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Paseó

Todos salieron del hotel dirigiendose al estacionamiento.

Tsubasa miró emocionado ― ¿a dónde iremos hoy?― preguntó con una sonrisa.

― ¡Hoy vamos a explorar la hermosa prefectura de Shizuoka! Tenemos un día lleno de actividades emocionantes por delante, obviamente todos elegidos por mi claro esta! ― con orgulloso.

Asintió emocionado y se dirigió a su primo: ― ¡Genzo, esto va a ser increíble! Vamos a disfrutar mucho juntos ― lo samarreo con felicidad.

Genzo sonrió y asintió. Sabía que estos momentos de diversión eran especiales para su primo, y estaba decidido a hacer de este día una experiencia inolvidable.

Benji, con una sonrisa en el rostro, tomó la palabra ― Primero, iremos al Museo de Ciencias de Shizuoka. Allí podrán explorar el mundo de la ciencia y aprender cosas fascinantes ― les informo.

El grupo se subió al auto con vidrios negros que Benji había alquilado para garantizar su privacidad durante el viaje. Mientras se dirigían al museo, el Misaki menor no pudo contener su entusiasmo y preguntó: ― Tío Benji, ¿puedo llevar mi balón?―

 ― ¡Por supuesto, Tsuba, No podemos dejar que te separes de tu fiel compañero. Pero recuerda, sé cuidadoso y no lo uses en lugares inapropiados ― le advirtió con una sonrisa.

Este asintió, emocionado de poder llevar su balón a todas partes. Sabía que el fútbol era su pasión y su mayor alegría.

― Aveces siento que lo consientes demasiado ― Bromeo el castaño.


― Sabés que me encanta hacerlo ― Miro hacia atrás y choco los puños con el menor.


No podia evitarlo, Tsubasa era un niño carismático, amable, inocente y simpático, si tan solo su padre lo quisiera...


― Papá, ¿cómo sabes que no nos reconocerán? No queremos que nuestra diversión se vea interrumpida ― dijo con cautela.

― Confía en mí, hijo. He tomado todas las precauciones necesarias. Nadie nos molestará. Además, he alquilado este auto con vidrios brindados para mantener nuestra privacidad ― transmitio confianza.

Se sintio más tranquilo al escuchar las palabras de su padre. Sabía que siempre estaba un paso adelante y que haría todo lo posible para garantizar seguridad.

El auto se alejó del hotel y se adentró en las calles de Shizuoka. A mitad del camino, decidieron hacer una parada en una tienda de ropa para comprar algunos atuendos y camuflarse un poco. Querían disfrutar del día sin llamar demasiado la atención.

Finalmente, llegaron al Museo de Ciencias de Shizuoka. El edificio imponente se alzaba frente a ellos, invitándolos a explorar y descubrir. Los niños estaban emocionados por todas las exhibiciones y experimentos que les esperaba.

― ¡Guau, mira todas estas exhibiciones! ― exclamó el castañito con asombro. ―¡Esto es increíble!.

― Sí, hay tanto por descubrir aquí. Vamos a disfrutar al máximo ― estuvo deacuerdo el pelinegro menor de los Price.

El grupo ingresó al museo y se sumergió en un mundo de conocimiento y maravillas científicas. Tsubasa no podía contener su entusiasmo mientras interactuaba con las exhibiciones, tocando y explorando todo lo que podía.

― ¡Mira, Genzo! ¡Puedo hacer que esta bola de plasma se mueva con mi toque! ― exclamó emocionado.

― Eso es impresionante...― contestó con sorpresa.

Pasaron horas inmersos en el museo, disfrutando de las exhibiciones interactivas y aprendiendo sobre la ciencia de una manera divertida. Incluso los adultos aproveccharon cada oportunidad para experimentar y aprender, absorbiendo todo el conocimiento que podía.

Después de se dirigieron al siguiente destino en su itinerario: el acuario de Numazu. La emoción llenaba el aire mientras se acercaban al lugar donde podrían admirar la belleza del mundo marino.

― Tsubasa, ten mucho cuidado con el balón aquí. Todo en este acuario es frágil y está hecho de vidrio ― le advirtió con ternura a su pequeño.

― Está bien, mamá. Seré cuidadoso ― prometió el niño.

 Ingresaron al lugar y se maravillaron con la diversidad de especies marinas que nadaban a su alrededor. Sin poder resistirse a la tentación, comenzó a jugar y caminar mientras pateaba su balón, evitando romper cualquier cosa.

Tom lo observaba con una mezcla de orgullo y preocupación. Sabía que su hijo amaba el fútbol más que nada tanto como a él, pero también entendía la importancia de cuidar el entorno que los rodeaba.

―Recuerda, hijo, no patees a ningun lado el balón solo frente a ti ― le recordó.

Asintió y continuó disfrutando del acuario, con las diferentes especies de peces y las increíbles exhibiciones. A pesar de las limitaciones, encontró la manera de jugar y divertirse, adaptándose a las circunstancias.

Se dedicaron a sacar fotografías y comprar algunas cosas de recuerdo como hicieron en el museo.


Para finalizar fueron al último destino del día: el Parque de las Flores de Hamamatsu. Era un lugar lleno de colores y aromas, donde la naturaleza se desplegaba en todo su esplendor.

Tsubasa se acercó a Genzo con una sonrisa traviesa y le propuso: ― ¿Quieres jugar un poco? ¡Voy lanzar el balón y tú intentaras detenerlo!.

El más alto aceptó el desafío con entusiasmo y se posicionó frente a su amigo. Ambos se miraron con determinación, listos para empezar juego amistoso.

El diez del Psg lanzó el balón con precisión y el portero se lanzó al suelo para detenerlo con una increíble parada. Los tres adultos, observaban con orgullo y una sonrisa en el rostro mientras presenciaban como ambos chicos se divertian.

Alan notó que algo parecía estar perturbando la mente del castaño mayor. Con preocupación en su voz, le preguntó: ― Tom, ¿pasa algo? Te noto distraído ―

con una mirada perdida en sus ojos, negó con la cabeza y respondió: ―No, no es nada. Solo estaba recordando algo ―

En ese momento, su mente se transportó a un recuerdo que tuvo de este lugar cuando todavia salia con Oliver.

Flashback 


La pareja dorada caminaba de las manos en un paseó romantico por aquel parque, se habian escapado de la concentración de la Selección Japonesa.


― Que hermosas flores ― admiro a las plantas.


― Pero no tanto como tú ― le dijo el pelinegro coqueto.


― ¡Oliver! ― se sonrojo por lo dicho por su novio.


― ¿Qué?, es la verdad, eres el amor de mi vida, Tom ― le decía con ternura ― Un día, regresaremos a este lugar juntos, casados y con nuestro hijo.

― Oye, ¿no es algo apresurado pensar en eso? ― lo miro divertido.


― Talvez, pero sea ahora o en el futuro, quiero estar contigo para siempre, lo prometo ― le guiño el ojo.


― Aww. te amo, Oli ― se lanzo a sus brazos.


― Yo también, Tommy ― le correspondió el abrazo.


Los dos se besaron.


Fin del Flashback 


Tom suspiró con tristeza mientras veía a Tsubasa jugar felizmente. En su corazón, recordó la promesa que su ex le hizo y que aún no se había cumplido ―Me lo prometiste, Oliver― susurró en su mente con pesar.

A medida que el día llegaba a su fin, decidieron ir a cenar en un restaurante cercano. Mientras compartían una deliciosa comida, rememoraron anécdotas divertidas que habian pasado. Recordaron momentos graciosos y situaciones cómicas que habían vivido juntos, generando risas contagiosas y una sensación de amistad aún más fuerte.

Al regresar al hotel, todos se acomodaron en la habitación y decidieron ver una película. Optaron por "El Viaje de chihiro", una historia llena de emociones y enseñanzas. Se dejaron llevar por la trama, riendo y emocionándose juntos.

Poco a poco, el cansancio se apoderó de ellos.





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