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🎸 Uɴᴀ ᴛʀᴀɪᴄɪᴏ́ɴ 🎸


Media hora antes. 

Tyler White.

Mientras dejo a Leah un rato sola, vengo en busca de unas cervezas bien frías para festejar con ella de la victoria de hoy con los chicos, cuando estaba a punto de volver alguien aprieta mí hombro haciendo que me volteara, el dueño de esa mano era de Paxton. 

—¿Qué te traes campeón? ¿Estás listo para la acción de hoy?.

Solo lo miré y tragué en seco. 

—Ya sabes que si no lo haces, te puedes meter en problemas.

—Entonces prefiero meterme en problemas antes de hacerle eso a Leah.

Estoy a punto de irme pero él me detiene. 

—Minutos antes de que empezáramos el partido, estabas de acuerdo, ¿Ahora que? ¿Tienes miedo de que se entere tu papi? Recuerda, si caes preso él te sacará al instante. No debes de qué preocuparte o ¿Si?. 

—Vete al carajo.—pasé por su lado pero volvió a detenerme con una sonrisa arrogante y yo ya estaba harto. 

—No te conviene hacerme la contra, ahora iré a distraerla y solo date unos minutos ¿Ok? 

Lo miro con seriedad. 

—Oye Julián, quédate aquí con él les daré la señal ¿De acuerdo?. 

—De acuerdo.—le dice el castaño con una cerveza en la mano. 

—Que comience la diversión.—Dijo Paxton mientras se frotaba las manos. 

Con cada latido, la oscuridad se cierne sobre mí, y un frío glacial invade mí ser. Vulnerable y confundido, una pregunta se repite en mí mente: ¿Por qué acepté, por qué le haría algo así a Leah?. Yo no soy así, esto debe detenerse enseguida, yo debo llevarla de vuelta a la universidad, debo alejarla de estos imbéciles. 

Quise volver por Leah, pero Julian se puso frente a mi. 

—¿A dónde crees que vas? Paxton no ha dado la señal. 

—Dejame ir, no dejes que Paxton te llene la cabeza de mierda, vas a terminar mal. 

—El que terminará mal vas a ser tú si no haces lo acordado. 

¿Por qué le tengo miedo? Él tiene la misma edad que yo, que…

—¿me has escuchado? Ahora muévete y ten este pañuelo ya que está húmedo con Cloroformo. 

Lo miré alarmado. 

—¿como que cloroformo? ¿Están locos?.

—Anda, ya.—me iba empujando hacia donde Leah y Paxton están. 

Al llegar, miré mi mano con miedo, me sentía nervioso, pero Julian al notarlo me saca el pañuelo con brusquedad y hace que Leah lo inhale, ella me miraba con desesperación como pidiéndome ayuda, me quedé ahí parado viendo como ellos hacían todo con rapidez, no podía moverme, no podía hacer nada. 

—Rápido White, ayudanos idiota, no te quedes ahi parado. 

Veo como el cuerpo de Leah se relaja por completo, incapaz de resistirse, mientras Paxton y Julian actúan con total indiferencia.Noto como Joe los observa con el ceño fruncido, preguntando si todo está bien. Ellos mienten, diciendo que ella está ebria y con ganas de vomitar, que solo estaban ayudándole, cuando no era cierto. 

Fui detrás de ellos, observando a mi alrededor por si alguien más nos había visto, luego ellos suben por las escaleras llevándola hacia una habitación, yo me quedé ahí, sin subir seguía en shock, estaba como desorientado. 

—¡Vamos Julian! Déjalo aquí. Después de todo no sirve para nada.—él se ríe junto con Julian mientras seguían subiendo las escaleras. 

Paxton la lleva en brazos, con una mano en la cintura de Leah y la otra en su pierna, ignorando las miradas curiosas de los demás sin importarle nada. 

Se dirigen a una habitación, la de Scott, creo que debería avisarle de esto, yo…decido subir las escaleras. Al llegar, Julian abre la puerta con cautela, mirando rápidamente a ambos lados antes de que Paxton entre con Leah y la dejara suavemente sobre la cama...

 Miré a Leah con preocupación.— ¡espera! No le hagas nada malo, por favor.—le ruego. 

—¿En serio te preocupa esta chica rara?.— Paxton sonríe con burla.

—Soy un idiota, no debí hacerle eso, no debí involucrarme contigo.

—Vete de aqui.—me empuja y me cierra la puerta, Julian seguía empujándome para que desapareciera de ahí. 

Pero de repente veo como alguien pasó con rapidez a la habitación, pude notar que era Henry, en ese mismo momento veo como está golpeando a Paxton, no sabía si acercarme o no, él pareciera estar muy enojado, no quería que me haga lo mismo, aunque me lo mereciera. 

Leah Barnes 

Seguía sin poder dormir, seguía pensando en ¿porque me tiene que pasar a mi esas cosas? Confiaba plenamente en Tyler, por dios, yo no aprendo más, debo dejar de confiar tan rápido en las personas que me rodean, un suspiro sale de mi, hasta que escucho un movimiento en la cama de al lado, al parecer Angie tampoco puede dormir. 

—Leah, ¿Tampoco puedes dormir?— ella se acomoda para verme, la preocupación evidente en su voz.

—No, lo siento si te he despertado.— respondo con desgano y miro al techo. 

—No te preocupes, pero ¿Está todo bien?— insiste la castaña, aún preocupada. Asiento con la cabeza sin decir una palabra. —Me he preocupado, Henry vino buscando la dirección de Scott para encontrarte. ¿Te cruzaste con él?.— ahora me siento y las lágrimas comienzan a fluir.—Oh no, Leah, por favor no llores... ¿Te hizo algo Henry?.—ella se acercó rápido a mi cama y se sentó a mi lado y  tomó mis manos.—¿Qué pasó, Leah?

—Tyler y... Paxton.—logro decir entre sollozos.

—¿Qué hicieron?

Las lágrimas aumentan, y Angie me abraza con fuerza.—No llores, Amiga. No soporto verte así. ¿Quieres hablar de ellos? Siempre estoy aquí para escucharte y apoyarte.

—Tyler y otro chico más me hicieron inhalar Cloroformo y me entregaron a Paxton…— las palabras salen ahogadas por el llanto. —Confíaba en Tyler, Angie, realmente confiaba en él. No puedo creer que haya sido tan ingenua, y Paxton... iba a aprovecharse de mí sin mí consentimiento, pero justo había llegado tu hermano.—bajo la cabeza, abrumada por la traición de Tyler.

—¿Qué?.— Angie se levanta, su rostro refleja una mezcla de ira y sorpresa.

—Exactamente lo que oíste.

—No puedo creerlo, especialmente de Tyler.

—Yo tampoco puedo. Angie, tienes que prometerme que no le dirás nada a Logan.—le pido, la voz temblorosa por la tensión reciente.

—¿Cómo esperas que me quede callada después de lo que te hicieron? ¡Es inaceptable! Logan es tu amigo.—Angie responde, indignada.

—Lo sé, pero Henry ya intervino. Creo que dejó las cosas claras con ellos. No quiero más problemas, ¿entiendes?.—explico, aunque una parte de mí anhela que todos sepan la verdad.

Angie suspira, frustrada pero comprensiva.—Está bien, Leah. Por ti, guardaré el secreto. Pero si vuelven a lastimarte, no me quedaré de brazos cruzados.

Agradezco a Angie con una mirada, aliviada de tener a alguien en quien confiar para guardar mi secreto, aunque el temor a las consecuencias aún me persigue.

Sé que Logan es mi amigo, pero si se entera, estoy segura de que irá tras Paxton y lo enfrentará; su desprecio por él es profundo. Aunque después de lo de hoy, Paxton se lo merecería.

Al día siguiente...

El silencio de la habitación solo se ve interrumpido por el suave crujido de las páginas de mi libro favorito. Pero las palabras se confunden, empañadas por las lágrimas que amenazaban con derramarse. No puedo evitarlo; los recuerdos de la noche anterior invaden mi mente una y otra vez.

Tyler, en quien confiaba, me traicionó de la forma más dolorosa. Me siento como si me hubiera arrancado una parte de mí misma, dejándome vacía y descolorida. Paxton... ni siquiera puedo pensar en su nombre sin sentir una oleada de náuseas. Me quiso  utilizar  y como si no valiera nada, como si yo no valiera nada.

Anoche, bajo la ducha caliente, intenté lavar la sensación de sus manos sobre mi piel, pero no importa cuánto me restregaba, la suciedad parecía penetrar aún más profundo; ahora me encuentro aquí, en mi cama, un refugio que se siente más como una prisión.

Trato de concentrarme en las palabras del libro, en las aventuras de personajes que nunca me traicionaría, pero es inútil. Cierro el libro con un suspiro y lo dejo a un lado. No puedo continuar así, no puedo permitir que esto me defina. 

Pero por ahora, me permito sentir el dolor, permito que las lágrimas fluyan, porque sé que es el primer paso para sanar.

Hoy no asistí a clases y no quiero encontrarme con ninguno de los tres; me repugnan. Me provocan rabia, me provocan miedo, no puedo volver a mirar a Tyler a los ojos.

Pasaron unos minutos y me permití una pequeña siesta.

La luz del atardecer se filtra a través de las cortinas, tiñendo la habitación de un suave tono dorado. Estoy acurrucada bajo las mantas, el libro que antes no podía leer ahora descansa sobre mi pecho, marcando el ritmo de mi respiración pausada.

La puerta se abre con un suave chirrido y Angie entra, su silueta delineada contra la luz del pasillo.

—Leah, ¿sigues en cama? Ya son más de las siete— Angie se acerca con una mezcla de preocupación y sorpresa.

Mis ojos se abren lentamente, luchando contra la luz que se filtra en la habitación.

—No tenía ánimos para estar levantada hoy.—confieso, sintiendo el peso de la noche anterior aplastandome de nuevo.

Angie toma asiento al borde de mi cama, su mano buscando la mía en un gesto de consuelo. 

—Hablé con Henry. Está al tanto de lo que te hicieron Paxton, Tyler y ese otro chico, que se deseguro es el idiota de Julian. Leah, no podemos dejar que esto pase sin más, él vino a verte.

-—¿Henry estuvo aquí?.—La pregunta escapa de mis labios, una sombra de recuerdo cruza mi mente, la silueta de Henry en la puerta antes de que el sueño me reclamara.

—Sí, llegó después de clases, pero estabas dormida. Está muy preocupado por ti— ella responde, su voz cargada de una preocupación que no puede ocultar.

Me incorporo, luchando contra la marea de tristeza que amenaza con arrastrarme de vuelta a las profundidades de las sábanas.

—No quería causar preocupación— murmuro, aunque en el fondo, la gratitud por no estar sola en esto calienta un rincón de mi corazón.— Y, por favor, no hagas nada. No quiero que esto se expanda.

—¿Qué? ¿Vas a permitir que se salgan con la suya? Leah, mereces justicia.— Angie insiste, su voz adquiere un tono de firmeza.

Tomo una respiración profunda, buscando las palabras adecuadas. —No es tan simple. Ya es bastante difícil lidiar con lo que siento... No estoy lista para un escándalo.

Angie aprieta mi mano con fuerza, su mirada llena de una determinación inquebrantable. 

—Entonces, enfrentaremos esto juntas. No estás sola, Leah. Encontraremos la forma de enfrentarlos, pero lo haremos a tu manera, en tus términos.

Sus palabras me rodean como un abrazo cálido, y por primera vez desde esa noche, una chispa de esperanza se enciende en mí. Tal vez, con Angie a mi lado, pueda encontrar la fuerza para enfrentar lo que viene.

Ella me mira con una determinación que desafía mi apatía, su energía es un contraste bienvenido a mi letargo. Su presencia es un recordatorio de que, a pesar de todo, no estoy sola.

—Escucha, hay una banda nueva que toca esta noche en el bar de la esquina. ¿Qué te parece si vamos a verlos? Podría ser una buena distracción.—Angie me ofrece una sonrisa esperanzadora.

La idea de enfrentarme al mundo, que sigue girando a pesar de todo, me abruma. Pero la propuesta de Angie tiene su encanto, una oportunidad de sentir algo más que este vacío.

—¿Crees que sea una buena idea?— pregunto, la duda aún anidando en mi voz.

—Por supuesto. Además, estaré contigo en todo momento. Vamos, Leah, necesitas salir y distraerte un poco. Te levantará el ánimo.—insiste Angie, extendiéndome la mano.

Acepto su mano, dejándome guiar por su optimismo. Quizás una noche de música y risas sea lo que necesito para comenzar a recoger los pedazos de mí misma.

—Está bien, vamos a ver esa banda.— digo finalmente, con un hilo de esperanza en mi voz.

Salimos de la universidad juntas, caminando con rapidez. No quiero que nadie me vea, no quiero hablar con nadie; quizás la única persona que desearía ver es a Henry, pero no es así.

El bar está a solo una cuadra de la universidad, un lugar pequeño pero acogedor. La música en vivo es el corazón del lugar, y esa noche, un grupo promete llenar el espacio con sus melodías.

Al entrar, el sonido de los platillos captura mi atención. Allí está Justin, mi primo, esto si que es una sorpresa para mi, no lo había visto hace tiempo, él siempre era el alma de la fiesta con su batería. Ahora sus movimientos son precisos y llenos de energía, lanzando las baquetas al aire con una habilidad que solo él posee.

Cuando la última nota resuena y los aplausos llenan el espacio, nuestras miradas se encuentran y él se acerca con esa sonrisa que siempre presagia travesuras.

—¡Leah! ¿Qué viento te trae por aquí?.—me saluda con un abrazo.

—Angie, mi nueva mejor amiga me secuestró. No tenía idea de que estarías aquí.— respondo con una sonrisa.

—Siempre es bueno tener al público familiar en primera fila. ¿Qué te pareció el solo?.—pregunta con un brillo travieso en los ojos.

—Estuviste increíble. Casi me das un infarto cada vez que lanzas las baquetas.— le digo con admiración. 

—Esa es la idea, mantener al público al borde de sus asientos. Pero dime, ¿cómo has estado? Ha pasado una eternidad desde la última vez que nos vimos.—se ríe.

—Demasiado tiempo. Pero aquí estamos, como si no hubiera pasado un día.—respondo.

—Exacto. Y ahora que te tengo aquí, ¿qué tal si nos ponemos al día con unas bebidas? La noche es joven y la música apenas comienza.— asiente con la cabeza mientras sonríe.

—No hay mejor plan. Vamos a hacer que esta noche cuente.— digo. —Y te presento a mi amiga Angie. Angie, te presento a Justin, el baterista estrella y mi payaso personal en los días grises.

—Un placer conocerte, Angie. Como el principal fuente de entretenimiento de Leah, prometo mantener el espectáculo incluso fuera del escenario.— Justin hace una reverencia exagerada.

—¡Vaya, es un placer! Leah siempre habla maravillas de ti. ¿Así que eres el famoso payaso?— Angie sonríe.

—Bueno, alguien tiene que mantener la sonrisa en esta cara.— Justin señala hacia mí.

—¡Hey! No exageres, no siempre necesito un payaso.—reí.

—Me alegra que estés aquí para animarla, veo que eres todo un teatral.—Angie sonríe.

—Oh, eso no es nada. Espera a que empiece con sus chistes de bateristas.— Justin finge indignación.

—¿Chistes de bateristas? ¿Acaso insinúas que mi talento es solo para dar golpes y platillazos?— bromea. 

—Si puedes hacer reír a Leah, definitivamente tienes mi aprobación.—dice Angie con una sonrisa. 

—Siempre la haré sonreír a mí pequeña prima.— Justin sonríe, mientras me apega más a él con un abrazo. 

Le doy una sonrisa tímida; él es como mí hermano mayor, él siempre estuvo en el lugar de Devon, pero no quiero hablar de él ahora, quizás lo haga más adelante, Justin siempre está cuando lo necesitaba; esa noche hablamos de todo menos de lo que me pasó ayer. 

Angie se fue a la universidad para dejarme sola con él, diciendo que teníamos mucho de qué hablar y que estaría tranquila sabiendo que estaba con mí primo. Aseguró que él podría hacerme olvidar lo de anoche y distraerme.

Después de charlar, reír y escuchar sus chistes, Justin me acompaña de vuelta a la universidad. Viene haciéndome reír en todo el camino con sus locuras. Al llegar, veo a Henry en la terraza, como todas las noches. Mi sonrisa se desvanece al ver su expresión confundida y el ceño fruncido.

—¿Y ahora qué le pasa? ¿No estará pensando que Justin y yo...?- me pregunto, sintiendo una nueva ola de ansiedad.

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