03. Como me duele
Guadalajara, 9 de abril del 2006
—Perdóname Memo, pero esto no está funcionando, tenemos que terminar.
Las lágrimas comienzan a salir de aquel rostro joven, la única música que sale de aquel cuarto son los sollozos hirientes del mexicano que no quiere retener ni esconder, porque se encuentra seguro en la casa de sus padres, pero su pobre corazón está herido ante el recuerdo latente de las palabras dichas por su, ahora, ex novia.
Ex novia. Dulce María.
Una exitosa cantante de la banda mexicana del momento, RBD, y actriz en la novela de "Rebelde", había decidido ser su pareja un dulce diciembre del 2005. Se habían conocido gracias a un amigo en común quien los había presentado en una fiesta cualquiera, él en ese entonces había debutado cómo portero de la Selección Nacional de México, ambos jóvenes sensaciones se juntaron a los cuatro días de conocerse.
Muy rápido y ellos tan jóvenes.
La rapidez de su relación puede ser comparada con la rapidez de sus éxitos individuales, algo fugaz que sucedió de repente sin que se dieran cuenta en un principio. Fueron días alegres dónde se veían cada que podían sin importar que los medios de Televisa fueran de chismosos a grabarlos o tomarles fotos cada que podían.
¿Pero ahora qué?
Dulce había dado fin a su relación. Los últimos tres meses habían sido complicados en la agenda de cada uno ya que Memo tenía que entrenar más para conseguir su titular como portero en la selección y más con el hecho de que estaban a dos meses del mundial en Alemania donde fue convocado cómo portero, pero no el titular, así que si o si debía ganarse su lugar; Dulce debía enfocarse en los nuevos proyectos de la novela y de la banda, entre tantos deberes ya casi no se veían. Esto empeora cuando Canelo se la pasaba invitándolo a fiestas o a comer a casa de sus padres, cosas a las que no se negaba.
Porque no sabía negarle algo a Canelo.
No veía la necesidad de hacerlo, siendo su mejor amigo de la infancia menor por solo 5 años, sus familias siendo amigas y apegadas entre ellas hacían más factible que se quedarán juntos. Por eso no quería perderlo, era su mejor amigo que siempre estaba ahí y que velaba por él. Cosa que a Dulce no le molestaba, pero eso significó a qué ya no pasará tiempo de calidad con ella y se conformarán con unas cuantas llamadas y mensajes al día.
No quería que acabará su relación, una bonita relación en la que se motivaban él uno al otro a seguir sus sueños y luchar por estos todo lo necesario.
—No... no...
Fue lo único que pudo decirle a aquella chica antes de quebrarse su voz por la cruda realidad que golpea su rostro.
—¿N-no... podemos hablarlo...? Por favor... Dulce.
La petición penosa de su parte solo hizo que la pelirroja negara con la cabeza con los ojos cerrados, a ella también le dolía ya que unas cuantas lágrimas traicioneras salían de sus ojos con timidez. Guillermo supo que ella tampoco quería, pero odiaba lastimarse de esa forma tan innecesaria.
Ochoa intenta quitarse las lágrimas con su antebrazo en un vago intento de no sentirse así, desesperanzado, solo y triste. Su relación había sido motivado principalmente a qué ambos se sentían solos en sus vidas ya que la fama les había hecho darse cuenta de que no es fácil confiar en alguien o que todos solo se fijen en la popularidad. En el dinero.
En aquella fiesta donde fueron varias personas famosas, imposible no sentir que desentonaban en ese escenario tan extravagante, ellos eran demasiados jóvenes y nuevos en un ambiente como ese, el que su amigo los presentará solo dió principio a una bonita interacción dónde coincidieron en sus ideales.
En el sentimiento de soledad.
El recordar los bellos momentos que vivieron juntos le dolía en el pecho y en los ojos, su mirada era un bello amanecer que adoraba ver cada que podía, Dulce era una persona tan buena y hermosa, una que él había lastimado por su estupidez de no darle su lugar como su pareja.
Momentos preciosos que hubieran vivido si se hubiera esforzado en darse tiempo para pasarlo con la pelirroja, en poner de su parte en su relación, no estaría así, seguramente tendrían una cita juntos en algún parque o restaurante. La estaría abrazando fuertemente y susurrarle lo bonita que era.
Cómo le dolía perderla, ¿Cómo podría tenerla de regreso si ya le dolía saber que la perdió?
-Pendejo... eso soy... un pobre pendejo-murmura frustrado aún con lágrimas.
Tan centrado estaba en su dolor que no se percató cómo la pantalla de su teléfono se prendía en momentos, notificando que estaba recibiendo varios mensajes. Lo hubiera ignorado, si.
Pero el sonido de una llamada entrante lo sacó de aquel trance de martirio, no se molesto en ver quién era, solo contesto la llamada mientras trataba de limpiarse la nariz de los mocos.
—¿Memo?—preguntó una voz de un puberto.
—¿Ca-canelo...?—murmura sorprendido.
Ese niño sabía cómo sorprenderlo en el peor momento.
—¿Estás bien? ¿Por qué suenas como si estuvieras llorando?—dice pregunta tras pregunta.
Guillermo solo siente sus ojos inundarse en más lágrimas, no quería hablar con alguien y mucho menos de lo que recién pasó, lo inoportuno que estaba siendo Saúl lo estaba poniendo mal.
—De seguro fue esa Dulce ¿No?—cuestiona con voz enojada. Guillermo detiene los sollozos súbitamente—Lo sabía, te lo dije Memo, no te convenía alguien como ella y que ibas a terminar así, pero no me hiciste caso—comenzó a regañar sin tregua.
Ochoa se soltó a llorar aún más, no quería regaños de su amigo, ocupaba su consuelo, por eso comenzó a negar con la cabeza, le estaba doliendo aún más.
—¡Para Saúl!—gritó con fuerza, el otro solo se quedó callado—Por favor... no necesito que me regañes... no lo necesito... no ahora...—ruega con la voz rota.
Nunca lo llamaba con su nombre, siempre era por su apodo, pero estaba odiando como se refería a la pelirroja de forma despectiva, la chica era muy buena que era incapaz de odiarla, porque aún así la quería.
—¿Ahora me gritas? Perfecto, lo que me faltaba—renegó Saúl muy enojado—Solo quería saber cómo está mi hermano de otra madre y me gano esto, pero está bien, esto es lo que gano por buen amigo—mencionó el menor indignado.
Guillermo tembló ante lo que decía el chico, no quería gritarle y mucho menos hacerlo sentir mal, los nervios le jugaron mal que los reclamos del menor le dolieron la cabeza.
—Perdón, no era mi intención... no puedo hablar ahora...—murmura con hilo de voz.
Canelo iba a reclamar una vez más pero el mayor cuelga la llamada y guarda su teléfono en algún cajón de su recámara, no sin antes apagar el teléfono para no ser molestado. No le gustaba ignorar al pequeño Saúl pero a veces se ponía muy insistente con cualquier cosa.
No quería regaños, se sentía triste de ver el final de su relación y él no poder hacer nada, lo llenaba de impotencia.
—Si tanto he esperando... poder sentir algo tan grande, es muy triste... ver su final...—murmura con la voz rota.
Mira el cielo estrellado de su ventana, tan lindo como Dulce. Se arrepiente de no poder hacer las cosas bien, si tan solo pudiera saber que hacer para evitar que sucediera lo mismo.
Lo que daría por saber que no hacer.
Un dolor descomunal se hizo presente en su cabeza que lo tumbó en su cama, sus ojos se desvanecieron de forma repentina. Se había desmayado por el dolor.
Dejó de sentir la comodidad de su cama o el clima fresco de su cuarto.
Adelantar>>>
Anotaciones:
✅ Guillermo tuvo una relación con Dulce María que duró unos meses en el 2006.
✅ Guillermo debutó en la Selección Nacional de México en diciembre del 2005.
✅ En abril del 2006, Guillermo fue convocado para el mundial de Alemania de ese año como tercer portero.
✅No sé sabe con exactitud cuando iniciaron y terminaron su relación Dulce y Memo, solo que de repente fue anunciado.
✅Memo y Canelo se llevan por cinco años.
¿Tienen alguna idea de cuántos capítulos serán?
No serán muchos pero no serán pocos.
—Newi
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