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| 9. La verdad |

Laia Barnes.

Salgo de mis clases sintiéndome algo perdida, con la mente aún revoloteando en torno a esa noche, esa noche en la que Paxton se aprovechó de mí. Por fortuna, hoy no lo he visto; solo he oído rumores de que estaba en la dirección. Camino desorientada hacia mi casillero para dejar unos libros antes de ir a almorzar. De repente, siento la presencia de Tyler a mi lado. Su mirada transmite un silencioso "lo siento". 

Frunzo el ceño mientras lo miro, incapaz de ocultar mi confusión y dolor. Tyler se acerca con cautela, sus ojos reflejan una mezcla de arrepentimiento y esperanza.

—Leah.— comienza, su voz apenas un susurro.— necesito hablar contigo. Sé que fui un idiota y no tengo excusas para lo que hice. ¿Podrías... podrías perdonarme?

Sus palabras cuelgan en el aire, pesadas con la sinceridad de su petición. Me tomo un momento, sopesando la honestidad en su mirada, y finalmente respondo.

—Tyler, no es fácil olvidar ni perdonar... pero estoy dispuesta a escucharte. Habla, quiero entender por qué actuaste así. 

— Leah, no sé cómo explicarlo… Esa noche, cuando vi lo que Paxton te hizo, algo en mí se rompió. Quería protegerte, pero me congelé, y ahora no puedo dejar de sentirme culpable.— admite con voz temblorosa.

Mis ojos se llenan de lágrimas, no por debilidad, sino por la ira y el dolor que he estado conteniendo. 

—¿Culpable? Tyler, yo necesitaba tu ayuda, y tú… tú no estabas allí. ¿Cómo se supone que confíe en ti ahora?. 

—  Sé que no tengo justificación, Leah. Fui un cobarde, me dejé llevar por la presión de Paxton y... y no pensé en las consecuencias. No pensé en ti.—confiesa, con la voz cargada de remordimiento.

— ¿Cómo pudiste?...¿Cómo pudiste ser parte de algo tan... tan horrible?.— dije con voz quebrada. 

— Lo siento, Leah, de verdad lo siento mucho.— Tyler se acerca, extendiendo una mano temblorosa, pero retrocedo. 

— No te acerques a mí, no después de lo que has hecho.— dije firme. 

— Si pudiera retroceder el tiempo, lo haría todo diferente. Pero todo lo que puedo hacer ahora es pedirte perdón y esperar que algún día puedas perdonarme.

Lo miro, el dolor y la ira luchando por dominar mi expresión.—El perdón… no es algo que puedas obtener tan fácilmente, Tyler. Lo que hiciste… lo que permitiste que sucediera esa noche… eso me va a marcar para siempre.

Tyler asiente, sabiendo que no hay palabras que puedan borrar el daño causado. —Lo sé, y viviré con esa culpa el resto de mi vida. Pero por favor, Leah, déjame intentar reparar aunque sea una pequeña parte del daño. Déjame ser la persona que debería haber sido esa noche.— di media vuelta. Di solo un paso, Tyler vuelve a hablar rápidamente y me detengo. —Puedo presentar cargos contra Paxton... Leah, mi padre es policía, puedo... puedo exponerlo.— Todavía le doy la espalda, mis ojos se llenan de lágrimas y trago saliva con dificultad.— Por favor, solo... solo déjame ayudarte al menos con esto... —su voz se quiebra, dejando entrever su arrepentimiento.

Me alejo de él sin darle ninguna respuesta, me duele el hecho de que él haya sido cómplice, no quiero perdonarlo, no aún, tiene que ganar mí confianza otra vez, bajo la mirada, perdida en un mar de pensamientos confusos, luego observo a Paxton mientras emerge de la dirección, su rostro marcado por las cicatrices de la noche de hace un día y medio. Los golpes de Henry han dejado su huella: un ojo izquierdo teñido de morado, un labio hinchado y mejillas salpicadas de hematomas. Al pasar a mi lado, su sonrisa arrogante me hiela la sangre, como si hubiera logrado algo que me perturbara profundamente, como si hubiera conseguido su objetivo. Lo miro, aterrorizada, incapaz de comprender su descaro.

A pocos pasos detrás de él, Henry sale de la dirección, su seriedad habitual intacta, la mandíbula tensa como si estuviera tallada en piedra. Camina a mi lado sin decir una palabra, sin dirigirme una mirada, como si estuviera sumido en sus propios pensamientos tormentosos. Su silencio es ensordecedor, y me deja con una sensación de vacío y preguntas sin respuesta.

Caminando con determinación, me dirijo al gran comedor en busca de Angie y Logan. Los encuentro justo en el momento en que están por sentarse, colocando sus bandejas sobre la mesa. Me acerco y me siento junto a ellos, soltando un suspiro que parece llevarse parte de la tensión que siento.

Logan olvidó algo y fue a buscarlo, aproveché para hablar con Angie, no quiero aún que Logan se entere de lo que me pasó, no quiero preocuparlo.

—Angie.— le digo, intentando mantener la calma.—¿sabes por qué Henry estaba en dirección?. 

—Ella me mira con preocupación y asiente lentamente.—Sí, Leah, es porque van a expulsar a Henry por haber golpeado a Paxton.— responde con una voz que intenta ser reconfortante.

Mis ojos se abren de par en par, sorprendida e indignada.—¿Qué? Pero si el que debería ser expulsado de aquí es Paxton, no Henry.—exclamo, sintiendo cómo la injusticia me quema por dentro.

Angie toma mi mano, su mirada es seria y comprensiva.—Leah, tienes que hablar con la directora. Debes contarle lo que realmente hizo Paxton contigo. Es la única manera de arreglar esto.

La idea de enfrentar esa situación me llena de ansiedad, pero sé que Angie tiene razón. 

—Tienes razón, Angie. No puedo dejar que expulsen a Henry injustamente, él solo me defendió. Hablaré con la directora y le contaré todo.—asentí con la cabeza. 

Avanzo por el pasillo con paso firme, decidida a enfrentar lo que sea necesario. La señora Smith debe conocer la verdad sobre lo que su hijo Paxton hizo, sobre cómo se aprovechó de mí sin mi consentimiento. Henry no merece ser expulsado; él fue quien me defendió, quien puso a Paxton en su lugar. Al llegar a la puerta de la dirección, una voz familiar me detiene.

«¿Leah?» Al girar, veo a Justin en el último escalón, acercándose a mí con una expresión de curiosidad.

— ¿Justin, qué haces aquí? — le pregunto, sorprendida por su presencia inesperada.

— Solo quería pasar a ver a mi querida prima. Y tú, ¿a qué venías a dirección? ¿Te has metido en problemas? — Su tono es ligero, pero puedo notar la preocupación subyacente.

— No, yo... vine a hablar con la directora sobre un asunto, una injusticia con un compañero. — Mi voz se quiebra ligeramente, revelando más de lo que pretendía.

Justin me mira, su confusión evidente. — ¿Estás involucrada?

— Emm... No, claro que no, es que... — le mentí y Suspiro, buscando las palabras adecuadas. — Es complicado, Jus. Luego te contaré, ¿sí?

— De acuerdo, ve. Te espero aquí. — Me regala una sonrisa simple, un gesto de apoyo que agradezco en silencio.

Con un asentimiento, me giro hacia la puerta de la dirección, lista para revelar la verdad y defender la justicia.

Respiro hondo para calmar mis nervios, toco la puerta y al escuchar un «Adelante», entro sin mirar. Cierro la puerta con suavidad y al darme vuelta, me sorprendo al ver a mis padres sentados frente a la señora Smith.

— ¿Qué hacen aquí? —pregunto con confusión.

— Tenemos un problema con el pago del próximo trimestre, queríamos discutir una posible solución con la señora Smith —explica mi padre con seriedad.

Frunzo el ceño, desconcertada.

— ¿Qué? ¿Qué ha pasado?

— Hablaremos de esto más tarde en privado, Leah —interviene mi madre con calma.

La directora se dirige a mí.

— Señorita Barnes, ¿necesita algo?

Miro a mis padres y luego a ella, buscando las palabras correctas.

— Eh… sí, hay algo importante de lo que necesito hablar con usted.

— Muy bien, la llamaré cuando termine con sus padres —responde con profesionalismo.

Asiento lentamente y comienzo a retroceder, mientras mis padres me observan con confusión.

— Cariño, ¿estás bien? —pregunta mi madre con preocupación.

— Sí, solo… Necesito ir a clase —respondo rápidamente y salgo de la habitación.

Avanzo por los pasillos hacia mi clase, la propuesta de Justin de ir a trabajar en el bar donde tocan cada noche, para ganar dinero y poder pagar mis estudios, aún resonaba en mí mente. Al entrar al aula noto la mirada cargada de preocupación de Tyler; sus amigos lo llaman, pero sus ojos están fijos en mí. Respondo con una mirada gélida antes de dirigir mi atención al profesor. Busco con la vista a Henry, pero su silla vacía confirma mis temores: su posible expulsión lo ha mantenido lejos. En mi interior, una súplica silenciosa se eleva, esperando que la directora crea en mi palabra.

Las horas pasan y siento cómo los nervios me invaden cada vez más. Mis dedos se dirigen a mis labios, y sin darme cuenta, comienzo a morder mis uñas. Camino de un lado a otro, inquieta, cerca de la puerta de la dirección. La ansiedad me consume, pero sé que debo hacerlo; por Henry, para evitar que lo expulsen. Respiro hondo, reuniendo el valor que necesito, y finalmente, me planto frente a la puerta. Con un suspiro que parece llevarse parte de mi temor, levanto la mano y toco la puerta. Una voz desde el interior me invita a entrar con un «Adelante», y con el corazón latiendo a mil, cruzo el umbral.

Me siento frente a la directora, su mirada escrutadora sobre mí.—He venido para pedirle que reconsidere la expulsión de Henry John.— comienzo, mi voz revelando un atisbo de nerviosismo.

Ella me observa con una ceja arqueada.—¿Y por qué debería hacer eso, señorita Barnes?. 

—Porque no es justo. Necesito que sepa lo que realmente ocurrió el día que Henry confrontó a Paxton,— afirmo, ganando confianza a medida que hablo.—Henry actuó en mi defensa porque Paxton…—me costaba decirlo.— él…él abusó de mi. ¿Le dijo eso? ¿Le contó lo que me hizo?. 

La directora se inclina hacia adelante, su expresión severa.—No aceptaré esas acusaciones infundadas contra mi hijo. Si eso fuera cierto, Henry lo habría mencionado.

—Quizás no lo hizo porque soy yo quien debe hablar. Es verdad, y es injusto que Henry sea castigado por protegerme.

Ella se pone de pie, su decisión es firme.—La conversación ha terminado. Por favor, salga de mi oficina.

Mis ojos se llenan de lágrimas, la desesperación me invade.—Por favor, tiene que creerme. No inventaría algo así.

—Si eso es cierto, tráigame pruebas. Por ahora, vuelva a sus clases.— responde ella, imperturbable.

Salgo de la oficina, secándome las lágrimas con las manos. De repente, choco con Tyler. "¡Maldición!" exclamo, mientras mi corazón late con fuerza.

— ¿Estás bien? —pregunta Tyler con una voz cargada de preocupación.

— Solo puedo mirarlo. No encuentro las palabras adecuadas para describir lo que siento.—

— No soporto esta tensión entre nosotros, Leah. Necesito que me perdones o que me digas qué hacer para enmendar las cosas, por favor —insiste Tyler, su voz denota un profundo arrepentimiento.

— La directora no me creyó... —mi voz se quiebra al recordar la incredulidad en su mirada—. Ella quiere pruebas, pruebas de lo que Paxton me hizo esa noche.

Tyler se queda en silencio, pensativo, y luego su expresión cambia como si una idea iluminó su mente.

— Ya sé cómo podemos probarlo. En la casa de Scott hay cámaras de seguridad, estoy casi seguro de que alguna apunta hacia su habitación —dice con determinación.

— ¿Puedes... ¿Puedes por favor conseguir ese vídeo? —le suplico con la voz entrecortada por la emoción.

— Claro, Leah. Haré esto por ti. Después de todo lo que has atravesado, es lo mínimo que puedo hacer. Es un riesgo, sí, porque también estoy en ese video, pero vale la pena por nuestra amistad. —dice con firmeza.

—Bien, entonces hazlo. —dije con frialdad, sin mirarlo, y continué mi camino. Aunque una parte de mí cuestiona si estoy siendo demasiado severa, sé que es lo que se merece después de todo.

Avanzo por el pasillo, sintiendo el peso de la desesperanza en cada paso. De repente, veo a Logan al final del corredor, solo, algo inusual en él. Está guardando unos libros en su casillero, su expresión es seria, un rictus que nunca le había visto. Me acerco y lo saludo con un tímido “hola”. Él me lanza una mirada fugaz y cierra el casillero con un golpe seco, ignorándome por completo. Confundida y preocupada, insisto.

— Logan, ¿qué te pasa? —pregunto, mi voz revela mi inquietud.

Él se gira hacia mí, sus ojos reflejan una mezcla de frustración y preocupación.

— ¿Por qué no me contaste lo de Paxton? Se supone que soy tu amigo, Leah. Podría haberte ayudado —su tono es acusador, pero detrás de sus palabras, percibo un dejo de dolor.

Me quedo sin palabras por un momento, luchando con la culpa y la sorpresa.

— Lo siento, Logan…No quería que fuera un gran lío, sé que ibas a querer enfrentar a Paxton y no quería que te lastimara.—mi voz se quiebra, y siento cómo las lágrimas amenazan con escapar.

Logan suspira y su expresión se suaviza. Se acerca y coloca una mano en mi hombro.

— Estoy aquí para ti, Leah. No tienes que enfrentar esto sola, Angie y yo estamos contigo. —dice, y en ese momento, sé que puedo contar con él y me da un abrazo.

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