando a su hijo.

Price suspiró, frustrado por la actitud de su amigo, pero también preocupado por su sobrino. Sabía que era importante que enfrentara sus sentimientos y no los proyectara sobre su hijo.

― Tom, te lo digo en serio. Tsubasa necesita tu apoyo y comprensión en este momento, recuerda que falta poco para el partido con el Naniwa, es importante que el Nankatsu gané para seguir en el torneo de verano. No dejes que tus problemas afecten tu relación con él ― le advirtió.


Sin decir una palabra, se alejó del ojiverde, negándose a estar equivocado en sus acciones. Benji se quedó allí, sintiendo una mezcla de impotencia y preocupación por lo que esto podría significar para Tsubasa teniendo el proximo encuentro a la vuelta de la esquina, esperaba que eso no le afectara.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro