⠀🧸 𓈃⠀ Capítulo 08 𓎆 ⭒ ꐑꐑ
Empecemos de cero
que entre tanta gente, en el mudo
contigo me quedo
empecemos de, empecemos de...
Empecemos de cero
y poquito a poquito demostrar
cuanto te quiero
ay yo cuanto te, que yo tanto que
Min resolvía su examen, pero tenía tantas cosas en la cabeza que no pudo pensar correctamente. Contestó como creyó que sería conveniente y después simplemente entregó su exámen. En su escuela les daban media hora de receso después de sus evaluaciones y posteriormente regresaban para saber sus resultados.
Vio el emparedado que su padre le preparó y comió solo, pues Suni cumplió su palabra y no le habló hasta ese día.
—Hola, gordi.
—Hola —contestó él en voz baja y sin levantar la mirada.
—¿Cómo estás?
—Bien. —Con miedo levantó la cabeza y observó a la adolescente con duda y a la vez con anhelo—. Tiene tres semanas que no me hablas.
—No es como si merecieras que te hable. Querías estar solo con tu padre y yo estoy cumpliendo lo que deseas. ¿Cómo está él?
—No ha estado bien de salud. —Algo en su pecho se sintió mal. Después de todo, sabía que tenía algo de culpa en esa situación—. Casi no come y se ve muy delgado.
—¿No crees que eso se debe a que está triste?
—Cuando pasó lo que pasó se recuperó pronto, apuesto que no falta mucho para eso. —El niño nuevamente bajó la mirada e hizo una mueca porque algo dentro de él le decía que era mentira.
—Gordi, sabes que no me meto en tus asuntos y sé a medias lo que pasó con el ex novio de tu papá, pero ten en cuenta algo, no todas las personas somos malas. Sé lo que les hizo Jungki, te hirió, pero Minho no tiene por qué ser igual.
—No lo sé.
Algo dentro de la niña se removió al verlo tan confundido con sus sentimientos. Después de todo, Min era su mejor amigo y le dolía verlo así.
—Te quiero, gordi, pero tienes que aprender a reflexionar.
Así como Suni apareció rápidamente, de la misma manera desapareció del panorama.
El timbre sonó y los alumnos entraron al salón para escuchar sus calificaciones. El maestro Jung se sentó y todos notaron su aura extraña.
—No esperaba tales resultados. Empecemos. —El maestro puso los exámenes en el escritorio y empezó a leer los nombres—. Vernon, sacaste 8. Seungcheol, sacaste 7. Jihoon, sacaste 8. Taeho no puedo creer que apenas llegaste a 5. Wheein, como siempre perfecta, 10. Moonbyul, 9. —El profesor Jung miró a Min y suspiró—. Min, me duele decirte esto, sacaste 6.
Los susurros en el salón empezaron a escucharse rápidamente y el niño bajó su cabeza en señal de vergüenza. Nunca en su poca vida de estudiante sacó una calificación tan baja, no sabía cómo explicarle a su papá.
El día escolar terminó y antes de salir una voz lo detuvo—. Min ¿estás bien?
—Sí, profe.
—Si necesitas hablar aquí estoy. No dudes en acercarte a mí.
—Gracias —contestó sin ánimo.
Salió y vio el carro de su papá estacionado en la acera. Sin decir nada subió al auto y recibió los besos de su padre, pero no sintió la misma calidez de siempre.
El camino a casa fue silencioso y, aunque Jisung trataba de hacerle platica, el adolescente contestaba muy de vez en cuando. Llegar a su casa siempre era un martirio porque su padre comía con él y después solamente iba a su cuarto a dormir. Sabía que tenía que decirle lo que pasó con su examen.
—Pa.
—Dime, mi rey.
—Saque 6 en álgebra.
—Oh, bueno, la próxima lo harás mejor, ¿verdad?
Min lo miró extrañado—. ¿No estás molesto?
—No podría. Yo sé que haces tu mayor esfuerzo. —La comida servida casi no se tocó y aun así Jisung se paró.
—¿No terminarás de comer?
—No tengo hambre. Por cierto, si viene tu tío Félix me avisas, por favor.
—¿Vendrá mi tío?
—Sí, yo le dije que por favor viniera a verme. Realmente lo extraño demasiado.
—Pa, ¿estás bien?
El hombre le sonrió y besó su cabeza como siempre lo hacía, solo que en lugar de sentir calidez, sintió demasiado/mucho frío.
—Claro que sí —contestó tratando de verse animado—. Apuesto que solo estoy resfriado.
—¿Irás al doctor?
—Tal vez.
El adulto subió las escaleras y en un mal asentamiento de pie, terminó cayendo de una manera no muy violenta, pero sí dolorosa y, aunque no cayó desde gran altura, la salud de Sung no era buena, así que el hombre quedó inconsciente.
—¡Papá, papá! —El niño no supo qué hacer; estaba desesperado, lloraba y gritaba. Tomó su teléfono para hablarle a Félix, quien para su suerte estaba tocando la puerta—. Tío, mi papá se cayó.
El hombre entró a prisa y se asustó al ver a su amigo tirado. Se acercó para escuchar los latidos de su corazón y empezó a llamarle de una manera desesperada.
—Habla a una ambulancia. —pidió al niño tratando de verse tranquilo, pero estaba lejos de sentirse así.
El recién llegado tomó su pulso y lo pudo sentir algo débil, así que no esperó y como pudo alzó a su amigo que, para su sorpresa, pesaba muy poco.
—Abreme la puerta del auto, Min. Vamos al hospital.
Así lo hicieron. Nunca vio a su tío manejando tan serio y desesperado. La llegada al hospital fue un poco traumante para Min, pues recordó todo lo que pasó hace unos años, solo que esta vez él era el único culpable.
A Jisung lo llevaron en una camilla aún inconsciente y Félix abrazó a su sobrino porque todo era tan malditamente parecido. Félix podía mirar como su sobrino mordía sus uñas y caminaba de un lado a otro, podía notar que su cara era la verdadera expresión del miedo y es que después de todo solo se tenían a ellos dos. Poco después ambos se sentaron en la sala de espera y, aunque el mayor estaba demasiado tentado en avisarle a Minho, no lo hizo porque quería preguntarle a su amigo antes de hacer algo. Lo que menos deseaba era darle otra preocupación a Jisung.
—Familiares de Han Jisung. —Un doctor fue quien gritó.
—Nosotros. —Tanto Félix como Min se acercaron.
—¿Puedo hablar con usted? —le preguntó el profesional al adulto.
—Lo que sea puede decirnos a ambos. Él es su hijo y viven solos.
—Okay. —El doctor suspiró antes de continuar—. El joven está muy bajo de peso. Realmente es preocupante, sobre todo en su estado.
—¿Estado? —preguntó Félix.
—El joven tiene dos meses y medio de embarazo.
Ambos se quedaron en evidente shock y pidieron permiso para verlo. Jisung estaba dormido, se veía ojeroso, cansado y pálido. Min nunca se sintió de esa manera, ni siquiera en el pasado porque está vez no era inocente.
—Min, te llevaré a tu casa. Papá se quedará en el hospital esta noche. — Félix hablaba lo más tranquilamente posible, no quería demostrar lo preocupado que se sentía—. Hablaré con la mamá de Suni para que te lleve a la escuela.
—Quiero quedarme con mi papá.
—Eso no es posible. —A pesar de que Félix estaba enojado con el niño por toda la situación con Minho lo mínimo que necesitaba era que lo regañaran, después de todo era su sobrino y lo amaba—. Cuando despierte te llevo. ¿Qué te parece?
A pesar Min no estaba seguro, asintió.
Pasaron aproximadamente dos horas para que Sung despertara y pidiera que su hijo le diera un fuerte abrazo, ambos lloraron en los brazos del otro.
— Félix, no era mi intención asustarte —dijo con evidente culpa.
—Eres un idiota. ¿Por qué no te cuidas?
—Ni siquiera lo sabía. —Miró a su hijo y le preguntó—: ¿Podrías ir a la maquinita por unos chocolates, Min?
El adolescente estaba consciente que era un pretexto para hablar a solas con Félix. Poco le importó que su padre necesitaba privacidad porque quería escuchar que dirían, así que se quedó afuera y escuchó toda la conversación.
—¿Le dirás?
—No lo tendré, Félix. —Min se tapó la boca al escuchar eso.
—¿De qué hablas?
—Soy padre soltero de un niño que no me quiere compartir con nadie. Si apenas puedo con él, no podría con nadie más estando solo.
—Sung, piénsalo. Yo sé que es difícil todo lo que estás pasando.
—Lix, solo no le digas nada a Minho.
—Está bien. Piénsalo detenidamente, no quiero que te arrepientas.
Después de unos segundos el niño entendió la gravedad de lo que hizo, de lo que sus acciones causaron porque él siempre soñó con tener un hermanito que cuidar, quien mimar y quien proteger, pero ¿cómo lograría eso sí su papá no tendría con quien estar?. Cuando entró a la habitación, Sung le pidió que obedeciera a Félix y así lo hizo.
Min estaba en su casa reflexionando sus acciones y preparando su mochila para irse a casa de Suni. Cuando terminó Félix lo llevo a casa de la niña y explicándole a la madre de ella que estaba sucediendo con Jisung. Fue una noche muy difícil para el niño. Nunca había experimentado el insomnio hasta ese día.
La puerta sonó sabiendo que se trataba de Suni y su madre para que se fueran a la escuela, la noche se le fue en pensamientos. Se subió al auto en silencio y así estuvo la mayor parte del día, hasta la salida cuando se acercó a su maestro.
—Profe Kim.
—Dime, Min.
—¿Por qué los seres humanos somos egoístas?
—Bueno, porque nos gusta pensar en lo que es lo mejor para nosotros. No está mal ser egoísta siempre y cuando no afectemos a los demás.
—No entiendo.
—Mira, si lo que tú quieres le hace daño a otros, entonces no está bien.
—¿Qué pasa cuando tienes miedo a ser lastimado?
—Bueno, decir que tienes miedo a ser lastimado es como decir que tienes miedo a vivir. —El niño abrió los ojos porque aquello sonaba cruel, pero era cierto—. Min, eso es inevitable, tiene que suceder en algún momento de nuestra vida, pero eso no significa que todos nos van a dañar.
—¿Cómo saber si alguien va a hacerlo?
—Nunca podremos saberlo, Min. Son cosas que nosotros no decidimos.
—Maestro. —Titubeo un poco antes de seguir—. Creo que Minho no dañaría a mi papá.
—Me da gusto que creas eso. —El profesor sonrió tiernamente al adolescente y sacudió su cabello con delicadeza. Esperaba que Min pudiera sentir más confianza en la gente.
El niño con solo su mochila se fue a un cajero automático cercano, sacó todo el dinero que había en la tarjeta que Minho le dio y por último corrió a casa de Suni.
—¡Suni, Suni! —Con solo unos pasos faltantes, el niño empezó a gritar desde afuera y antes de llegar vio a su amiga salir de la casa.
—Gordi ¿qué pasa?
Sin que la niña lo esperara Min le robó un pequeño beso, el más inocente y puro al ser el primero de ambos, después básicamente se declaró —: Yo sí quiero casarme contigo cuando crezca, quiero tener a mi hermanito y quiero a mis papás juntos.
—Gordi...
—¿Quieres hacer la mayor travesura del mundo conmigo? —Como en las películas, el niño estiró su mano esperando una respuesta por medio de ella.
—¿El gordi hará una travesura?
—¿Quieres o no? —preguntó con una sonrisa coqueta.
[...]
Minho estaba en su departamento buscando los papeles necesarios para el futuro trato, si todo salía bien, en menos de un mes construiría un edificio en Japón. Todo sería más fácil estando lejos porque cada vez que tenía oportunidad conducía y los miraba a la distancia, los extrañaba terriblemente.
No quería presionar a su hijo, quería que fuera él quien lo buscara.
Su puerta sonó y la abrió, no esperaba aquella sorpresa.
—¿Min, que haces aquí? —preguntó casi gritando—. ¿Estás bien? ¿Tu papá está bien?
El niño se aventó a sus brazos y contestó—. Papá, te amo mucho.
El corazón de Minho latió muy rápido y no supo cómo reaccionar al instante, después de unos segundos lo abrazó fuertemente. Imaginó esa palabra de muchas maneras y no importaba como sucediera, solo quería que su hijo lo llamara "papá".
—Papá, perdóname.
—Mi amor, no tengo nada que perdonarte, yo te entiendo a la perfección.
—Fui un bruto, un egoísta. —El niño seguía llorando en su pecho.
—Además de un idiota. —Minho miró a un lado y ahí estaba Suni saludando—. Gordi, no podemos llegar tan tarde. Acuérdate que soborne al papá de Vernon para que nos trajera, si llego tarde mi mamá me matará, aunque me matará cuando se entere que tiene que ir a una cita con ese señor.
—Dile al papá de Vernon que Minho nos llevará.
—Min, antes de irnos contéstame, ¿qué haces aquí? —preguntó Minho.
—Voy a tener un hermanito y quiero que seamos una familia. —Lo dijo tan rápido que Minho quedó casi en shock—. Quiero que estemos juntos.
Lo siguiente sucedió en cámara lenta para Minho. Entró a su casa tomó sus llaves y les indico a los niños que lo sigan, nunca sintió tanta adrenalina hasta ese día.
Su hijo acababa de decirle papá y acababa de enterarse que sería padre por segunda ocasión.
La vida podía ser una locura a veces
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro