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🎸 Uɴᴀ ᴍᴀʟᴀ ɴᴏᴄʜᴇ 🎸


Henry Jonh.

Con toda la seriedad del mundo, salgo de mi última clase y me dirijo a mi casillero para guardar un libro. Mientras camino por el pasillo, no puedo evitar escuchar a Paxton, ese idiota, decir :

«Hoy, después del partido, en la fiesta de Scott, me acostaré con la nueva. No va a meterse más conmigo esa rarita, así que... Tyler de seguro la llevará».

Escucho cómo se ríe con sus amigos, igual de idiotas que él. 

Sé que ese desgraciado de White va a meterse con ella, como hace con otras chicas, y Leah cree que es un buen chico, pobre de ella que ni lo conoce bien, todos sabemos cómo es Tyler White. 

Mis manos se cierran en puños, conteniendo la rabia. Intento abrir mi casillero lo más rápido posible, sintiendo un fastidio terrible, y luego cierro el casillero con brusquedad.

Busco a la primera persona con la que me cruce, y el primero que veo es a White. En un instante, camino hacia él con pasos rápidos, empujo al chico fiestero  que estaba hablando con él y golpeo la cara de Tyler.

Él me mira sorprendido y frunce el ceño.

— ¿Qué demonios te pasa imbécil? — exclamó, con la ira hirviendo su voz.

— Si tú o el imbécil de Paxton se atreven a tocar a Barnes sin su consentimiento, van a tener que lidiar conmigo, White — le advierto, con los ojos centelleantes de furia.

— Leah no te pertenece, y ¿qué tiene que ver Paxton aquí? — responde Tyler, intentando mantener la calma.

— Claro, ¿Me dirás ahora que no sabes lo que planeas con el idiota de Paxton? Y tampoco te pertenece a ti, así que te lo advierto. — replico, acercándome hasta casi tocarlo, y veo cómo frunce el ceño, desafiante.

— Jonh, creo que  estás metiéndote donde no te llaman — interviene Jensen, poniendo una mano en mi hombro, que aparté con un movimiento brusco.

— No me toques — le espeto con una mirada fulminante y, sin decir más, me alejo con paso firme.

Las horas vuelan y, aunque el partido de Lacrosse no me interesa en lo más mínimo, termino yendo. Mi hermana, Logan y Leah también asistirán para animar al equipo de ese idiota. 

Al llegar a las gradas, me siento a la punta lejos de algunos estudiantes y observo cómo el partido comienza y la multitud estalla en ánimos y vítores. El número diez, que lleva Tyler, es claramente el favorito del público, seguido por Paxton con el nueve, y Joe, que también está en el juego.

Cuando el partido termina, todos se dispersan, probablemente para alistarse para la gran fiesta en la casa de Scott, siempre hacen lo mismo. 

Permanezco sentado un rato más, observando al pelinegro con sus amigos. Siento una tensión en la mandíbula al notar la mirada de Leah, que se dirige hacia él para saludarlo. Nuestras miradas se cruzan y se sostienen en una silenciosa batalla, mí mirada se suaviza cuando la veo. Pero me pregunto : ¿Por qué? 

Finalmente, el muy idiota se la lleva consigo; sin duda la ha invitado a la fiesta, ni hace falta adivinar, porque es lo que siempre hace con las chicas. 

Me levanto y me dirijo a mi dormitorio. Al llegar, encuentro a Joe saliendo de la ducha. Me dejo caer de espaldas en la cama y miro al techo, preguntándome si debería ir a buscarla. Suelto un suspiro.

—¿En qué piensas?.—preguntó Joe, de repente.

— ¿Te importa? — respondo con sequedad, sin siquiera mirarlo.

— Vamos, tranquilo. Deberías ir a la fiesta, a ver si te animas un poco.— insiste, peinándose el cabello con la mano.

Lo miro con seriedad.

— Oye, sé que te gusta la chica nueva — dice con una sonrisa pícara, y yo frunzo el ceño.

— ¿Qué te hace pensar que me gusta?

— Jonh, no hablamos mucho, pero... he notado como la miras. Además, no has hablado con otras chicas en todo este tiempo, solo con ella. Y no te culpo, amigo.—termina de cambiarse. 

— No soy tu amigo.

Suspira y veo que toma un papel y una lapicera.

— Mira, aquí te anotaré la dirección de Scott para que vayas. De seguro que ella irá con Tyler. Puedes contar conmigo para distraerlo mientras tú hablas con ella, Ten— me extiende el papel, pero yo lo rompo en pedazos y lo tiro a un lado.

— No lo necesito. Solo déjame en paz y vete.

Traga en seco, toma su chaqueta universitaria y, antes de irse, me lanza una mirada.

— Oye, no seas idiota. Ambos sabemos que Tyler no es una buena opción — y se marcha.

¿Y qué, yo si soy una buena opción? Qué tontería.

Permanezco allí, sumido en mis pensamientos, mirando al techo mientras fumo. La pregunta de si debo ir o no a la fiesta me atormenta. 

¡Maldición!

¿Qué me está pasando?

Recuerdo lo que escuché en el pasillo y me vuelve a hervir la sangre. Me levanté de un salto, apago el cigarrillo y lo tiro al cesto de basura. Busco frenéticamente la dirección de Jensen  y recuerdo que la he destrozado. ¡Joder!

La desesperación me invade mientras corro hacia la habitación de mí hermana; ella tiene que saber la dirección. 

Al llegar, golpeo su puerta con urgencia y ella la abrió, sorprendida por mi aparición.

 — Necesito la dirección del fiestero, ahora.— exclamé, casi sin aliento. Ella me miró, sus ojos llenos de confusión y preocupación.

— ¿La dirección de Scott? ¿Qué sucede? ¿Por qué la urgencia?.— preguntó confusa. 

— Es tu amiga, está en esa fiesta y tengo que encontrarla antes de que algo malo suceda.— expliqué, sintiendo cómo el tiempo se escapaba.

 Angie mordió su labio, pensativa, luego negó con la cabeza. 

— No la tengo, pero espera..—  dijo, sacando su teléfono. — Voy a llamar a Logan, él debe saber. 

Observé, impotente, mientras marcaba el número. Cada tono de llamada resonaba como un martillo en mi mente, hasta que finalmente, una voz al otro lado de la línea respondió.

No dudé ni un segundo y le arrebate el celular de las manos a mí hermana. 

— Oye Ken, necesito la dirección de la casa de Jensen.—dije serio. 

— ¿Henry? ¿qué está pasando?.

— No hay tiempo, solo dime la maldita direccion.— él me la dice con rapidez y yo asentía con la cabeza.— Bien, adiós.— escuché un «oye espera..» pero le corté y le entregué el celular a mí hermana. — Tengo que irme ahora.

— Henry, espera…— me detiene — ¿Qué está pasando con Leah?.— pregunta con preocupación. 

— Luego lo sabrás debo irme..— y me fui con rapidez. 

Sin esperar respuesta, salí disparado de la habitación.

Cuando llego a la fiesta, mi corazón latía con fuerza por la preocupación, no entiendo porque me preocupo tanto por ella. 

 Las fiestas nunca fueron mi lugar favorito, pero esta noche tengo una misión y es encontrar a Leah y asegurarme de que estuviera bien.

Con cada paso que daba entre la multitud, sentía la tensión crecer. No podía dejar que Paxton o Tyler se acercaran a ella; ambos tenían una reputación de ser demasiado insistentes, pero mucho más Paxton. 

 Avancé, esquivando vasos de bebida y grupos de personas que bailaban sin preocupaciones, con la única esperanza de que Leah estuviera a salvo y poder llevarla de vuelta a la universidad lejos de cualquier problema.

Con cada paso que daba, mi mirada escaneaba la sala en busca de Leah. 

La música era un zumbido constante en mis oídos, y las risas y gritos de los demás invitados se mezclaban en un torbellino de sonidos que me hacían sentir aún más aislado. 

Finalmente, cuando la encontré, estaba en una habitación con Paxton, la puerta estaba entreabierta, con pasos apurados abrí la puerta con Brusquedad y agarré a Paxton de la camisa del cuello para empezar a golpearlo. 

Leah Barnes 

Habíamos llegado a la casa de este chico Scott, es el mejor amigo de la infancia de él, se dice que es el rey de las grandes fiestas, la mayoría de veces siempre las organiza él y vienen un montón de estudiantes y no solo la de nuestra universidad; estoy esperando ahora a Tyler, que fue en busca de unas cervezas, si así es, me ha dejado sola, en medio de personas que casi ni conozco, la música está algo alta y algunos estudiantes están bailando a mí alrededor, aunque eso me incómoda empiezo a caminar entre medio de ellos buscando a Tyler. 

Por ningún lado lo veía, me preguntaba a mí misma: ¿Dónde será que estás? Busco con la mirada cada rincón y no lo encuentro.

La música es ensordecedora y las risas ajenas me hacen sentir aún más incómoda «Ven, será divertido.» insistió él, en este momento estoy rodeada de extraños, lamento ahora haber cedido.

Angie y Logan optaron por quedarse en la universidad o eso creo, y yo debí haber hecho lo mismo.

Perdida en mis pensamientos, veo a Joe entrar, el compañero de dormitorio del odioso, lo veo saludando al equipo con su típico choque de puños.

Me saluda con un gesto y le devuelvo una sonrisa tímida antes de que se una a sus amigos.

Tyler sigue ausente y, cuando creo que nada podría ser peor, Paxton se planta frente a mí con esa sonrisa arrogante que no soporto ver. 

—¡Hey!, ¿no estás disfrutando de la fiesta? —Paxton coloca su brazo sobre mis hombros con confianza.

A lo que yo la retiro con disgusto.

—No es asunto tuyo, Paxton. Déjame en paz.

Con una risa burlona.

—vamos, no seas así. Estoy seguro de que puedo hacer que te diviertas.—el aliento a Alcohol que tenía era insuperable. 

—No me interesa tu idea de diversión.—Digo con firmeza.—Solo estoy esperando a Tyler.

Él se acerca aún más a mí.— ¿y si no viene? ¿Te quedarás aquí parada toda la noche?

Lo miro directamente a los ojos. 

—Prefiero eso antes que pasar un segundo más contigo.

—Eres dura eh, y rara ¿Que te ha visto mí amigo? Pero eso no quita que me hace querer conocerte mejor.

—No te acerques a mí. 

—Estamos aquí para divertirnos, ¿no?

— En mí idea de diversión no estás tú.

Él intenta de parecer encantador.

—solo quería asegurarme de que no te perdieras lo mejor de la noche.

—Lo mejor de mí noche será cuando te alejes de mí.

Con una risa forzada.

—sigues siendo dura, eh. Pero me gustan los desafíos.—dijo, para luego tomar un poco de su cerveza.

— No soy un desafío, solo vete, por favor. 

En ese instante, Paxton me sonríe con malicia, su mirada fija en algo o alguien detrás de mí. Al girarme, veo a Tyler con alguien más acercándose, su rostro refleja remordimiento. Sin previo aviso, él sostenía un pañuelo blanco a lo que estaba como dudando, pero el otro chico se lo sacó bruscamente de la mano y presionó el pañuelo blanco con toda la simulación del mundo contra mí nariz y boca. Mis manos se cierran en torno a la muñeca de ese chico, intentando en vano liberarme, miré a Tyler con una mirada de traición, de esas miradas de ¿Porque me haces esto? O ¿Porque no haces nada?. 

El mundo comienza a girar lentamente, y siento cómo la fuerza se escapa de mis dedos; escucho la voz de los dos como si me alejara, como si estuviera ahogándome en el mar, mis oídos iban perdiendo el sonido, pero siento que uno de ellos me agarra de las piernas y cintura haciendo que quede entre sus brazos, al llegar veo una cama, miro a mí alrededor y luego lo miro a Tyler como pude, Paxton no estaba dejándolo acercarse a mí, cierra la puerta dejando sin querer entreabierta.

«Veamos que tan valiente eres ahora, rarita.» 

Él estaba por sacarse su camisa, pero alguien entró bruscamente y lo agarró del cuello de la camisa para darle unos golpes en su cara, haciendo que caiga al suelo y siguió golpeándolo. 

«Henry…» susurré sin poder moverme por completo. Mis ojos se iban cerrando poco a poco. 

Henry Jonh 

Golpeé una y otra vez, con furia ciega, sintiendo cómo cada impacto recorría mi cuerpo como una descarga eléctrica. Mis nudillos ardían, cubiertos de sangre, pero no me detuve. Paxton intentaba sacarme encima de él, pero su fuerza no bastaba. No podía detenerme. No quería detenerme. 

Entonces, Tyler irrumpió en la habitación, sus pasos decididos, su mirada fija en Leah. Un instinto visceral me sacudió, una alerta que no podía ignorar. Dejé de castigar a Paxton y me lancé hacia White antes de que pudiera alcanzar a Leah. Lo empujé con toda la rabia que aún bullía en mi interior, un grito ahogado quemándome la garganta. Nadie iba a tocarla. No mientras yo estuviera allí. 

—¿Qué diablos haces eh?.—lo empujo, molesto.—¿Que hicieron con Leah?. 

—Yo no hice nada. 

—¿No? ¿Seguro? Porque de seguro tú sabías lo que él iba hacerle. ¿Qué mierda le iban hacer?. 

—Yo, nada…solo quiero confirmar que esté bien. 

—Y ¿tu crees que estando así está bien? Vete a la mierda White.—lo empujé. 

Me acerqué a Leah con cautela, mis pasos pesados por la furia que aún palpitaba en mi pecho. Se veía tan frágil, tan agotada. Con suavidad, la tomé entre mis brazos, asegurándome de no causarle más dolor. Al levantar la mirada, mis ojos se clavaron en Tyler, llenos de advertencia. No dije nada, pero mi expresión habló por sí misma. 

Al salir, detuve un taxi con un gesto rápido. El trayecto hasta la universidad fue silencioso; solo el latido acelerado en mi pecho me recordaba todo lo que había ocurrido con esos dos idiotas. Al llegar, la llevé directamente a mi habitación. No podía preocupar a mi hermana, no ahora. Con delicadeza, acomodé a Leah en mi cama, asegurándome de que estuviera cómoda antes de dejarla descansar. Se veía tan pequeña, tan vulnerable en medio de las sábanas. Me quedé un momento, observándola, intentando calmar la turbulencia en mi mente.

Al salir de la habitación, me dejé caer sobre la pared, del lado de la puerta. Expulsé un suspiro pesado, sintiendo el peso del cansancio hundirse en mis hombros. Mi mandíbula se tensó cuando miré mi mano derecha. La sangre seguía allí, los nudillos ardiendo con cada punzada de dolor. Saqué de mí bolsillo unas servilletas que a veces llevo después de comer y limpié los rastros de lo que había hecho, cada movimiento reflejando la rabia contenida en mi cuerpo. Al final, solo quedó el vacío, el agotamiento. Miré a mi alrededor con seriedad, mi visión difuminándose hasta que, sin darme cuenta, el sueño me venció.

Seguí ahí apoyado contra la pared, al despertarme me moví por lo incómodo que estaba, así que me levanté, no quería quedarme en el dormitorio, ella estaba ahí y creo que debe estar sola y tranquila a menos que, abrí un poco la puerta sin hacer ruido y me fijé que siguiera durmiendo, ahí está en la misma posición que la había dejado, volví a cerrar la puerta y al darme la vuelta quedé frente a Tyler, él apareció de la nada, haciendo que parara en seco. 

—¿Qué haces aquí?.—pregunté, con seriedad. 

—Necesito verla, necesito saber que ella está bien.—él quería pasar, pero no lo dejé. 

—¿Por qué no te largas de aquí?. 

—Tú deberías largarte de aquí, ¿No crees? No tiene sentido lo que haces por ella, eres un patético.—dice él, con soberbia.—ella jamás estaría con alguien como tú. 

Mí mandíbula se tensa al instante, mí mirada no salía de sus ojos, por dentro quería golpearlo y hacer que su cabello tan bien peinado se despeine. 

—¿No vas a hablar verdad? Por qué sabes que tengo razón, ahora será mejor que te alejes de ella . 

Él me hizo a un lado, lo seguí fulminando con la mirada mientras estaba por entrar a mí dormitorio pero él se detiene y me mira. 

—Ah, y no creas que por haberla salvado, ella correrá detrás de ti.—dijo, para después entrar al dormitorio como si nada. 

¿Qué debo hacer con él? 

Opción uno, es agarrarlo de atrás y hacer que se asfixie. 

Opción dos, romperle la nariz. 

Opción tres, ponerlo en su lugar. 

Esos pensamientos se esfumaron cuando escucho que Barnes se despierta, me acerqué a la puerta y elevo mis cejas al verla tan desorientada, tan perdida. 

—Tyler, ¿Que paso?...¿Que..? ¿Que hago aquí?.—mira a su alrededor y luego me mira a mí confundida.—¿Henry?. 

—Yo estoy aquí.—dice él, hizo que ella lo mire. 

—Tú, ¿Qué pasó? Tyler te vi..estabas, estabas con otro chico ¿Acaso ibas hacerme algo malo?. 

Él no sabía qué decir, se lo veía nervioso, fruncí el ceño porque no sabía de lo qué ella estaba hablando. 

¿Por qué le pregunta eso? 

¿Él quiso hacerle daño? 

¿Esto me está preocupando? Joder, yo no soy así..

—Tyler.—vuelve a decir su nombre. 

—Leah, yo…no hice nada, pero…quiero que hablemos de esto en privado, por favor. 

Ella me da una mirada de esas que pregunta si se podían quedar solos en mí jodido dormitorio. 

 no dije nada y salí de allí con un suspiro. 

¿Por qué estoy haciéndole caso?

 ¿Por qué dejo que estén solos en mí dormitorio?

 ¿Qué mierda es lo que está pasando?. 

Leah Barnes 

Al ver salir a Henry de su dormitorio, veo a Tyler que está con la cabeza agachada mientras me toca una mano, fruncí el ceño tratando de entender qué estaba pasando. 

—Tyler…¿Qué es lo que pasó? ¿Porque tú estabas ahí y no hiciste nada?. 

Él se tensa y me mira, pero su mirada decía arrepentimiento por algo. 

—Perdón.—dice en susurro.—Perdoname. 

—Quiero tratar de entender Tyler.

—Estuve ahí sí, no quería hacerlo, yo…yo no pude hacerlo tampoco. Paxton quería hacerte algo malo, el otro chico que vistes me había obligado y amenazado con hacerlo, porque sino lo hacía yo iba a perder la oportunidad de seguir jugando en Lacrosse, que ellos mismos iban hacer que me expulsen de la universidad y que todos los entrenadores de Lacrosse sepan eso de mí, para no probarme en los campeonatos. Por eso te pido perdón, pensé más en mí futuro que en ti. 

Él al ver qué yo no decía ni una palabra porque literal quedé en shock, intentó agarrarme la otra mano pero la alejé y solté la que él ya me estaba agarrando. 

—Leah, por favor..

—Quiero estar sola, por favor. 

—No, por favor, perdóname. 

—Quiero que te vayas, déjame sola. 

—Yo no lo hice, no quise hacerlo. ¿Entiendes eso? 

—¿Y tú no entiendes que Paxton iba hacerme daño? Y aún así pensastes solo en ti. 

Perdóname

Miro hacia un lado, esto me estaba doliendo, no soy egoísta o ¿Si?. 

De reojo veo como él agacha la cabeza y niega  lentamente. Él luego se va sin decir nada, cierra la puerta haciendo que esta golpee con un poco de fuerza. 

Largué un suspiro y me tiré de espaldas, tratando de entender lo que estaba pasando. 

Pero luego un chico alto, odioso, de cabello rizado y desordenado entra al dormitorio con cara de malos amigos y me mira. 

—¿Ya estás mejor? ¿Puedes irte..?.—se pone al lado de la puerta. 

—Okey, si, ya me voy, tranquilo.—digo, mientras me levanto y voy caminando hasta mí dormitorio, no dejó ni que le agradeciera, que ya estaba cerrando la puerta, rodeo los ojos y me meto a mí dormitorio, no lo dudé ni un segundo y me metí al baño para darme una ducha. Después de que había terminado de hacerlo, me metí a mí cama y traté de seguir durmiendo un poco más. 

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