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09. Malos Tiempos

Guadalajara, 11 de abril del 2006.

Había estado toda la tarde y noche en su cuarto, recuperándose de su pequeño ataque de ansiedad y de las heridas de sus pies que se ocasionó al correr descalzo por las calles de su querida tierra, no tuvo mucho que hacer más que ver la pequeña televisión que tenía en su habitación.

Noticias que hablaban de cualquier cosa sobre el mundo de la farándula, le sorprendía que no saliera nada aún relacionado con su rompimiento con Dulce, pero de alguna forma sabía que en cualquier momento haría una entrevista donde anunciaría aquello y se vería en vuelto en una ola de reporteros tratando de sacarle algo.

Las malas noticias nunca han tenido un buen momento, eso lo sabe.

Hoy era un nuevo día, despertó con la esperanza de estar otra vez en Italia y se tratase de una horrible pesadilla lo de ayer, pero llevándose la desilusión de que aún seguía en su antigua habitación de adolescente. Con pesar se quita el vendaje de sus pies, ya no estaban tan hinchados como ayer, se pone la pomada que le dio su mamá y se cambia las vendas con mucho cuidado, hace un tiempo trataba de forma brusca sus heridas y estas empeoraban hasta que su amigo Guardado intervino.

Al terminar y dirige su vista a la puerta de su cuarto, ya estaba su mamá ahí viéndolo con una sonrisa calmada, misma que le regresa Guillermo.

¿Cómo te sientes de tus pies, mijo?—pregunta con voz dulce la mujer.

Un poco mejor ma, gracias—responde un tanto avergonzado.

Ya veo...—murmura con tono difícil de distinguir—Venía a preguntarte si te traía el desayuno aquí o nos acompañas en el comedor—pregunta la mujer tranquila.

Guillermo lo piensa un momento, sus pies ya estaban algo mejor y su cuerpo pedía a gritos salir de la cama, aparte de que extrañaba comer con sus padres en un ambiente totalmente familiar.

Y no uno tenso.

Quiero estar con ustedes—dice el joven con una sonrisa pequeña.

Está bien, ¿quieres que te ayudemos a bajar o tu puedes solo?—habla la señora Magaña.

Yo puedo solo mamá, gracias—responde mientras se sienta en la cama.

Deja busco unas sandalias que te queden, dudo que calces del mismo—comenta la mayor con unas risitas.

Créeme que estoy algo patón—afirma divertido.

Su mamá solo ríe para salir por un momento del cuarto, Guillermito mira por la ventana donde pega el sol, se escucha el piar de los pájaros y no había ruido alguno que no sea de la naturaleza. Extrañaba ese ambiente sereno.

"Hoy me he dado cuenta que las cosas son más frágiles" piensa un poco melancólico, ciertamente es su culpa el haber arruinado su relación con sus padres y con Messi, el haber arruinado su vida.

Antes de tan siquiera deprimirse su mamá hace acto de aparición en su habitación para dejarle frente a él unas sandalias que le queden, se da media vuelta para tomar su lugar en el marco de la puerta. Con cuidado mete sus pies en las sandalias para pararse de forma lenta, la mujer lo espera pacientemente y este no se presiona por ir rápido, sabe que su madre lo esperaría todo el tiempo del mundo, con pasos delicados se acerca a su madre a la que le sonríe mostrando su hoyuelo. Caminan juntos para ir a las escaleras dónde Ochoa se toma unos minutos al bajar cada escalón.

Al llegar al último suelta un suspiro de alivio y Natalia solo frota su hombro para reconfortarlo en un tierno gesto mudo de felicitación. Siguen su camino al comedor donde los esperaban su padre y hermana que les sonrieron al verlo llegar.

¿Ya estás bien, Memo?—cuestiona su padre preocupado.

Un poco mejor, pero quería ya salir de la cama—responde penoso con una pequeña risa.

¿Qué te hizo madurar? El Memo que conozco prefiere encerrarse en su cuarto o andar con el baboso del Saúl—comenta su hermana con sorpresa.

Guillermo queda mudo ante eso, mira a su madre regañar a su hija, eso lo deja pensando un poco pero es sacado de sus pensamientos porque su mamá le pide sentarse para servirle de comer. Se sienta en la mesa entre su padre y hermana, esta última tiene un puchero por el regaño que recibió.

Ochoa decide bromear con ella para quitarle el enojo.

¿Sabes que así te salen más arrugas?—menciona mientras le toca con un dedo la frente.

La chica se pone roja de vergüenza y enojo—¡Eso es mentira!exclama al instante dándole un manotazo a su dedo.

Yo no miento, por algo te lo estoy diciendo ahora—añade aguantando las risas.

Su hermana comienza a insultarlo de todas las maneras posibles, siendo reprendida por su padre y Memo solo se reía en la cara de la joven sin pudor alguno. Hasta que su mamá les colocó sus platos de desayuno frente a ellos y con una sonrisa alegre.

—Provechito—dice de forma breve para ir por los otros dos platos.

Los hermanos Ochoa solo asienten en silencio porque saben perfectamente que esa sonrisa significa peligro y que deben parar con su parloteo.

Así se mantienen, hablando con él como si nada hubiese ocurrido y el tiempo se hubiera detenido para ellos, para aprovechar un tiempo juntos sin preocupaciones.

Pero Guillermo tiene ruido en su mente.

Al terminar su comida se levanta para lavar sus platos con calma, mientras hace eso se pone a meditar un poco, tenía que encontrar una solución para salir de esa extraña situación para regresar a su tiempo actual. Debía haber algo.

¿Tal vez buscar algo?

Al secarse las manos un pensamiento fugaz llegó a él, que al principio sonaba estúpida pero al profundizar en ello le hizo abrir los ojos y a sonreír grande.

¡Eso es! ¡17 otra vez!—exclama victorioso.

¿Qué?—murmura su hermana con extrañeza.

¡Oh vamos! Tu me hiciste ver esa película porque querías que viera a ese actor que te gustaba, Zac no sé que—explica sonriente.

¿Qué película?—pregunta Laura aún confundida.

17 otra vez, no me digas que no sabes Lau—responde sin borrar su sonrisa.

Paquito, no sé de qué película hablas, no recuerdo ninguna con ese nombre—dice la joven aún confusa.

Memo se queda en silencio, su hermana nunca olvidaba el nombre de las películas y actores que le gustaban, más si eran de Disney ya que era fanática de sus películas y series juveniles, obviamente porque es una adolescente.

Recapacita un poco en eso, ahí se fija en su error, esa película aún no existía, la vió cuando él tenía como unos 23 años y tuvo que acompañar a Laura al cine porque insistió mucho tiempo en que la llevará a verla.

Olvida lo que dije, creo que me confundí con las fechas...—murmura desanimado.

Lo poco que recuerda de esa película era que el padre regresaba a su yo de 17 años para convivir con sus hijos, ahí recapacita de sus acciones y de que no quiere divorciarse de su esposa, solo que no recuerda como regresa a su edad actual. Pero de qué terminaba con final feliz, lo hacía.

Gracias por la comida, iré a mi cuarto a ver si encuentro algo para arreglar todo esto—avisa a su familia.

Estos solo le sonríen dándole ánimos.

Con cuidado sube las escaleras y camina hasta llegar a su habitación, cierra la puerta detrás de él mientras observa su cuarto con seriedad.

"No mames, mi cuarto si era un pinche mugrero" piensa con una mueca de completo disgusto. Si quería buscar algo, debía limpiar ese mugrero que llamaba cuarto, estaba completamente avergonzado de su yo de antes que le importaba poco tener limpio su espacio.

Pero no lo culpaba, en ese entonces al debutar y estar a punto de ir al mundial lo mantenía ocupado, al punto de que llegaba cansado a su casa. Lo que provocaba que descuidara los quehaceres, recuerda que un día su mamá lo fue a visitar y ahí soltó el grito por lo horrible que estaba su departamento, se llevó un regaño y lo pusieron de chacha en su propio hogar.

Suspira y se adentra al cuarto para empezar a limpiar, lo primero sería recoger toda la ropa tirada que había y ver cuál debía irse al cesto de ropa sucia. Cómo sospecho, la mayoría de la ropa en el suelo ya estaba sudada y olía mal, por lo que llenó el cesto de pura ropa sudada que casi le sacan una arcada de asco. Lo segundo que hizo fue recoger todas las cosas tiradas como libretas, plumas, zapatos y monedas para colocarlas en su lugar correspondiente.

Entre todas las cosas tiradas encontró el cargador de un teléfono, eso lo lleva a preguntarse dónde dejó dicho aparato. Se quita una pequeña gota de sudor de su frente y suelta un suspiro cansado, aún no podía moverse tanto como quisiese pero debía hacer algo productivo antes de que llegaran los pensamientos intrusivos.

Al ver despejado el suelo, podía barrer con calma el polvo acumulado, en sus vagos recuerdos puede considerar que llevaba unas semanas sin barrer su habitación. Baja a la cocina en busca de la escoba y el recogedor, sube nuevamente con ambas cosas en manos para dejar el recogedor en la puerta y entrar con la escoba en mano para iniciar su tarea.

Barrer.

Desconoce el tiempo pero se centró en dejar limpio el piso, después de un rato recoge toda la suciedad con el recogedor y lo tira en el pequeño bote de basura que tiene en su cuarto, con una sonrisa orgullosa puede presumir que dejó impecable el lugar. Ahora sí podía buscar cosas que le sirvieran de algo.

Examina el armario, en las cajas que hay de abajo y arriba, en los estantes y hurga en los cajones de ropa o cosas. Nada. Se muerde el labio y dirige sus pasos a la cajonera que hay a lado de su cama, un solo cajón pequeño tiene y su única esperanza de poder encontrar algo útil.

Durante la limpieza leía todos los papelitos tirados y las libretas, había varias cosas de muy poca importancia como listas de compras, cuentas, direcciones de lugares y en eso se encontró números de teléfono que le pertenecían a Javier y Guardado, sus próximos amigos del alma. Por eso dejó los papelitos consigo, debía agendar esos contactos en su teléfono.

Abre el cajón con lentitud. Estaba su teléfono.

¡Si! ¡Algo bueno!—exclama alegre.

Saca el teléfono y procede a apretar el botón de encendido, pero no daba señales de prender, eso lo preocupa y vuelve a intentarlo.

Ora que tiene esta chingadera.—murmura frustrado, ahí se da cuenta de algo—Ay no mames, no tiene pila—exasperado se sienta en su cama.

Busca con la mirada donde había dejado el cargador, estaba a lado de la televisión así que se levanta para tomarlo, se regresa a la cama para conectar el cargador en un enchufe que está abajo de la cajonera, pone a cargar el teléfono y justamente era eso. En la pantalla se mostraba el signo de carga y suelta un bufido.

"Todo ésto es un obstáculo más" piensa un tanto frustrado, por lo que pasa su mano por sus rizos con tal de no estresarse.

Acuesta su espalda en la cama para descansar un poco.

¿Y será que pasarán éstos malos tiempos?—pregunta a la nada un tanto desanimado—Si algún día... volveremos a respirar...—murmura mirando al techo.

Y no importa que el proceso sea lento, quería regresar a los brazos de Lionel para implorar su perdón, sentir su calidez, alcanzar a oler la colonia que siempre usaba y que le encantaba sentir en su nariz.

"Sólo sé que un día te voy a recuperar, solo espérame un poco más" implora mientras cierra los ojos un momento, no quería que las cosas terminarán de forma horrible con Lionel.

Con la única persona que ama y que lo ama como siempre ha soñado.

Anotaciones:
✅ Por ahí 15 o 16 de abril del 2006, Dulce María anunció su rompimiento con Memo por medio de entrevistas que ofreció.
✅ Por más que busqué no encontré alguna entrevista de Memo que hablara sobre su rompimiento con Dulce.
✅ "17 otra vez" es una película de Disney que se estrenó en el 2009 y la protagonizó Zac Efron, trata sobre como un padre de familia que está a punto de divorciarse, despierta como un joven de 17 otra vez y busca el modo de regresar a su edad.
✅ Memo era muy propenso a herirse por accidente ya sea por los entrenamientos o por estar inconsciente.

Capítulo tranqui con Memo 🐱

Estoy con varias cosas, por lo que he dejado un poco abandonada mi otra historia, pero prometo retomarla cuando pueda, por mientras les actualizo esta al tener capítulos adelantados.

Newi

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