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Cap.5-Rowan Lupin De Los Lupin.

Capitulo cinco:Rowan Lupin De Los Lupin.

  

     Hoy es primero de septiembre.
Hoy la mañana se siente diferente.

      Supongo que es mi último día aquí y eso de alguna manera me pone sensible. No me mal entiendan, jamás me gustó este lugar. Pero otra parte de mi extrañará donde fuí una persona y al día de hoy, que por fin me voy, seré otra.

Una persona que sabe dónde pertenece, una persona que convertirá su vida en una aventura, finalmente.

  Solo por esta vez en corta vida me salto el desayuno para empacar mis pertenencias en el gran baúl que me he comprado en el callejón Diagon. Me gustó mucho cuando lo ví en la tienda de artículos de hogar “La casa de dulce de la bruja que se comió a Hansel y Gretel”

    No es un nombre tan convencional, pero eso les pasa por dejar en mal a las brujas y magos de la comunidad.  Eso creo.

    En fin, mi baúl tienen un color caoba muy elegante, con las esquinas plateadas que reluce de nuevo. Acepte que pusieran mis iniciales en él, ya que venía el servicio incluído, por lo que en la parte delantera se lee HP. Y por primera vez me siento orgullosa de mi apellido.

Soy una bruja, ¿Quien lo diría?

Ni siquiera la directora del orfanato lo pudo predecir.

       Hasta hace pocos días era una niña común y corriente del montón, de las que se habían quedado sin familia. ¿Y ahora? Claro, sigo siendo una niña del montón que tampoco tiene familia, pero por lo menos tengo una carta de Hogwarts y me ayuda a subir el autoestima. Aunque sea un poquito.

     He dejado mi parte de la habitación desmantelada y suerte que todo cupo en baúl. Me sacudo las manos orgulloso y me siento en la cama, observando la habitación por última vez antes de ir. 

    Adiós cama vieja, adiós sábanas desgastadas, adiós ventana que da hacia la pared del otro edificio, adiós armario de segunda, adiós puerta de madera y adiós foco fundido. Fueron buenos mientras estuve aquí.

  —Parece que estás lista —dice Clara entrando a la habitación después del desayuno —. Lo has dejado vacío.

Ella mira mi parte del cuarto y observa un poco melancólica.

      Cuando regrese de mi pequeño día de compras con la profesora Mcgonagall, le conté todo lo que habías pasado, obviamente quitando la parte sobre el mundo mágico, mentí diciendo que me había ganado una beca en un internado para mentes especiales en otro continente, y que la señora era en realidad mi abuela por eso se me habría dado una plaza, ya que particularmente nunca fuí buena con las materias Muggles.

Muggles.

¡Ja! ¿Quien me viera? ¡Toda una bruja profesional y clasista!

   —Ya no tendrás que soportarme —dije tratando de animarla pero sigue con esos ojos de cachorrito enormes —. Apuesto que tendrás una mejor compañera.

   —Que envidia, por fin te irás de aquí. Conocerás nuevos lugares y personas. Tu sueño se cumplió.

   —Si, supongo que así es.

Clara se ríe dichosa y me preocupa un poco la acción que toma cuando hace unos segundos parecía querer llorar.

   —Al menos una de nosotras saldrá de aquí.

   —Te voy a extrañar, fuiste la mejor amiga que he tenido —me sincere por primera vez desde que la conozco, la castaña alarga una espléndida sonrisa —. Escuché que puedo recibir correo, así que espero mandarte una carta de vez en cuando, para que sepas cómo estoy y viceversa.

    —Eso me gustaría.

Por último me pare de la capa y nos fundimos en un abrazo de despedida.

     La verdad no sé cómo será allá, si me pasará lo mismo con mis compañeras o si tendré suerte para hacer amigos. Sin embargo nada me quitará la experiencia de ahora y Clara se quedará en mi corazón.

Después de un rato no me quedo de otra más que tomar mi pesado baúl y arrastrarlo hasta la estación de autobús más cerca.

¡Adiós vida normal!

Extrañaré las cosas buenas y trataré de vivir con las malas. Pero es hora de ir por la nuevas.

¡Hogwarts prepárate que ahí voy! 


     Según las últimas indicaciones que me dió Mcgonagall decían que debería llegar a la  estación King's Cross, plataforma 9¾, antes del mediodía.

    Jamás estuve en una estación yo sola, excepto el día de excursión hacia las granjas de Madame Nadine donde nos dejaban alimentar a las vacas. Cuando regresamos me perdí y tuve que esperar junto a los oficiales  que llegarán por mi.

Mientras, siempre vine con el tumulto de infantes de mi edad que se sujetaban las manos para no perderse, cosa que claramente no hice.

      Le pido al chófer del autobús que me baje en el lugar más cercano para llegar a la estación y me deja unas cuadras más atrás porque se desvía en la siguiente esquina. Ahí voy yo, con metro cuarenta y cinco de estatura, empujando un gran baúl que dobla mi peso, llendo hacia la estación de King's Cross para tomar un tren directo a Hogwarts. Tan solo si supiera un hechizo para cargar esto mi vida sería más fácil.

Pero no, primero tengo que entrar a esa escuela para saber cosas y mientras me aguanto todo lo que quiera.

    Por fin, después de una larga medía hora tratando de llegar con absoluto esfuerzo, me encuentro en la estación dónde puedo agarrar uno de esos carritos que toma la gente para transportar su equipaje sin ningún problema.

Es momento de buscar el andén 9¾.

Paso por el andén uno, luego el dos, luego el tres y así sucesivamente hasta llegar al nueve, sin embargo el siguiente es el díez y no veo ningún letrero sobre 9¾, ni nada.

Confusa observo a las personas que van y vienen, todas sumidas en sus pensamientos, pero no hay nadie que parezca dirigirse a la misma dirección.

—¡Oiga! —llamo al oficial que parece encargado de la zona y no dudo llamarle en cuanto veo su uniforme —. Disculpe ¿Usted sabrá dónde queda el andén 9¾? Ya se me hace tarde.

Mi mamá estaría orgullosa de mi.

Aún así, el señor frunce el ceño confundido.

  —¿Es una broma? —niega sacudiendo la cabeza —. Eres la tercer mocosa que me pregunta eso en el día. Uff creo que necesito unas vacaciones.

Yo también necesito una de esas.

El guardia se va estresado, dejándome sola y confundida. Acostumbrada estoy, así que no pasa nada.

  Ajá ¿Y dónde estaba el famoso andén?

     Di como máximo tres vuelta a la estación, hasta que escucho que una muchacha rubia apresura a un hombre para no llegar tarde. Por un principio creo que no son más que Muggles llendo a un lugar Muggle, hasta que veo un animal extraño entre su equipaje y recuerdo haberlo visto en uno de esos locales del callejón Diagon, así que los sigo.

    La chica es casi de mi estatura y probablemente también de mi edad. Sus rizos caen sobre su espalda y aunque el señor que la acompaña empuja el carrito del equipaje, ella se las ingenia para tomar su mano. Asustada. 

     Llegamos al andén nueve y estoy a punto de decirles que no existe tal número en la estación, sin embargo puedo observar como la chica rubia pasa primero ¡Atraviesa la pared! Como si fuera parte de ella, se funde entre los ladrillos y desaparece. Luego el señor le sigue, empujando las maletas. Ninguno vuelve aparecer. Fueron consumidos por la pared, definitivamente.

Miro con atención al muro entre el andén 9 y 10, al final todo parece tener sentido. Al poco rato, aún sin atreverme a pasar, veo otra familia de pelirrojos entrar por el pasillo como si nada, tan normal.

Así que me sujeto bien los pantalones y que sea lo que Dios quiera.

    Cierro los ojos antes de avanzar y empujo mi equipaje hacia enfrente. Esperando sentir el choque entre la madera y el cemento, pero en vez de eso, siento un camino ligero y sobretodo sin obstáculos. Cuando decido abrir los ojos, estoy del otro lado.

     Guau, es como una versión alternativa de la estación Original, solo que todo parece más limpio y de un aura cálida. El lugar está lleno de gente mágica y uno que otro se mira impresionado cómo yo. Solo hay un tren larguísimo y los oficiales no llegan el tonto uniforme, en cambio visten tunicas largas y negras que hacen juego con la decoración entera de la estación. El tren en cambio parece un poco viejo pero pintado recientemente de rojo escarlata. En resumen, todo, todo es magia.

   Sigo con mi carrito hasta una de las entrada del tren y alguien se encarga de mover todo mi equipaje hacia el vagón de montaje, solo me entregan mi mochila y me piden el boleto que me dió Mcgonagall, para poder subir.

    Antes de hacerlo, echo un vistazo hacia atrás como si de verdad tuviera familia para despedirme y en cambio veo a los jóvenes de mi edad que se despiden tiernamente de sus padres, otros solo enmarcan muecas que son probablemente los mayores, los que están acostumbrados a esto cada año.

Por un segundo el corazón se me ablanda y me hace querer llorar por un recuerdo de mis papás que ni siquiera tengo, pero muy probablemente hubiera experimentado. Si es que no se hubieran muerto.

Y hablando de eso, aún no se lo que les pasó.

  —Muevete pelirroja —riñe un chico robusto que me empuja haciendo salir de mis pensamientos —. Estorbas.

  —Pero que grosero —exclamo molesta y el se va sin hacerme caso.

Eso pasa por hacer idiota en la entrada.

    En fin, voy en busca de algún vagón libre, algunos están repletos de alumnos, otros simplemente te hacen muecas cuando estas por entrar. Encuentro uno solitario pero antes de quedarme unas niñas grandulonas me corren con el pretexto de que son mayores y no me queda otra más que salir corriendo antes de que me golpeen.

Al fin encuentro uno, dónde solo hay una sola persona. La cual pienso ignorar.

Abro la puerta corrediza y me introduzco no sin antes ver la reacción de la chica que permanece sola.  Para mí sorpresa es la misma niña rubia que ví en la estación.

Ella sonríe de pronto.

   —¡Hola! ¿Eres de primer año? —pregunta una vez que me siento enfrente de ella.

Y yo que pensaba ignorarla, la chica parece buena gente.

   —Si, ya no había asientos —le conteste tímida —¿Y tú?

  —¡Yo igual soy de primero! —exclama emocionada —Es bueno tener amigos antes de comenzar las clases, para variar. ¡Un placer, me llamo Rowan Lupin! ¿Y tú?

Vaya energía.

Yo sonrió a medidas aceptando su saludo con la mano. 

   —Heiviy Potter, un gusto.

La cara de la rubia, quien tiene pecas en las mejillas, se vuelve completamente colorada y de sorpresa, quizá, pero se lleva más atención las pecas.

¿Por qué me mira asi?

   —¡Eres Heivy Potter! ¡No puede ser! ¡Ah!—dice tapando su boca bien abierta —. Yo soy Rowan Lupin... Es decir, de los Lupin. ¡Que digo! No debes conocerme, pero yo a ti si. Mi padre era amigo de los tuyos, James y Lily Potter. Papá me habló de ellos, y de ti también. Es emocionante conocerte al fin. Perdón si hablo mucho, papá me dió un tónico para los nervios y ahora no puedo parar. ¡Seamos amigas!

    —Mmm, por supuesto —contesto no muy convencida y la rubia se alegra. Entonces me acerco a ella una vez que existe está confianza de contactos entre nosotras —. Dices que conociste a mis padres.

    —Bueno, yo no. Era una bebé en ese entonces, cuando estaban vivos. Pero papá me dijo que ellos eran grandes amigos cuando asistieron a Hogwarts. Juntos lucharon contra el innombrable, hasta que paso lo que paso.

    —¿Y bueno? —le digo indagando más —¿Que paso? ¿Quien es el innombrable?

   —No lo sabes.

   —No, no sé nada. Apenas me enteré que soy bruja y que tengo padres. Al parecer me perdí antes de que todo sucediera.

Ella arruga la cara formando tristeza en ella y me toma la mano mostrando empatía. 

    —Lamento lo de tu familia. Mi papá evita hablar de eso cuando estoy presente, pero leí en los libros de historia que el innombrable era uno de esos villanos que quería gobernar el mundo mágico bajo sus criterios. Tus padres murieron el día en el que desaparecío, gracias a tu hermano. El niño que vivió. Harry Potter.

Abro los ojos con asombro y aprieto la mano de la rubia quien se preocupa por mi acción.

Un villano mato a mis padres, además resulta que tengo un hermano. Harry Potter según.

   —¿Tengo un hermano?

   —Si, al parecer era bebé cuando lo intento matar, pero no sucedió, se evaporó y tú hermano de algún modo sobrevivió. Después de eso el mundo mágico vive en paz, pero mi padre y sus amigos no  olvidaron nada —dijo ella —. A mí padre le gusta hablar solo de las cosas buenas, dice que son las únicas cosas que valen la pena recordar.

    —Gracias por aclararme eso —dije si mirarla, tratando de procesar lo que me ha dicho.

Muertes, batallas, esto no era un cuento de hadas, era realmente de terror. 

    —Tal vez no deba decirte más, me prohibieron hablar de eso así como si nada —dice luego de un rato —. Pero no te preocupes que estoy segura que te darán explicaciones. Pronto.

Bueno, lo que quería saber, ya me lo dicho. Sin embargo, en vez de alegrarme me mortifica y después de todo no creo que sea una linda aventura.

Hey Honeys its me 💙.

Espero publicar con frecuencia, esto apenas comienza y se viene lo bueno.

¡Heivy ya sabe que tiene un hermano y aunque no quería que se supiera todavía, era inevitable!

¿Alguien quiere que le dedique el próximo capítulo?

¡Gracias por leer!

Byeeeeee 💙.

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