🦋⇢ Minho

«¿Ahora en qué tipo de problema he sido envuelto?», no pude evitar preguntarme en silencio mientras estudiaba a los cuatro simios que se encuentran frente a mí.

—¿Quiénes son? — les pregunté tras suspirar con pesadez.

El hombre sonrió de lado antes de hablar—: Eso es lo que menos importa ahora mismo. Acaso, ¿no será mejor que comiences a temer por tu asquerosa vida?

Sería un placer que me quitaran la vida pues de esa manera dejo de estar envuelto en tantos problemas. Ya no soporto tener que estar a merced de mi padre todo el jodido tiempo y tampoco quiero pensar nunca más en Hyunjin, quien resultó ser un mafioso.

Chasqueé la lengua antes de decir—: Deja de decir tonterías.

El hombre dio un paso hacia el frente con toda intención de tomarme por el cuello, sin embargo, un chico de cabello castaño hizo presencia en el tenso momento por lo que el pelón se quedó quieto.

—¡Minho! — gritó por lo que todos dirigimos la mirada hacia él.

—Perdón por llegar tan tarde. ¿Quiénes son ellos?

Tengo la misma pregunta que el desconocido y estaba a punto de admitirlo en voz alta, pero me quedó muy claro que debía seguirle el juego al castaño tan pronto me encontré con su mirada.

A veces, he llegado a pensar que mi pésima suerte, se volvió peor cuando conocí a Hyunjin. Y es que me han sucedido tantas cosas tan extrañas desde que apareció en mi vida, sin embargo, no puede ser del todo cierto a causa de que antes de conocerle, siempre tenía problemas. 

Aunque, pensándolo bien... Después de lo que me dijo Chan, creo tener más claro el panorama de la situación en donde me encuentro. Y es extraño, pero no siento ni un poco de temor después de saber que Hyunjin es un reconocido mafioso pues tengo la confianza de que nunca me haría daño, sino todo lo contrario... Ah, ¿por qué soy tan estúpido?

—Él se tiene que ir con nosotros— sentenció el hombre sin cabello.

—No pueden llevárselo.

El pelón se cruzó de brazos mientras preguntaba—: ¿Por qué no?

—Porque se podrían arrepentir de por vida.

¿De qué mierda están hablando esos dos?

Siento como si se estuvieran peleando por un objeto. Acaso, ¿no recuerdan que también soy un humano?

El hombre soltó una risita burlona que fue eliminada tan pronto el castaño abrió la boca para decir—: Hwang se hará cargo de ti si no te largas ahora mismo.

—Nos veremos después, Minho— dijo el hombre antes de marcharse junto con los otros.

—¿Estás bien? ¿No te hicieron daño? — me preguntó el castaño.

—No... ¿Quién eres?

El castaño soltó una risita que me pareció muy agradable.

—¿En verdad no me recuerdas? — negué con la cabeza a modo de respuesta por lo que él dijo—: Soy Han. El chofer de Hyunjin.

—En verdad lo siento— dije —No te recordaba. 

—No hay problema— aseguró. —Llamaré a Hyunjin...

—¡No lo hagas! — le pedí.

—¿Por qué no? Estas en peligro.

—No quiero perder lo poco que me queda de dignidad— bufé.

—Lo siento, pero ya le envié un mensaje. Es por tu bien, Minho.

Han me pidió tomar asiento en una cafetería cercana al estacionamiento mientras esperábamos por Hyunjin y no tuve más remedio que obedecer pues de lo contrario, se aseguraría de correr detrás de mi hasta alcanzarme si deseaba huir.

Durante diez minutos hablamos sobre diversas tonterías y no puedo negar que me agradó por completo convivir con él puesto que hace mucho tiempo que no me relacionaba con alguien más que mi reflejo en el espejo.

—¡Minho! — me puse de pie tan pronto entró Hyunjin. Sinceramente no esperaba ser envuelto en un cálido abrazo que me hizo sentir tan bien y a salvo. —¿Te hicieron daño esos bastardos? — me preguntó mientras examinaba mi cuerpo.

—No, estoy bien.

—Me alegra escuchar eso— admitió. —Ven conmigo.

—¿A dónde?

—Te llevaré a un lugar seguro.

—Estaré seguro en mi departamento.

—Eso no es cierto— dijo con tono serio —Minho, déjame cuidar de ti, por favor.

Mi cuerpo tembló al escuchar lo dicho por Hyunjin y sé que eso no está bien porque lo único que ese estúpido está logrando es evitar que pueda superar el enamoramiento que tengo por él. Soy un completo tonto por caer ante él puesto que nunca se fijará en mí de la misma manera en que yo lo hago.

—Yo...