01 || 𝗡𝗶𝗴𝗵𝘁𝗺𝗮𝗿𝗲𝘀
-ˏˋ⋆ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗢𝗡𝗘 ⋆ˊˎ-
「 ✦ 𝘕𝘪𝘨𝘩𝘵𝘮𝘢𝘳𝘦𝘴 ✦ 」
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- ̗̀ୢ໋ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜᵗⁱᵒⁿ˖*ೃ࿔
⇢ ˗ˏˋ spanish|FanFiction|2023 ࿐ྂ
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Había pasado un mes desde que Ophelia había abandonado la Rosaleda, el nido familiar de los Martínez junto a su madre. Un mes desde que su madre la había sacado de su habitación, después de que está tuviera una de sus muchas discusiones con su padre, pero aquella pareció ser la gota que rebosó el vaso.
Ahora la menor y su madre, estában viviendo en una casa de dos plantas en el barrio de Privet Drive, por alguna razón aquel barrio le sonaba conocido y le provocaba un sentimiento de rabia, pero no sabía a que se debía, así que decidía ignorar aquel sentimiento. Durante ese primer mes no conocio a ningún vecino y no tenía intención de hacerlo en ningún momento; a veces algún que otro vecino saludaba y ella simplemente les devolvía el saludo por educación.
Eran la una de la mañana, Ophelia estaba apoyada en el alféizar de la ventana, notaba con gusto en la cara, después de haberse pasado un largo rato leyendo bajo las sábanas, el fresco de la noche. Habían pasado dos noches aproximadamente desde que Newt, su lechuza, se había ido, la menor no estaba preocupada por el animal, no era la primera vez que su lechuza hacía eso, pero la estaba empezando a echar en falta. Suspiró ligeramente y se puso a observar a su alrededor, a un par de casas, vio cómo alguien estaba asomado a la ventana, ni siquiera se molestó en pensar quien era, automáticamente supuso que era alguno de los vecinos.
Miró el cielo estrellado, en busca de Newt, que quizá regresaría con algún animalillo muerto, como un ratón o algo parecido, en busca de sus elogios y mimos. Ophelia miraba distraída el cielo, recordando vagamente algún que otro nombre de las constelaciones de verano, cuando comprendió lo que estaba viendo.
Perfiladas contra la luna y creciendo a cada momento se veían una figuras de forma extrañamente irregular que se dirigían hacía la rubia batiendo las alas. Se quedó viéndolas descender y como dos de ellas se dirigían hacía una casa un poco más abajo. Las otras revolotearon sobre una farola de Prive Drive, y Ophelia, se hizo a un lado.
Dos lechuzas penetraron por la ventana, aterrizaron suavemente sobre la cama de la niña. Esta frunció levemente el ceño, cuando reconoció a Hedwig —una hembra grande y blanca como la nieve—, era la lechuza de Harry Potter, ¿qué hacía allí?, nunca se había llevado bien con él, de hecho se podría decir que son enemigos. La menor no lo entendía, se quedó mirándola hasta que sintió un picotazo en el dorso de la mano, haciendo que reaccionará, allí estaba Newt —un macho mediano y negro como la noche—, su propia lechuza, buscando algo de cariño. Le acarició suavemente la cabeza, fijando su atención en él, pero vio por el rabillo del ojo como Hedwig, abandonaba la habitación por donde había venido.
Dudo un momento en seguirla, pero cuando se dió cuenta, ya estaba saliendo por la puerta a toda velocidad, para no perder de vista al animal. Corrió calle abajo todo lo deprisa que sus pies le permitieron, vio desaparecer a Hedwig en el número 4, así que frenó con tanta brusquedad, que casi se cae al suelo. Se quedó viendo la ventana abierta, esperando que pasará algo; en un momento miró calle arriba y contó mentalmente, hacía un rato había visto a alguien asomado a esa misma ventana.
La menor rezaba con todas sus fuerzas de que no fuera Harry quien viviera ahí y que todo fuera un simple sueño, o mejor dicho una pesadilla.
Espero un rato, pero como nadie salía, se dió la vuelta para volver a casa, cuando sintió como algo se posó en su cabeza, estando de espaldas, pero no necesito saber que aquello que se había pasado sobre su cabeza se trataba de aquella lechuza blanca como la nieve.
—¿Casterwill? —Ophelia abrio los ojos como platos, cuando sintió como se le escapaba el aire de los pulmones, era Harry, quien la había llamado era Harry, evaluó por un momento sus posibilidades de salir corriendo, cuando el chico volvió a hablar—, ¿qué haces aquí?
Ophelia se giró ligeramente, encontrándose con la mirada verde esmeralda de Harry, aquello hizo que un escalofrío le recorriera la espalda. Ambos se miraron por un momento, oía como Hedwig ululaba feliz por ver de nuevo a la menor, pero por un momento, no estaba en delante del número 4 de Privet Drive, si no en la Rosaleda, en aquella noche en la que su madre la había sacado de su habitación con lágrimas corriendo por su mejillas, aquella noche en la que su padre, el hombre al que más había querido en el mundo, le había levantado la mano.
No sabía a que se debía, pero la mirada de Harry en ese momento, le había recordado a la forma en la que su padre le había mirado. Sintió como se le entrecorto la respiración y las manos empezaron a temblarle, no sabía que hacer, así que hizo lo primero que se le pasó por la cabeza, echar a correr.
Oía como Harry le llamaba, había empezado a llorar, pero no se detuvo. No lo hizo hasta que estuvo aproximadamente a media calle, cuando sintió como alguien la agarraba del brazo y tiraba de ella hacía sí.
Cerró los ojos con fuerza mientras las lágrimas caían de sus ojos y sentía como alguien la abrazaba, y le apretaba contra su pecho.
—Eh, tranquila... —Se sorprendió al oír la voz de Harry, pero se sorprendió todavía más al saber que quien le estaba intentando tranquilizar era él.
Sintió como el chico enterra una de sus manos en su pelo y le apretaba a un más contra él, no hizo nada, simplemente dejó que le tranquilizará, deseo que aquello fuera un sueño, que nunca había salido de su casa y había echado a correr detrás de su lechuza, pero ahora no le importaba mucho eso.
Poco a poco la rubia se fue tranquilizando y el abrazo del pelinegro se fue aflojando hasta que estuvieron uno en frente del otro.
Ophelia se despertó de golpe, sintiendo como le fallaba la respiración, miró a su alrededor pensando que lo que había ocurrido aquella noche solo había sido una de sus muchas pesadillas; que nunca Harry, su peor enemigo desde que había entrado en Hogwarts, le había abrazado, eso nunca había ocurrido, pero por alguna razón su corazón se negaba a dejar ese recuerdo de lado.
Lo pensó un momento y se levantó lentamente de la cama, para salir de la habitación. Toda la casa estaba en un silencio sepulcral, así que intentó hacer el mínimo ruido que le fuera posible mientras bajaba las escaleras y se dirigió hacia la cocina.
Encima de la encimera había una nota de su madre diciendo que había salido y que no volvería hasta por la noche, así que dio media vuelta, echando a andar por la entrada, cuando a mitad de camino para llegar a las escaleras, vio algo en el salón que le llamo la atención.
En el sofá habia alguien arrebujado a unas mantas mientras dormia tranquilamente, así que la menor entro con paso lento al lugar, se acerco hasta el sofá y se llevo tal susto que casi se cae al suelo. Allí tumbado estaba Harry, durmiendo a pierna suelta.
La rubia le dio con el dedo en el hombro, para ver si se despertaba, pero solo consiguio un leve gruñido como respuesta.
—Harry... —le llamo suavemente, sacudiendole ligueramente el hombro, pero solo hizo que se pusiera de lado dandole la espalda—. Harry, despiértate... —le volvió a llamar, pero el chico seguía durmiendo, haciendo que Ophelia empezará a perder la paciencia— ¡Harry!
Fue entonces cuando el chico dió un respingo, cayéndose del sofá con un golpe seco.
—Bien, estás despierto, ahora fuera de mi casa —habló la menor en tono seco.
—Buenos días a tí también —contestó él levantándose del suelo.
Ophelia se cruzó de brazos viendo cómo el pelinegro se levantaba y cuando estuvieron cara a cara, habló:
—Buenos días, fuera de mi casa —dijo con el mismo tono de voz de antes.
Sus palabras no tuvieron respuesta de Harry, ni siquiera se dió cuenta de que ambos estaban bastante cerca uno del otro, hasta que sintió la respiración del chico mezclándose con la suya.
—¿Harry?
—¿Me acabas de llamar por mi nombre, Casterwill? —preguntó el chico en un susurro, tenía la voz ligeramente ronca y aquello hizo que a Ophelia se le pusiera la piel de gallina.
—No... —respondió en un susurro también, notando cómo se le ponían las mejillas sonrojadas.
Harry notó cómo las mejillas de Ophelia se le tiñeron levemente de rojo y una pequeña sonrisa de burla apareció en los labios del chico. La menor frunció ligeramente el ceño, odiaba aquella sonrisa porque siempre hacía que se quedará sin poder pensar con claridad.
—Estas sonrojada, Ophelia.
—No tiene gracia.
—Para mí sí la tiene y mucha —contestó el pelinegro, poniéndole un mechón de pelo detrás de la oreja a la chica.
Ophelia alzó las cejas levemente ante el gesto de Harry y sintió cómo sus mejillas se sonrojaban cada vez más.
—Vete de mi casa, ahora —ordenó.
El chico se rió levemente e hizo un gesto de rendición mientras salía del salón diciendo:
—Nos vemos en Hogwarts, Casterwill.
La rubita se quedó en el salón, parada en el mismo sitio y no fue hasta que oyó la puerta cerrarse, significando que Harry ya se había ido, que Ophelia se dejó caer en el sofá, procesando lo que había pasado, ¿por qué se había sonrojado?, nunca le había paso eso al estar cerca de Harry, tal vez solo era su cabeza jugando con ella y con sus nervios.
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Magical Creatures, ha vuelto!
y ha vuelto con nuevos cambios, que espero os gusten
¿Qué os parece?
Espero que os gusten
Besos Crystal 🎸♟️
━━palabra: 1695📚🍂
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