𝙈𝙞𝙣𝙞 𝙢𝙖𝙧𝙖𝙩𝙤́𝙣 𝟭/3

Me encontraba corriendo. Los gemelos pertenecientes a la guardia de los Vulturi iban tras de mí.

Chris y Jamie, mis hermanos, lograron huir tras mentirles y decirles que me encontraba en el aeropuerto. Si les decía que seguía atrapada en Italia jamás me hubiesen dejado sola. Y no me perdonaría el que algo les ocurriera también a ellos.

Jane y Alec son peligrosos. Pero, ahora que mis hermanos estaban lejos, yo también lo era. Hace poco había logrado controlar mis poderes, cosa de la que mi familia no era consciente y, por un tiempo, prefería que así se quedara.

—Vamos, Jane. Ven y lucha conmigo. Tu don no tiene efecto en mí, ¿acaso no te molesta? —la incentivé—. O quizá no se acercan porque saben que conmigo no tienen oportunidad, ¿es eso?

Un vampiro molesto es un vampiro que actúa por instinto. Y eso podría, indudablemente, brindarme una oportunidad valiosa.

—Aro realmente debe estar loco para tener a dos niños en su guardia —sentí que algo aparecía atrás mío y, sin dudar, lancé mi brazo hacia atrás con una daga de hierro en mis manos—. Eso es, pequeño Alec. Veo que eres más valiente que tu rubia hermana. Dime, ¿el mito de que las rubias son huecas es real?

—Hueca vas a quedar tú. No creo que al amo le moleste si nos comemos un aperitivo.

Hice un puchero. — ¿Acaso Aro no me quería como parte de su ejército de chupasangres? Se sentirá decepcionado si dos de sus juguetes favoritos rompen su... oportunidad de obtener un nuevo juguete.

— El amo podrá sentirse decepcionado. Pero nosotros juntos valemos más de lo que tú lo haces. Nos perdonará eventualmente.

—¿Estás segura de eso, Jane? —los golpes comenzaron a ir y venir. Los arañazos, las patadas y el esquivar sus dientes fueron algo constante durante un par de minutos hasta que, haciendo uso de mi telequinesis, empujé a Alec contra un árbol, enganchándolo con el tronco pero sin perforar nada—. Sabes que con un movimiento puedo decapitar a tu hermanito, ¿verdad?

—No lo harás.

—¿Y por qué estás tan segura?

—Porque tenemos a Dylan en Volterra.

🔸🔸🔸🔸🔸

Llegar a Italia revivió recuerdos del pasado que no estaba lista para traer a mi memoria. Tristemente, me encontraba aquí única y exclusivamente por Bella y porque sabía que, en caso de tener que enfrentar a los Vulturi, podría brindarles una ventaja.

Nos encontrábamos en un auto que Alice robó en el aeropuerto, manejando a toda velocidad destino a Volterra. Según Alice, Edward esperaría hasta el momento exacto en el que toda la gente estaría reunida para exponerse, de esa forma, los Vulturi no tendrían más remedio que asesinarlo por romper una de sus más sagradas reglas: No exponerse ante los humanos.

Cuando estábamos por llegar nos topamos con un corte en la calle. Bella se bajó y, tras recibir las indicaciones de Alice, salió corriendo. Quise ir tras ella, pero la vampira me pidió que me quedara con ella.

—Ella estará bien. Primero dejemos este auto en algún lugar y luego nos unimos a ella y Edward —mencionó mientras estacionaba el auto un par de calles más abajo,

Alice se colocó un pañuelo en la cabeza junto a una gafas de sol y unos guantes, de forma que nada de su piel quedaba expuesta al sol. Rápidamente nos dirigimos al castillo de los Vulturi. Verlo me causaba escalofríos. Al llegar, la vampira forzó la puerta, notando que junto a Edward y Bella se encontraban Demetri y Felix, quienes me reconocieron nada más verme.

—Miren nada más, la situación se acaba de volver aún más interesante.

—Demetri, Felix, no se rompió ninguna regla. Nosotros nos iremos y evitaremos cualquier problema.

—Me temo que no podemos dejarlos, Oralia. El amo quiere hablar nuevamente con Edward.

—Bien —habló Edward—, Bella, por qué no vas a disfrutar del festival junto a Lia y Alice.

—La chica viene con nosotros —habló Demetri.

—No, vete al infierno.

A lo lejos se escucharon unos pasos y, al ver en esa dirección, reconocí inmediatamente a Jane. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Mi pecho dolía y mis puños se cerraron con fuerza. Mi impulso me incitaba a darle un buen puñetazo, pero sabía que no era momento, eso sólo pondría en más riesgos a Bella.

—Suficiente —dijo con su voz plana—. Aro me envió a ver porqué tardaban tanto —miró a los otros miembros de la guardia. Luego, plantó su mirada en mí—. Y ahora sus ganas de que lleguemos al salón deben ser aún más grandes —se dió vuelta y comenzó a caminar, sabiendo que todos la seguiríamos.

Demetri le entregó una capa roja a Edward para que pudiese cubrirse. Llegamos a unas escaleras y Jane les cedió el paso a Edward y Bella, quedando ella delante de mí y Alice y Felix y Demetri en la retaguardia.

—No tengas miedo —le dijo Edward a Bella.

— ¿Tú tienes miedo? —le respondió.

—No —Jane soltó una risa que estaba a medio camino de ser un resoplido.

Por mi parte, Alice me miraba ocasionalmente, pero yo estaba concentrada en observar todo a mi alrededor, fijándome en cada mínimo detalle y alerta a cualquier situación que pudiese darse.

Noté que Alice quería decirme algo, pero no la dejé. Pasamos por un vestíbulo en el que había una chica en el mesón. Una humana esperando ser convertida o, en su defecto, en la cena.

Cuando entramos al salón del trono pude notar que todo estaba igual que hace cinco años. Absolutamente nada había cambiado. Los tres reyes estaban en sus tronos, la guardia alrededor del salón, pendientes a cualquier orden que sus amor pudiesen entregar. Mientras que los dos Cullen y la chica Swan se acercaron, yo me quedé más atrás por precaución.

—Qué agradable sorpresa. Bella está viva después de todo, ¿no es eso maravilloso?—se acercó a la pareja—. Me encanta un final feliz —tomó la mano de Edward entre las suyas—. Son tan raros. La tua cantante. Su sangre te atrae tanto que me provoca sed. ¿Cómo soportas estar tan cerca de ella?

—Con gran dificultad —respondió el cobrizo.

—Ya lo veo —soltó una risa.

—Aro puede leer cualquier pensamiento que he tenido con tan solo tocarme. Y ahora lo sabe todo. Acaba de una vez.

Soltó una risa desdeñosa—. Y tú eres un excelente lector de almas, Edward. Aunque no puedes leer sus pensamientos. Fascinante —se alejó un par de pasos—. Me encantaría saber si es inmune a mis dones también —extendió una mano hacia Bella—. ¿Me harías el honor?

Vi toda la interacción entre ellos de forma muy silenciosa. Oculté mi olor y reduje mis respiraciones al mínimo. Sabía que la mayoría de los presentes ya conocía mi existencia ahí, pero Aro estaba tan ensimismado en la pareja que todavía no me notaba. Vi cómo la humana le entregaba a su mano y cómo todos quedaban expectantes a lo que ocurriría. Marco y Caius se removieron un poco en sus tronos, esperando el veredicto de su hermano.

—Interesante. No veo nada —se alejó dando la espalda—. Veamos si es inmune a todos nuestros dones, ¿te parece Jane?

Edward iba a reaccionar pero, sabiendo que eso sólo causaría más problemas, decidí finalmente intervenir.

—No lo haría si fuera tú, rubia —caminé hasta colocarme frente a Bella para protegerla—. No, claro, a menos que quieras perder nuevamente contra mi.

—Mio piccolo rubino, sei tornato —dijo Aro—. Imagino que no estás de vuelta para unirte finalmente a nosotros, ¿no es así, la mia bella Oralia?

🔸🔸🔸🔸🔸

Uffff, ¿pueden hacerse una pequeña idea de quién es Dylan? ¿O quizá sobre lo que pasó entre los Vulturi y Oralia y el porqué ella se siente tan confiada?

Espero leer teorías. 

Volví y con una mini maratón. Ya tengo los capítulos escritos. Si veo apoyo, los subiré todos durante el día. Si no, subiré uno por día.

Espero que les gusten. Últimamente he tenido más motivación e ideas, así que se vienen cositas. Denle apoyo a la historia y verán los resultados más rápido jeje.

Los quiere,

Poppy.