15. La Máscara
Guadalajara, 13 de abril del 2006.
Al saber la vieja rutina de entrenamiento de Saúl, supo que lo único que podía sacarlo de dudas era el seguirlo, descubrir o recordar que es lo que con tanto esfuerzo quiere ocultarse a sí mismo, pero por el miedo quiere pensar que no es así. Que son solo ideas suyas y que los demás lo juzgaron mal por su actitud de víctima que había desarrollado.
—Vos no eres dramático.
Eso le habría dicho Lionel, pero solo por esta vez quiere pensar que su pareja pensó mal de Saúl y de él.
Se amarra bien las agujetas de los tenis y se acomoda bien la sudadera que lleva puesta, sale de su cuarto para bajar rápido las escaleras sin hacer ruido, va a la cocina donde deja una nota sobre que estaría afuera, la deja en la mesa apoyada con algo que sirva como un pisapapeles. Agarra una copia de las llaves de su casa y sale casi corriendo hacia la casa del Canelo.
Espera a lo lejos que se asome la cabellera roja.
Un rato después sale el susodicho con una maleta deportiva, alcanza a escuchar que se despide de alguien para irse caminando hacia el gimnasio donde es recibido por su entrenador, Memo procura no verse sospechoso así que constantemente está cuidando que nadie de las pocas personas que hay lo vea como un acosador o algo por el estilo.
Mira como es mandado a correr, como siempre puntual a las 5 a.m., lo sigue por detrás desde lejos, así se mantiene siguiéndolo para ver si hay algo relevante y claro que lo hay, Canelo se desvía en una calle cerrada donde se detiene para ver ese cambio, sabe que por nada del mundo este detiene su entrenamiento.
Mucho menos él.
Pero se lleva la sorpresa de que la causa es un chico de la edad de Álvarez, se saludan de modo amigable y empiezan una plática casual, agradece sus dotes de escuchar chismes ajenos adquiridos por Javier, de algo le sirvió convivir con aquél mexicano.
—Wey para que chingados te apareciste solo en la fiesta—reclama aquél chico enojado.
—¡Tu me invitaste pendejo!—exclama Saúl enojado.
—¡Si! ¡Te invité a ti y a MEMO OCHOA! Ese wey debía entrar contigo—aclara aún furioso.
—Te dije desde un principio que ese pendejo no iba a ir—se excusa mirando a otro lado.
No quiere recordar las palabras de Ana Laura.
Todo lo demás se torna en una discusión sobre lo descarado que fue Saúl al ir solo sin él, que la intención era embriagar al portero de las águilas, entre otras cosas que hacen a Memo retener sus ganas de acercarse y reclamar a Saúl. Desconocía las intenciones del que creyó era su mejor amigo de la infancia.
—¡Ya estuvo cabrón!—grita Saúl empujando al otro—Te recuerdo, Fabián, que eres mierda en mi zapato solo porque conozco a Memo—reclama acercándose amenazante.
El otro solo retrocede cohibido, Memo finalmente recuerda a ese chico.
Se lo habían presentado como amigo cercano a Saúl en la primera fiesta que accedió ir, el chico solo se mostraba con una sonrisa falsa todo el tiempo, invadiendo su espacio cada que podía y pasándole vaso tras vaso de cerveza como si fuese agua, en cada fiesta estaba con él sin falta.
Lo odiaba.
—Me tengo que ir, solo interrumpes mi calentamiento—habla monótono saliendo de la calle cerrada.
Memo de forma rápida e ingeniosa se esconde para evitar ser visto por el de tez blanca, mira al fondo del callejón para ver a Fabián frustrado, ahora puede reconocer su rostro con más claridad junto con aquellas repulsivas palabras.
—Con esto vas a jalar a cualquier lado.
El recuerdo de cuando lo embriagó con quién-sabe-que y terminó con la pérdida de memoria esa noche, solo sabe que amaneció a lado de una chica desconocida, algo que le pesó en su conciencia horrible y terminar huyendo de ahí, intentó buscar refugio en Saúl pero este solo lo empujó y soltó de forma despectiva:
—Ya eres hombre Memo, no estés mamando.
Sintió lágrimas salir de él, esperaba solo reservarse aquél momento cuando estuviese lúcido y consciente con la persona que más quería, no de aquella manera, eso lo hizo tragarse su dolor y seguir al no tan pequeño Saúl, al final se percata de la carencia de sonrisa y un rostro serio en el pelirrojo.
Al final vuelven al gimnasio donde Saúl cambia aquél rostro a uno sonriente para saludar a su entrenador, como si no se hubiese enojado anteriormente, digno de un hipócrita. Haciendo uso de su máscara de chico bueno con su entrenador que desconocía lo que hacía.
Así quedó, viendo a Saúl entrenar hasta que dan las 9 a.m., hora del desayuno del boxeador, veía como comía grandes cantidades de comida, cada una con las calorías medidas por su entrenador y nutriólogo, era obvio que buscaban hacerlo crecer en musculatura. Unas tres horas más de entrenamiento bastaron para que Saúl quedará cansado y terminará, salió de ahí rumbo a su casa, donde Ochoa hizo algo de lo que se arrepentiría toda la vida.
Se coló en la casa de Saúl.
Sus padres no estaban, Guillermo conocía a estos por ser personas muy ocupadas y rectas, la veces que venía aquí se debían a que lo invitaba Saúl o los hermanos de este con los que mantenía una buena amistad, cosa que le provocaba celos al pequeño Saúl, este entra con cara seria. Difícil de ver ya que anteriormente lo vió muy sonriente y furioso.
¿Qué tanto desconocía de Saúl?
—Solo déjame, detrás de la máscara…—susurra para sí mismo.
Saúl tenía una cara seria digna de halagar, le era tan extraño, este sube a su habitación y Memo lo sigue, mira como tira su maleta para buscar ropa para bañare, estaba sudoroso por obvias razones.
—Maldito Fabián, es un pendejo, ¿quién se cree para venir a reclamarme a mi?—murmura entre dientes.
Ochoa solo hace una mueca, “Saúl debe de dejarse llevar por sus amigos, como no me di cuenta que tenía malas influencias” piensa el rizado buscando redimirlo en su corazón, todavía tenía esa esperanza de que la actitud y acciones del pelirrojo se debían a sus malas amistades. Que aún estaba aquél niño que se ponía celoso de que se llevará bien con sus hermanos.
Debía estar aún.
Aunque sus pensamientos positivos murieron en la siguiente frase.
—Y esa pinche Ana Laura, quién se cree también para gritarme de cosas en la calle.—habla con furia tomando su toalla—¡No tiene en el derecho! Y ni siquiera sabe del boxeo para hablarme de ello, pinche morra pendeja—se queja yendo al baño.
Memo aprieta los puños en cólera, odia que se metan con su familia o siquiera hablen mal de esta, sentía ganas de golpear a Saúl. ¿Cómo se atreve a hablar así de hermana que tantas veces le ayudó con la escuela? ¿Acaso había olvidado todas esas clases de regularización que le dio? ¿No significó nada para el Canelo?
¡No lo puede creer!
Intenta pensar en alguna excusa hacia ese trato, pero nadie le llega a la mente, se tapa la boca mientras se deja caer en la pared en silencio, sus ojos ni enfocan nada, se siente perdido en las palabras de Álvarez. Sus oídos captan el ruido del teléfono que se encontraba en la sala.
Se escucha el tono de llamada y Memo solo queda paralizado, Saúl sale del baño azotando la puerta, molesto por la interrupción a su baño de relajación, se dirige a la sala y Memo se escabulle ahí, el pelirrojo toma el teléfono con brusquedad pata atender la llamada.
—Diga—ordena serio.
Se ve que le responden porque mira el rostro serio del joven transformarse en una sonrisa falsa y cambiando la postura tensa.
—¡Nat! No pensé que llamarías, ¿a qué se debe esta sorpresa?—habla con un tono voz forzado.
Ochoa solo hace una mueca de solo escucharlo, ¿siempre había hablado así? ¿siempre había sonreído de esa forma exagerada?
“¿Por qué no lo había notado?” se cuestiona aún impactado. Se asoma un poco para ver qué la contestación que recibió no le gustó ya que su sonrisa se transformó en una mueca rara de ver.
—Una fiesta… y quieres que vaya con Memo…—repite con un tono de voz escalofriante.—Bien, iré y convenceré a Memo de ir—responde con una amabilidad repugnante, el cambio drástico de voz lo saca de sus casillas.
Lo mira asentir varias veces hasta colgar, predomina el silencio una vez más, pero se hace presente la respiración agitada del Canelo, hasta que esté suelta una clase de grito furioso seguido de un estruendo, habia tirado algo.
—¡Porque siempre es Ochoa!—exclama—¡Ese pendejo siempre lo están goleando! ¡También es un puto llorón! ¿¡Y aún así lo buscan!?—grita frustrado.—¡A mí me deben buscar no a él!—Patea lo que sea que tiró, soltando un gruñido.
Saúl al final se va de la sala para irse nuevamente al baño para bañarse, azotando la puerta una vez más pero con más fuerza, mostrando su furia. Ochoa solo suelta un suspiro impactado, al verse solo, aprovecha a colarse en la habitación de Saúl, desde que cumplió los 13 años no dejaba entrar a nadie, mucho menos a él.
Al colocar un pie en la puerta, se lleva la agradable sorpresa de ver un cambio radical en la habitación, ya no habían juguetes o pósters de caricaturas, ni siquiera los portarretratos donde se veían fotos de su familia y de él, en cambio había fotos de Saúl con sus trofeos, los pósters de caricaturas habían sido reemplazados por pósters de boxeadores famosos.
Lo que llamó su atención, fue al final de la habitación, ahí había un póster de él que la selección mexicana había hecho de él cuando lo metieron al equipo, pero ese póster se encontraba maltratado, lleno de palabras horribles a su alrededor y con dardos dando en su cabeza. Se podía leer varios diminutivos como "no merece estar ahí", "inútil", "portero de quinta", "puto", "marica", "llorón", y la que más resaltó en marcador rojo y en mayúsculas fue la que más le dolió.
COLADERA.
Ese apodo que aún le seguían diciendo cuando hacía una mala actuación, que surgió cuando descalificaron a México en el Mundial del 2014, ese maldito apodo lo había dicho el propio Canelo desde antes, una persona que apreciaba por su historia, lo despreciaba.
Sintió su respiración agitarse y las lágrimas llenar sus ojos, se tapa la boca buscando callar los sollozos y con la otra mano libre abrazarse a sí mismo como podía. Mira a su alrededor, no es el único póster en esas condiciones, habían más, con adjetivos y palabras hirientes llenando todo el papel, al parecer el que vió era más nuevo y reciente.
Los demás eran más antiguos, algunos eran pósters del América y otros fotos suyas que se habían tomado en sus salidas, cosa que lo hirió gravemente, se asqueo de pensar en como apoyó siempre a Saúl de forma honesta, pero esto no era recíproco, Saúl buscaba dañarlo.
Y parece que lo había logrado.
Su relación con Dulce fue afectada por él, no podía llevarse la culpa entera, pero fue un factor determinante en qué terminarán; el que no funcionarán las cosas con Karla Mora, las tantas noches en que lo abandonaba en las fiestas donde amanecía en hoteles o en casas con una chica desconocida durmiendo con él, su adicción al alcohol y al cigarro siempre fueron por él que le ordenaba a Fabián a qué lo obligará a consumirlo o incluso dárselo sin que se diera cuenta.
Para que no rindiera como portero.
Pero la que al final marcó el rumbo determinante en su vida, fue cuando le hicieron aquella prueba de antidopaje en la que salió positivo por consumo de clembuterol, aunque se determinó que fue por la carne consumida en el Centro de Concentración, él sabe muy bien que no fue así del todo, Saúl había llegado de visita y le invitó comer carne de res junto a otros de sus compañeros.
Lo que terminó costando su reputación como deportista y su participación en la Copa Oro de ese año, no solo a él, se llevó el infortunio de que otros cuatro compañeros se fueran con él. No los sancionaron, pero por la investigación que hacían se les suspendió su participación, siendo que llegaban de una victoria por goleada.
No pudo, ya no quería saber más,los recuerdos difusos del alcohol estaban llegando con fuerza a su mente, dándole una jaqueca horrible, difícil de aguantar, retrocede mirando el panorama y sale corriendo de ahí, se escabulle por una ventana abierta y sale corriendo por las calles, importandole poco que la capucha se la quitará mostrando sus rizos, que las personas lo estuvieran reconociendo.
Llegó a tropezones a su casa, su madre lo vio y se iba acercar a hablarle, pero estaba tan angustiado que solo corrió por las escaleras para encerrarse en su cuarto y dejarse caer de rodillas en el suelo abruptamente, ignorando el dolor naciente en estas.
Jadeando, comenzó a llorar y agarrarse la cabeza con fuerza. No lo podía creer, de todas las personas, ¿tenía que ser Saúl? ¿Su amigo de la infancia?
Ahí se dio cuenta, que las peores traiciones siempre llegaban de la persona más cercana y de la que menos pensabas.
Anotaciones:
✅ En 2011, Memo y otros cuatro jugadores dieron positivo en una prueba de antidopaje por clembuterol, el clembuterol es un fármaco para personas asmáticas o con problemas respiratorios pero en deportistas provoca que se consuma más calorías. Esta prueba afectó que no participarán en la Copa Oro del 2011, aún si se comprobó después que se trataba por la carne consumida en el Centro de Concentración, afectó a los jugadores.
✅ En 2008, Guillermo conoció a Karla Mora, una modelo, con la que empezó a salir y finalmente casarse con esta en 2009.
✅ Guillermo terminó con Dulce de forma definitiva a mediados del 2006.
Ya traigo capítulo, una disculpa por no haber actualizado pero de la nada se juntaron la entrega de varios proyectos de mi escuela en una semana que se me hizo imposible escribir el capítulo, añadiendo que no tenía energía para pensar en el capítulo.
Quería actualizar esta semana ya que la próxima semana no podré, debido a que estaré concentrada en los exámenes que tendré. Pero no sé preocupen, dentro de dos semanas volveré a actualizar con normalidad.
Estos atrasados afectaron que el final tarde en llegar, disfruten del capítulo de hoy, nos vemos dentro de semanas.
(Manifiesten que apruebe mis exámenes porfa)
—Newi
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