Oliver se encontraba solo en su habitación de hotel, sumido en un profundo remordimiento y arrepentimiento. Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras reflexionaba sobre los errores que había cometido hace once años al abandonar a su amado Tom y a su hijo, Tsubasa. No solo había herido a las personas que más amaba, sino que también había causado dolor a sus padres, a su hermano menor, a Roberto, y a sus amigos.

En ese momento, todos los recuerdos de aquellos días oscuros volvieron a su mente. Recordó cómo se dejó manipular por Haydée, quien le había jugado con su cabeza. Se dio cuenta de que había sido débil al dejarse influenciar por ella y tomar decisiones impulsivas sin pensar en las consecuencias.

El peso de su arrepentimiento se hizo insoportable. Oliver se aferró a una fotografía que tenia con Tom cuando participaron del torneo juvenil de Francia que habia guardaba por mucho tiempo . Observó detenidamente la imagen, viendo la felicidad y la inocencia en sus rostros, y se dio cuenta de cuánto había perdido al dejarlo

Las lágrimas seguían fluyendo mientras se reprochaba a sí mismo por no haber sido lo suficientemente hombre para enfrentar sus problemas y luchar por su familia. Se lamentó profundamente por el daño que había causado y por todas las oportunidades perdidas.

En medio de su dolor, juró en silencio que haría todo lo posible para enmendar sus errores. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a luchar por el perdón de su angel y por estar con su primogénito. Estaba decidido a demostrarles que había cambiado y que estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de sus acciones pasadas.

Con el corazón lleno de remordimiento y determinación, se limpió sus y se levantó de la cama. Sabía que el camino hacia la redención sería largo y difícil, pero estaba dispuesto a enfrentarlo. Tom y Tsubasa merecían ser felices , y estaba decidido a hacer todo lo posible para obtener sus disculpas.