III
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— ¿Cuidar de mí? Ya soy suficientemente grande como para poder cuidarme solo — reclamó el Rubio Omega.
— Si, pero necesita a alguien que lo guíe — explicó el Omega con cabello morado — Usted en este momento está perdido, necesitaba de mí — río levemente.
— B-Bueno... Es cierto — susurro el Rubio.
— ¿Qué edad tienes? — preguntó el contrario.
— 18 años — respondió el Rubio.
— ¡Yo tengo 24! Debes decirme Hyung — el de peli morado sonrió.
— E-Está bien, Hyung — el Rubio se sonrojó levemente.
— Querías ir al jardín ¿Verdad? — el menor asintió a la pregunta del mayor — Está bien, acompañame —
Minho caminó hacia el jardín. Christopher iba caminando detrás de el, como un pollito siguiendo a su madre, pues el Rubio estaba muy pegado al mayor.
Ambos llegaron al jardín, el Rubio se sorprendió por lo bello que era aquel lugar, todos los colores y animales que habían allí.
— Puede que el Rey parezca una persona cruel y fría, pero a él le encantan los colores y los animales — dice él mayor con una sonrisa — El es quien manda a que este lugar esté así de bello —
— Vaya... Es hermoso — susurro Chan, pero igual el mayor le pudo escuchar.
Ambos se adentraron más al jardín. Llegaron hasta un lago, donde habían peces y el agua estaba tan limpia, que se podía ver con claridad los animales y plantas que habían dentro del agua.
Minho y Christopher siguieron paseando por extenso jardín, hasta que empezó a llover. Estaban un poco alejados del Castillo, por lo que se tardaron un poco el llegar, mojandose.
Cuando llegaron al castillo, el Rey estaba allí, frunciendo el ceño y cruzando los brazos, notoriamente molesto.
— ¿Qué hacían allí? — fue lo único que dijo el Rey.
— Estábamos dando un paseo — respondió Minho.
— ¡Están todos mojados! — grito el Alfa acercándose a Minho.
— U-Usted dijo q-que podía ir a-al jardín — habló con timidez el Rubio.
— ¿Acaso no notaron las nubes? Era obvio que iba a llover — respondió el Alfa, aún molesto.
— ¿Y cual es el problema? No te vamos a mojar a ti — el de cabellos morados le respondió.
— Minho, mojaste toda tu ropa — seguía reclamando el Rey.
— ¿Y qué importa? — Minho no entendía la actitud del Alfa. — ¿Acaso estás molesto de que el Omega Christopher se enferme? — se burló.
— ¿Q-Qué? ¡Claro que no! — respondió nervioso, pero aun estando molesto — ¡U-Ustedes dos váyanse a sus habitaciones! — gritó fuertemente.
Minho río y llevó al rubio a la habitación en la que se estaba quedando. Ambos llegaron y el Omega pelimorado le ayudó al rubio a secar alguna de sus prendas.
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Era de mañana, Chan acababa de despertar, repentinamente la puerta se abre, dejando ver al Omega que había estado con él el día anterior. Este Omega fue hacia la ventana, deslizando las cortinas para que la luz del día pudiese entrar a la habitación.
— ¡Buenos días! — gritó el mayor con alegría.
— Buenos días — dijo en voz baja el Rubio.
— Hyung... Que no se te olvide que soy tu Hyung — le regañó el de cabellos morados.
— Lo siento... Hyung — sonrió con nerviosismo el Rubio.
Chan notó que alguien entró, dándose cuenta que era Eun Yeong, quien traía una bandeja con comida. La Beta simplemente dejó la comida en la mesa de noche y se retiró.
— ¿Por qué me traen el desayuno? El Rey dijo que podía ir al comedor — respondió agarrando la bandeja con su desayuno.
— Bueno, creemos que lo mejor es que no tengas tanto contacto visual con el Rey — dijo más serio el mayor — El puede llegar a ser... Muy difícil —
— Eso ya lo noté — ríe el Rubio.
Chan empezó a comer, pero mientras comía, sentía un ardor en su garganta, hasta que empezó a estornudar constantemente. Minho lo notó, por lo que rápidamente se acercó a el.
— Creo que el Rey tenía razón — Susurró Minho.
— ¿E-En qué? — preguntó inocentemente el rubio.
— Ayer dijo que te enfermarías debido a la lluvia — el de cabello morado mordió su labio inferior, nervioso — Llamaré al doctor —
Minho salió de la habitación, dejando al Omega rubio solo. Christopher solo se acostó nuevamente en su cama, quería cerrar sus ojos y dormir nuevamente.
La puerta siendo abierta hace que el Rubio abra los ojos nuevamente, Chan puede ver que estaba el doctor, Minho y extrañamente el Rey allí.
— Te dije que te ibas a enfermar — dijo con molestia el Alfa, pero al mismo tiempo se burlaba.
— Lo siento — el Omega agacha su cabeza.
El doctor se acercó a la cama del Omega y empezó a revisarlo.
Minutos después, justo cuando el doctor terminó de revisar al Omega, entró Eun Yeong con un plato de sopa caliente.
— Su Majestad — llamó aquel Beta — Su Omega está bien, solo está un poco irritado de la garganta y sus defensas están bajas — todos los presentes que estaban allí se sorprendieron por las palabras del doctor.
— Disculpe, pero el no es mi Omega — frunció el ceño el Rey.
— Lo siento — se disculpó — lo supuse por que nunca hay Omegas en esta parte del castillo, además del Omega Minho, pero el es de la familia — aquél doctor se inclinó como era debido y se retiró.
— Quiero que te tomes esa sopa que te trajo Eun Yeong — fue lo único que dijo el Alfa para luego partir de aquella habitación.
— Hyung... ¿Usted es de la familia del Rey? — Chan preguntó debido a las palabras del doctor.
— Bueno... Somos primos — hablo aquel Omega — Mi padre, al notar que era un Omega, me hecho del castillo — dijo cabizbajo.
— ¿E-Enserio? — Chan mordió su labio inferior.
— Ya sabes, solo los Alfas pueden asumir el trono. Era el mayor de mis hermanos, al ser Omega, me echaron. Cuando Seungmin se enteró, decidió darme alojamiento aquí — sonrió.
— ¿Seungmin? — preguntó el Rubio.
— El Rey. Aun con su mal carácter, sigue siendo buena persona con la gente que ama — explicó sonriendo el pelimorado.
BangChan por fin terminó de comer la sopa que le había preparado Eun Yeong.
Minho le dijo que tomara una siesta, así que el menor no se negó.
Quedando así profundamente dormido, en aquella cama.
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