Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

| 40. Un 26 de Diciembre | FINAL


Henry Jonh.

Con el paso de los días, la Navidad se acercaba, y esta noche finalmente llegó. Hoy la pasaré con mi hermana y mi padre en casa de la familia de Leah. Sus padres, con mucha amabilidad, no quisieron que pasáramos la noche solos y nos invitaron a compartir la cena con ellos. Naturalmente, aceptamos la invitación, y mi padre estaba emocionado por conocer a los padres de Leah. No puedo creer que de ser un chico odioso y antisocial ahora tenga una novia, y no cualquier novia, sino la mejor chica. Sonrío al recordar todo lo que he vivido con ella; ni siquiera yo puedo creerlo.

Mientras camino hacia el bar, donde Antony nos convocó, pienso en lo que nos querrá decir. Según él, es una gran noticia, y aunque no me imagino  qué será. Al llegar, me dirijo al escenario con las manos en los bolsillos de mi chaqueta y veo a los chicos sentados, con Tony hablando con Jenna a un costado. Me acerco y me siento, prestando atención. Él se da cuenta de mi llegada y da un aplauso para captar nuestra atención, soltando una gran sonrisa antes de empezar a hablar.

—Muy bien, les tengo una gran noticia. Han pasado por una pequeña discográfica y ahora viene el segundo paso: una mini gira por algunos lugares.

Casi olvido mencionarles que recientemente fuimos a una discográfica a grabar. Ese momento fue único y emocional; si mi madre estuviera aquí, estaría orgullosa. Al escuchar a Antony, todos quedamos en silencio, asimilando la noticia de que tenemos una mini gira. Justin es el primero en romper el silencio.

—Espera, ¿has dicho mini gira?—repite lentamente, mirándolo asombrado.—¡Joder! Antony, ¿hablas en serio? ¿Nosotros... nosotros haremos una gira?—pregunta, incrédulo pero emocionado.—¿Y cuándo será?. 

—Así es, tal como lo escuchan. Y nada mejor que ir a acompañarlos como suuu...—hace una pausa, aumentando la tensión.—¡Mánager!, el primer pequeño concierto será el veintiséis de diciembre. ¿Qué tal?. 

—Eso es increíble, Antony, me hace muy feliz que seas tú.—dice Jenna con una sonrisa, abrazándolo.

—Tendremos al mejor mánager.—dice Eros, también con una sonrisa.

Yo aún no podía procesar lo que estaba pasando. Permanecí en silencio hasta que Antony se dirigió a mí, sacándome de mis pensamientos.

—¿No estás feliz, Henry?

—Sí, claro.—dije en voz baja, esbozando una media sonrisa.

—Entonces, vamos a festejar.—dice él, mientras se dirige a la barra para sacar una botella de champagne .—Se lo merecen, chicos.

Me encuentro en mi dormitorio, ya listo, esperando a que Leah y mi hermana terminen de prepararse. Mi padre nos llevará, así que sigo aquí acostado, lanzando y atrapando mi púa por aburrimiento. Joe sale de bañarse y me mira con una sonrisa apenada antes de sentarse frente a mí. Al sentir su mirada, lo miro, y él comienza a hablar.

—Sabes que eres mi mejor amigo, ¿verdad? —asentí lentamente mientras él suspiraba—. Ya que no te veré más tarde porque estarás con tu chica, quiero que sepas que eres el mejor amigo que he tenido. —Iba a responder, pero él me interrumpió—. Déjame hablar a mí ahora. Sé que en algunos momentos no hemos sido los mejores amigos, pero con el tiempo te hiciste querer mucho, John. Ya sabes que no soy muy demostrativo y, de verdad, en esta Nochebuena y Navidad deseo que seas feliz, aunque tú... —agachó la cabeza y me acomodé frente a él. Cuando me miró, sus ojos estaban cristalizados—. Me harás mucha falta, y no sabes cuánto...

Sentí mi mandíbula tensarse y tragué en seco. Mantuve el silencio porque él continuó hablando.

—Joder, jamás me he puesto tan sentimental por alguien. A veces no sé si merezco tu amistad por ser un idiota o... —lo interrumpí.

—Sí, eres un idiota, pero ¿sabes por qué te di mi amistad solo a ti? —Él me miró esperando la respuesta—. Porque solo tú me viste cuando yo era invisible, cuando me molestaban, cuando estaba solo. Por eso te mereces mi amistad, Joe, y siempre te estaré agradecido, amigo... —dije lo último en un murmullo y, sin dudarlo, él me abrazó.

Después de darme una palmada en la espalda, dejó de abrazarme y me sonrió con diversión.

—Que tengas una linda Nochebuena, amigo.

—Igualmente. —Le sonreí de lado. Él estaba por irse, pero lo detuve de repente—. Oye, haremos un concierto con la banda y me gustaría que estés ahí. —Él sonrió, orgulloso, asintió con la cabeza y se fue.

Después de despedirme de Joe, salgo de la habitación y me apoyo contra la pared. Saco un cigarro y me lo meto entre los labios, pero justamente Angie viene corriendo y me lo quita de un tirón.

—¿Eres idiota o qué? —me dice, fastidiada.

—Solo estaba bromeando, no toco un cigarro desde que salí de la clínica —le respondo a mi hermana. 

—Vaya si, que risa me ha dado.—dice ella notando su sarcasmo. 

Rodeo los ojos con diversión y luego veo a Leah sonriendo.

Me acerco a ella, que está hermosa con un vestido blanco ajustado y un corte lateral que deja ver su pierna. Su cabello está recogido, y la tomo de la cintura antes de besarla.

—Ya, vámonos —dice mi hermana al pasar junto a nosotros.

—¿Logan no irá? —pregunta Leah mientras seguimos a Angie.

—No, la pasará con su familia.

Al llegar a la salida, ahí está mi padre. Angie sube primero al asiento delantero, y Leah y yo subimos atrás. Le abro la puerta, y ella me agradeció con una sonrisa. Le damos la dirección a mi padre y comienza a conducir. Después de unos minutos, finalmente llegamos. La casa está decorada con muchos adornos navideños y luces por todas partes. Leah saca la llave para abrir la puerta y nos hace pasar. Dejamos nuestros abrigos en un perchero junto a la entrada y vemos cómo Mery y Liam se acercan a saludarnos.

Mi padre es el primero en presentarse a los padres de Leah.

—Un gusto conocerlos, soy Louis —dice, extendiendo su mano hacia Liam.

—Encantado de conocerte, Louis. Bienvenido a casa. ¿Y tú eres...? —se dirige a mi hermana.

—Oh, discúlpame, soy Angie, la mejor amiga de su hija y hermana de Henry —los saluda con una sonrisa.

—Un gusto conocer al fin a la mejor amiga de mi hija —dice Mery—. Eres muy agradable.

—Gracias, ustedes también.

En ese momento, la puerta vuelve a abrirse y entra Deivon. Nos mira a todos, saluda, y luego escucho a mi hermana susurrándole a Leah.

—Oye, nunca me has contado que tienes un hermano bien guapo.

—Angie, ya... —Leah ríe por lo bajo.

Después de que ellas siguieran hablando del arrogante de Deivon, todos nos fuimos a cenar. Todo iba bien, pero yo me estaba sofocando ahí dentro. Pedí disculpas y salí al pequeño patio de la casa. Empezaba a faltarme el aire, así que desabroché algunos botones de mi camisa negra y traté de calmarme. Pero entonces tosí otra vez sangre, y Leah se puso a mi lado, preocupada.

—¿Estás bien?

—Sí, estoy bien, tranquila. Necesitaba tomar algo de aire.

Nos quedamos ahí un rato. Luego fui a hacerme un enjuague con dentífrico porque había escupido sangre. Después, nos pusimos a contar hasta que fueran las doce. Todos salieron con sus copas de champagne y nos dieron a nosotros también. Tomé a Leah de la cintura con una sonrisa y, cuando se hicieron las doce, la miré a los ojos y le di besos en la sien y el cuello, susurrándole un "Te amo" al oído.

—Feliz Navidad, mi hermosa chismosa. Gracias por aparecer en mi vida. Eres todo para mí.

—Feliz Navidad, mi chico odioso. Gracias a ti por dejarme hacerte feliz —me dio un beso suave y tierno a la vez. Luego me miró con una sonrisa—. Je t’aime —me dijo en francés, y mi corazón latió más rápido. Sin pensarlo, le respondí en el mismo idioma.

—Je t'aime, ma jolie.

El día tan esperado había llegado, y ahora era la noche en la que estaríamos frente a miles de personas. ¿Estoy nervioso? Claro que sí, me tiemblan las manos y siento que mi corazón late a mil por hora. Siento una sensación extraña, probablemente debido a toda esta adrenalina. Una camioneta blanca vendría a buscarnos temprano para llevarnos al estadio. Quise que Leah viniera, pero ella le cedió su lugar a Joe. Él, sin poder creerlo, aceptó de inmediato y está aquí conmigo, hablando ya al lado de Jenna, quien mira hacia otro lado sin prestarle atención. Me río por lo bajo y niego con la cabeza.

 Leah viene corriendo hacia mí y me abraza con fuerza, besándome toda la cara. Mi hermana también me abraza, deseándome suerte y diciéndome que nos veríamos más tarde en el estadio. Cuando llegó la camioneta, todos subimos. El camino iba a ser largo, así que me puse los auriculares y comencé a escuchar música.

Después de media hora de viaje, por fin llegamos. Nos bajamos, cada uno con su instrumento, excepto Justin, cuya batería ya estaba armada en el escenario. Mientras avanzo, siento una mano agarrando mi brazo. Al mirar, veo que es Jenna, aferrándose a mí como si intentara escapar de alguien.

—Por Dios, tu amigo no dejaba de hablar. ¿Siempre es así? —pregunta ella, fastidiada.

—Discúlpalo, es que no ve a una chica hace más de veinticuatro horas —respondo con una sonrisa burlona.

—Oye, Jenny, no te he contado algo más... —dice Joe, siguiéndonos rápidamente.

—¡Ahí viene! Y soy Jenna... imbécil —murmuró la rubia con una sonrisa, llevándome con ella hasta adentro.

Al entrar, ambos quedamos en shock al ver lo enorme que es el lugar y la cantidad de gente que puede a ver. Jenna suelta mi brazo con suavidad y avanza un poco más. Yo sigo observando todo, sin poder creer que aquí vamos a tocar. De repente, la voz de Antony nos llama.

—Chicos, vayan a investigar y conocer un poco el lugar, y luego los quiero en el escenario ensayando, ¿está bien? Yo iré a hablar con los organizadores. Vamos con todo.—nos dice formando un puño con las manos, dándonos aliento. 

—¡Wow! Sí que es jodidamente enorme —dice Justin, detrás de mí.

—Esto será espectacular —añade Eros, también sorprendido.

—Chicos, hoy la romperemos —dice Jenna con una sonrisa.

—Lo dejaremos todo y lo disfrutaremos al cien —digo con seguridad. Ellos asienten con una sonrisa.

Llegó el momento. La hora de tocar había llegado y cada uno estaba en su posición. El bullicio de las personas gritando me llenaba el alma. Justin dio la señal, empezando él, luego Eros, y después yo, hasta que la voz de Jenna comenzó a cantar. Todo el mundo bailaba y cantaba. Llegó mi solo y vi cómo muchos movían la cabeza al compás de mi música. Todo era espectacular hasta que la vi a ella. Pero entonces sentí una punzada en el pecho. No le di mucha importancia porque, cuando volví a verla, ella me sonrió y le susurré que la amaba, a lo que ella respondió lo mismo.

Después de que todas las luces se apagaran, nos dirigimos a prepararnos para la siguiente canción. Pero algo no andaba bien conmigo. Empecé a sentirme mareado y traté de sostenerme de un equipo de música cercano. Mi respiración se volvía irregular, y caí de rodillas al suelo. Esta vez no era tan leve como antes. Me sentía asfixiado, empecé a toser y manchas de sangre salían de mi boca. No podía más. Sentí cómo alguien corría hacia mí y, con todo lo que me quedaba de fuerza, le pedí que me ayudara. No sé si ya era tarde porque mis ojos se iban cerrando lentamente…

Leah Barnes 

Los chicos saludaban con entusiasmo; era su primera presentación, un mini concierto. La gente los aplaudía y las chicas gritaban de emoción. Cuando crucé mirada con Henry, le sonreí orgullosa. Él susurró «Te amo» desde el escenario y yo, con el corazón latiendo con fuerza, le respondí lo mismo. 

Una vez que se retiraron, Angie y yo fuimos a donde estarían ellos. Antony nos permitió pasar, pero al llegar, mi sonrisa se desvaneció. Alrededor de Henry estaban Jenna con Eros y Justin estaba haciéndole Rcp, Quedé en shock, mientras Angie corría hacia él. Henry estaba en el suelo, inmóvil, y no respondía. Mi labio inferior temblaba, y aunque seguía quieta, mi corazón latía con una desesperación creciente. 

Escuchar a Justin decir que Henry no estaba reaccionando, hizo que mi mundo se desplomará. Caí de rodillas, llorando sin consuelo. Angie gritaba, suplicando que no la dejara, recordándole la promesa de no irse tan pronto. Intentaban separarla del cuerpo de Henry, pero ella se aferraba con fuerza. Yo, todavía en estado de shock, pensaba: ¿Por qué no pude despedirme de él? ¿Por qué todo esto está pasando justo ahora ? que él había cambiado, dejado de fumar, perdonado a su padre y me había pedido ser su novia. ¿Por qué, Henry, nos dejaste?

Mis manos temblaban, aferradas al colgante que él me había regalado. Me acerqué lentamente, tomé su mano fría y ya sin vida, observando su piel apagada, su cabello sin brillo y sus labios resecos. El dolor de perderlo y no haberlo ayudado antes me desgarraba por dentro. Todo lo que podía hacer era llorar y aferrarme a su recuerdo, preguntándome por qué la vida había sido tan cruel con nosotros.

Henry está en los brazos de Joe y él está destrozado ahora, mientras le decía que lo perdonara por no haber llegado a tiempo, eso hizo que me doliera aún más. 

Los gritos de Angie resonaban en el pequeño cuarto, cada súplica suya perforaba mi corazón. El peso de la tragedia era abrumador, como una oscura sombra que nos envolvía a todos. Justin intentaba calmarla, pero su dolor era incontenible. Jenna, con lágrimas en los ojos, me miraba con desesperación, sin saber cómo ayudar.

—Henry, por favor, despierta.—Angie repetía entre sollozos, aferrada a su pecho.—No puedes dejarnos así, me prometiste que estarías siempre conmigo, no puedes hacerme esto, no ahora. Por favor, despierta.—llora aún más.—¡¡DESPIERTA!!.—gritó con todas las fuerzas. 

Me acerqué un poco más, aunque mis piernas temblaban sin control. Toqué el rostro de Henry, esperando sentir aunque sea un leve rastro de su calor, pero todo lo que encontraba era una frialdad inhumana que me aterraba. Las preguntas seguían invadiendo mi mente: ¿Por qué no pude hacer más? ¿Por qué la vida nos arrebató a Henry en su mejor momento?

—Esto no puede estar pasando.— susurré para mí misma, pero Jenna lo escuchó.

—Lo sé.— dijo ella, con voz quebrada.—No es justo. 

Los paramédicos llegaron y trataron de apartarnos, pero no podía dejar ir a Henry. Me aferré a su mano, sintiendo que si la soltara, lo perdería para siempre.

—¡Déjenme despedirme!.— grité con una desesperación que no sabía que tenía.—¡Solo un momento más!, por favor.—Suplico entre sollozos.

Finalmente, nos permitieron quedarnos unos segundos más. Mí amiga, con los ojos hinchados y la voz rota, se inclinó sobre Henry y susurró palabras que solo él podía escuchar. Yo, en un último intento de encontrar paz, acerqué mi rostro al suyo.

—Te amo, Henry. Siempre te amaré.— le dije entre lágrimas.—Gracias por todo lo que hiciste por mí. Perdóname por no poder salvarte. 

Al final, mientras se llevaban el cuerpo de Henry, sentí una mezcla de dolor y gratitud, él…él ya se había ido. Siento tanto dolor por la pérdida, pero gratitud por haber compartido momentos tan valiosos con él. Sabía que nunca lo olvidaría y que, de alguna manera, siempre estaría presente en nuestros corazones.

La vida sin Henry sería difícil, pero tenía que ser fuerte. Por él, por Angie, y por todas las promesas que nos habíamos hecho.

Angie Jonh 

Hoy es el entierro de mi hermano y no puedo soportarlo. Estoy completamente destruida. Llevo puesto su buzo negro con capucha favorito y siento su perfume llenar mis fosas nasales. Hoy, mi brillo está apagado y no tengo ganas de nada, ni de que me hablen, ni me miren o me toquen. Ya no tengo fuerzas para nada, ni siquiera para respirar. 

Al llegar, veo cómo traen el féretro. Mi padre, Justin, Eros y Joe lo llevan. Cuando pasan a mi lado, me lanzo sobre el ataúd sin importarme nada, haciendo que se tambalee hacia la tierra. Llorando y gritando que lo necesito, siento las manos de Logan apretar mi cintura, tirándome hacia atrás, pidiéndome que deje que avancen. Ellos continúan, y Leah me abraza con fuerza, llorando.

Después de unas cuantas palabras, decido hablar. Leo una carta que escribí en la madrugada, ya que no podía dormir. Comienzo a leerla con la voz quebrada, sintiendo cómo las lágrimas llenan mis ojos:

"Querido hermano, no sé cómo seguir sin ti, agradezco que hayas sido como mí segundo papá cuando éramos niños, por cuidarme tanto por más que no era tu obligación, extrañaré tus pequeñas risas, tu sonrisa de lado, tu amor, todo me hará falta ahora, te llevaré en mi corazón siempre y en cada latido tu ausencia. Esta carta no es suficiente para expresar lo que siento, pero es mi manera de decirte adiós. Hasta siempre, hermano querido."

Las palabras se ahogan en mi garganta, y las lágrimas caen libremente. Los sollozos se mezclan con mis palabras, y la tristeza parece no tener fin.

Leah Barnes 

Después de esa despedida en el entierro, todos volvieron a la universidad menos yo. Me quedé frente a su tumba, de rodillas, con un papel en la mano. Quería que solo él me escuchara y nadie más. Aclaré la garganta y empecé a leer:

"Mí querido odioso

No puedo creer que te hayas ido tan pronto. No puedo aceptar que ya no podré verte nunca más. Me has dejado con el corazón hecho pedazos, ¿sabes? No sé cómo seguir adelante. Eras el hombre que me hizo sentir cosas que nunca antes había experimentado. Eras todo para mí, Henry.

Sé que no querrías verme pasar por esto, pero no puedo evitarlo. No puedo seguir como si nada hubiera pasado, no sin ti. Duele, y duele mucho. No sé cómo soportaré un día sin ti. Me hiciste amar tanto.

Extrañaré tus besos, tus caricias, tu voz, tus ojos y ese cabello que tanto amaba. Siempre te buscaré en el jardín que me hiciste, ese será mi lugar favorito ahora. Te amo y siempre te amaré. Gracias por ser el mejor y por cuidarme siempre.

Con todo mi amor,

Tu chismosita"


A la mañana siguiente, decidí visitar el jardín que Henry había hecho para mí. Me di un baño rápido y me puse lo primero que encontré. Al salir, al caminar, crucé frente al dormitorio de Henry y sentí una sensación horrible dentro de mí. Cerré los ojos unos segundos y seguí mi camino.

Llegué a la calle y paré un taxi, dándole la dirección del jardín. Desde la universidad hasta allí, eran unos veinte minutos. Al llegar, le pagué al chófer y bajé del coche con la esperanza de sentir la presencia de Henry. Caminé lentamente hasta que me detuve al ver al señor Jonh. Me acerqué y me puse a su lado. Él me miró y volvió a mirar el jardín, hasta que empezó a hablar.

—¿Sabes? Él estaba muy emocionado por cultivar todo esto para ti —dijo, con una voz quebrada.— Jamás lo había visto así, y gracias a ti lo estaba. Cuando me pidió ayuda con esto, no dudé ni un segundo en ayudarlo —dijo mientras se limpiaba una lágrima.— Yo estaba feliz de saber que pude ayudarlo al menos a hacer feliz a la persona que él amaba. —Me miró, y sus ojos estaban llenos de lágrimas. Me partía el alma verlo así.— Le hice tanto daño, que jamás me lo voy a perdonar, jamás...

—Señor Jonh —dije, tratando de consolarlo—, Henry lo quería mucho. Estoy segura de que valoró todo el tiempo que pasó con usted haciendo este regalo para mí. Henry lo quería a su manera, y aunque le costó mucho volver a confiar, usted era su padre y era obvio que tarde o temprano iba a perdonarlo.

—Niña, de verdad te agradezco por haberlo cuidado, por hacer que volviera a confiar, por dejarse querer, y por aparecer en su vida para hacerlo feliz. Eres una gran chica y me hubiera encantado que nada de esto hubiese pasado, que ustedes fueran felices. Gracias por darle lo que yo no pude durante años, que es el amor.

—No tiene que agradecerme nada, amo y amaré por siempre a su hijo porque él me hizo feliz a mí también.







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro