05
Onix se encontraba entrando en su habitación después de recibir un mensaje de Enid, en él solo ponía que Yoko tuvo una reacción alérgica con el pan de ajo y que estaba en la enfermería. Mandó a Cosa para que notificara que sabía que era un sabotaje por parte de Bianca y se estuvo comunicando con Enid y su hermana para poder ganar mañana en la copa Poe.
La peli negra ya se había apuntado, pero ahora estaba Miércoles, quien tenía muchas ganas de derrotar a Bianca. Enid no sabía muy bien porque Miércoles y Onix hablaban como si fueran a ganar, ya que en los anteriores años también intentaron sabotear a las sirenas, pero les fue imposible. El problema era que Enid conocía la forma sobrenatural de Onix, pero no sus poderes.
La mañana empezó soleado, cosa que no le gustó nada a ninguna de las Addams. Las dos hermanas se juntaron a primera hora para prepararse y con ello Onix pudo lograr que la mañana se nublara un poco. Las dos Addams se separaron en el patio para ir a su carpa correspondiente, Onix estaba a dos pasos de la suya pero alguien la paró.
—¡Onix!— una mano se posó en su hombro y la chica, con sin esperar tal atrevimiento, agarró la muñeca de su hombro y la torció con fuerza. —¡Eh, eh! ¡Soy yo!
—Lo sé. — sabía que era Xavier, nadie se atrevía a tocarla. Lo soltó cuando notó que ya era suficiente. —¿Qué necesitas?
—¿Me ayudas con el los ojos? — la chica alzó una ceja sin entender, sonrió cuando pensó que quería que se los sacara pero el chico alzó un lápiz de ojo y un pintalabios, cosa que hizo caer sus sonrisa.
—Entra.
Con eso Xavier entró después de ella en la carpa, la chica la cerró para que nadie más la distrajera. Señaló una silla que había en la carpa y el chico se sentó allí con una sonrisa, su cara ya estaba pintada de blanco, solo necesitaba los demás retoques.
—¿Puedes esperar a que yo me vista? — preguntó la chica estando de espaldas a él mirando el traje de cuero que le esperaba.
—Claro, sin problema. — Xavier estaba lleno de ilusión y se podía ver en su cara.
Vio a la chica agarrar el traje y al pensar que se iría a otra parte para que él no mirara hizo que se cayera su sonrisa, pero eso no pasó. Onix se empezó a quitar su uniforme, poco a poco bajó sus pantalones dejando ver su tanga de encaje negro, y al quitarse su camiseta Xavier pudo apreciar que tenía el sujetador a juego.
El chico no podía apartar la mirada del cuerpo de Onix, la chica tenía unas curvas que deseaba besar y marcar, y no quería hablar de sus muslos o de sus nalgas que le llamaban para darles un fuerte golpe. Toda imaginación se fue cuando Onix se subió el traje de cuero pegado al cuerpo, aunque fuera como una segunda piel, Xavier deseaba volver a ver su cuerpo en ropa interior.
—Madre mia, pero que cosa es esta. — se quejó la chica mirándose en un espejo que había en la carpa, pudo ver que su sujetador se podía apreciar y metiendo una mano en su espalda lo desabrochó y se lo quitó. Sonrió complacida y se giró para ayudar ahora a Xavier.
El chico intentaba con todas sus fuerzas no prestar atención a los pezones de la chica, pero no pudo evitarlo. Se fijó en como se le marcaban y en como se movían sus tetas redondas en el traje.
—¿Cómo quieres el maquillaje?
Pero él solo quería arruinar el maquillaje de ella.
Bostezó mientras se subía a la canoa, la cual se tambaleó un poco al notar todo el peso que le venía encima. Onix iba a ser la última en la fila, mientras que una vampiresa iba la primera, Enid después y luego Miércoles.
Enid había elogiado el maquillaje de la chica, tenía un delineado conocido como delineado de gato, unos labios rojos perfectos y unos bigotes en las mejillas. Miércoles se había negado al maquillaje, acción que no sorprendió a su hermana, pero si se dio cuenta de que el labial de Onix no era el mismo que solía usar.
Una música sonó por el campo y Onix hizo crujir su cuello esperando a que la competición empezara, odiaba esperar. Dejó descansar su remo en sus muslos mientras esperaba y notó a Cosa en sus pies preparado para la acción.
Pudo ver a Enid girar la cabeza con una sonrisa tonta, entonces alzó un par de dedos para saludar a alguien a su derecha y al mirar en esa dirección se encontró con Ajax, el drogadicto que volvía loca a Enid.
—Concéntrate. — habló firme Miércoles hacía la loba, quien apartó la mirada de golpe.
—Relájate hermanita. — le agarró los hombros y la hizo mirar a Ajax. —Solo mira lo loquitos que están el uno por el otro.— Xavier sonrió al escuchar la voz de Onix, y es que no estaban tan lejos como para no escuchar. Miércoles apartó la mirada de Ajax y apartó las manos de su hermana. — Por supuesto que no lo ves.
Onix le dio un golpe en la cabeza a Miércoles y está se giró de golpe para mirarla. Su hermana estaba con una sonrisa burlona, sabía que su hermana pequeña no haría nada en su contra, salvó hablar.
—El tono de pintalabios que llevas hoy no es el que sueles llevar. —comentó su hermana con inocencia girando la cabeza para mirar al frente. — Mejor dicho, no tienes ningún tono de ese color, tiene que ser de alguien más y tú odias compartir maquillaje o que alguien te de del suyo. —miró a su derecha observando a Xavier mirar a su hermana embobado. — Aunque creo saber porqué lo usaste.
Onix se encogió de hombros, le daba bastante igual lo que pensara su hermana de su vida privada, siempre hacía locas suposiciones, pero esta vez no sabía a lo que se refería.
—¿Qué tenemos por aquí? — Onix se había apoyado en la canoa con los brazos cruzados y giró la vista para encontrarse con Bianca mirándola con burla. —La jirafa de la camada.
—Pues creo que a tu ex le gusta bastante su altura.—habló Miércoles defendiendo a su hermana de la arpía sirena. Onix soltó una carcajada al escuchar tal tontería y después ver la cara de fastidio que tenía Bianca.
—Por cierto. — llamó la atención Onix. — Yo no me creo mejor que los demás, solo mejor que tú.
Con eso agarró por fin su remo y se colocó en posición, Bianca soltó un gruñido de frustración logrando una sonrisa de satisfacción el las hermanas Addams. Las dos habían logrado tocar la fibra sensible de la chica, lo que iba a provocar que todos sus intentos de sabotaje salgan apresurados. Onix no notó la sonrisa orgullosa que esbozó Xavier, quien había estado escuchando toda la interacción.
—Quiero daros la bienvenida a la copa Edgar Allan Poe. — se escuchó la voz de la directora por lo altavoces. — Es una de las grandes tradiciones de Nunca Más desde hace ciento veinticinco años. Cada equipo debe remar hasta isla Cuervo, coger una bandera de la cripta Crackstone y volver corriendo sin hundirse o ser hundido. El primer equipo en cruzar la meta con su bandera, ganará la copa y el derecho a alardear durante un año, además de otros privilegios.
Onix notó a Cosa colocarse en su bota izquierda y le dio un suave golpe en la espalda a su hermana para que supiera que estaban listos.
—¡Que comience la Copa Poe!
Se escuchó un disparo y con eso todos los botes salieron disparados del muelle. Onix remó con fuerza, al igual que todas sus compañeras, el lago era largo de para cruzarlo en segundos, por lo que tardarían algo más de dos minutos en llegar a la orilla de la isla.
—¡Oh, disculpar! —notó un ligero apretón en su cintura y pudo ver a Xavier apartar la mano para seguir remando y así adelantar a su canoa. Onix arrugó el ceño confundida.
Miró a un lado del lago cuando escuchó un chasquido, entonces notó un ligero cambió en el agua y movimiento extraño en las profundidades. Lo bueno del lago era que estaba oscuro, no se podía ver el fondo, algo que beneficiaba de sobre manera al equipo de las Felinas Negras.
Todas se agacharon con la advertencia de Onix y un hacha pasó por encima de su cabeza dos veces. La chica estaba a punto de hundir su canoa, pero no hizo falta al notar como algo se aproximaba y lo hacía hundir por ella.
Miércoles entonces le indicó a Cosa que tirará de un palanca, la cual lanzaba una red para atrapar al tritón que se estaba acercando a ellas. Onix dio su aprobación cuando notó que se movía con desesperación y empezó a remar con más rapidez y dejó que sus poderes impulsaran la canoa, acción que Miércoles notó.
Cuando alcanzaron la orilla de la isla, como estaba planeado, Onix saltó de la canoa y empezó a correr, era la más rápida de todas. No podía teletransportarse al ser un día tan soleado, pero podía usar su gran velocidad a su favor, beneficios de unirse siempre al club de atletismo. Notó a su hermana venir detrás de ella para proteger sus espaldas, y con un sonido de burla pasó de largo a los payasos Ajax y Xavier y se dirigió a la cripta.
—¡Adiós, Xavier! —se burló Onix al pasar por el lado del chico.
Se paró de golpe al llegar a la cripta y agarró su bandera correspondiente con una sonrisa, se giró al notar a los demás aproximarse y le enseñó la bandera a su hermana quien asintió con la respiración acelerada y se apoyó en una columna para respirar, pero fue mala idea. Miércoles alzó la cabeza de golpe con los ojos abiertos y se cayó hacía atrás.
—¡Venga ya! — gritó frustrada la chica y miró a los dos chicos que habían llegado para coger la bandera.
—¿Está bien? —preguntó Ajax señalando a la hermana de Onix en el suelo. La peli negra asintió y con un gesto de mano le restó importancia.
—¡Adiós, Onix! —gritó con burla Xavier mientras corría de vuelta a su canoa, Onix soltó una risa floja y al ver que nadie les miraba logró tocar a Miércoles para transportarse directamente a la orilla, justo donde habían dejado la canoa.
Miércoles se despertó en ese instante y al ver donde estaban miró con furia a su hermana, Onix sonrió con inocencia y se metió en la canoa junto a las demás con prisas. Eran las primeras en salir de la orilla y los payasos que llegaban justo en ese momento miraron con asombro y confusión a las chicas, Onix se giró y le guiñó un ojo a Xavier para luego seguir remando.
Mientras se adentraban de nuevo al lago pudo ver como el equipo de los payasos se hundía y soltó un gritó de euforia junto a Enid, quien había arañado la canoa para que se hundiera. Siguieron remando para adelantar al equipo de Bianca, quien se había adelantado segundos antes.
Miércoles tocó una palanca para que salieran varias lanzar incrustadas en su canoa, todas las chicas empezaron a remar entonces en la dirección del grupo contrario para clavar los pinchos y así hundirlo, pero justo en el momento en el que Onix abrió la boca para advertir de que algo se aproximaba, el tritón de antes las empujó lejos de la canoa enemiga.
—¡Onix! —gritaron Miércoles y Enid al mismo tiempo.
—¡Voy, voy!
Nadie estaba prestando atención a las acciones de la chica, salvo cierto payaso que se seguía hundiendo. Pudo ver como la chica dejó el remo a un lado y con los dientes se quitaba uno de sus guantes, logró ver sus uñas rojas y vio como la mano de la chica bajaba hasta casi el nivel del agua fuera de la canoa. Xavier estaba muy confundido viendo estas acciones, tampoco entenció como había sucedido lo próximo.
Onix se concentró en la oscuridad que había debajo, en como se movía y en como se sentía, logró crear unos tentáculos que empezaron a subir con rapidez. Onix cerró entonces la mano en un puño con fuerza y los tentáculos rodearon al tritón y lo llevaron al fondo del lago hasta que su creadora deseara lo contrario. Fueron libres y las chicas remaron con fuerza junto a Onix cuando se volvió a unir. Fue entonces cuando lograron romper la canoa de las sirenas y hacerlo hundirse, y a los pocos segundos llegaron a la orilla.
Todas se levantaron con gran velocidad, algo que no se podía decir de Onix, quien ya estaba agotada. Había utilizado sus poderes en exceso y de día, algo que no solía hacer nunca, primero las nubes, luego la velocidad de la canoa, la teletransportación y los tentáculos. Onix podía decir que fue un día muy duro, pero Enid estaba tan entusiasmada que la agarró del brazo para que corriera con ella hacía la meta.
Onix le avisó a su hermana de que iría a descansar a su habitación, cerró las cortinas y dejó que la oscuridad la acogiera en sus brazos. Minutos pasaron cuando notó a Zila, su gata, acurrucándose con ella en la cama, con eso pudo dormir al fin.
Su momento de paz solo duró unas horas cuando notó un escalofrío en su cuerpo, se despertó de golpe y se cambió de ropa lo más rápido posible para luego correr en la dirección correcta. Solo corrió unos metros cuando se encontró con su hermana clavándose un bolígrafo en su antebrazo.
—¡Miércoles! — le dio un fuerte golpe al su mano y agarró el brazo para curarlo, al pasar su mano por encima de la herida esta desapareció. —¿Cuántas veces te he dicho que no te hagas daño para llamarme? Necesitas con urgencia un móvil.
—He encontrado algo. — es lo único que dijo para luego empezar a caminar hacía el patio, su hermana la seguía y absorbía toda la oscuridad con una sonrisa, su pelo brillaba con las mechas moradas que le salían en la noche y sus venas empezaron a marcarse en los brazos de la chica.
—¿Edgar Allan Poe? —preguntó con confusión la chica al ver que su hermana se había parado en la estatua. —¿Esto has encontrado? ¿Sabes que llevará aquí siglos, no?
—Debajo del libro que tiene el la mano... —señaló el objeto que portaba la estatua. —...tiene el símbolo que buscamos.
—Interesante.
Con eso Onix se adelantó y se subió a la estatua para leer lo que ponía en el libro que portaba, lo leyó un segundo para luego bajar y ver a Miércoles con una libreta en mano y el bolígrafo listo.
—¿Qué ponía? —preguntó su hermana.
—Son acertijos. — contestó la chica y con gracias a su condición con la memoria logró recordar con detalle todo lo que ponía. —Apunta. Lo opuesto a la luna.
—El sol.
—Un mundo entre el nuestro.
—Tinieblas.
—Dos meses antes de Junio.
—Abril.
—Una flor que se siembra a sí misma.
—El pensamiento.
—Uno más uno.
—Dos.
Cada respuesta que Miércoles decía la iba apuntando ella misma en la libreta, Onix se había colocado en frente de la estatua, viendo a Poe mientras recitaba los acertijos. Onix se calló y con su memoria y recordando las respuestas de Miércoles pudo saber cual era el resultado final y antes de que su hermana pudiera averiguarlo, Onix chasqueó los dedos dos veces.
De repente, el cuervo que tenía la estatua bajó sus alas y el brazo se movió, la estatua retrocedió hasta dejar ver unas escaleras a la derecha. Onix sonrió y se giró a ver a su hermana, quien asintió en forma de agradecimiento, Miércoles entonces señaló el pasaje secreto.
—Menos mal que está oscuro.
—Bueno, era lo esperado. —respondió Onix y dejó que Miércoles fuera primero.
Las dos hermanas empezaron a bajar las escaleras, notando como la estatua volvía a su sitio inicial. Miércoles iba delante con una linterna, cosa que no necesitaba Onix al poder ver sin problemas, pero miraba con gran asombro los cuadros.
—¿Estos eran antiguos miembros? — preguntó ella mirando a los hombres y mujeres que estaban colgados en las paredes.
—Supongo. — Onix siguió bajando y notó un cuadro de sus padre, algo que estaba mirando mucho su hermana.
Onix corrió a ponerse debajo de la luz lunar que daba en el centro de la sala, sonrió al notar cómo la luz entraba en sus poros. Era la única luz natural que aceptaba su piel, sonrió contenta y estiró sus brazos a los lados para que le diera por todo el cuerpo.
—Nix, necesito luz.
Con eso, la chica movió un dedo y una bola de luz morada se disparó hacía su hermana, la bola se quedó quieta al su costado y la seguía a todos lados para que ella pudiera ver. Onix seguía mirando la luna con una sonrisa, estaba tan absorta en su propia felicidad que, por poco, no se dio cuenta de lo que sucedía a su alrededor.
—¿Encontraste el libro? —preguntó la chica mientras se giraba a donde estaba su hermana, el problema era que no estaba.
Entonces, Onix se concentró en cambiar su forma y volverla humana, sin venas negras ni mechones que iluminaban, solo ella. Dejó que alguien se acercara por detrás y le colocara una bolsa de tela en la cabeza, bufó con molestia al notar entonces todas las personas que había a su alrededor. La obligaron a sentarse a la fuerza en una silla y llevaron sus manos hacía atrás para atarlas, con fuerza.
Pasaron minutos hasta que le quitaron la bolsa al igual que a Miércoles, su hermana parpadeó para orientarse, cosa que Onix no hizo, pero sí le molestó la luz que ahora tenía en sus caras. Onix se estiró en la silla comprobando sus ataduras y se fijó en las personas que había alrededor de ellas, todos formando un círculo. Entonces se giró a mirar a su hermana.
—¿Sorprendida? — le preguntó ella con una sonrisa.
—Sabías que no estábamos solas. — respondió Miércoles con furia, mirando ahora a su hermana, está solo se encogió de hombros.
—Buen culto satánico, por cierto. —comentó Onix mirando a todos los presentes. —He estado en varios y la verdad es que el vuestro es el más cutre.
Pasaron unos segundos en silencio, los cuales las dos hermanas se miraron confundidas.
—¿Quién se atreve a violar nuestro santuario privado? — habló uno de ellos con la voz lo más grave posible, se notaba que la estaba forzando.
—¿Nix?—habló Miércoles y su hermana asintió.
—Es Bianca. — respondió ella mientras se encogía de hombros despreocupada. — Y varios sirenos, o lo que sea. Huelo un poco de Ajax, Yoko y por supuesto Xavier.
Todos empezaron a quitarse la máscara mientras mencionaban sus nombres, totalmente confundidos al ver que la chica podía saber quienes eran sin siquiera hablar.
—Estabas más guapa con ella puesta. — habló Miércoles mirando solamente a Bianca.
—¿Cómo habéis entrado aquí?—preguntó Xavier mirando a las dos hermanas.
—¿Por la puerta? — respondió irónicamente la mayor.
—Rowan me lo enseñó. — comentó su hermana, Onix puso los ojos en blanco al ver que eso sonaba más siniestro. —¿Nix?
—Eh... — la chica empezó a mirar su ropa, recordando donde había dejado ese trozo de papel. —Bolsillo izquierdo.
Xavier miró a los presentes antes de caminar hacía la chica, se agachó un poco para tocar el bolsillo izquierdo de Onix y ella se levantó un poco para que fuera más fácil para él. Xavier sacó un trozo de papel doblado y él lo desdobló para ver, lo que parecía, las dos hermanas alrededor de un incendio.
—Rastreamos la marca de agua y Onix resolvió el acertijo. — siguió hablando Miércoles mientras miraba a los presentes.
—¿Hay un acertijo? — preguntó el tritón mirando a sus compañeros. —¿No basta con chasquear dos veces?
—Sinceramente, espero que no seas el más listo. — habló Onix con seriedad, le preocupaba el coeficiente intelectual de la academia, era como si nadie supiera ni lo más mínimo.
—La Belladona es un club social de élite. — comenzó Bianca. —Con énfasis en élite.
—Fiestas en la azotea, campamentos nocturnos, chapuzones desnudos en la piscina...—siguió Yoko comentando las actividades que hacían. Luego los demás comentaron lo buena coctelera que era Yoko, cosa que Onix ya había averiguado.
—Vaya, ¿y alguna vez dormís? — comentó Miércoles con burla, aunque no se notó ya que lo dijo como siempre, seria y con tono neutro, solo Onix pudo encontrar su sarcasmo y soltó una ligera risa.
—Como ya dije, he estado en cultos mejores que este. — murmuró Onix aburrida. — ¿No se había disuelto el club Belladona?
—Si, se disolvió hace treinta años por la muerte de un normi. —le contestó Xavier, quien no se había movido del lado de Onix.
—Pero hay muchos alumnos con dinero. — siguió Yoko. — Así que Weems hace la vista gorda mientras no nos metamos en problemas.
—Que aburrido. —susurró Onix estirando la espalda.
—¿Alguien como Rowan? — atacó Miércoles, necesitaba respuestas.
—Lo echamos el semestre pasado. — le contestó Bianca. — La pregunta es: ¿qué haremos con ellas? Solo se permite estar aquí a los miembros.
Onix suspiró aburrida, había conseguido librarse de las ataduras hará unos minutos y quería irse de una buena vez. Le daba igual si la mutilaban o algo, ella solo quería irse de ese sitio, no iba a poder aguantar mucho más su transformación.
—Yo digo que las aceptemos. — habló Xavier de repente mirando fijamente a Onix.
—Lo que me faltaba. — dejó caer la cabeza hacía atrás y cerró los ojos.
—Es su legado. —señaló a un cuadró en donde estaban sus padres, Onix tenía los ojos cerrados pero podía ver igualmente como si fuera una tercera persona.
—¿Después de lo que hicieron en la Copa Poe? Ni hablar.
—¿Qué hicimos? ¿Ganar? — se burló la mayor.
—No os preocupéis por nosotras. — habló entonces Miércoles viendo los puños cerrados de su hermana, se estaba conteniendo. — No nos interesa vuestro club.
—¿Nos estas rechazando?
—Los Addams nunca mienten. — contestó Miércoles mientras seguía mirando a su hermana.
Onix entonces se levantó con una sonrisa, se inclinó y les dio las gracias por tan buen recibimiento.
—¿Te has desatado? — preguntó Onix hacía su hermana mientras estiraba los brazos al haber estado en tan mal postura.
—Desde hace cinco minutos. — contestó al levantarse, le quitó el papel a Xavier y siguió a su hermana.
Onix iba a empezar a subir las escaleras cuando un cuerpo se interpuso, era el tritón estúpido que tenía la cara algo demacrada por los tentáculos que le envolvieron hace unas horas.
—Un consejo sireno, si no quieres tener pesadillas con lo ocurrido en el lago, te recomiendo salir de mi camino. — la cara de Onix se volvió seria, estaba empezando a llegar a su límite. — Porque te aseguro que puedo hacer más que eso.
El chico, asustado, se apartó de golpe de la entrada y dejó que las hermanas subieran las escaleras, pero se pararon a la mitad.
—Mi hermano de catorce años secuestra mejor que vosotros. — comentó con indiferencia Onix mirando a cada miembro. — Incluso con sus ocho dedos.
—Por novatos como vosotros, secuestrar está mal visto.
—Me he sentido ofendida con ese nudo en las muñecas, la verdad. —habló Onix comenzando a subir las escaleras de nuevo, era una Addams y podía soportar más que eso.
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