El nuevo tiro de Tsubasa
-Muy bien, una vuelta más-Media el tiempo con el temporizador de su reloj inteligente.
Habia estado corriendo alrededor del campo donde usualmente iban a entrenar siempre con su tío por unos treinta minutos (en realidad, habia querido que sea por una hora pero su "maestro" no lo dejo, con el argumentó de que era aún pequeño para hacer tanto esfuerzo).
-Y... Descansa-Ordeno y su alumno se sentó en el césped para descansar un poco-Esto es increíble, Tsubasa. Tienes más resistencia qué yo, te felicito.-Estaba impresionado mientras miraba el watch.
-Muchas gracias, Tio Andy-Sonrío algo agotado.
-Desde que empezamos con tu entrenamiento, tu parte física mejoro bastante-Era verdad, su sobrino habia estado mejorando mucho en lo individual respecto a su estilo de juego.
Ahora que lo pensaba mejor, Tsubasa tenia lo mejor de la combinación dorada. Era un recuerdo de lo que habian sido juntos en la cancha y quizás fuera de ella.
-Tiene razón, lo noté durante los últimos partidos-Movió uno de sus brazos.-Por cierto, tio Andy. Ahi algo qué estuve pensando mucho-Se lo comento.
-¿Asi?-Le presto atención.
-Si, es un sobre un nuevo tiro-Asintió.
-¿Un nuevo tiro?-Se sorprendió.
-Le explico. Usted me habia enseñado un tiro llamado "tiro con chanfle" al que terminamos cambiando el nombre a "tiro con efecto" y también recuerdo que me dijo que ese disparó le pertenencia a un conocido suyo. Asi que estaba pensando en hacer algo un poco más mio.-Más alla de que sabia replicar técnicas, queria tener un tiro que le perteneciera cien por ciento a él y diga "made by Tsubasa".
-Ya veo. Lo que quieres es un tiro propio, ¿verdad?-Entendió lo que queria decirle.
-Si-Se alegro que lo comprendiera.
-Creo que podemos crear uno que te guste y sea de tu estilo-Propuso.
-Qué bien-Se puso feliz de que aceptará y se levanto del suelo-Entonces hay que hacerlo-Corrió hacia mitad de la cancha.
-¡Tsubasa, espera!. ¿No vas a descansar?-El menor se detuvo.
-No, ya descansé bastante-Le sonrío con diversión.
Lo miro con una gotita.
-Tú nunca cambias-No tenia remedió.
Pero en parte era bueno porque no queria que se volviera como su padre.
Agarro el balón del pequeño y fue a donde estaba.
-Muy bien, comienza-Soltó el esférico en los píes de su estudiante.
Misaki menor apenas oyo el ruido del silbato arranco con toda velocidad hacia la portería.
Estuvo practicando por horas frente la portería bajo la supervisión del castaño claro. El sol estaba en su máximo esplendor y los rayos del mismo, estaban fuertes en plena tarde.
Cayó rendido al pasto.
-E- es imposible, n- no se me ocurre nada-Hablo entrecortado por el cansancio.
-Tsubasa, tienes un talento increíble, pero necesitas algo completamente nuevo, algo que refleje tu espíritu y determinación. Intenta concentrarte y visualizar el impacto que quieres causar.-Intentó darle una idea.
Lo ayudo a levantarse y le dio su termo de agua para que se hidrate.
Dio un gran tragó.
-Tiene razón, lo que necesito es algo que este acordé a mi esencia pero ¿qué...?-Se puso pensativo.
Trataba de idear algo único y que pudiera sorprender a cualquiera. Debía ser especial, poderoso y con una velocidad impresionante.
Regresó a su posición anterior con su mirada fija en el balón frente a él. Respiró profundamente, dejando que las palabras de su entrenador personal se infiltraran en su mente y ahi fue donde una idea apareció. Cerró los ojos por un momento, imaginando una majestuosa ave fénix, símbolo de renacimiento y fuerza.
"Un tiro que resurge con más fuerza... como un fénix..." Pensó.
Abrio los ojos con determinación renovada, tomó carrera, pateo el esférico hacia arriba con fuerza y realizó un impresionante salto, elevándose en el aire.
En el punto más alto de su salto, arqueó su cuerpo y golpeó el balón con todo su empeine, infundiendo toda su energía y pasión en el disparo. Para su sorpresa, el balón se envolvió en llamas doradas y rojas, creando una estela brillante mientras se dirigía a la portería.
El adulto no podia creer lo qué estaba viendo. Presenció algo extraordinario. El balón, en el instante del impacto, comenzó a brillar con un intenso resplandor dorado y rojo. Llamas etéreas envolvieron el esférico, creando una estela brillante.
No podía apartar la mirada. Las llamas parecían danzar alrededor del balón, creando un espectáculo visual impresionante.
El balón viajó de manera impredecible, su trayectoria no era lineal; se movía de manera impredecible. similar al vuelo errático de un ave fénix, y justo antes de alcanzar la portería, se aceleró explosivamente, dejando al ejecutor y a su acompañante sin tiempo para reaccionar.
El sonido del tiro también era único. Un rugido resonante, parecido al batir de alas de un ave gigante, acompañaba al balón mientras cortaba el aire. Andy sintió un escalofrío recorrer su espalda, no por el miedo, sino por la majestuosidad del momento. El impacto fue tan poderoso que la red tembló visiblemente.
Aterrizo en el suelo de pie pasmado por lo que hizo.
Se acercó a Tsubasa y le dio un gran abrazó, orgulloso de su alumno.
-¡Increíble, Tsubasa! ¡Lo has logrado!-Lo alzaba un poco por la emoción-Nunca había visto algo así... Es como si el balón tuviera vida propia. Eso fue verdaderamente asombroso-No tenía palabras para describir lo que habia visto.
-C- creo que hasta yo me sorprendi-Puso una mano tras su cabeza y se río un poco.
-Tsubi, sé que eres pequeño todavía y te falta mucho por recorrer en el futbol pero desde ahora te aseguro que seras el mejor jugador del mundo- ¿qué digo del mundo? ¡DE TODOS LOS TIEMPOS!-No estaba mintiendo, el nivel de mini Oliver era algo que sobre pasaba la imaginación de cualquiera y eso que soló tenia apenas once años.
-¿No estará exagerando un poco?-Se sentia algo vergonzoso.
-Para nada-Le dio una pequeña palmada en la espada.-Y dime, ¿se te ocurre algún nombre para este nuevo tiro?-Consulto con curiosidad.
-Mmm-Medito por unos escasos segundos-Mientras preparaba el tiro, me concentré en toda la energía y determinación que tenía dentro de mí. Imaginé un fénix, esa ave mítica que renace de sus cenizas más fuerte que antes.-Describió a lo que habia pasado anteriormente.
Hizo una pausa y luego sonrío.
-¡Eso es! Lo llamaremos el 'Tiro Fénix'. Es perfecto, representa no solo el poder y la belleza del disparo, sino también el espíritu de siempre resurgir con más fuerza, sin importar las dificultades.-Se lo explico con entusiasmó.
-El 'Tiro Fénix'...-Se repitió en voz baja-Es un nombre fantástico, Tsubasa. No solo captura la esencia del tiro en sí, sino también tu espíritu y determinación. Este tiro es un símbolo de tu capacidad para superar cualquier obstáculo y resurgir más fuerte cada vez. Estoy seguro de que dejará una marca en todos los que lo vean.-Dejaria a más de uno con la boca abierta.
-¿Usted, cree?-Lo veía emocionado.
-Claro, pero eso si. Debe ser utilizado en momentos cruciales. Su poder y espectacularidad pueden ser un factor decisivo, especialmente cuando el equipo necesita un impulso moral o cuando estamos en una situación desesperada. El 'Tiro Fénix' es perfecto para esos momentos en los que necesitamos resurgir de nuestras propias desmotivación y cambiar el rumbo del partido.-Era soló un consejo que Tsubasa podia tomarlo o dejarlo.
-Lo entiendo, tio Andy.-Comprendió -Usaré el 'Tiro Fénix' cuando realmente lo necesitemos, cuando el equipo esté en su punto más bajo y nos haga falta un impulso.-Debia guardarlo para una ocasión especial y que en verdad lo requiera.
Cada dia, ese infante le daba una nueva sorpresa.
"Este niño es realmente increíble. Su capacidad para adaptarse, su creatividad y su determinación son incomparables. No solo ha creado un tiro espectacular, sino que también ha capturado su esencia en un nombre perfecto. Tsubasa es verdaderamente un talento único, un líder nato." Fue lo que pensó.
-Muy bien, Tsubasa. Terminamos por hoy-Empezó a guardar lo que habia tomado prestado al cuerpo técnico del Nankatsu.
-¿Qué? ¿tan pronto?-Según él, faltaban todavía una hora para finalizar su entrenamiento personal.
-Si, es qué tu mamá nos cito a todos para no sé que y me dijo de que le hiciera el favor de ir por ti a tu hotel-Tom no habia dado detalles de que era lo que queria y solo se limito a decirles eso.
-¿De acuerdo?...-No habia entendido el pedido de su mamá de juntar a sus tios y a él.
-Anda, vamos al hotel para que puedas cambiarte y bañarte-Agarro lo que debía devolver.
-Si-Asintió siguiéndolo.
Caminaron hablando de futbol hasta que llegaron al hotel y Andy tuvo que quedarse esperando a Tsubasa afuera del edificio.
Se adentró con prisa hacia su habitación y justo venia su crush por el pasillo.
-Regresaste temprano, Tsubasa. ¿Paso algo?-Pregunto.
-No, Taro. Mi mamá me llamo para algo que quiere hacer y quiere que vaya a no sé donde-Se detuvo.
-Entonces, no te quito tu tiempo-Le sonrío dulcemente.
-𝘾𝙤𝙣𝙩𝙞𝙜𝙤, 𝙚𝙡 𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤 𝙫𝙪𝙚𝙡𝙖-Soltó de la nada.
-¿Q- qué?-Se sacó de onda.
Se percato de lo que dijo.
-Q-que, q- qué...-No sabia que excusa poner-¡D- debo ducharme!-Sin más, salio corriendo totalmente avergonzado.
-¡Tsubasa, espera!-Intento detenerlo pero ya se habia ido.
Se quedo extrañado por lo que habia dicho su amor secretó.
En la habitación.
Busco algún atuendo que le gustará para ir al lugar que su mamá queria que vaya. En cuanto encontro algo que le gustará, fue a bañarse.
Trato de no estar mucho tiempo y asearse bien para estar limpió, asi su progenitor no lo regañe por estar sudoroso. Según él, debia ser un niño limpió, ya qué estaba grande y se podia sentir sus "olores".
Salio del baño con una toalla en la cintura y se vistió.
Cuando habia terminado de peinarse y se estaba perfumando, su mancuerda Ingresó a la habitación.
-Qué bien te ves, Tsubi-Lo elogió.
-Gracias, Tarito-Miro la hora en su teléfono-Debo irme, ¿podrías avisarle al entrenador Hiroshima qué volvi a salir por un "asunto familiar"?-Si es que lo era.
-No te preocupes, yo le digo-Asintió con amabilidad.
-Te traeré un regaló en ese caso. Nos vemos después, lindó.-Le dio un besó en su mejilla y le guiño el ojo.
Se quedo perplejo con un gran sonrojó.
Después de que su capitán salio, se desplomo sentado en su cama tapándose la boca con sus manos de la impresión.
¿Tsubasa le habia coqueteado?
Esperaron que llegarán Andy y Tsubasa para estar reunidos la mayoria, si, "la mayoria" porque el que organizo eso ni habia aparecido todavía.
-Hola, chicos. Disculpen la tardanza-Saludó llegando con el menor y se dio cuenta de algo-¿Y Tom?-Le pareció raro no verlo.
-Hola, Andy. No tenemos idea-Contesto por todos Ralph.
-Hola, Tsubasa-Mary hizo un movimiento con su mano al pequeño.
-Buenas tardes a todos-Dio una pequeña reverencia a los mayores.
-Armand, ¿dónde esta Tom?-Interrogo a su esposó.
-No lo sé. Le envié un mensaje preguntándole y no me respondió-Expresó revisando si habia notificación de mensaje en su móvil.
-¿Le habrá pasado algo?-Manifestó Jack.
-Es Tom. Lo más seguro es que mande a la otra persona al otro mundo antes de que pudiera tocarlo-No exageraba, cualquiera que conociera al castaño sabría qué haria correr por su vida al agresor.
-Bruce tiene razón. Tom sabe defenderse y seguro se esta tardando porque se quedo arreglándose.-Justifico Paul.
-Miren, ahi viene-Señalo uno de los gemelos.
Vieron que venia hacia ellos acompañado de alguien que no conocían.
-Te van a agradar muchísimo-Le venia diciendo a su pareja y luego volteó hacia los demás-Hola, chicos. ¿cómo estan?-Saludó como si nada.
Replicaron en plural.
El castañito observaba al hombre que estaba con su mamá con mucha confusión de no saber quien era él.
-Hasta que te dignaste a aparecer. ¿Qué es lo que quieres?-Hablo bruscamente.
-No empiezes, Steve-Le reprocho.-Quiero presentarles a alguien muy especial para mi. Él es Noah, mi novio-Presento con falso entusiasmó a su "interes" amoroso.
-¡¡¿NOVIO?!!-Se tapo los oídos por el grito que pegaron.
Estaban más que sorprendidos con la revelación del ex de Atom.
La reacción del Misaki menor no era distinta a las de sus tíos. Estaba congelado con los ojos bien abiertos como platos.
"¿Novio?... ¿cómo qué 𝙣𝙤𝙫𝙞𝙤?" Se decia sin creerselo.
-Si, "𝙣𝙤𝙫𝙞𝙤"-Les confirmo-¿Hay algún problema con eso?-Se cruzó de brazos serio.
-N- no, n- no es solo qué...-No sabia que decir-Como nos habias dicho qué todavia te amabas a...-Lo Interrumpió.
El rubió miro a su pareja exigiendo una explicación.
-Ya lo superé-Mato con la mirada a Benji-Lo siento, Noah-Se disculpo.
-No importa-Elevo los hombros.
-¿En qué estaba?-Hizo memoria-¡Ah, Sí! Noah, ellos son mis amigos-Señalo al grupo.
-Un gustó conocerlos-Saludó con frialdad.
-¿Hola?-Se limito a decir el principe por todos.
Que tipo tan raro.
-Tsubi, ven-Llamo a su pequeño.
No mentiria, no queria acercarse a donde estaba su mamá con ese señor pero de todas formas obedeció.
-Amor, quiero presentarte a la personita más importante de mi vida y a la qué más amo en todo el mundo-Agarro a su primogénito.-Él es mi Tsubasa, 𝙢𝙞 𝙝𝙞𝙟𝙤-Abrazó con cariño al menor.
El rostro del empresario se endureció de repente.
-¿Hijo? No me dijiste qué tenias ya un hijo-Cuestiono.
-Porque pensaba mostrártelo primero...-Miro a los lados con incomodidad.
-Pero a mi no me gustan los niños-Protesto.
-¿Y por qué no me lo mencionaste?-No le habia dicho acerca de no gustarle los niños hasta que le presento a Tsubasa.
-No lo crei necesario. Yo que iba a saber que tenias un hijo-Se justifico.
-¿Y cómo piensas que sabía que no te gustaban los niños?-¿Ahora era su culpa de no tener conocimiento de algo que nisiquiera de lo habian dicho?-Además, Tsubasa no te molestará y es un niño tranquilo.
Observo al infante y luego a los grandes.
-Esperen, ¿todos ustedes son futbolista?-Decia por el balón de futbol del pequeño y
el físico de algunos hombres del grupo.
-Mm, ¿si...?-El portero titular no entendia a que iba esa pregunta.
-Genial, tendré que convivir con jugadores de futbol y un niñito-Refunfuño.
-¿Perdón?-No le gustaba por donde iba la situación.
-Eso si, ni crean que pienso convivir con "gente" como ustedes-Dijo sin rodeos.
-¿Y cómo somos "nosotros" según tú?-¿Qué clase de novio se consiguió su mejor amigo?
-Ay, por favor. Yo conozco la reputación de los jugadores de futbol y son todos unos adictos al alcohol, además de creerse mucho por ser figuras publicas-Se quejo.
Eso los descolocó totalmente.
-Disculpa, ¿quién te creés que eres para decir que somos agrandados y alcohólicos?-Richard defendió en plural.
-Además, no todos los jugadores de futbol somos asi y tampoco deberias ofendernos-Era la primera vez que lo veia y ya le caía mal.
Vio como Tsubasa que estaba entre la pareja le mandaba una mirada de auxilió.
El niño estaba muy incomodó y rogaba qué su tio lo sacará de ahi.
-Amm, Tsubi...-Su cerebro trabajaba a mil por hora buscando una excusa razonable y creíble-Ya es hora que te llevé al hotel-Le dio una pequeña seña con las manos para que le siga el juego.
-Esta bien, tio Andy-Entendió la idea y fue donde su maestro.
-¿Cómo qué "llevar al hotel"? Si recién llego-Cuestiono.
-Si, pero el entrenador me pidió que llevara a Tsubasa al hotel para hablar sobre algo del partido próximo-Esperaba que se la creyera.
-Qué esperé. Ahora esta conociendo a mi novio-Lo atrajo hacia él-Noah, sé que no te gustan los niño pero porfavor trata de llevarte bien con Tsubasa. Te prometo que se portará bien, ¿verdad?-Miro al castañito.
Abrazó su balón como buscando protección de esa situación. El novio de su mamá le daba miedo, apesar de conocerlo soló unos minutos y la mirada que le estaba dando no ayudaba mucho.
-Si, mami-Se sentia intimidado.
-AHG, bien-Suspiró y rodó los ojos.
-Genial-Se emoción con falsedad-¿Por qué no vamos a comer un helado?-Propuso.
-Ok, pero tú pagas el de tu hijo-No pensaba gastar un peso en ese niño.
-Hecho-Sonrío-Vamos ahora.
Paul carraspeo para que se de cuenta de que ellos estaban.
-Perdón, chicos. Luego seguimos con la presentación-Con una gran sonrisa.
Tomo de la mano de su pequeño y la de su novio para luego irse.
El diez del Nankatsu estiro su brazo en la dirección del jugador del Ajax.
Aunque quisiera, sabia que no podia hacer nada al respecto por Tsubasa más que soló darle condolencias por la terrible situación que el pobre estaba pasando (en pocos palabras, convivir con Noah).
Los demás sentian una mezcla de ofensa y enojó. Ofensa por las cosas dicha por ese tipo y enojó porque en ningún momento, Tom no le dijo absoluptamente nada.
Para el colmó, los dejo ahi con la palabra en la boca y de la manera más inrrespetuosa posible.
-¡TOM, TOM! ¡VUELVE AQUI, TOM!-Intentó llamar a su amigo.
Fue en vano, no porque no lo haya escuchado (sabia que lo habia oído perfectamente) si no porque ignoro sus llamados.
-Dios, dame paciencia...-El cancerbero se sostuvo el puente de la nariz-¿Tú viste lo que hizo?-Se giro a su mejor amigo.
-Si y no pienso dar mi opinión al respecto-No queria decir lo que en verdad pensaba de lo que acababa de suceder.
-Pueden decir lo que quieran pero a mi ese tipo no me agrada-Señalo Victor Clifford.
-Si, se ve prepotente y altanero. Peor que Atom-Se quejo Bruce.
-Creo que hubiera prefiero que regresé con él antes que estar con "este"-Sabia que no debia meterse en la vida amorosa de Tom, pero eso no significa que le gustará que este con una persona asi.
-Perdón, chicos. Le recomende a Tom una aplicación de citas para qué se olvidé de Atom y conocer nuevas personas. Ahi debió conocer a ese Noah-Confeso apenado.
-Tranquilo, amor. Solo quisiste qué vea a alguien más y ya no piense en él-Consoló a su chico.
-Gracias, cariño-Tomo su mano y le sonrío cálidamente.
-Oye, Benji. ¿No estaremos exagerando un poco? Digo, recién lo conocimos. Tal vez tuvo un mal dia-Queria creer que era eso.
-Quizás Anabel tenga razón y solo se levanto con el pie izquierdo-Apoyo David.
-Puede ser...-Se le vino algo a la mente-Hablando de Atom ¿cómo creen que reaccioné cuando se entere?-No es porque le importará ese idiota, es más por el escandalo que armará.
-Si es que no lo sabe...-Puso esa posibilidad.
Su ex grupo de tres se miro mutuamente con duda.
No eran de ser chismosos pero el embrolló de esos dos ameritaba la situación.
Aparto al caballero del campo a un lado alejado de todos.
-¿Estás pensando lo mismo que yo?-Esperaba que si.
-¿De meterse en la relación de Tom y Atom? No creo que sea buena idea, Benji-No queria meterse en problemas.
-Vamos, Andy. No lo haremos de manera directa, más bien indirecta-Insinúo.
-Aja, ¿y qué sugieres exactamente que hagamos?-No entendia que queria hacer.
-Mantenernos al margen y hablarle a Tsubasa de a poco sobre nuestro ex best friend-Fue al grano.
-¡¿QUÉ?!-Le hizo una seña para que guardará silenció-¿𝘛𝘦 𝘷𝘰𝘭𝘷𝘪𝘴𝘵𝘦 𝘭𝘰𝘤𝘰? 𝘛𝘰𝘮 𝘯𝘰𝘴 𝘮𝘢𝘵𝘢𝘳𝘢́ 𝘺 𝘴𝘦 𝘴𝘶𝘱𝘰𝘯𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘦𝘳𝘪𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘳 𝘯𝘢𝘥𝘢 𝘥𝘦 𝘈𝘵𝘰𝘮, ¿𝘯𝘰 𝘴𝘦𝘳𝘪𝘢 𝘢𝘤𝘰𝘴𝘰́?-Cuestiono en voz baja.
-𝘚𝘪, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘰 𝘥𝘦𝘱𝘳𝘦𝘴𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘭𝘰 "𝘢𝘳𝘳𝘦𝘱𝘦𝘯𝘵𝘪𝘥𝘰" 𝘲𝘶𝘦́ 𝘦𝘴𝘵𝘢, 𝘯𝘪 𝘴𝘦 𝘥𝘢𝘳𝘢́ 𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘢. 𝘌𝘯 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘵𝘰 𝘢 𝘛𝘰𝘮 𝘯𝘰 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘢𝘳𝘴𝘦.-Explico.
-¿Y qué le podemos decir a Tsubasa sobre su papá? No le vamos a decir su nombre ni que esta de regresó.-Esta claro que no podian darle esa clase de información.
-No le vamos a decir todo. Solo sobre pequeñas anécdotas y lo que hacia en el futbol.-Era lo único que debían decirle.
-Yo podria hablarle un poco del Barcelona...-Supuso.
-Y yo darle pequeñas menciones.
-¿Sabés? No parece tan mala idea. Tsubasa merece saber un poco del otro que lo engendro-Aunque fuera lo mínimo.
-Entonces, ¿lo hacemos?-Pregunto.
-Si, hagamoslo-Lo termino por convencer.
Chocaron los cinco.
En un bar, un hombre se acoda sobre la barra. Su rostro, marcado por el cansancio y el dolor, refleja la tormenta interna que lo consume. Los ojos, enrojecidos y vidriosos, miran fijamente el vaso medio vacío de whisky, como si en el fondo ámbar buscara respuestas que nunca llegarán.
Sus manos, temblorosas, sujetan con fuerza el vaso, su compañía en una noche que parece eterna. El murmullo, las risas lejanas y el tintineo de las copas son solo un eco distante, ajeno a su sufrimiento. Se siente atrapado en un bucle de recuerdos amargos, en los que el rostro de quien alguna vez amó aparece y desaparece, avivando el fuego del desconsuelo.
Cada sorbo es una punzada en el alma, una tregua momentánea al dolor que lo asfixia. En su pecho, un vacío insondable se extiende, recordándole que lo ha perdido todo, que su mundo se ha derrumbado. Afuera, la lluvia golpea contra las ventanas, como si el cielo también compartiera su lamento.
Este hombre, roto por dentro, se ha convertido en una sombra de lo que alguna vez fue. Ahora, solo encuentra consuelo en el olvido que le ofrece la bebida, mientras el reloj en la pared marca las horas en las que la vida parece no tener sentido.
El dolor y el arrepentimiento son compañeros inseparables en la tormenta interna que agita su alma. El dolor, agudo y persistente, se clava en lo más profundo, recordándole cada decisión equivocada, cada palabra que no debió ser dicha, o peor aún, cada silencio que nunca debió guardarse. Es un peso que arrastra el espíritu, un eco constante de lo que pudo haber sido, pero no fue.
El arrepentimiento, por su parte, es la sombra que sigue a su dolor, envolviendo su mente en una niebla densa de "y si...". Es un susurro que se convierte en un grito en la quietud de la noche, cuando los pensamientos cobran vida y la conciencia no encuentra descanso. En esos momentos, el arrepentimiento se convierte en un juez implacable, que le recuerda cada oportunidad perdida, cada vez que dejamos que el orgullo o el miedo guiaran nuestras acciones.
Estos sentimientos, tan humanos como devastadores, lo atan a un pasado que no puede cambiar, alimentando la tristeza con la certeza de que ha fallado a otros y a él mismos. Es un ciclo que se repite y emociones que lo lleva a cuestionar su propio valor, a sus decisiones, y a desear, con desesperación, una segunda oportunidad que nunca llegará.
Son las cicatrices invisibles que marcan su alma, recordándo que la vida es un tejido frágil, donde cada acción tiene consecuencias, y donde el tiempo, implacable, no concede retrocesos.
Cuando lo vio, el mundo pareció detenerse por un instante. El ruido del tráfico, las voces de la gente, todo se desvaneció en un murmullo distante. Ahí estaba su ex, sonriendo de una manera que él había conocido tan bien, pero que ahora pertenecía a otro. Sus manos entrelazadas, sus cuerpos tan cerca besándose y ese beso que lo destrozó por dentro.
El dolor fue inmediato, crudo, como si lo hubieran golpeado. No pudo apartar la vista, aunque cada segundo que pasaba le desgarraba el alma. Vio en ese beso todo lo que había perdido: la cercanía, la intimidad, el amor que alguna vez fue suyo. Y, al mismo tiempo, sintió una profunda sensación de vacío, de saber que ya no era parte de su vida, que había sido reemplazado.
El dolor fue inmediato, una punzada afilada que le atravesó el corazón, convirtiendo cada latido en un martirio. Sentía como si el suelo se hubiera abierto bajo sus pies, dejándolo caer en un abismo sin fondo. Quería apartar la vista, pero no podía. Sus ojos, traicioneros, seguían fijos en ellos, como si en esa imagen dolorosa hubiera algo que necesitaba entender, algo que necesitaba aceptar.
𝙎𝙪 𝙝𝙚𝙧𝙢𝙤𝙨𝙤 𝙖𝙣𝙜𝙚𝙡, 𝙨𝙪 𝙩𝙤𝙢. 𝙔𝙖 𝙣𝙤 𝙚𝙧𝙖 𝙨𝙪𝙮𝙤.
Pero el corazón no entiende de razones. Solo sabe que duele, que arde, que se retuerce ante la certeza de que lo que fue ya no volverá.
La botella ya está medio vacía, pero él apenas lo nota. Se lleva el vaso a los labios una vez más, dejando que el ardor del whisky baje por su garganta, quemando el dolor que lo consume, aunque sea por un instante. Cada trago es un intento desesperado de silenciar las voces en su cabeza, esos recuerdos que no dejan de torturarlo, recordándole lo que ha perdido, lo que nunca podrá recuperar.
El alcohol es su único refugio ahora, el falso amigo que lo abraza en medio de la noche cuando el mundo parece haberle dado la espalda. Sabe que esto no lo llevará a ninguna parte, que el vacío dentro de él no se llenará con whisky o cerveza, pero en este momento no le importa. Lo único que desea es dejar de sentir, aunque sea por unas horas.
Sus manos tiemblan ligeramente mientras sirve otro trago, y sus ojos, vidriosos, revelan una mezcla de tristeza y desesperación. A su alrededor, la vida sigue, la música suena, la gente ríe y habla, pero todo eso es un ruido lejano para él. Está atrapado en su propio mundo de penumbras, donde la única constante es la soledad y la amargura.
Con cada sorbo, siente que se hunde un poco más en ese pozo sin fondo. Las imágenes de su mente se vuelven más borrosas, pero no desaparecen. Al contrario, parecen cobrar vida con más intensidad, como si el alcohol les diera una nueva fuerza para atormentarlo. Los rostros, las palabras, los momentos, todo se mezcla en un caos que lo arrastra hacia abajo, lejos de cualquier luz, de cualquier esperanza.
El vaso choca contra la barra con un ruido seco, y él mira su reflejo en el espejo detrás de las botellas, apenas reconociéndose. ¿En qué momento llegó a esto? La respuesta le parece irrelevante ahora. El único objetivo es ahogar las penas, sepultarlas bajo un océano de alcohol, aunque sabe, en el fondo, que al final de la noche, cuando la última gota se haya consumido, el dolor seguirá ahí, más crudo que nunca.
En cuanto a los Brasileños, observaban el horrible estado en el que se encontraba su amigo. Les partía el alma verlo asi, tan rotó y destrozado.
-Hey, ya es suficiente-le dijo el mayor de ellos con voz suave pero firme.-Esto no te está ayudando, solo te estás haciendo más daño. Sabemos que duele, pero el alcohol no va a arreglar nada. Solo estás empeorando las cosas.-Sabia de todas formas que no le haría caso pero intentaría convencerlo.
-Vamos, hermano, ya es suficiente. Deja el vaso-Le pidió.
-N- no puedo, n- no quiero-Sus ojos estaban rojos.
-Has bebido demasiado, por favor, vámonos de aquí.-Pidió.
-¡No me digas que pare!-respondió entre sollozos—. No entiendes... no entiendes lo que siento. Esto es lo único que me queda.
Se inclinó hacia él, tratando de encontrar sus ojos y buscando la manera de calmar el desconsuelo que veía reflejado en su rostro.
-Sí lo entiendo, créeme que lo hago, pero así no vas a arreglar nada. Solo te estás lastimando más. Por favor, escúchame.-Este no era el mismo chico alegré que conoció en los Brancos.
Pero sus lágrimas seguían cayendo, incontrolables, mientras negaba con la cabeza, aferrándose al vaso con una obstinación que solo el dolor profundo puede explicar.
-No puedo... no puedo dejarlo, es lo único que adormece este maldito dolor-dijo entrecortadamente, su voz ahogada por el llanto.
El estado en el que se encontraba el ídolo de todo Japón era triste y al mismo tiempo horrible.
En su juventud, había sido la encarnación de la alegría. Siempre con una sonrisa en el rostro, su risa resonaba por donde quiera que iba. Era el tipo de persona que iluminaba una habitación al entrar, cuya amabilidad no conocía límites. Su corazón generoso lo llevaba a hacer amigos con facilidad, y siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Para él, la vida era un vasto campo de oportunidades, un camino lleno de sueños por cumplir.
Pero la vida, en su crueldad implacable, le dio un golpe que lo cambió para siempre. Aquel hombre que solía ser un faro de luz ahora era una sombra de lo que fue. La tristeza se había arraigado en él, como una hiedra que ahoga todo lo que toca. Sus ojos, que antes brillaban con entusiasmo, ahora estaban opacos, perdidos en un pasado que lo atormentaba sin descanso.
Los traumas lo habían moldeado en alguien que apenas reconocía. Lo que una vez fue optimismo, se había convertido en cinismo. Los días que antes estaban llenos de energía, ahora eran una rutina gris, marcada por el dolor constante de recordar lo que había perdido, de revivir cada instante que lo destrozó. Las noches eran aún peores, pobladas por pesadillas que lo despertaban en un sudor frío, con el corazón latiendo desbocado, recordándole que no había escapatoria del tormento que llevaba dentro.
La depresión lo había envuelto en un manto de soledad. Se había aislado del mundo, incapaz de confiar en las personas que una ama. Sentía que su amabilidad había sido su debilidad, que su alegría había sido un engaño. Ahora, cada sonrisa que lograba forzar era una máscara que ocultaba el vacío que lo consumía por dentro.
El chico que había sido lleno de vida, ahora se sentía atrapado en un cuerpo que ya no le pertenecía. Su mente, antes un refugio de creatividad y esperanza, se había convertido en una prisión de pensamientos oscuros y recuerdos dolorosos. Todo lo que alguna vez fue alegre y amable, se había desvanecido, dejando solo las cenizas de una vida que ya no existía.
Pero... ¿habia validó la pena haber vívido aquella crueldad y inhumanidad? La respuesta era 𝐒𝐈
Él lo amaba con todo su corazón. Desde el primer momento en que lo conoció, supo que haría cualquier cosa por él. Su amor era profundo, real, y con cada día que pasaban juntos, sentía que su vida tenía un propósito. Cuando se enteró de que iba a ser padre, una mezcla de alegría y terror se apoderó de él. La idea de formar una familia con el chico que amaba era un sueño hecho realidad, pero también sabía que pondría en riesgo a lo que más quería.
No pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que la única manera de protegerlos era alejándose. La amenaza que se cernía sobre ellos no era algo que pudiera enfrentar con valentía o fuerza; era una sombra que lo perseguía desde hacía años (y no se habia dado cuenta antes), una sombra que no queria su felicidad. Sabía que si permanecía a su lado, los pondría en el centro del peligro, y eso era algo que no podía permitir.
Así que tomó la decisión más difícil de su vida. Con el corazón roto, se alejó con despiadas explicaciones, dejando a su Tommy sin comprender el motivo de su "engaño". Se convirtió en un fantasma en su vida, alguien que había estado, pero que ahora solo existía en recuerdos. La imagen de su novio, llorando desconsolado, y el conocimiento de que su hijo crecería sin saber quién era su padre, lo atormentaban cada noche, pero para él, ese sacrificio era necesario.
Se consumía en el dolor de la culpa, sabiendo que su amor y su hijo, a quien nunca llegaría a conocer, sufrían por su ausencia. Cada día era una tortura. Imaginaba lo que estarían pasando, el miedo, la incertidumbre, y se odiaba por no estar allí para protegerlos. Pero también sabía que su sacrificio era lo único que los mantenía a salvo. Prefería soportar el peso de su propia condena que verlos caer por su culpa.
Una vez había sido fuerte y que había luchado contra todas poderosos rivales dentro de la cancha, ahora se sentía impotente y destruido. Vagaba por las vida, un hombre sin rumbo, una sombra cargada de un amor que nunca podría expresar, de una culpa que lo carcomía día tras día. Se había alejado para salvarlos, pero al hacerlo, se había condenado a sí mismo a un sufrimiento interminable, sabiendo que nunca podría regresar, nunca podría enmendar lo que había hecho.
Y así, vivió en la oscuridad, separado de aquellos a quienes más amaba, llevando en su pecho el peso de una decisión que había tomado por amor, pero que lo dejó vacío, solo, y con el corazón eternamente destrozado.
Pero apenas vio su carita y supo que todo lo que hizo no fue en vano.
Mientras estuviera bien y feliz junto con su mamá, 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐦𝐚́𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐛𝐚.
-𝐓𝐬𝐮𝐛𝐚𝐬𝐚, 𝐦𝐢 𝐩𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐨 𝐓𝐬𝐮𝐛𝐚𝐬𝐚. 𝐓𝐞 𝐚𝐦𝐨 𝐝𝐞𝐦𝐚𝐬𝐢𝐚𝐝𝐨, 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨-Se acostó en la mesa mientras sus lágrimas caian en la misma.
Apenas nombro al niño que conocieron el otro dia, se sorprendieron.
No sabén cuanto deseaban apagar la tristeza que consumia al pelinegro.
Tuvo suerte de que unos minutos que habia ido con su mamá y su pareja, el cielo se decidió por nublarse para luego tener una lluvia torrencial.
Agradecia que el clima haya estado de su lado.
En cuanto a la salida con su mamá, no fue precisamente agradable que digamos...
Ese hombre no habia parado de mirarlo mal y su madre que lo ignoraba por prestarle atención a "enamorado". Se sintió invisible en ese momento.
Ahora estaba reunido con sus amigos en la habitación que compartia con su amado Taro temporalmente hasta que el torneo acabara.
-Tsubasa, ¿qué pasa? Desde que llegaste estás desanimado-Habia notado el animo de su mejor amigo apenas Ingresó al hotel y lo saludó.
-Es qué...-No sabia si contarles-Mi mamá tiene novio-Terminó confesando.
Un fuerte "¿QUÉ?" se oyó de parte de los receptores.
-¿¿El tio tom tiene novio??-Pregunto con sorpresa Shun.
-Que notición-Comento Shingo.
-Eso es una buena noticia, Tsubasa. Tendrás un papá ¿no te alegra?-Le vio el lado bueno.
-No creo que quiera ser mi "papá", Jun-Jugo con sus manos con inseguridad.
-¿Por qué lo dices?-Lo miro curioso.
-Ese señor me estuvo mirando mal todo el tiempo y parecía que mi presencia le desagradaba-Su rostro era de preocupación-Además dijo que no le gusta ni los niños, ni el futbol.
-Y tú eres la definición de todo eso-Señalo.
-¡Makoto!-Lo regaño el castaño claro.
-¿Qué? Solo decia-Se defendió.
Rodó los ojos y regresó hacia su mejor amigo.
-No le hagas caso, Tsubasa. Solo esta bromeando-Minimizo lo anterior.
-No te tomés muy a pecho la actitud de ese tipo. Se ve que es un engreído-Apoyo con su mano el arquero.
-¿Pero tu mamá no dijo nada?-Queria saber.
-No, hasta me ignoro-Se sintió mal por eso.
El once del Nankatsu veia con pesar a su mancuerda hasta que se le ocurrió algo para animarlo.
-No te pongas asi, Tsubi. ¿Qué tal si vemos ese documental de Messi y el increíble mundo de Gumball?-Propuso.
-¿En serió harías eso por mi?-Sus ojos se iluminaron.
-Si, yo quiero que seas muy feliz porque te quiero mucho-Le sonrío con dulzura.
-G-gracias, Tarito-Se sonrojó.
El pelinegro le dio un gran abrazó calido y reconfortante, provocando que se ponga más rojo aún.
-¡Uy, miren a los tortolitos!-Lo hizo salir de su burbuja.
-Cuidado, que la habitación se está llenando de corazones y flores con ustedes dos-Se burlo Ryo.
-¿Cuando van a casarse?-Sonrio picaro Tappei.
-¡YA!-Expreso avergonzado el capitán.
Las risas estallaron por parte del equipo.
Su crush también se encontraba como él provocando que su corazón se acelerara.
No era sólo su belleza lo que lo cautivaba, aunque su piel parecía brillar con la luz del sol, y su cabello negro flotaba en el aire como un halo celestial. Era algo más profundo, una calma etérea que emanaba de él, como si perteneciera a otro mundo, uno más puro y perfecto. Sus movimientos eran gráciles, casi como si no caminara, sino que flotara ligeramente sobre el suelo.
Cuando sonreía, era como si todo se detuviera a su alrededor, y él quedaba atrapado en ese momento, incapaz de mirar a otro lado. Sus ojos, de un color miel, irradiaban una bondad tan sincera que lo hacía cuestionarse si de verdad era un simple mortal o una visión fugaz de un ángel que había descendido brevemente a la tierra.
Cada palabra que él pronunciaba era como una melodía suave, resonando en su mente mucho después de que el sonido se desvaneciera. Su chico era, para él, la personificación de todo lo bueno y lo bello en el mundo. Y aunque tal vez nunca supiera lo que él sentía, para él, verlo era suficiente, porque cada vez que lo hacía, su vida se iluminaba un poco más, como si estuviera tocando su alma.
𝐒𝐢𝐧 𝐝𝐮𝐝𝐚𝐬 𝐚𝐦𝐚𝐛𝐚 𝐚 𝐞𝐬𝐞 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐨 𝐚𝐧𝐠𝐞𝐥.
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