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🎸Mɪʀᴀᴅᴀs ɪɴᴛᴇɴsᴀs 🎸


Leah Barnes.

Han pasado dos semanas desde que llegué aquí, y cada día me siento más integrada con todos. Angie y yo nos hemos vuelto mucho más grandes amigas, y junto con Logan, formamos un trío inseparable. Aunque ellos dos tienen una conexión especial, no sé qué ocultan pero lo averiguaré.

En cuanto a Henry, las cosas están un poco tensas. He intentado hablar con él en varias ocasiones, pero siempre termina evitándome, especialmente desde que he estado pasando tiempo con Tyler, bueno estamos saliendo más seguido pero no somos novios aún. 

Salgo de clase con mis libros apretados contra el pecho, caminando por el largo pasillo hasta mi casillero. Al llegar, introduzco la combinación, abro la puerta y cambio los libros por los de la siguiente materia.

Estoy tan concentrada que me sobresalto cuando veo a Tyler apoyado en el casillero contiguo, mirándome con una sonrisa. Me ofrece otra flor blanca, y no puedo evitar sonreírle en agradecimiento.

— Oye, quiero invitarte al partido de esta noche ¿Quieres ir?. 

— ¿Puedo ir con Angie y Logan? 

—Por supuesto, nos vemos en unas horas —dijo Tyler, ajustando su mochila sobre el hombro antes de darme un beso rápido en la mejilla y marcharse. Me quedo allí, ligeramente sorprendida por su gesto espontáneo.

Me encojo de hombros y me doy la vuelta, caminando por el pasillo con una sonrisa en mi rostro y la rosa blanca en la mano. De repente, me encuentro con Henry, apoyado contra la pared y mirándome con seriedad. Al pasar a su lado, él se interpone frente a mí, observa la rosa y sonríe con arrogancia antes de encontrarse con mi mirada.

—Una rosa blanca, ¿eh? —dice Henry con tono burlón.

—Sí, ¿y qué? —respondo, sin dejar que su sarcasmo me afecte.

—Me parece muy patético —comenta con desdén.

—El patético aquí eres tú. ¿Ya te has dado cuenta de que existo? —replico, desafiante.

—Al menos podría haberse esforzado en darte un ramo completo ¿No crees? Y sí, por desgracia, me acuerdo de tu existencia todos los días —responde con una sonrisa arrogante.

Ruedo los ojos, intentando pasar de largo, pero él se interpone de nuevo en mi camino.

Henry me detiene con una mano suave, y por un instante, todo a nuestro alrededor se desvanece. Nuestras miradas se entrelazan, y puedo percibir una tormenta de emociones en sus ojos, un enigma que no alcanzo a resolver. Hay una intensidad en su mirada que parece escudriñar mi alma, buscando respuestas que ni yo misma conozco. No hay palabras, solo un silencio denso y elocuente que nos envuelve.

Me pregunto qué le pasa ahora, qué busca en mí con esa mirada que no se atreve a verbalizar. La tensión entre nosotros es palpable, como una cuerda estirada al límite, lista para romperse en cualquier momento.

—Yo te regalaría un jardín entero, no solo una estúpida rosa blanca —dice Henry con una seriedad inesperada.

—¿Un jardín entero? Eso sí que sería extraño viniendo de ti —respondo, sorprendida por su comentario.

—Una sola flor no puede expresar todo lo que alguien siente. Un jardín completo, con todas sus variedades y colores, podría empezar a hacerlo —explica, como si realmente lo hubiera pensado.

—Es un pensamiento hermoso, pero a veces la belleza de una sola rosa puede significar tanto como un jardín entero —contesto, defendiendo el gesto de Tyler.

—Quizás, pero yo prefiero darte…digo, darle a una chica un jardín completo, no solo una parte de él —insiste, y no puedo evitar preguntarle: 

—¿Estás bien? ¿De dónde sacaste esa idea?

—Sí, es una tontería, olvídalo —responde rápidamente, metiendo las manos en los bolsillos y desviando la mirada.

—Henry, ¿por qué me has estado evitando estos días? —pregunto, intentando entender su comportamiento.

—No te he evitado solo a ti, no te creas el centro del universo —responde secamente.

—¿Todavía me detestas? —insisto, buscando alguna señal de cambio en su actitud.

—Aún me caes mal, eso es todo —afirma con frialdad.

—Bueno, entonces intentaré caerte mejor, tantas veces como sea necesario —digo con determinación.

—Te cansarás —responde con una sonrisa sarcástica.

—Jamás me cansaría de molestarte —replico, desafiante.

—No puedes obligar a nadie a que le caigas bien —argumenta, intentando cerrar la conversación.

—Mi nombre es Leah Barnes, y los Barnes nunca se rinden —digo con una sonrisa, mostrando que no me doy por vencida fácilmente.

Él me mira con una ceja levantada, claramente desconcertado por mi persistencia.

Justo cuando estoy a punto de decir algo más, Angie aparece.

—¡Leah, por fin te encuentro! Vamos, se nos hace tarde para la clase —dice Angie, interrumpiendo.

—Sí, vamos —respondo, echando una última mirada a Henry antes de irme. Él también se dirige a su siguiente clase, dejando atrás nuestra tensa interacción.

Después de dos horas fascinantes de Literatura inglesa, la clase llega a su fin. Aunque desearía que continuará, esta asignatura captura por completo mi interés. 

Aún no les he compartido lo que estudio, ¿cierto? Pues bien, me preparo para ser profesora de literatura. Me apasionan estas actividades: leer, escribir y descubrir nuevos aspectos sobre la literatura.

Caminando junto a Angie, nos dirigimos a encontrarnos con Logan, quien nos espera en el gran comedor tras haber salido antes para ir al baño. Antes de llegar, decido preguntarle algo a ella.

— Angie, ¿qué le pasa a tu hermano? — Ella me mira con el ceño fruncido.

— ¿Volvió a tener fiebre? — Pregunto preocupada, deteniéndome en seco.

— No, es que... hoy lo noté diferente.

— ¿Diferente en qué sentido?

— Bueno, ya sabes que Tyler me regaló otra rosa y, al encontrarme con tu hermano cerca del aula, me dijo que es patético que me regale solo una rosa y que él me regalaría un jardín entero.

— ¿Estás hablando de mi Henry? — pregunta sorprendida, sin poder creer lo que le digo, y yo asiento con la cabeza. — Es... es raro que él lo dijera — murmura.

 Frunzo el ceño. 

— ¿A qué te refieres?

— Él es muy reservado en esas cosas, ¿de dónde lo habrá sacado?

— Eso mismo me pregunto.

 Sonríe de lado al igual que lo hace su hermano y yo la miro confundida.

 — Quién lo diría, mi hermanito todo un romántico. Parece que estás descongelando su corazón poco a poco.

— No lo creo, después me dijo que era una tontería lo que dijo y que le caigo muy mal.

— Apuesto a que lo vuelves loco, pero él no te lo demostrará tan fácilmente.

— Pues déjame decirte que lo molestaré hasta que se canse de mí y le caiga bien.

— Ya le caes bien — sonríe — solo que, como te dije, no lo demostrará tan rápido. Y además, solo contigo actúa así de raro. 

—De esto no le digas a Logan, porque se burlaría. 

Ella solo sonrió, tomé del brazo a Angie para entrar al amplio patio de comidas. Mi estómago ruge de hambre, así que opto por un sándwich y una botella de agua; Angie elige lo mismo.

Pronto, una cabellera rubia destaca entre la multitud: es Logan, quien ya nos espera con su bandeja en la mesa. Su comida está a medio terminar.

Angie se sienta junto a él y yo me ubico frente a ambos.

— ¿Por qué tardaron tanto? — Logan pregunta con un tono de molestia.

— Hablábamos de algo sobre... — comienza a decir, pero interrumpo su frase con una patada discreta a Angie. — ¡Auch!

— ¿Auch? — Logan lanza una mirada confundida.

— Nada, nada, solo un calambre repentino — se excusó rápidamente.

— ¿Me van a decir por qué se demoraron? — insiste, mirándonos a ambas.

— Solo le preguntaba a Angie sobre un punto que no entendí bien de la clase, eso es todo — respondo con una sonrisa tranquilizadora.

Logan nos observa con desconfianza por un momento antes de volver a su sándwich.

— A propósito, hoy es el partido de Lacrosse, Tyler me invitó a verlo. ¿Les gustaría venir conmigo? — pregunto, esperanzada.

Logan me mira, con las mejillas llenas de comida, pareciendo una ardilla con su nuez, mientras que Angie me sonríe con complicidad.

— Por supuesto, te acompañaremos a ver a tu noviecito.— responde Angie, dando otro mordisco a su sándwich.

—No somos novios.—sonreí tímida. 

—Bueno, están saliendo hace más de dos semanas, eso es un récord.—dice Logan, mientras se limpiaba las manos con una servilleta. 

—¿Récord? ¿De qué hablas?. 

—¿Le explicas tú o yo?.—mira a Angie. 

Ella rodea los ojos y me mira. 

—Quiere decir, que Tyler no ha salido con ninguna chica más de dos días, lo único que hacía era acostarse con ellas y adiós, pero creo que contigo está siendo diferente, eso es todo. 

—¿Seré una más en su lista?.—le pregunto, preocupada. 

—No, no creas eso Leah, si Tyler no te trata como las demás, yo creo que deberías sentirte afortunada, además él es un chico súper sexy.—me guiña un ojo con diversión. 

—Tampoco como para que se sienta tan afortunada, ni que fuera yo.—rodea los ojos Logan y se peina el cabello. 

—Lo siento Logan, pero no eres mí tipo.—le sonreí apenada. 

—Ah, claro…tranquila, finge que no has escuchado cómo se rompe mí corazón.—se hacía el dramático a lo que, Angie y yo reímos. 

Luego de seguir con más charlas pero sin sentido, nos fuimos un rato a caminar por el campus de la universidad, nos sentamos un rato en el césped. 

Entre risas y más anécdotas se hizo de noche, así que fuimos a nuestros dormitorios y cada una se fue a dar una ducha, al salir entró Angie, así que mientras ella se bañaba yo me preparaba. 

Me puse un Jean tiro alto, color negro y de abajo tipo campana, arriba tengo un top blanco por arriba del ombligo y me puse la chaqueta de la universidad que es para mujeres, obviamente también es de color naranja y blanca, por último me puse mis zapatillas blancas. 

Me peiné un poco, me puse un poco de gloss en los labios y me arqueé un poco las pestañas. 

Ambas ya estamos listas, Logan nos esperaba en la entrada del campo. 

Aquí estamos, Angie, Logan y yo, en las gradas, emocionados y listos para apoyar a nuestro  amigo Tyler, el número diez del equipo. 

El partido comienza y la tensión se puede cortar con un crosse. Los jugadores se lanzan a la acción, y Tyler, con su agilidad natural, se mueve por el campo con una destreza que nos deja sin aliento. Angie aprieta los puños, sus ojos seguían cada movimiento de Tyler, mientras que Logan, con su voz potente, no dejaba de animar.

Y entonces, en un momento que parece detener el tiempo, Tyler recibe un pase difícil. Con una maniobra impresionante, esquiva a un defensor tras otro. Se acerca a la portería, el crosse listo. 

¡Y con un lanzamiento preciso, la pelota vuela y aterriza en la red! ¡Es un gol!. 

Las gradas estallaron en un rugido de alegría, y nosotros tres, nos levantamos para aplaudir y gritar su nombre.

Mientras el partido continúa. Desde las gradas, vivimos cada momento con intensidad, celebrando cada vez que Tyler anotaba. 

Cuando el partido terminó, la multitud de alumnos se estaban yendo, pero al ver a Tyler saludando a algunos amigos hizo que vaya hacia él para ir a felicitarlo. 

— Iré a felicitarlo, vayan si quieren, nos vemos luego.— les dije a mis amigos, fui bajando de a poco escalón por escalón, pero en una fila me encuentro a un chico encapuchado sentado en la punta solo mirando a un punto fijo, cuando me faltaba poco llegar gire mí cabeza para ver si era él y si, otra vez mirándome serio, tenía sus manos entrelazadas y apoyadas en su regazo,  me pregunté ¿Qué hacía él aquí? Si no le gusta ver los partidos o eso al menos me ha contado su hermana. hasta que la voz de Tyler hizo que lo mirara. Cuando lo vi noté que tenía un moretón en su mejilla supongo que era por los golpes que le daban al jugar. ¿O no?

— ¡Hey bonita! Si viniste.— sonríe Tyler al verme, se acerca y ofrece su mano para ayudarme a terminar de bajar. 

— Claro que sí, te felicito porque el partido estuvo muy bueno. 

— Pues gracias, me alegro que hayas venido.— volvió a sonreír. — Oye iremos a festejar dentro de una hora ¿Quieres acompañarme?. Mí compañero Scott hará una pequeña fiesta en su casa. 

— No me van mucho las fiestas. 

— ¿No? Podrás divertirte un rato, anda, si quieres… Tomamos una cerveza juntos y te traigo de vuelta aquí. 

— No lo sé, ya es algo tarde. 

Se acerca a mí y me acaricia mí mejilla con suavidad, mirándome fijamente a los ojos.

— Solo está vez ¿Si?.

Tyler tensó la mandíbula al notar la mirada intensa y seria de Henry desde las gradas. 

— Está bien, creo que no estará mal ir sólo un rato. Pero… ¿Estás bien?. 

— Mjm..— asiente con la cabeza no muy convencido, sonríe a penas de lado sin mostrar los dientes. 

— Me estás preocupando Tyler..

— Todo está bien, no te preocupes. — volvió a mirar a Henry un poco asustado, volteo para ver qué estaba sucediendo.

— ¿Pasa algo con él?. 

Niega con la cabeza lentamente.

— sólo vamos.— puso su brazo en mí hombro, miré a Henry que aún nos miraba serio y seguí mí camino con Tyler, estos dos algo se traman. 

—Tyler, ¿puedo preguntar qué pasó entre Henry y tú?.

Le pregunté, mientras íbamos camino hasta su moto, estábamos a unos pasos. 

—¿por qué lo preguntas?. 

—Por las miradas que se hacían hace un rato.  

Él suspira, dejando el casco de su moto sobre esta, ya que estamos en el estacionamiento. 

—No sé qué le pasa, pero hoy vino amenazarme y me golpeó desprevenido.—señala su ojo.— Scott estaba ahí por si no me crees. 

—Pero, ¿así de la nada?.—él se encogió de hombros. 

—Que importa, está loco, vamos a la fiesta, ten.—me entrega el casco. 

—¿Y el tuyo?.—pregunto, al ver que no tenía otro casco. 

—Está en la casa de Scott, no te preocupes iré despacio.—me da una sonrisa. 

—¿me lo prometes? 

—Te lo prometo, bonita. No iría tan rápido si te llevo a ti. 

—Está bien. 

Subo a su moto, me pongo el casco y me agarro fuerte de su cintura, él me pregunta si estoy lista a lo que le dije que sí, cuando estaba por hacer arrancar la moto, mi vista va hacia un costado, Henry estaba ahí parado, a punto de fumar, nos miramos unos segundos y sentí el movimiento de la moto. 

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