―𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓤́𝓷𝓲𝓬𝓸―
Oscuridad. Es ese siempre el primer recuerdo, después la sensación de hundirte para tocar el frío del metal, la piel se crispa y tus nervios hacen que cierres tus ojos con fuerza para después abrirlos por ansiedad. La luz led golpeó el rostro del pelirrojo, una en especial le produjo jaqueca puesto que parpadeaba. Se escuchaba el ruido de artefactos girando, como los arneses o resortes de un carro de cuerda, pudo ver el mundo avanzando a través de la ventana de cristal, las estrellas iluminaban el cielo violeta. El todo y la nada se fusionaban.
Estaba viajando en tren.
— ¿Recién despiertas? —La voz provenía de su izquierda, el dueño era un muchacho de cabello castaño y ojos marrones como el chocolate, tenía una sonrisa socarrona, llena de altanería.
—Creo que es obvio. —El castaño sonrió burlón, era la cosa más obvia, pero necesitaba romper el hielo.
—Y bien, ¿ya sabes tu destino? —Preguntó.
—No —susurró. El pelirrojo miró sus pies en el frío suelo blanco, las luces del exterior le daban en la cara cada cierto tiempo hasta que pudo acostumbrarse.
— ¿Es la primera vez? —Negó nuevamente—. Genial, ya sabes lo que nos espera.
— ¿Dónde estamos? —Cuestionó haciendo reír al castaño.
—El tren del retorno. —Respondió—. Donde las almas viajan hasta su siguiente destino, dormimos aquí y despertamos cuando estamos por bajar, cuando estamos listos para vivir.
—No creo estar listo, no de nuevo. —Dijo suspirando.
— ¿Fue pesada esa vida?
—Horrible —exclamó sollozando.
— ¿Cuánto recuerdas de ella? Nosotros tenemos un porcentaje de recuerdos, los humanos suelen llamarlo deja vu, revisa en tu muñeca. —El castaño tomó la muñeca del más joven y levantó la manga del suéter amarillo, un número en tinta negra brillaba en su izquierda—. 51% que buen porcentaje, eso es más de la mitad.
— ¿Cuánto recuerdas tú? —El mayor mostró su tatuaje con orgullo al menor.
—49% si los unimos hacemos un 100% —El pelirrojo sonrió provocando que sus ojos caramelos se achinaran haciéndolo ver más hermoso de lo que era—. ¿Nos hemos visto antes?
—No —respondió suave—, te recordaría muy bien, no eres fácil de olvidar.
—Quizás soy parte de tu 49 faltante.
—Y yo parte de tu 51. —Ambos jóvenes sonrieron tiernamente, las casualidades estaban a la orden del día.
El tiempo es algo relativo, lineal y circular, el espacio es todavía peor. Existen mundos, universos, variantes, todos conectados entre sí y separados por millones de años. Mientras tú crees que es tu vida resulta que también es la vida de otro y en esa no eres mas que un secundario y efecto colateral.
Nadie sabe donde se originó, nadie sabe como comenzó o quién fue en su primera existencia.
— ¿Recuerdas tu primera vez? —Preguntó 49—. Ya sabes, tu primera vida.
—Es la que más recuerdo —susurró—. Recibí la bendición de una diosa o como las llaman en el paraíso; constelación. La Luna misma me dio su bendición.
—Debe ser hermosa, escuche que su cabello es como un río de Plata y su piel tan blanca como la leche.
— ¿Hermosa? —Una risa brotó desde su garganta y sus ojos lagrimearon.
— ¿De qué hablas? La Luna no es una mujer.
— ¿Qué? —Cuestionó.
—Es un él —respondió susurrando—. Y al contrario de lo que dices su cabello es como el cobre, naranja metálico como las llamaradas de una fogata y una piel bronceada.
—Parece que describes al sol.
—Es la Luna misma, pero la nombran femenina por su poder. —Dijo entusiasmado—. Él me dio su bendición, y me dijo que lo encontraría en el futuro.
—¿Cuál fue tu última vida? —49 estaba asustado, no podía ser verdad, era demasiado extraño, todos los mitos decían que la Luna era una mujer y el Sol un hombre.
—Lo que debes saber es que morí —contó 51—. Perecí en batalla, mi alma gemela dio el golpe de gracia a los ojos del hombre que amaba.
— ¿Tienes alma gemela? —Preguntó.
—99% —respondió—. Siempre estamos juntas, en todas las vidas desde el comienzo, al principio no lo noto pero después tengo la sensación de estar en mi hogar.
—Debes amarlo mucho.
—Lo hago, somos muy diferentes, su cabello siempre es negro y tiene cara de estar enojado siempre —se burló al recordar—. Pero no es una relación romántica, no estamos hechos para ser amantes.
— ¿Por qué?
—Siempre amo a alguien más. Es el Karma, no podemos estar juntos hasta que sepamos el por qué —contó con un mohín en sus labios, lo alborotado de su cabello lo hacían parecer un alma muy joven, pero sus vivencias decían que tenía más de mil años—. ¿Y cuál fue la tuya?
—Morí de vejez, después de vivir una vida tranquila junto a mi esposa.
—Eso suena lindo.
—No al principio, no la amaba, el amor vino después. Ella me hizo Rey y me enseñó muchas cosas, entre esas lo que es el amor.
— ¿Y a donde irás ahora? —Cuestionó.
—No lo sé, pero es mi penúltima vida —admitió—. Después de morir en esta iré a una última y después dejaré de existir, ¿Y tú?
—También es mi penúltima vida, no sé qué me espera en ella. —49 lo miró, sabía que rompería toda regla, pero no importaba, jamás le importó, en todas sus vidas y encarnaciones él amó alguien y lo perdió, muchas veces tuvo que verlo sufrir en desgracia y tuvo matarlo en su primera vida. El pelirrojo le agradaba, la sensación era parecida y las palabras que le dijeron o dirían retumbaban en su memoria.
Y tú, ¿tienes algo que proteger?
—Me agradas, 51 —dijo sin pensar—. Espero nos podamos ver en la tierra, en el mismo espacio, tiempo y porque no, mientras vivamos nuestra última vida.
—También me agradas 49 —señaló—. Espero podamos vernos en nuestra última vida, voy a ayudarte a encontrarte a tu alma gemela.
El sonido de la terminal se escuchó y el altavoz anunciaba la parada final.
—Creo que es mi momento —observó 49—. Es hora de vivir mi vida. —El castaño se levantó del lugar y caminó hasta la puertas abiertas, el aire estaba frío, las estrellas brillaban en el cielo oscuro y el suelo parecía no llegar.
— ¿Qué serás en esta? —Preguntó 51 bromeando.
—Un príncipe —proclamó atrayendo la atención de 51—. Gobernaré las tierras de arena y donde vive el sol. —La mirada del pelirrojo se llenó de asombro, sus ojos comenzaron a llenarse de agua y las lágrimas no tardaron en caer.
—N-No puede ser... chilló —entrecortado.
— ¿Sucede algo? —Los brazos del menor envolvieron al mayor junto a una sensación de calidez.
La fuerza de gravedad atraía al castaño, las ganas de vivir lo hacían querer caer al mundo de los vivos. Estaban tirando de él.
—Por favor no te olvides de mí —chilló el pelirrojo—. ¡No sé qué haría sin ti!
— ¡¿De qué demonios hablas?! ¡¿Quién mierda eres?! —Gritó temeroso.
—¡Todo estará bien, ya sé cómo ayudarte, búscame en el futuro! —Lo empujó con todas sus fuerzas y lo hizo caer del tren, el tiempo pasó lento, la lluvia de estrellas comenzó y el cielo se rompió.
— ¡¿Cómo te encuentro?! ¡No sé quién eres! —Gritó desesperado.
— ¡¡Hinata, mi nombre es Shouyo Hinata!! —Y la conexión empezó, como un shot de expreso por la mañana, como el agua en la garganta después de días de no beberla—. ¡Y te verías mejor de rubio!
El alma de 49 siguió cayendo por los confines del mundo, viajando a la deriva, a la espera de encarnar. A lo lejos vio como los planetas se alineaban, quizás alguien viviría ese escenario y esperaba que sobreviviera.
«Te encontraré.» Pensó «En este mundo y en los que siguen. Sin magia, sin recuerdos, sólo nosotros. Cuando llegue el amanecer y los planetas se vuelvan a alinear. Te perseguiré hasta encontrarte.»
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¡Hola ya volví! ¿Me extrañaron?
Yo sí, la vida de adulto recién egresado no es nada fácil, pero aún así tengo la cabeza dispuesta a seguir actualizando todas y cada una de mis fics.
Hoy traje este pequeño OS, con varios Spoilers implícitos que comprenderán en las actuales y futuras historias. Espero lo disfruten.
Nos vemos muy pronto en la siguiente actualización de cualquiera de mis fics. ❤️🥰
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