🦋⇢ Hyunjin

Después de una ducha caliente, Minho decidió tomar asiento en el sofá e inesperadamente se acurrucó contra mí, apoyando su cabeza contra mi pecho. La verdad es que después de que tengo sexo con alguien, lo envío directo a su casa pues no me interesa tener otra clase de acercamientos con esas personas, pero sorpresivamente no me molesta el hecho de tener a Minho a mi lado.

Minho se ve jodidamente bien vistiendo un bóxer y una de mis camisas, lo que deja sus perfectos muslos al descubierto y eso me genera una necesidad de morderlos suavemente, lamerlos y chuparlos, pero sé muy bien que debo dejarlo descansar un poco ya que su energía bajó considerablemente gracias a todo lo que le hice hace unos momentos atrás.

—¿Qué estabas haciendo en ese bar? — me preguntó después de unos minutos de silencio.

—Yo debería hacer las preguntas, ¿no lo crees?

—Eso quiere decir que no tengo derecho a nada más que hablar cuando me lo pidas y también debo abrir las piernas para ti cada vez que lo desees, ¿cierto?

Nuestras miradas se encontraron y no pude evitar darle un suave beso en la punta de la nariz antes de responder—: Bien. Puedes hacerme preguntas, pero no personales.

—Eres bastante aburrido— se quejó.

—¿Disculpa?

—Olvídalo.

Tomé a Minho del mentón y giré su rostro hacia mí para besarlo en los labios.

—Me gustan mucho tus labios— admití tan pronto le dejé en libertad.

—Muchas personas... ¡Ah! ¿Qué haces?

Sin poder evitarlo, tomé a Minho de la cintura y lo coloqué a horcajadas sobre mí.

—Tienes prohibido hablar de otras personas con las que has salido cuando estemos juntos, ¿entendido?

Minho sonrió de lado mientras colocaba sus manos sobre mis mejillas e inesperadamente las apretujó con fuerza antes de decir—: Eres tan lindo, pero a la vez tan dominante. ¿Cómo puedes lograr eso?

Detesto tanto que las personas me toquen sin antes pedirme permiso ya que me gusta demasiado tener el poder en mis manos, pero con Minho, no siento molestia alguna y tengo la certeza de que será un gran problema caer por completo ante los encantos del pelinegro porque estos no son nada más que momentos de satisfacción mutua.

—Es un don— respondí y Minho acercó su rostro para darme un suave beso en los labios que me hizo suspirar. —Será mejor que pares— le advertí con voz ronca.

—¿Por qué? — me preguntó tras hacer un inesperado movimiento circular que me generó placer. —¿Estás cansado?

—No— respondí —Necesito volver a la empresa para darle solución a una problemática que se presentó.

—Ah, mierda— Minho se quejó. —Me haces sentir tan caliente cuando hablas de una manera muy profesional.

No pude evitar soltar una risita antes de decir—: Te prestaré ropa y luego te llevaré a tu casa.

—¿No puedo irme así?

—No voy a permitir que otros vean tus deliciosos muslos desnudos— dije con tono serio mientras los apretujaba con suavidad.

—¿Te gustan mis muslos?

—Me encantan.

—Muchas personas...

—Minho.

—Sí, lo sé— dijo mientras se levantaba. —Solo estaba bromeando.

Después de unos minutos, Minho salió de mi habitación vistiendo una camisa blanca, un pantalón de cuero negro y calzado del mismo color. He decidido prestarle mi ropa pues la que él traía ha quedado hecha un desastre.

—¿Nos vamos? — me preguntó.

—Sí.

Salimos del departamento y nos subimos al elevador.

Minho se giró hacia a mí y me preguntó—: —¿Sueles traer a todas tus presas a tu departamento?

—Eso no importa— respondí sin elevar la mirada de mi celular y miré de reojo como Minho asentía con la cabeza a modo de respuesta y después se quedó en completo silencio todo el camino hasta el auto y tan pronto nos subimos, se recostó en el asiento y cerró sus ojos.