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06




Onix volvió a su habitación y se quedó dormida nada más tocar el colchón, al día siguiente se despertó de mal humor al ver el cielo despejado y no tuvo más opción que ponerse el uniforme completo junto a sus guantes, después escondió todo su pelo en un pañuelo y lo acompañó con unas gafas de sol. 

Salió de su dormitorio junto a Yoko, mientras se pintaba sus labios con su típico labial rojo carmín, Yoko le explicaba la actividad de ese día, el Día del Acercamiento. Consistía en que a cada marginado se le daba una actividad para hacer el en pueblo y así acercarse a los normis, según tenía entendido era para que no los vieran diferentes. 

Entró en el cuadrado y encontró a su hermana al instante, eran las únicas dos que tenían el uniforme negro. Se colocó a su lado de brazos cruzados y aceptaron a la vez un sobre que les dio una profesora con su nombre y apellido inscrito. Miércoles lo abrió primero y Enid vino corriendo ilusionada. 

—¡Si! Me ha tocado Mundo Peregrino. — Onix levantó una ceja, estaba confundida pero le parecía divertida la situación. —Se me da muy bien la gente y adoro la interpretación, así que han acertado de lleno. ¿Que os ha tocado? 

—La Guarida de Uriah, sea lo que sea. —contestó Miércoles guardando el sobre en su mochila, después las dos chicas miraron a la mayor, que estaba indiferente mirando las reacciones de los demas. —Nix ¿Qué te ha tocado? 

—¡Oh! — entonces se dio cuenta que ni había mirado el contenido de su propio sobre, lo abrió y frunció el ceño, confundida. —Weathervane. 

—¿Es seguro que atiendas a personas? —preguntó Enid preocupada. 

—¿Disculpa?

—Como sea. — le restó importancia la loba, sacudió la mano y su sonrisa entusiasta volvió. —Espero que me toque con Ajax. 

Enid giró la cabeza para poder ver al mencionado, este también la miró y compartieron sonrisas. Onix miró toda la interacción, viendo que Xavier estaba a su lado, pero ignoraba a las dos Addams como moscas. 

—Si han elegido lugares según nuestras características, dudo mucho que te haya tocado con él. — resumió la mayor ahora mirando solo a la loba, está hizo un puchero triste ya que tenía razón. —Lo siento Enid, pero no creo que la gente se quiera arriesgar a que se le caiga el gorro o que alguien se lo quite. 

—Supongo... —con eso se fue ha comentarlo con demás personas. 

Onix empezó a acomodar su pañuelo cuando un rayo de sol la alcanzó, su hermana la agarró del brazo y la obligó a dar un paso atrás. 

—Chicas. —la directora Weems se acercó a ellas con una sonrisa. —No os preocupéis por vuestros instrumentos. Haré que os lo traigan a la plaza esta misma tarde. 

Las dos hermanas giraron a verse confundidas, solo Miércoles se atrevió a preguntar cuando no entendieron porqué razón alguien se atrevía a tocar sus instrumentos. 

—Os escuché tocando la otra noche. — razonó la directora mirando el atuendo tan extraño que traía la mayor. —Le he dicho a la banda de música del instituto Jérico que los acompañaréis durante la ceremonia. 

—Sería más gratificante que me clavaran pequeñas agujas en los ojos. —contestó Onix girando sobre sus propios pies para buscar a cierto chico, quería ayudar a su amiga. 

Pudo ver a Enid en la otra esquina del patio y se giró en dirección a Ajax, con una sonrisa que pensaba que era amable se acercó al chico por detrás y le dio un toque en el hombro, cosa que lo asustó. 

—¡Mierda!— maldijo él mientras se giraba a ver a la chica. — ¡Onix! Que susto me has dado. — la chica solo le sonrió, Xavier entonces también se giró para verla. —¿Pasa algo?

—Solo quería preguntarte dónde te ha tocado. — preguntó con inocencia la chica, se ajustó las gafas de sol mientras el chico la miraba con sospecha. 

—Me he intercambiado, me toca en Weathervane. — contestó él mientras miraba de reojo a Xavier, sabiendo que se habían intercambiado los sobres, ya que Xavier se negaba a estar en esa cafetería. —¿Por qué?

—Enid quería estar contigo.—contestó sin pelos en la lengua. Ajax se sorprendió. —Pero no creo que pueda ser. — la chica entonces se giró para volver con su hermana, pero Ajax la paró. 

—Espera. — iba a tocarla, pero quitó su mano con rapidez cuando notó la mirada que le lanzó solo con la intención de ponerle la mano encima. — ¿Por qué no puede ser?

—Tengo entendido que solo dos personas pueden ir a esa cafetería, ya que es pequeña.—los dos chicos asintieron, Xavier no había hablado pero le hacía gracia el papel de cupido que había adoptado. — Bueno, pues yo tengo el otro sobre, no puedo intercambiarlo con Enid porque ella tiene Mundo Peregrino, y prefiero oler a cafeína durante horas antes de tener que interpretar un papel de un fanático religioso. 

Con eso dicho, Onix se dio la vuelta y volvió con su hermana para subirse al autobús, algo que no vio fue cuando Xavier empezó a pelear con Ajax para recuperar su sobre y así estar con la chica. Ajax se negaba, pero acabó perdiendo y Xavier se subió al autobús con una sonrisa orgullosa. 



|...|



Onix se bajó junto a su hermana del autobús, la menor se acercó a Xavier para poder hablar. La mayor se quedó mirando de lejos la pared con una mancha blanca que estaba mirando Xavier tan absorto, no entendió porque lo hacía, pero le restó importancia. 

Sin embargo, la chica decidió seguir a todos los demás alumnos de la academia, que se dirigían a la plaza para un anuncio del alcalde. Onix llegó justo cuando el alcalde empezaba a hablar, detrás de su hermana y Xavier, Miércoles giró la mirada y vio a su hermana. 

—Apártate. — le espetó ella mirando con enfado a su hermana mayor, Xavier también giró la cabeza para ver a Onix condundida. 

—Cuida tu tono conmigo, Miércoles. — levantó su dedo enguantado para advertirla, pero Miércoles bajó la mirada y al seguirla se dio cuenta que estaba a punto de entrar a un rayo directo del sol. —Oh, bueno, gracias. 

Dio un paso atrás y se quedó en la sombra, apoyó su hombro contra una de las columnas de las escaleras y fijó su vista en Xavier, quién no apartaba la mirada de ella. El chico miraba el rayo de sol, que estaba apunto de alcanzar los pies de la chica, y a ella todo el rato, intentado encontrar alguna explicación por la reacción que había tenido. 

El alcalde no tardó en acabar su discurso y la directora avisó de que se tenían que reunir a la una, con eso Onix se dirigió sin ninguna prisa a su destino, la cafetería. Pudo notar todas las miradas que le estaban echando los pueblerinos, poco le importó a ella y con una sonrisa de suficiencia entró a la cafetería. 

—Pero si es la pequeña Addams. — Onix se dirigió al mostrador en donde estaba Tyler, quien le sonreía contento de verla. 

—No creo que esté bien dicho, soy la mayor. —contestó indiferente la chica mientras le mostraba el sobre en donde ponía que tenía que estar en esa cafetería. 

—Lo suponía, pero creo que eres menor que yo. —contestó él mientras le dejaba delante de ella el delantal y el uniforme que debía ponerse. 

—En mi familia solo te consideran mayor de edad cuando mutilas por primera vez. —agarró el uniforme y se fue a la tras tienda a cambiarse, cuando salió se encontró con Xavier con el mismo uniforme que ella. —Pensé que estaría con Ajax. 

—Consiguió cambiar algunos sobres para estar con Enid. —se excusó él con una sonrisa, Onix lo ignoró y se fue con Tyler. 

—¿Hay que hacer algo en especial? — preguntó ella mientras entraba a la barra junto a él. 

—He pensado en que Xavier y yo podemos atender y tu preparar los pedidos ¿Sabes usar todo lo que ahí? 

—¿Necesitas una demostración como la última vez? —devolvió ella la pregunta, sacando una sonrisa a Tyler y provocando la confusión de Xavier. 

—Bien, entendido. — con eso Tyler le dio a Xavier una libreta y empezaron a trabajar a conjunto los tres. 

Pasó una hora completa en la que Onix tuvo que quitarse las gafas y el pañuelo, dejando su cabello ondulado libre. Agradecía que los rayos de sol no entraran en la cafetería, pero con el calor que tenía de estar tanto tiempo con las cafeteras necesitaba quitarse algo de encima. También dejó libre sus manos, sus guantes en su bolsillo del pantalón por si acaso lo necesitaba, pero había empezado bien dejando ver sus uñas rojas. 

Había tratado lo mejor posible a los clientes, pero hubo ciertas personas molestas que tuvo que amenazar. Tyler intentaba tranquilizar a las personas mientras que Xavier se divertía con la situaciones. Onix había averiguado muchas cosas estando allí, había gente que le contaba su vida sin venir a cuento y, si no era así, podía escuchar las diferentes conversaciones que tenían los demás a su alrededor. 

Weems no se movió de la cafetería, vigilando a Onix de cerca mientras que Thornhill vigilaba a Miércoles. Onix no se molestó en cambiar su actitud con ella cerca, solo tuvo cuidado de que nadie viera nada paranormal en ella. 

Pasó otra hora completa en la que Onix no podía más, había estado retorciendo su cuello y estirando la espalda media hora para poder seguir aguantando de pie. Fue cuando terminó un café que notó una presencia oscura, sonrió y se fue de detrás de la barra, con las miradas de los dos chicos puestos en ella, para encontrarse en una esquina a su hermana. 

¡Mimi!—Miércoles se giró al escuchar a su hermana y Onix la incitó a acercarse a ella. —¿Qué tal en Mundo Peregrino? He notado que estabas allí. 

—Igual que cuando Pugsley metió un calcetín rojo junto a mi ropa para tener todo mi armario de color rosa.

—¿Tan mal? —Miércoles se fijó en que Onix no llevaba nada de lo que traía esa misma mañana, se fijó bien en que todo estuviera normal, pero ella se adelantó. — Tranquila, estoy empezando a controlarme. ¿Quieres un café?

—Busco a Tyler. 

Con un resoplido Onix se alejó de su hermana y volvió a estar detrás de la barra junto a Xavier, pudo ver como hablaban los otros dos juntos pero se negó a escuchar. 

—¿Qué quería tu hermana? —preguntó el chico mientras limpiaba un vaso. 

—Ni idea, pero buscaba al perro. —señaló a Tyler y volvió con sus labores, que era hacer garabatos en la libreta que les había dado el chico. 

—Nunca había visto tus tatuajes. — comentó el chico intentado seguir hablando con ella. 

Onix entonces se fijó en sus brazos descubiertos, era la primera vez que los dejaba libres y que se vieran por el día. Sonrió cuando Xavier se acercó a ver los diseños más de cerca y los elogiaba. 

—¿Te haces tú los diseños? —preguntó mientras agarraba su brazo izquierdo y lo hacía girar para ver los tatuajes en él. 

—No, tengo un tío que me los diseña. — respondió ella mirando la cara de Xavier mientras él agarraba el otro brazo.  —Pero me tatuo a mi misma. 

—¿Enserio? — entonces él levantó la mirada y se dio cuenta de lo cerca que estaban, pero por alguna razón, Onix no le incomodó ni su cercanía ni su contacto. 

—Pues claro, no iba a dejar que nadie más me perforara la piel. — respondió con obviedad la chica, después se giró y le mostró la nuca. 

¿Die for you? —preguntó confundido el chico mientras miraba las letras en cursivas, la chica volvió a girarse y le dedicó una sonrisa. 

—Mi abuela me dijo una vez que mi instinto protector era lo que más admiraba de mi. — comenzó a contar Onix mientras se apoyaba en la pared que tenía detrás. —Me dijo que estaba dispuesta a morir por mi familia y que el chico con el que conviviría sería afortunado de tenerme. 

—Muy sabia tu abuela. —sonrió él mientras seguía mirando los brazos, ahora cruzados, de la chica. Se fijó en los nombres de sus hermanos en sus dos dedos corazones y se burló de eso. 

—La familia Addams es muy unida. —simplificó ella. — Además de que los Addams solo aman una vez, por eso tengo la frase. Sé que cuando encuentre al chico estaré dispuesta a morir y matar por él. 

Xavier sonrió por eso, ella aún no sabía que él ya estaba dispuesto a entregar su vida por ella y a defenderla de todo el mundo. Siguieron con su trabajo sin darse cuenta de que Miércoles había estado observando la comodidad que tenía Onix con Xavier, y es que no se dejaba tocar ni por Enid y eso que eran amigas. Salió de la cafetería con un sabor amargo en la boca. 




|...|


Se hizo la hora de salida para la peli negra y  estaba siendo arrastrada por su hermana a una casa en ruinas en medio del bosque. Estaba muy oscuro para ser solo medio día y Onix había creado una esfera de luz que iluminaba su camino a cada paso, ella solo seguía a su hermana. Cuando divisaron una extraña construcción en ruinas Miércoles aceleró el paso. 

Onix agarró a Cosa de su bolsillo del abrigo y lo dejó en el suelo, miró las ruinas cuando entraron e hizo una mueca al ver que era eso, ruinas. 

—Me esperaba más. —comentó ella mirando a su alrededor. 

—Yo también. — contestó su hermana. 

Onix pudo ver como alguien detrás de su hermana emergía de una esquina, las chicas no se movieron y solo miraron con indiferencia al hombre barbudo. 

—¡Fuera de aquí! ¡Está es mi casa!—gritó él mientras miraba a las dos hermanas con furia. 

Nix. 

La mencionada se encogió de hombros y el hombre fijó su vista en ella justo cuando su cara cambió por completo y le gruñía. Su cara se hizo más pálida de lo normal, sus dientes se convirtieron en filosos y sus ojos se volvieron completamente negros, incluido la parte blanca. Su pelo brilló se forma amenazadora y voló mientras ella soltaba un fuerte siseo. A los dos segundos volvió a su cara normal y el hombre se fue gritando, asustado. 

—Bueno ¿Qué se supone que buscamos? —Onix empezó a caminar por el reducido espacio para ver si encontraba algo de utilidad. —¿No puedes tocar algo y tener una visión? 

—No funciona así. — respondió Miércoles rápidamente.

—No sabes como funcionan tus poderes, bien. — asintió ella mientras pateaba una piedra. 

—Mis visiones son tan inesperadas como un ataque de tiburón. — con eso Miércoles recogió su mochila del suelo y salió enfurecida de la casa, pero al tocar la puerta maltratada cayó desplomada al suelo. 

—Siempre en el peor momento. — gruñó Onix mientras veía a su hermana en el suelo cómo si estuviera dormida. 

Anteriormente le había comentado la visión que había tenido en la Copa Poe, cómo vio a esa chica y sus demás visiones sobre Rowan. Onix era la confidente de Miércoles, y se lo contaba todo a su hermana para que ella recordara los detalles por ella. 

Sonó un trueno que logró levantar la cabeza de Onix, varias gotas cayeron sobre su rostro y esta maldijo. Podría haber empezado a llover hará tres horas, pero empezaba en el peor momento. Escuchó una inhalación y bajó la vista para ver a su hermana llena de barro y siendo empapada por la lluvia. 

—¿Buen paseo? — preguntó sarcásticamente Onix y le ofreció una mano para levantarse, la cual aceptó. 

—Tu conoces a toda nuestra familia ¿verdad? — la chica asintió después de escupir algo de agua, la lluvia empezaba a empeorar. —¿Conoces a una tal Goody Addams? 

—Sí, antepasada de hace unos 400 años. 

Miércoles solo asintió para luego ir a ver el ruido que había escuchado, Onix agarró a Cosa para meterlo en su bolsillo de nuevo. Miró en la dirección de su hermana en el momento en el que vio un enorme ojo mirándolas a las dos, acción que provocó que las dos hermanas corrieran detrás del monstruo. 

La hermana menor siguió las huellas mientras que la mayor se quedaba atrás, no le gustaba estar siguiendo a un monstruo que mató a una persona delante de ellas. 

—Sus huellas pasan de monstruosas a humanas. — señaló Miércoles hacía el barro, Onix memorizó las huellas y asintió. 

—¿Qué hacéis aquí? — de repente Onix dejó de sentir la lluvia cayendo sobre ella, miró hacía arriba y pudo ver un paraguas encima de ella y de Xavier, quien había aparecido para taparla. 

Miércoles le echó una mirada de reproche a su hermana, sabía que Onix había notado la presencia de Xavier en el bosque y no se lo comentó. 

—Seguíamos al monstruo. — simplificó la chica de su lado y se encogió de hombros mientras se acercaba al chico para taparse mejor de la lluvia. 

—¿Qué? ¿Aquí? ¿Queréis morir? — se aterrorizó él mirando solamente a la chica que tenía pegada a él. 

Xavier entonces empezó a hablar con Miércoles sobre las huellas, por otra parte, Onix miraba más allá para intentar averiguar si seguía ese monstruo por los alrededores, pero solo pudo notar animales correteando. 

Empezaron a caminar mientras la menor iba delante de ellos, mojándose y hablando con Xavier, el chico no estaba muy atento a lo que le comentaba Miércoles, porque Onix había agarrado su brazo para mantener su calor y así poder dejar de temblar por el frío. 

Pasaron unos pocos minutos cuando volvieron a entrar al pueblo, esta vez con un clima soleado. Onix empezó a insultar a todo lo que se movía mientras se colocaba el pañuelo, los guantes y las gafas. 

—¿Puedes sujetarme esto? — Onix le entregó un espejo de mano a Xavier, quien dejó que la chica lo colocara en su mano y lo elevara a su gusto. 

Empezó a retocarse el pintalabios y sacó el labial para volver a ponérselo, con la lluvia se había ido la mitad. Estaba tan concentrada en su labor, que no se dio cuenta de que Xavier la miraba mordiéndose el labio inferior. Él solo podía imaginarse mordiendo esos mismos labios y escurriendo todo su maquillaje mientras lograba meter su miembro entre esos apetitosos labios, pero la imagen se le fue de la mente cuando Onix le agradeció y siguió caminando después de agarrar el espejo. 

Al llegar a la plaza las dos hermanas agarraron sus instrumentos para posicionarse en el lado de los músicos, mientras se colocaban y la gente iba llegando Miércoles le contaba la visión a Onix. El tal peregrino Crackstone había metido en la casa de las ruinas a muchas personas marginadas para luego quermarlos vivos. Onix se enfureció y se vio ayudando a Cosa con el plan que tenían para la estatua. 

Cuando todo el mundo llegó a la plaza Miércoles estaba sentada con su chelo y Onix de pie a su lado con su violín. Ninguna de ellas tenía una sonrisa, y es que estaban concentradas en otras cosas. Empezaron a tocar cuando el discurso del alcalde acabó, Onix incluso bostezó al notar que la presencia del chelo y el violín eran casi nulas en la partitura. 

Miércoles dio la señal y Onix pudo ver a Cosa encendiendo la mecha para hacer la catástrofe. La mayor había podido meter una litrona de gasolina en el conducto de agua de la fuente y con eso y la mecha que provocó Cosa lograron hacer una explosión. 

Todos los presentes empezaron a correr en todas las direcciones para poder salir de la plaza, sin embargo, las hermanas Addams empezaron a crear su propia melodía mezclada con los gritos de terror. Las dos chicas tocaban ahora con una sonrisa en la cara y lo hacían tan maravillosamente que, si no fuera porque todos corrían, deleitaría a todo el mundo. 

Cuando terminaron Onix hizo varias reverencias disimulando que tenían público, provocando la risa de su hermana. Algo que solo podía hacer Onix era sacar sonrisas y risas de su hermana. 





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