Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

01




Onix miraba con una mueca cantar a sus padres en el coche, todos los presentes odiaban sus muestras de afecto. Miró a su hermana menor sentada a su lado, todo lo ocurrido había sido culpa suya y ahora ella también estaba pagando el precio de sus acciones. Al fin y al cabo había prestado sus pirañas a su hermana para un mal mayor. 

Ignoró a sus padres todo el camino, ella solo estaba concentrada en mirar el paisaje que se presentaba por su ventana. Cuando cruzaron las puertas de la academia Nunca Más Onix sintió un escalofrío, la chica bajó las mangas de su jersey con nerviosismo.

No tardaron mucho en llegar al despacho de la directora, en donde una mujer muy alta las recibió con una sonrisa. La mujer miró los expedientes de las dos adolescentes encontrando fascinantes sus actividades. 

—Miércoles, un bonito y original nombre. Supongo que naciste ese día de la semana. —comentó la directora con una sonrisa en sus labios rojos. 

—Nací un viernes trece. —comentó brusca. 

Su madre comentó el origen de su nombre, sin darse cuenta de que su hija mayor merodeaba por la oficina sin ningún descaro. Onix respiraba el aire y sonreía al ver que el despacho era más oscuro que luminoso. 

—¿Y tu nombre Onix?— la mencionada se giró sobre sus propios pies para mirar a la mujer peli blanca. —¿Tu nombre es por algún tipo de nana?

—No. — su madre corrió a responder por ella. —No, su nombre es por una hermosa piedra negra, como sus ojos. 

Onix miró a su madre, quien le devolvió la mirada con una sonrisa forzada. Ambas sabían que no se podía saber la verdad de su nombre, y por ello Onix sonrió a la directora dando paso a un asentimiento para darle la razón. 

—Tenéis una trayectoria escolar muy interesante. — volvió a mirar los expedientes señalando. — Miércoles, ocho colegios en cinco años. En cambio tu, Onix, diecisiete colegios en nueve años. 

La peli negra sonrió con arrogancia, estaba orgullosa de sus expedientes, tanto criminales como escolares. En cambio su hermana menor estaba abriéndose paso poco a poco, provocando un orgullo inmenso en su hermana mayor. 

—Ningún colegio a sido capaz de retenernos. Este no será diferente. — Miércoles no se inmutó hablando, mientras que su hermana seguía en silencio bajo las sombras. 

Sus padres siguieron hablando con la directora, quien mencionó que no era costumbre aceptar a alumnos a mitad de trimestre, pero que el consejo aprobó su estancia y las dos habían sido admitidas. Onix maldijo en su cabeza a la directora y su mirada se clavó en ella con insistencia, lo que provoco un ligero temblor el la adulta. 

—El juez decretó que Miércoles asistiera a terapia. — mencionó como último punto su madre, provocando que la mencionada girara la cabeza para ver a su hermana, ella solo se encogió de hombros. 

—El colegio tiene un trato con una terapeuta en Jericó, Miércoles podrá verla dos veces a la semana. — la directora miró a Onix, quien seguía escondida en lo más oscuro del despacho, acechando desde las sombras. — Aún no he hablado con ella sobre Onix, pero también podríamos agendar cita para ella. 

—No veo que sea necesario. — comenzó su padre mientras lanzaba miradas a su esposa, quien también se tensó. — Onix no necesita terapia, es más flexible que su hermana ¿verdad? 

Todos los presentes asintieron, provocando una chispa de curiosidad en la directora. Está ignoró por completo el comportamiento extraño de los Addams y dio paso a mencionar la residencia en donde se hospedarían las dos hermanas, casualmente la misma que la de su madre. 

—Por obvias razones las hermanas no podrán estar juntar. — ellas dos se miraron alarmadas cuando esas palabras se mencionaron, nunca habían estado separadas. —Por ello se le asignaron diferentes habitaciones. 



Se abrió la puerta y lo primero que vio fue una gama de colores claro que la hicieron retroceder en el proceso. La habitación de su hermana estaba situada en el ático, pero la luz que llenaba la estancia por culpa de los colores la hicieron querer vomitar. 

—¡Buenas súper compi! — Onix volvió a dar dos pasos atrás cuando vio a una adolescente demasiado alegre acercarse a ellas dos. 

Salió de la estancia al ver como la luz se acercaba más a ella, cuando terminaron sus padres la acompañaron a su habitación. Al entrar se encontraron con una habitación más oscura, Onix soltó un suspiro de alivio y se adentró a la habitación. 

—Onix, está es Yoko, tu compañera de habitación. — la directora señaló a la chica que tenía en frente. Era una mujer alta, con cabello castaño y largo y llevaba unas gafas de sol redondas que no dejaba ver más allá de sus labios finos. 

—Hola, bienvenida a la Residencia Ofelia. 

Las dos adolescentes se estrecharon las manos, Yoko miró más de la cuenta los guantes largos y negros que tenía puestos la chica. Los guantes eran de terciopelo y solo dejaban ver sus dedos y sus uñas largas negras. 

Los padres de la chica se fueron cuando dejaron su maleta y Onix salió en busca de su hermana. La directora le mencionó que la estaban esperando para un tour por la academia, y que de paso la compañera de su hermana le daría su horario y uniforme. 

Siguiendo las indicaciones encontró a su hermana con rapidez, y está se enganchó del brazo de Onix para caminar a la par. Miró a la compañera de su hermana y le sonrió para que siguiera hablando. 

—Nunca más se fundó en mil setecientos noventa y uno para enseñar a gente como nosotros; excluidos, frikis, monstruos... y todo tipo de marginados que se te ocurran. 

Miércoles cortó de golpe el discurso de la chica, quien Onix había podido guardar el nombre. Enid estaba muy ilusionada y algo preocupada al ver a las dos hermanas. 

—Hay rumores de que mataste a un chico en tu anterior colegio y...

—¿No fueron dos? —soltó de golpe Onix. Enid se sorprendió más por escucharla hablar a la mayor que por lo que dijo. 

—Es irrelevante Nix, sigamos. 

Caminaron un rato más mientras Enid explicaba por donde se iba a cada pasillo y en donde estaba cada clase. Miércoles seguía enganchada al brazo de su hermana y Onix no podía parar de burlarse de ella por lo cariñosa que se estaba mostrando. 

—Y... esto es el cuadrado. — la chica rubia abrió las puertas y se encontraron con un patio lleno de estudiantes. Las dos chicas retrocedieron un paso al ver la luz, una para proteger y la otra para ser protegida. 

—Es un pentágono. — habló Onix confundida mirando a su alrededor, aún no habían salido al patio, y no mostraba signos de querer hacerlo. 

—Lo de ser las hermanas góticas y sarcásticas funcionaran en un colegio normal, pero aquí las cosas son diferentes. — Enid empezó a andar y Miércoles mantuvo a su hermana lo más cerca de la pared posible mientras seguía enganchada a su brazo. — Hay muchos tipos de personas aquí, pero los principales son los colmillos, los peludos, los fumados y los escamas. 

Onix frunció el ceño al escuchar los nombres ofensivos que decía, miró a su hermana para ver que opinaba pero ella solo le señaló la sombra que estaba más a su derecha y allí se movieron. Enid miraba las extrañas costumbres que tenían las dos hermanas, entre ellas, siempre caminar por el lado más oscuro. 

—Mirar, eso son los colmillos, que son los vampiros. — Onix saludó con la mano a su compañera Yoko, quien le correspondió al saludo con una sonrisa en los labios. — Algunos llevan décadas aquí. 

— Vaya infierno. — murmuró Onix 

— Estos son los peludos, los hombres lobo como yo. — la chica miró a la rubia con una ceja alzada, no veía ninguna prueba de que era mujer loba. — En luna llena hacen mucho ruido y les encanta aullar por las noches. Os recomiendo comprar cascos con cancelación de ruido. 

—Supongo que los escamas son sirenas. — mencionó Onix mirando a las tres mujeres que estaban en la fuente, una fuente en donde estaba una estatua sumergida. 

—Supones bien. Bianca es lo más cercano a la realeza de Nunca más. — señaló a una chica calva y de tez morena que acariciaba el agua. — Pero su corona se tambalea, solía salir con nuestro artista atormentado Xavier Thorpe, pero rompieron al principio del semestre. 

Onix asentía mientras Enid hablaba, la rubia señaló con la cabeza a un chico pintando en la pared, quien supuso entonces que era el tal Xavier. El chico giró su cabeza y Onix pudo ver el rostro del chico, pero con rapidez apartó la mirada cuando sintió que sus ojos conectaban. 

—Espera ¿has dicho blog de cotilleos? — la mayor cortó la palabrería de Enid para preguntar, la chica asintió con una sonrisa entusiasmada. — Dime el nombre del blog mujer, necesito chisme de este sitio o moriré ahogada en mi miseria. 

—Pagaría por ver eso. — murmuró su hermana.

Onix soltó una ligera risa que provocó la confusión de Enid. Las dos hermanas Addams solo se llevaban dos años de diferencia, pero eran distintas en varias cosas. La rubia pudo averiguar que Miércoles no mostraba ningún signo de sentimientos en su rostro, por el contrario, su hermana Onix mostraba confusión o alegría de vez en cuando. Las dos eran pálidas y peli negras, pero Onix llevaba más color en la cara gracias a sus labios rojos. 

—¡Eh, Enid! — un chico con un gorro morado se paró en frente de la rubia. — A que no sabes de lo que me he enterado de tu nueva compañera y su hermana. Comen carne humana, dicen que se comió al chico que mató,  la hermana es una asesina en serie que desayuna el corazón de sus víctimas. Yo que tú me cubriría las espaldas. 

Fue entonces que Enid se apartó, dando paso a las dos hermanas Addams. Las dos habían cambiado su semblante a uno más siniestro y malvado al escuchar mentiras sobre ellas. 

—Todo lo contrario, de echo hacemos filetes con los cuerpos de nuestras víctimas y se lo damos de comer a las mascotas de mi hermana. —habló Miércoles apretando el agarre que tenía con su hermana, notó el ligero temblor y subió más el guante de Onix con disimulo. 

—Hey Ajax, está es mi nueva compi Miércoles y su hermana Onix. 

Ajax miró con asombró a las dos hermanas, se quedó unos segundos con la boca abierta. 

—Alucino, pareces estar en blanco y negro. — señaló a Miércoles para luego pasar su dedo a Onix. — Tu te pareces a una diosa del Olimpo, eres muy hermosa. Espera, yo te he visto en pintura alguna vez. 

—Verás como pinto yo con tu sangre como sigas apuntándome con ese dedo de drogadicto. 

La amenaza de Onix salió con una voz más oscura de lo normal, provocando que el chico se asombrara y se alejara con rapidez. Onix siguió los movimientos de Ajax, viendo como corría hacía el chico que seguía pintando en la pared, Ajax se dio la vuelta apuntando en su dirección y Onix no tuvo más remedio que esconderse detrás de un grupo de estudiantes junto a las dos chicas. 

Ninguna de ellas notó el cambio repentino de lugar, fue un movimiento natural que solo logró darles algo más de oscuridad a su entorno. 

—Onix. 

La mencionada levantó la mirada y la dirigió a Enid, quien sonreía con un móvil en la mano. 

—Me ha dicho Miércoles que tu si tenías redes sociales. — la rubia estaba dando algunos saltos de felicidad mientras la veía con una sonrisa. Onix extendió la mano e introdujo su nombre de usuario de instagram y se lo mostró a la rubia. — ¡¿Dieciseis mil subcriptores?! 

—Me aburro mucho. 



Las hermanas Addams salieron a despedirse de sus padres con el uniforme negro ya puesto. Miércoles salió primero, mientras que su hermana la seguía con un paraguas encima de su cabeza. 

—¡Miraos! Que recuerdos más hermosos me vienen a la mente al veros así. 

Su padre se acercó a las dos y las abrazó. Onix se ajustó sus guantes sin dedos, no llevaba la cacheta del uniforme, solo dejaba ver los pantalones de rayas negras y grises junto a un top de mangas cortas que dejaba ver el abdomen de la chica. 

—¿Podéis esperar en el coche? — habló su madre ignorando las miradas confusas de todos los presentes. — Mis hijas y yo tenemos que hablar. 

Pugsley, su hermano menor, corrió a los brazos de Onix, quien río y correspodnió al abrazo entusiasta del chico. Su hermano menor llevaba muy mal la separación, por lo que Onix prometió contactarlo por la Ouija todas las noches. Cuando fue el turno de Miércoles, está le recordó que era débil y que sin ellas dudaba que sobreviviera más de dos meses. 

—Cualquier plan que tengáis de escaparos se acaba aquí. — habló su madre en frente de ellas cuando los dos hombres se montaron en el coche. — He avisado a toda la familia para que me escriban si alguna de vosotras pisáis su puerta. No tenéis a donde ir. 

—Como siempre, nos subestimas madre. — habló Miércoles cruzada de brazos, mientras mantenía su semblante serio. —Nos escaparemos de esta cárcel educativa y nunca volverás a saber de nosotras. 

Onix se alejó un poco de su madre y hermana al ver como Largo sujetaba algo que era de su propiedad. La chica avanzó hacía él y este le entregó su bola de cristal, que al tocar los dedos descubiertos de Onix empezó a brillas de un morado oscuro, convirtiendo al final la bola en un oscuro negro.

—Onix, mi querida hija. — su madre se acercó a ella con una sonrisa al verla sostener su bola de cristal. — Espero que nos contactes con ella, entre otras cosas. 

Su madre sabía de su majestuosa habilidad para convocar espíritus o contactarse con el más allá a través de la bola, quien a su vez solía retener parte de los poderes de la chica. Onix siempre agradeció la bola de cristal por quitarle parte de ella temporalmente, así podía respirar tranquila y tomar algún que otro rayo de sol, pero nunca era suficiente. 

—No lo dudes madre. 

Morticia abrazó a su hija y le dejó un beso de despedida en la frente, no sin antes regalarle un par de nuevos guantes sin dedos. Estos eran de un negro oscuro menos en las manos que se difuminaba en un oscuro color morado, Onix agradeció el regalo y se apresuró a cambiar los negros que llevaba con los nuevos, notando sus iniciales grabadas en el dedo corazón de cada guante. 

N.A

Cuando por fin pudieron ver el coche de su familia alejarse, las dos hermanas se fueron a su habitación para poder empezar a acomodarse como era debido. Onix pidió ayuda a Yoko para poder colgar varios carteles se sus grupos de música favoritos, la mayoría de rock. 

—Me encanta tu combinación de colores. — mencionó Yoko mientras ayudaba a Onix a colocar sus pertenencias en su parte correspondiente. 

Y es que la familia Addams odiaba el color, pero Onix siempre había amado todos los colores, pero solo los más oscuros. Su parte de la habitación era una combinación entre negro, gris, morado y verde, todo lo más oscuro posible. 

—Gracias, son mis colores favoritos. —la chica sonrió y acomodó su violín junto a su trípode con las partituras al lado del balcón. La vampiresa miró como Onix acomodaba todo recto y sin arrugas, era como si supiera donde tenía que ir todo. 

—¿Siempre ordenas así? — preguntó ella viendo como acomodaba los libros en la estantería de su lado. Yoko notó la mueca de confusión en la chica. — Me refiero a tan ordenado, parece todo tan... perfecto. 

—Oh, si, bueno, me gusta el orden. — habló ella mientras ponía sus propias sábanas, y es que, odiaba un olor ajeno al de ella o al de su familia, le producían migraña. — Tengo memoria eidética, recuerdo todo lo que he visto, oído u olido en toda mi vida. Recuerdo hasta el más mínimo detalle y por ello me gusta tener las cosas así, para saber si alguien me las ha llegado a tocar. 

Yoko no discutió con ella, tampoco era como que iba a tocar sus cosas, pero pudo ver que Onix era una mujer reservada y silenciosa, era una de las pocas veces que la había escuchado hablar tanto desde que se conocieron horas atrás. 

—Uy, vaya, disculpar por el barro. — una mujer desconocida para Onix entró irrumpiendo la habitación de las chicas, lo que provocó un ligero toque de furia en la peli negra.

— Se llama antes de entrar, señora. — habló Addams cruzando sus brazos, viendo como la mujer llevaba un gran tiesto de lavanda en sus brazos. 

—Si, perdón, disculpa. —le entregó a Onix la gran maceta de lavanda, está la cargó sin ningún esfuerzo mientras que la mujer casi no podía de lo que pesaba. — Soy la señorita Thornhill, tu madrina y la de tu hermana. Suelo regalar flores a los nuevos estudiantes y al leer tu expediente supe que las lavandas serían una buena opción para ti. 

Onix se sintió extraña al ver la sonrisa que le dirigía la mujer, la peli negra no mostró ningún signo de sentimiento alguno en su rostro frente a la mujer. Thornhill se vio incómoda en la situación y pudo ver con claridad la similitud que tenía con su hermana pequeña, ya que cuando las dos estaban serias eran iguales. 

—Se lo agradezco mucho, son mis flores favoritas. — Onix hizo un asentimiento a modo de gratitud aún con su cara seria. 

—Bien, bueno, repasemos las normas antes de acostarnos ¿bien? — las chicas se encogieron de hombros y la peli negra pudo colocar en el balcón la gran maceta de flores. — Las luces se apagan a las diez en punto, nada de música alta y nada de chicos. Nunca. 

La mujer se fue después de su discurso de no hacer actos macabros o asesinos a la noche. Onix supuso que eso lo había sacado de su hermana y sonrió orgullosa mientras se acostaba en su cama, no sin antes darle las buenas noches a su compañera. 

Al día siguiente Onix se vistió de punta en negro al igual que su hermana, el uniforme de esgrima le permitía tener las manos enguantadas y la cara oculta. Todo su cuerpo estaba cubierto por ese uniforme y al ver la pista de esgrima con tanta luz natural, se bajó la tapa de su casco para ocultar toda su piel. 

—Vaya, que gente más patética en un lugar tan patético 

Algo en lo que se parecían las hermanas era en las peleas con espadas, por lo que las clases de esgrima era algo imprescindible para ellas dos. Onix siempre prefirió las peleas a puño, pero nunca se quejaba cuando tenía una espada en mano para dañar a su enemigo. 

Su hermana no le contestó y pudo ver como Miércoles se aproximaba a Bianca para batirla en duelo. Onix le entregó el florete, no sin antes comprobar su flexibilidad, fue entonces cuando Onix se apartó y se puso al lado de Yoko. 

—¿Eres Onix?— preguntó está al no poder verle la cara, la chica asintió. — Vaya, no dejar que nadie vea tu pálida piel ¿eh?

La vampiresa intentó bromear, pero no le salió bien al ver como la chica apartaba la cabeza rápidamente. Yoko, en el poco tiempo que había estado con la chica, había podido ver su desprecio a la luz natural, y es que había tintado las ventanas de su lado para que no entrara nada de luz. 

La peli negra se disputo a mirar la pelea de su hermana contra la abeja reina, y es que llegados al empate Onix supo lo que iba a proponer su hermana antes de que lo mencionara. Dicho y echo Miércoles pidió un desempate militar, sin cascos y sin puntas, a lo que Bianca dudó pero no tardó en aceptar la propuesta. 

Minutos pasaron hasta que su hermana perdió por culpa de un roce en su frente, pero Onix no estaba dispuesta a que humillaran así a su hermanita. Agarró su propio florete y con un gran latigazo logró hacerle un gran corte en la manga, que no tardó en sangrar. 

—¡Trampa! ¡Ha sido por la espalda! — empezó a gritar Bianca mientra veía su propia sangre caer. 

Onix no se quedó más y colocando su mano en la espalda baja de su hermana la dirigió a la enfermería a pesar de sus quejas. La dejó allí sola mientras ella se iba a sus propias clases, pero no tardó mucho en volver corriendo a la enfermería al notar un ligero mareo.

—¡Miércoles! — Onix entró de golpe en la enfermería, encontrándose a su hermana cerrando las cortinas para no dejar entrar la luz del sol. Fue entonces que se dio cuenta de que tenía compañía y que estaba bastante confundido. 

—Hola Nix, sabía que vendrías. —Miércoles volvió a sentarse en la cama para estar de frente con su hermana. 

Onix corrió hacía ella y la examinó mientras hacía girar su cara con sus dedos fríos. Lo único que portada del uniforme eran los pantalones, y es que odiaba sentir calor con la cacheta que les obligaban a llevar, esa era la razón los la que Onix llevaba camisetas negras de manga corta que dejaban a la vista sus nuevos guantes. 

—Estoy bien Nix, no te preocupes. — habló de nuevo Miércoles alejando las manos de su hermana de su cara. 

—¿Quieres que yo...? 

—No. No es necesario, habría testigos. — giró su vista al chico que aún no había hablado, al fijar su vista en él pudo ver que era el artista Xavier Thorpe que mencionó en su momento Enid. Miró a su hermana en busca de respuestas. — Una gárgola iba a caer sobre mi y llevarme a los brazos de la muerte, pero él me empujó y lo evitó. 

—¡Tú! — Onix se levantó furiosa señalando al chico. —¡Como te atreves a evitar la muerte de mi hermana! ¡¿Quién te crees que eres?!

—Lo siento, solo quería salvarla. 

—Salvarla dice. — Onix le lanzó una mirada de despreció y se sentó en un sillón al lado de la cama, en donde su hermana ahora estaba tumbada. —Tú dímelo Miércoles y hago que parezca un accidente. 

Xavier abrió los ojos con asombro al saber que se refería a él, Miércoles se lo pensó durante unos segundos que para el chico fueron eternos, pero soltó un suspiro de alivió cuando está negó con la cabeza.

—Me alegra ver que no has cambiado. 

Onix levantó la mirada de su hermana al chico que no paraba de mirarla. La peli negra levantó una ceja en su dirección totalmente confundida, miró a Miércoles y se dio cuenta de que ella estaba igual. 

—¿Me conoces? ¿Por eso has salvado a Miércoles? — el chico asintió con una sonrisa. 

—Será como devolverte el favor. — al ver que seguía confundida siguió hablando. — Xavier Thorpe. Medía sesenta centímetros menos y pesaba ochenta kilos más. Era el funeral de mi madrina, era amiga de tu abuela, teníamos diez años y decidimos jugar al escondite juntos. Se me ocurrió esconderme en su ataúd y me quedé atascado de camino al crematorio. 

—Yo solo paré la maquina al pensar que tu madrina seguía viva, quería ver a un zombie. — la chica se encogió de hombros despreocupada mientras empezaba a recordar. — Si hubiera sabido que eras tú el que gritaba no habría parado la maquina. 

—Descuida, después yo le grité por no haberte dejado morir. — siguió Miércoles mientras miraban al chico. 

Onix se despidió del chico con una sonrisa forzada, le estaba incomodando su insistente mirada y cuando se fue pudo respirar con normalidad. 
























































Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro