Francia, París 2010

Era un soleado día de verano. Oliver, Andy y Benji se encontraban sentados en una acogedora cafetería en el corazón de la ciudad. Rodeados por el encanto parisino, compartían risas y anécdotas mientras disfrutaban de sus bebidas.

─ ¿Recuerdan cuando Bruce detuvo el balón con su rostro? ¡Era tan gracioso ver su expresión de sorpresa cada vez que sucedía! ─ comento con burla el capitan.

─ ¡Sí, es como si su cara fuera un imán! No importaba cuánto intentara evitarlo, siempre terminaba golpeándolo con el rostro. ─ se unió el caballero del campo.

─ Y luego estaba su expresión de incredulidad mientras todos nos quedábamos quietos. Pobre Bruce, siempre salvándonos ─ Agrego el portero.

Después de un rato, las risas se calmaron y Price cambió de tema, curioso por las vidas amorosas de sus amigos. 

─ ¿Y?, ¿cómo les va con sus chicos? ─ preguntó dejando su café.

─ Con Armand nos confesamos mutuamente la semana pasada. Ahora somos oficialmente pareja. Estoy muy emocionado por lo que nos depara el futuro ─ contó con muy feliz.

─ ¡Eso es genial, Andy! Me alegra que hayas encontrado que esten juntos. ─ lo felicito ─ En cuanto a mí, Alán y yo dimos un paso adelante en nuestra relación. Ahora somos. Estoy muy feliz de tenerlo a mi lado."

La atención se volvió hacia al de orbes grises, quien parecía estar perdido en sus pensamientos. Johnson, notando su expresión pensativa.

─ Oye, Oliver, ¿te has declarado a Tom? ─ le consulto con curiosidad.

─ No, todavía no. ─ nego con la cabeza y suspiró ─ Quiero encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos hacia él. Es importante para mí hacerlo bien.

─ Oliver, eres un crack en el fútbol, pero cuando se trata de amor, eres un asco. ─ Se rio su mejor amigo haciendo que este lo fulminará con la mirada.

 ─ Pero estamos seguro de que encontrarás la manera de decirle lo que sientes. ¡Tienes nuestro apoyo! ─ lo animo el castaño claro.

─ Gracias, chicos. Significa mucho para mí. Solo quiero que todo salga bien entre Tom y yo ─ les agradeció.

Continuaron compartiendo historias y riendo juntos, creando un ambiente cálido y lleno de camaradería. Sabían que siempre podrían contar el uno con el otro, tanto en el fútbol como en el amor.