03
Onix encontró a su hermana nada más entrar en la feria, ella ya la estaba esperando. Miércoles le dijo que actuara con normalidad al estar siendo vigiladas por la directora Weems, por ello Onix sonrió y se fue corriendo a un pequeño puesto. Allí había dardos expuestos para lanzar y provocar que se explotaran los globos, Onix agarró uno de ellos y le dio a uno de los globos rojos que colgaban, mientras más dardos cogía más globos explotaba.
—Vaya, como sigas así te llevaras todos los pandas.
Xavier apareció de la nada señalando a los miles de peluches que colgaban por el puesto, Onix solo se encogió de hombros mientras seguía lanzando más dardos.
—Los pandas son solitarios, no suelen ir en manada. — contestó Miércoles por su hermana al ver que ella no iba a hablar.
—Si, vale, pillo la indirecta. — los labios de Onix se curvaron en una sonrisa al escuchar a Xavier, lo que ella no notó es que él sonrió al verla.
—Deberías saber que esperamos a alguien. — mencionó Miércoles, quien no apartaba la mirada de la directora Weems ni del chico que tenían al lado.
—¿Si? ¿Quién es el afortunado? — miró a las dos hermanas. —O afortunada.
—¿Interrumpo algo?
El chico de la cafetería, Tyler, apareció de repente detrás de las hermanas. Ninguna de ellas se asustó por la repentina aparición del chico, Miércoles no se asustaba nunca y Onix ya lo había notado acercarse. Era lo bueno de tener a Onix al lado por las noches, sabía todo lo que ocurría a su alrededor.
—No, nada. — murmuró Xavier, quien se enderezó para luego posicionarse al lado de Onix, quien aún no había abierto la boca ni mirado a ninguno de los dos chicos.
Miércoles y Tyler se apartaron un segundo para hablar, Onix escuchó parte de la conversación pero luego fijó su mirada en el hombre del puesto. El hombre moreno le estaba entregando un gran oso panda de peluche, Onix lo recibió con una gran sonrisa, le encantaban los peluches.
—Creo que conozco a alguien que necesita este peluche más que tu, Nix. — habló Miércoles mientras se acercaba a los dos adolescentes. Una mirando el peluche con absoluta admiración, el otro mirando a la chica con el mismo sentimiento.
—¿Qué? ¡No! — se abrazó al panda, que era tan grande que le cubría la mitad del cuerpo. — Me lo he ganado Mimi.
Miércoles apretó los puños al escuchar el apodo que le dio su hermana cuando eran pequeñas, no le importaba escucharlo de vez en cuando, pero nunca podría soportarlo en público. Miércoles supo que solo lo hizo para enfadarla.
—¿Ves a esa mujer solitaria de allí?— señaló a la directora, quien comía una hamburguesa mirando en su dirección. —Distraela por nosotras.
Miércoles le extendió dinero al hombre y este aceptó sin dudarlo. Onix hizo un puchero al separarse de su gran oso panda y se lo entregó al hombre, quien se lo llevó sin prisas a Weems. Miércoles agarró la mano enguantada de su hermana y la arrastró fuera del puesto al ver que iba a intentar conseguir otro peluche. Onix se despidió con una sonrisa de Xavier y se dejó arrastrar por su hermana.
La peli negra miraba a su alrededor buscando a su hermana y a Tyler, les había perdido al correr para no enfrentarse a los chicos de la cafetería de esa misma mañana. Esa noche habían aparecido con bates de béisbol dispuestos a usarlos en las hermanas y el chico, Onix había intentado hacerles frente, pero el chico chihuahua les había apartado a las dos corriendo.
Entonces, mientras corrían, Onix había notado algo extraño en el ambiente y se había parado en seco. Notaba como alguien la estaba buscando en la oscuridad de la feria, por ello después de pararse a mirar, había perdido a su hermana.
—¡Onix!
La mencionada agarró con fuerza de la barbilla al chico que la había llamado por detrás. Con toda la gente que había a su alrededor no lo vio venir, pero si pudo mantener sus reflejos antes de que el chico la tocara.
—¡Eh, eh! ¡Soy yo!— Xavier levantó los brazos un poco, la fuerza sobrehumana de Onix de alzarlo dos pies por encima del suelo solo con una mano en su barbilla lo tenía algo desconcertado.
—Lo sé. ¿Qué quieres de mi?
Onix soltó a Xavier, a quien le costó caer bien en el suelo y se tambaleó durante unos segundos. Después cambió toda su cara a una sonrisa cuando le extendió un pequeño peluche de panda a la chica, fue entonces cuando Onix cambió su expresión de seria y amenazante a confusa y alegre.
—Sé que no es el grande que tu conseguiste. — se rascó la nuca nervioso mientras miraba la reacción de Onix. — Intenté conseguirlo, pero solo pude explotar tres globos, con ello solo me permiten elegir el tamaño estándar.
La chica viajó su vista del chico al peluche varias veces, no comprendía porque Xavier había malgastado dinero en conseguirle a ella un peluche que se puede conseguir en cualquier sitio, sin mencionar que tenía el suficiente dinero como para adoptar a uno de verdad.
—Mierda, no te gusta. — Xavier entonces bajó el brazo que tenía extendido con el peluche al ver que la chica no lo agarraba y que no decía nada. —Sé que no hemos hablado mucho, pero tal vez esto podría, no sé, aligerar el ambiente o...
Onix cortó de golpe la palabrería sin sentido que decía el chico en frente suyo cuando sonrió tiernamente. Xavier se quedó en silencio al ver la sonrisa que le estaba dedicando solamente a él, y le fascinó.
—Me encanta. — agarró el peluche y le dio un beso en la mejilla blanca peluda, provocando que se le quede la marca de su labial carmín en él. —Lo guardaré y cuidaré como un tesoro.
Xavier no sabía que decir, le había parecido demasiado tierno la sonrisa y el brillo de los ojos que tenía la chica como para decir algo. A Onix no le estaba molestando el silencio que se había formado entre ellos, todo lo contrario, apreciaba los silencios que podía formar con la gente sin que fueran incómodos. Eso demostraba lo cómoda que estaba con una presencia ajena a la de su familia.
Pero todo el ambiente se vio afectado cuando Onix sintió un gran empujón. Xavier la intentó sujetar al ver que podría caerse, pero antes de que se diera cuenta la chica ya le había entregado el peluche y estaba corriendo en dirección al bosque.
Pocos sabían que aparte de la conexión típica de hermanas, también tenían una conexión real causada por Onix. Desde que Miércoles nació creció una gran bola dentro de ella llamada protección, sabía que a veces se pasaba de sobre protectora y Miércoles se lo había echo saber, por ello hicieron un pacto en donde la conexión solo se iba a manifestar cuando una de las dos esté en peligro. Miércoles también solía sentir ese sentimiento de protección hacía su hermana mayor, por lo que no dudo en aceptar.
Fue entonces cuando Onix corrió con gran velocidad al bosque por un pequeño puente que cruzaba el lago. Mientras corría se quitó y tiró el gorro de la cabeza y así dejando que su pelo negro brillara bajo la oscuridad de la noche, después se quitó los guantes viejos y los tiró al suelo mientras corría dejando ver sus oscuros ante brazos en todo su esplendor, sin olvidarse de las lentillas que las tiró al lago.
Onix entonces recuperó toda su verdadera forma y se acercó a la parte del bosque en donde notaba que estaba su hermana. Al acercarse y ver lo ocurrido, Miércoles no se sorprendió en absoluto, ya había avisado a Rowan de que su hermana iría a por ella y que no le iba a gustar. Que razón tenía.
Rowan bajó la mano que sostenía en el aire para retener con sus poderes a Miércoles. Su cara solo mostraba miedo y verdadero terror al ver a Onix Addams de esa manera, no la reconocía. La chica tenía los ojos completamente negros, sin dejar ver una mancha de blanco, en sus brazos se le podían ver las venas marcadas en negro y parecía que sus manos y uñas las había hundido en pintura negra, sin olvidarse del pelo que parecía que la gravedad no funcionaba con él. El pelo de Onix se balanceaba de un lado a otro, subiendo y bajando aún sin aire en el ambiente, pero sus mechas moradas que brillaban con gran intensidad hacía que todo pareciera más oscuro aún.
Onix no guardó nada en su interior y con un ligero movimiento de su dedo consiguió que una gran oscuridad cayera en donde estaban ellos, lo único que los iluminaba eran los mechones de Onix, quien en esa oscuridad la hacían ver más peligrosa.
—¿Quién te crees que eres para dañar a mi hermana?
De la oscuridad que los rodeaba unas manos aparecieron rasgando y dañando a Rowan, quien gritaba del miedo y el dolor, pero no duró mucho tiempo. Onix disipó rápido la oscuridad cuando algo nuevo salió del bosque. Un monstruo de casi tres metros salió de la nada, agarrando a la víctima de Onix y desgarrando su estómago con sus afiladas garras. La peli negra se acercó a su hermana y la colocó detrás suya mientras veían al monstruo terminar su tarea.
—¿Que cojones? — murmuró Onix en el momento en el que el gran monstruo las miró. Ojos saltones, boca grande y dientes afilados, era un monstruo delgado pero con gran tamaño que podía destruir a medio pueblo.
Miércoles salió de la protección de su hermana cuando el monstruo se fue y comprobó el estado de Rowan. Onix le dijo que no respiraba, ella lo notaba todo en la oscuridad del bosque, al igual que notaba como corría ese enorme bicho por ahí. Se acercó a donde su hermana para ver lo que sostenía en sus manos y pudo verse a ella misma y a su hermana en medio de un gran incendio en lo que parecía la academia.
—¿Por eso te iba a matar? — preguntó Onix mientras invocaba a varias sombras que empezaron a traer toda la ropa e incluso las lentillas que había tirado de camino al bosque. Se colocó su gorro y demás y volvió a mirar a su hermana, quien se había quedado callada. — No te preocupes Miércoles, hemos creado incendios peores que ese.
Señaló el horrible dibujo que parecía sacado de un libro de cuentos de terror, pero su hermana no estaba de acuerdo.
—Rowan me dijo que nosotras provocaríamos un desastre, que era nuestro destino.—volvió a mirar el dibujo y pudo ver que en verdad sí había salido de un libro al ver claramente que había sido arrancado. — Y que su destino era pararnos los pies.
—Si, pues como no sea desde el más allá... — murmuró ella mirando la gran herida abierta del chico, fue entonces cuando abrió los ojos. — Iba a hacer espiritismo mañana, ahora estoy dudando en hacer algo así.
—Será lo mejor.
Esa misma noche Onix habló con sus padres por la bola de cristal, ellos les contó que su hermana le habían dicho que le encantaba la academia y con ello supo que los planes de escapar de allí se habían disuelto por completo.
Estuvo hablando con ellos sobre sus clases, sus favoritas eran astrología y espiritismo como era obvio. Su madre se emocionó cuando escuchó que se había apuntado a la misma clase que ella en su juventud, mientras que Onix le prometió invocar a su bisabuela.
Al día siguiente los gritos de su hermana en su habitación la despertaron, al parecer Rowan había vuelto vivo. Toda la mañana Miércoles se la había pasado hablando con el Sheriff hasta que Rowan apareció de la nada, y como era de esperar, ninguna de las hermanas se creyó ese cuento.
Onix entonces se acercó a Rowan para verlo con sus propios ojos, ella también le había contado al Sheriff lo que vio, por lo que era lógico que a ella también le mostraran que el chico seguía vivo. Miércoles esperaba es una esquina de la habitación viendo como su hermana se acercaba poco a poco al chico, esta levantó su mano enguantada y con un simple pestañeo supo que no era Rowan. Le dirigió una mirada a Miércoles y con eso ella también supo que era un impostor.
La peli negra, aparte de sus magníficos dones, al usarlos en personas humanas dejaba un extraño olor y esencia durante varios días. El olor era muy difícil de encontrar para cualquier otro que no fuera Onix y la esencia solo la podía ver ella, por lo que fue la primera en saber que ese chico, no era Rowan.
Esa misma mañana, mientras Miércoles iba a terapia, Onix se quedó en la academia. No pudo evitar maldecir al buen tiempo que hacía afuera y se puso los pantalones de la academia junto a la camiseta, combinando todo con una chaqueta de cuero y sus guantes sin dedos. Antes de salir por la puerta dejó su pelo suelto y se colocó sus gafas de sol.
Caminó por los largos pasillos del edificio hasta encontrar la cafetería de la academia, la cual estaba abierta todo el día. Onix solo agarró un zumo cuando un peluche se interpuso en su camino, levantó la vista del oso panda y se encontró con la sonrisa de Xavier.
—Hola.
—Hola.
El chico se intimidó un poco por su cara serie, no dejaba de sorber la pajita del zumo, dejando el rastro de su pintalabios en el. Xavier entonces admiró la vestimenta de la chica, quien odiaba las faldas y siempre llevaba los pantalones, tampoco le gustaba la chaqueta por lo que siempre la había visto con cualquier tipo de camisetas que no dejaran ver sus brazos. Pero lo que mas amó Xavier en esos momentos, fue ver la cabellera oscura de Onix, negra como la noche.
—Gracias por guardarlo. — Onix no esperó más y agarró el peluche aún con su cara seria, después le sonrió cortés al chico se fue de allí, pero Xavier siguió la espalda de la chica hasta que se perdió entre los pasillos.
Onix ocultó su cara con su pelo mientras corría bajo el sol para luego parar al lado de sus amigas. Y es que si, ya consideraba a la loba y a la vampira sus amigas y viceversa. Enid la había contactado la noche anterior para que ayudara con las canoas que iban a pintar, aunque las dos chicas sabían que cualquier actividad al aire libre en un día soleado para Onix era mala idea, ella aceptó.
No es que odiara el sol, ni mucho menos, pero le molestaba bastante no poder absorber la luz del sol para que no la molestara. Onix era una mujer nacida para vivir entre las sombras y la oscuridad, no estaba echa para soportar el calor y la luz del sol cada día, por ello siempre intentaba ocultar la mayor parte de piel para que no le diera el sol. Suerte que sus amigas habían decidido pintar las canoas en la sombra, donde Onix se sentía a salvo.
Enid estaba animando a las chicas, quienes pintaban mientras Onix seguía bebiendo de su zumo. Fue entonces cuando su hermana apareció y empezó a hablar con la loba rubia, quien segundos después le explico sobre la razón por la que hacían canoas.
—Carrera de canoas, persecución a pie, sin reglas. — eso mismo fue lo que atrajo la atención de Onix, quien tenía muchas ganas de algo catastrófico desde que llegó.— En la copa Poe cada residencia elige una historia de Edgar Allan Poe como inspiración. — eso también llamó la atención de Onix, logrando que se enderezara y se acercara más a Enid, haciendo que la loba sonríe al ver el interes de las dos hermanas. —Deberíais ayudar, o al menos a animarnos en el lago.
—Yo me apunto. —Miércoles miró a su hermana confusa, Yoko se acercó a ellas y Enid la miró con preocupación.
—No. — sentenció Miércoles mientras negaba con la cabeza. — Sería de día, seguramente con el cielo despejado y con el sol dando en tu piel Nix. Me da igual que te tenga que atar y enterrarte viva para que no vayas.
—Tu hermana tiene razón. — soltó Yoko mientras miraba a la chica —Menos en lo de enterrarte. Estarías muy expuesta.
—No quiero cortaros el rollo... —empezó Enid mientras se balanceaba. — ...¿pero que pasa si esta en el sol? Haber, ya te he visto en la oscuridad y ahora estas en el sol, no le veo problema.
—Nix no está en el sol, está en la sombra, donde ella es más fuerte. —señaló en suelo en donde se podía ver que estaban en una gran sombra gracias a los árboles. —Ella puede estar en el sol pero se vuelve muy débil, si pasa mucho tiempo con el sol tocando su piel es posible que se muera.
Enid reaccionó sorprendida y muy preocupada, mientras que Yoko hizo una mueca de disgusto aunque ella ya lo supiera. Onix sabía que en donde había luz natural era imposible usar sus poderes, pero igualmente tenía la capacidad de oscurecer el día si así lo quería ella, auqnue con mucho esfuerzo.
—Me alegra saber que os preocupáis, pero puedo hacer que ese día sea un poco nublado. — Miércoles entonces se cruzó de brazos sabiendo la concentración que eso requería, y es que invocar a la oscuridad era algo en el que se necesitaba paciencia, algo que los acontecimientos de ahora no le estaban dando.
—Podría ser una opción.— apoyó Yoko al ver que Onix solo quería intentar pasar un día como alguien normal, y que mejor que una competencia. —El lago está rodeado de árboles, podríamos remar a las partes más oscuras, incluso sin la niebla. Luego, en el bosque, está siempre oscuro, por lo que nos sería de gran ventaja.
La cuatro chicas asintieron, cuando llegara el momento harían un mejor plan e iban a ganar esa copa. Onix se motivó más al saber que había una competencia con su escritor favorito, por ello no dudo ni un segundo en apuntarse para ganar.
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