Firuze se había reunido con Hatice aquel día, había seleccionado a las criadas perfectas para servir al harem, solo mujeres de edad mayor o feas, solo así mantendría un equilibrio de poder mayor.

—Mihrimah escogió a algunas criadas, jóvenes todas.

—Tiene dos hijos, supongo que Hümaşah necesita amigas y el pequeño sultanzade también necesita una niña bonita al lado.

—Eso espero sultana - Hatice la miro —No estamos para errores.

—Deberías de dar a luz a un hijos antes de comenzar con una paranoia.

—En eso estoy, llevo años al lado de su majestad y aun nada  - Hatice negó.

—Mahidevran tiene a Mustafa, solo un príncipe con cuatro hijos varones, pero esos niños suelen durar le poco, así que busca el momento y da a luz.

—Lo haré sultana - Firuze odiaba escuchar aquellas palabras, le era difícil concebir, pero estaba haciendo todo lo posible por tener una sola oportunidad de quedar embarazada.

Un príncipe haría que Mustafa dejase de ser un estorbo para ella.

Rhaenyra empezó su mañana muy temprano, anteriormente no era así, dormía hasta las nueve y era servida, ahora le tocaba a ella servir.

La sultana Hümaşah era un ser muy amable, la había elogiado varias veces y ella también, la sultana era hermosa igual que su madre.

Gracias a ella había aprendido un poco sobre aquel lugar, el imperio otomano era regido por un gobernante, este era llamado sultán, conocía aquello,  estos no solían tener esposa pero aquel hombre se había casado dos veces, la primera con la abuela de la sultana Hümaşah y la segunda con una mujer que pocos soportaban, la sultana Firuze.

Según Hümaşah aquella mujer era cruel y había sido la causante de la caída de su abuela y de las muertes de sus tíos.

Lo único que quedaba de uno de los príncipes era su hija y su consorte, pero estas vivían lejos para evitar a Firuze.

Ella tuvo recuerdos, Alicent y ella, Alicent y su madre.

—Madre quiere hablar contigo en dos días. - Rhaenyra asintió. —Tú nombre es bonito pero es poco común y difícil de pronunciar.

—¿Me dará uno?

—Si - no le gustaba la idea pero debía de adaptarse  —Serás Rüya, es muy bonito como tu.

—Gracias sultana - era fácil de pronunciar y corto, supuso que era mejor iniciar de nuevo.

Hümaşah solía leer gran parte del día y bordar, así que su trabajo era simple, la ayudaba con su bordado y luego iba con las demás doncellas a preparar su baño o sus ropas.

Amo ver aquellos vestidos, le recordaban a ella, coloridos y lujosos, las tiaras eran lo mejor, se notaba que la sultana era amada por sus padres.

Mihrimah puso a prueba a Rhaenyra, debía de ver si era lo que ella buscaba, junto a Rustem tenían que encontrar la manera de hacer caer a Firuze, y eso era encontrar una mujer que la desplazará, así como ella había echo con su madre.

Todavía recordaba cuando su madre murió, Hürrem confiaba en Rustem, por lo que al morir ella, Mihrimah se decidió por casarse con él, para proteger a sus hermanos, pero durante las celebraciones de boda murieron Bayaceto y Cihangir, Selim murió un año después, creía que la muerte de Mehmet era dolorosa, pero perder a sus demás hermanos fue horrible.

Se había quedado sola por culpa de Firuze.

Así que ella y Rustem se han estado preparando por años para ver la caída de Firuze.

—Su majestad recibe frecuentemente a Hümaşah para que ella le lea - comento Rustem  —Escuche que esa niña sabe servir muy bien el vino, deberías de hacerla ir.

—Es muy bonita para que pase desapercibida.

—Diremos que la estas preparando para que se case en un futuro con Osman, pero en secreto ella verá a su majestad.

—Allah ayúdanos, espero que Firuze no sospeche, no es la primera vez que hacemos esto.

—Ahora Osman ha crecido, esta con Hümaşah para aprender y luego irá con Osman, eso los convencerá - ella asintió.

—Esperemos que quiera.

—Será obligada si no, la sultana Hürrem fue mi benefactora, el príncipe Selim también, debo vengar los - Mihrimah asintió.

—Tienes razón. -suspiro —Entonces encontraré la manera de que crean que Osman y ella se casaran.

Rhaenyra recordaba su vida como princesa de manera espléndida, pero no era tan lujosa como la de Hümaşah, ella no tendría una madrastra tan molesta y no sería una heredera, solo quería vivir como ella, sin preocupaciones.

—Esas ropas que te dieron al llegar deberías de tirararlas,  Gülnuş dale los traje que ya no uso.

—No es necesario sultana.

—Lo es, mira a Gülnuş o a Beyhan, siempre visten bien, tu también, con tu primer pago deberías de comprar joyas o guardarlo, la vendedora viene una vez al mes.

—La sultana siempre le compra telas a pesar de que su majestad y el visir le dan telas de la mejor calidad  - Beyhan hablo, Hümaşah soltó a reír.

—Aveces hay telas de buena calidad con ella - sonrió —Ve a ponerte eso, dijeron que sabes servir el vino, iras conmigo hoy, a mi abuelo le encanta que lea pero Gülnuş siempre derrama el vino.

—Me pongo nerviosa -se quejó, Rüya asintió.

Fue junto a Beyhan para que le indicara colo colocarse aquellas ropas y para que le indicara que debía hacer al estar en el mismo lugar que el sultán.

—Su majestad es amable siempre, sobretodo cuando la sultana va a verlo, siempre accede a sus peticiones.

—Bien, es bueno saber eso - se observo en el espejo, era un vestido rosado pálido, le lucia bien.

—Solo reverenciate y permanece con la cabeza baja, la sultana te indicara cuando servirás el vino, nunca cruces miradas con él.

—Bien, eso es fácil, se cuanto y como servirlo, solo debo pasar desapercibida - Beyhan soltó una pequeña risa y salió, Rüya se colocó el velo a como le habían indicado y salió.

—Te queda muy bien Rüya, ven aquí. - Hümaşah le coloco un sencillo adorno en su cabeza —Eso luce más.

—Gracias.

—No es nada, ahora vamos, el abuelo debe de estar esperándome.

Rhaenyra murió, Rüya nació.

Recuerden comentar para seguir actualizando.

Tengo un canal de difusión en WhatsApp en donde subo los días de actualizaciones y edits, pidan el link por comentarios.