🦋⇢ Hyunjin

Las puertas de cristal del elegante restaurante fueron abiertas para mí, por lo que no dudé en entrar al lugar sin siquiera mirar alrededor debido a que confío plenamente en mis hombres que han estado a cargo de mi seguridad desde hace dos años atrás y debo admitir que son bastante buenos en su trabajo pues de lo contrario, ya ni siquiera siguiera con vida a causa de que suelo ser el blanco de muchas personas.

Mientras caminaba a paso seguro hacia la habitación privada que se encuentra en la parte trasera del local, los hombres que se encuentran alrededor no dudaron en bajar sus miradas al igual que sus cabezas para dejar muy claro el respeto que me tienen y que por obvias razones me merezco.

Estoy bastante acostumbrado a este tipo de situaciones que han sido parte de mi vida desde que nací y no tengo problema alguno con ello ya que me gusta tener el poder en mis manos todo el jodido tiempo.

No hay nada mejor que tener el mundo a tus pies, ¿cierto?

—Bienvenido, joven Hwang— me saludó el hombre mayor mientras llevaba a cabo una reverencia tan pronto entré a la habitación privada. El viejo es bastante astuto por lo que debo ser sumamente cuidadoso cada vez que me encuentre con él pues de lo contrario, podría cometer un estúpido error de novato que me generaría dificultades innecesarias.

Mi padre no deja de repetirme que debo ser bastante cuidadoso todo el tiempo ya que tengo demasiados enemigos detrás de mí que desean verme muerto y no puedo juzgarlos pues he hecho bastantes cosas que evidentemente son dignas de admirar dentro de este mundo y por supuesto de odiar por todos aquellos que se consideran mis enemigos e inclusive las personas que se encuentran fuera de este mundo consideran mis actos como detestables y perversos, pero no me interesa lo que otros piensan porque es mi vida y yo haré lo que quiera con ella.

Y sin siquiera dirigir la mirada al hombre mayor, continué con mi camino hacia la elegante silla de piel y tomé asiento frente al hombre de gafas que no dudó en mostrar un deje de incertidumbre en su expresivo rostro.

—Es un placer tenerle con nosotros, sin embargo, me gustaría saber, ¿en dónde está su padre? — me preguntó después de darle un lento sorbo a su vino.

—Mi padre no se encuentra bien de salud— respondí tras cruzar la pierna con elegancia mientras miraba disimuladamente alrededor y después de encontrarme nuevamente con la mirada del hombre, dije con tono despreocupado—: Espero que no sea un inconveniente tratar directamente conmigo.

El hombre entrecerró los ojos mientras me estudiaba en silencio y después de unos segundos, aseguró—: No tengo problema con ello. Veo que has crecido lo suficiente como para hacerte cargo de los negocios de tu padre. Por cierto, ¿cómo se encuentra...?

—He venido a hablar de negocios con usted y no sobre mi familia— le recordé con tono serio.

El hombre sonrió de lado antes de decir—: Tienes toda la razón, Hwang. No cabe duda de que eres digno del trono.

«Nunca hay que doblegarse ante nadie», esa frase me la repetía constantemente mi abuelo antes de morir pues pertenezco a la familia mayor que tiene a toda la mafia en sus manos y, por lo tanto, tengo más poder que ese hombre y que muchas otras personas que me rodean.