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𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙤𝙡𝙤 𝘿𝙞𝙚𝙘𝙞

𝙈𝙞𝙣𝙞 𝙢𝙖𝙧𝙖𝙩𝙤́𝙣 𝟮/𝟯

No tengo nada para decir más allá de que he estado sin luz. Se cayeron árboles y postes y la empresa de luz no ha dado soluciones hasta hoy. Sólo por esa demora subiré un capítulo extra para compensar la maratón. Serán 3 capítulos en lugar de 2. Y serán medianamente largos. 

Espero disfruten la lectura.

La mención de Dylan desató una oleada de pánico y furia en mi pecho. Los Vulturi no se andaban con juegos, y la idea de que estuviera en peligro me enfurecía. No podía dejar que los planes de Aro y sus guardias se salieran con la suya.

—¡No tocarán a Dylan! —grité, canalizando mi furia en una ráfaga de energía telequinética que hizo que Alec cayera pesadamente al suelo. Me giré para enfrentar a Jane, que se estaba reincorporando con una expresión de odio.

Jane me miró con una mezcla de desafío y desdén. — Tu rabia no cambiará nada, Oralia. Aro no se detendrá por un humano.

— ¡Dylan no es un simple humano! —exclamé mientras me acercaba a Jane con una velocidad que la sorprendió.

Alec se levantó, tambaleándose pero con una mirada de determinación. Se acercó a mí, y su poder de oscuridad intentó envolverme, pero mi control sobre la telequinesis mantenía su influencia a raya. Las sombras se arremolinaban a mi alrededor, pero con un esfuerzo, envié una onda de energía que disipó la oscuridad y lo hizo retroceder.

De repente, sentí un estallido de energía y un grito desgarrador. Era Dylan. Mi corazón se detuvo al imaginar qué podría estar ocurriendo. Dejé a los gemelos en donde estaban y corrí en dirección al castillo. Cuando llegué nadie me detuvo y, en ese momento, no pude notar lo que eso significaba. Estaba entrando en una trampa.

Entré en el gran salón del castillo, donde Dylan estaba atado y herido. La visión de su rostro pálido y su cuerpo inmovilizado me hizo detenerme en seco. Aro y los líderes de los Vulturi estaban allí, observando con una cruel indiferencia.

—¡Déjalo ir! —grité, mi voz llena de desesperación.

Aro, con una sonrisa fría, se volvió hacia mí. — Tu valentía no cambiará el destino de tu amado. Es un simple humano; su vida es un precio pequeño. Únete a nosotros.

Antes de que pudiera reaccionar, dos guardias se movieron hacia Dylan con la intención de matarlo. La furia que sentía se transformó en una explosión de energía. Utilicé mi telequinesis para lanzar a los guardias por el aire, pero uno de ellos logró infligir una herida fatal a Dylan antes de que pudiera detenerlo.

El grito ahogado de Dylan llenó la sala, y vi cómo su vida se desvanecía rápidamente. La desesperación me invadió mientras mi furia se desataba en un ataque implacable contra los Vulturi y sus guardias. Los golpes y las patadas eran implacables, y mis dagas cortaban el aire con precisión letal. Pero ya era demasiado tarde.

— Te amo —me dijo. Intenté llegar a él pero fue en vano. Sus ojos se mantuvieron en mí con una pequeña sonrisa en el rostro. Cuando logré incapacitar a la guardia Dylan ya había muerto. 

🔸🔸🔸🔸🔸

Sentí la mirada de los tres reyes sobre mí. Habían pasado aproximadamente tres años desde la última vez que nos vimos y, si bien logré salir de ese lugar, ambas partes habíamos perdido algo valioso.

— No, Aro. No he vuelto para unirme a ustedes.

— Debo suponer que la humana a la que intentas proteger es amiga tuya, ¿no es así? Vi en los recuerdos de Edward que tuviste una relación con su hermano Jasper.

— La relación que yo tuve con la familia Cullen no tiene nada que ver aquí. No lastimarás a Bella ni a ninguno de los que estamos aquí. Como le dije a tus sabuesos, no se rompió ninguna regla.

— Al contrario, querida —habló por primera vez Marcus. Era el único de los monarcas por el que sentía un poco de respeto—. La humana es un peligro, sabe demasiado sobre nosotros.

— Puedo garantizar que no dirá nada.

— Aún así... Me gustaría comprobar la inmunidad de sus dones —le hizo un gesto a Jane. Supe que, de negarme, Aro lo consideraría una ofensa e, inmediatamente, mandaría a atacar.

Me corrí a un costado y dejé que tuviera vista directa a Bella. Edward, tan sobreprotector como es, corrió intentando atacar a Jane convirtiéndose en el objetivo de la vampiresa. El cobrizo comenzó a retorcerse en el aire. Su cuerpo se puso rígido y enseguida cayó al piso. Alice se colocó junto a él mientras que Bella suplicaba a Aro que lo dejaran ir y que no lo lastimaran.

— Jane —la detuvo Aro. Miró a Bella que, retenida en los brazos de Alec, lo miraba dispuesta a todo con tal de que no lastimaran a su pareja—. Adelante, pequeña.

Jane miró a Bella y, tras una pequeña advertencia de que podría dolerle, la miró fijamente. Los segundos pasaron y el poder de Jane no surtía efecto. La rubia dio un pequeño paso hacia la humana cuando Aro, extasiado, aplaudió y rio con ganas.

— Admirable. Es resistente a todos nosotros. Así que, ¿Qué haremos contigo ahora? —la miró fijamente.

— Ya sabes qué tienes que hacer, Aro —habló Marcus.

— Sabe demasiado. Es un peligro —dijo Caius.

— Es verdad —. Me tensé, sabiendo que ocurriría—. Felix.

La tensión en el salón estalló en acción. Saqué las dagas de su sitio y las apreté en mis manos mientras me colocaba frente a Bella. Teníamos que actuar rápido. Felix y Edward se enzarzaron en una feroz batalla mientras que Alice se acercaba a nosotras.

— ¡Bella, Alice! —grité mientras dirigía mis poderes hacia Jane y Alec impidiendo que se nos acercaran. La fuerza de mi ataque sacudió las paredes del salón, y los gemelos fueron arrojados contra las paredes con un estruendoso impacto. Las dagas que llevaba se movían con precisión mientras enfrentaba a Demetri quien intentó atacarnos por la espalda.

Usé mi telequinesis para lanzar una ráfaga de energía hacia Demetri, haciéndolo caer al suelo. Mientras tanto, Felix se aproximó con su fuerza bruta tras dejar a Edward semi inconsciente. Nos enfrentamos en un combate cuerpo a cuerpo. Moví mis dagas con rapidez, desarmándolo y forzándolo a retroceder.

La batalla era un torbellino de movimientos y caos. Mis dagas brillaban mientras enfrentaba a los Vulturi y sus ataques. El salón se llenó de gritos, impactos y el estruendo de la lucha. Las columnas de piedra crujían bajo la presión, y las llamas de las candelas parpadeaban inestablemente, arrojando sombras danzantes por las paredes.

Edward se levantó y comenzó a luchar nuevamente contra Felix tras verlo acercarse a Bella en un momento en el que yo luchaba contra los otros tres integrantes de la guardia. En un momento, mientras protegía a la humana, vi como el vampiro más grande lanzaba a Edward contra las escaleras de los tronos y amenazaba con sacarle la cabeza.

— ¡Alto! ¡Por favor! ¡Por favor! —Bella se removía desesperada en su lugar—. Mátenme a mi, no a él.

— ¡Cuán extraordinario! —se vio sorprendido—. Renunciarías a tu vida por uno de nosotros. Un vampiro. Un desalmado... Monstruo.

— Aléjate de ella —habló a penas Edward.

— No sabe nada del alma —le respondió la humana.

— Aro, ten cuidado con tus acciones. Si das un paso más hacia Bella haré lo posible por asesinarte —interrumpí caminando hacia ellos. Sabía que Aro intentaría beber su sangre a la mínima oportunidad.

Mio piccolo rubino, tus amenazas pueden ser tomadas en vano, ¿no crees?

— No, Aro. Si tan solo te atreves a dar un sólo paso en su dirección las cosas terminarás muy diferente de la última vez —lo apunté con mis dagas. Aro se acercó a mí y me miró con intensidad. En sus ojos carmesí había una profunda ira, de la más pura.

Su mano subió a mi mejilla pero, sabiendo lo que quería hacer, la aparte de un manotazo cuidando no tener contacto directo con su piel.

Sentí como, intentando esquivarme, se acercaba a Bella. Lo tomé rápidamente de la chaqueta de su traje y, en un movimiento, lo lancé lejos. Sus hermanos se levantaron de sus respectivos tronos y la guardia dio un paso simultáneo hacia mi hasta que Aro los detuvo con un "No". Se acercó a toda velocidad hacia mi y me estaba preparando para luchar hasta que escuché el grito de Alice.

— ¡Alto! ¡Lo he visto! Bella será una de nosotras. Yo la transformaré —se acercó a nosotros y le tendió la mano a Aro.

— Hipnotizante. Ver lo que tú has visto mucho antes de que pase —soltó la mano de Alice y se acercó lentamente a Bella. Me mantuve alerta con las dagas en mano—. Tus dones te convertirán en una fascinante inmortal, Isabella.

— Acabemos de una vez con esto. Haidi llegará en cualquier momento —habló Marcus—.. Gracias por su visita.

— Les devolveremos el favor. Les aconsejo que lleven a cabo lo prometido porque no damos segundas oportunidades —terminó Caius.

— Y tú, bellisimo rubino, espero que pronto decidas unirte a nosotros. Siempre estaremos esperando con los brazos abiertos.

Con los Cullen y Bella salimos rápidamente del castillo. Pronto estábamos en el aeropuerto tomando un avión destino a Seattle. Ya de ahí, por lo que dijo Alice, uno de sus hermanos nos estaría esperando con un auto para irnos a Forks. Por la mirada que me dio supe de inmediato quién sería.

No estaba lista para enfrentarme a él así que envié un mensaje pidiendo que mañana llevaran temprano mi moto a Seattle para evitar estar encerrada en un auto con él.

Aún así, los Cullen estaban de vuelta y eso solo significaba una cosa: más problemas llegarán al pueblo y no sabemos si estamos listos para superarlos.

🔸🔸🔸🔸🔸

Holi! Si les gusta recuerden votar y comentar. Pronto estaré subiendo la tercera y última parte. 

Lxs quiero.

Poppy.

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