
Capítulo 3.
Max sale de la habitación cautelosamente y prende los focos del pasillo, Bradley va detrás de él y notan que todo está lleno de tierra.
Bradley corre rápidamente hacia la sala para ver si se encontraba ahí lo que se había metido a su casa.
Max prendió la luz y solo vio más tierra, Bradley se acercó hacia su foto de recién casados que estaba en el piso y lleno de más tierra.
— Creo que se fue— suspira aliviado el pelinegro
Bradley huele un aroma extraño, a durazno o quizás coco, cuando iba a decir algo escucho la cajita de música que tenían en la habitación de su hijo, corrieron rápido hacia arriba.
Max lo pone atrás de él y habré levemente la puerta, Bradley prende la luz, no sabían si era un sueño o encerio estaba pasando.
Había un pequeño niño en esa habitación, pelinegro igual que Max, con los ojos azules de él y el aroma que desprendía parecía a durazno con un toque de manzana.
Ambos alfas entran despacio a la habitación y Bradley se sienta un poco lejos del pequeño para no asustarlo.
— Hola— sonríe el niño al verlos llegar.
— H-hola— dicen ambos aún tratando de analizar lo que acaba de pasar.
— Soy Noah, ajio— sonríe tiernamente.
Bradley al oír la risa de su esposo en el niño se queda sorprendido y mira a Max para que haga algo.
Max niega con la cabeza estaba igual de asustado con el, solo su familia tenía esa particular risa.
—¿N-no te quieres lavar?— pregunta Bradley un poco nervioso.
— Sipi, ¿con agua caliente?— se emociona.
Bradley asiente y se acerca al niño para llevarlo entre sus brazos a la bañera, mientras Max iba a la cocina para averiguar si no era un niño perdido.
El pelicastaño le preparo un baño con agua caliente y lo metió a la bañera.
— 911 ¿Cuál es su emergencia?—.
— Emm si, si, soy Max Goof... digo— tratando de articular la emergencia que tenían.
—¡Hola Max!, soy Monse de la fábrica, hago horas extras, ¿paso algo?—.
— Y-yo quería saber si no han reportado....a un— mira por la ventana y se quedó en shock al ver qué estaba removido el lugar donde habían puesto el tarro de galletas y colgó el teléfono para subir dónde su esposo.
Bradley se encontraba terminando de secas el cabello del niño— Alguna vez escape de casa pero no recuerdo por qué lo hice, ¿tu escapaste?—.
— Nop— sonríe divertido y Bradley asiente con la cabeza para sacarlo de la bañera.
— Tus padres van a estar angustiados y....— al revisarlo mira que tenía algo en sus piernas— preguntándose si....—.
— ¡BRADLEY!— llegó gritando el otro alfa directo al baño— Cielo tengo que amostrarte algo— dice algo asustado y Bradley asiente con la cabeza.
— Pero primero entra, lo mío es más importante— igual de asustado y Max entra al baño para ver de nuevo al niño que parecía la viva imagen de los dos.
— P-pero que niño tan limpio— sonríe nervioso.
Bradley ríe y asiente con la cabeza, le hace señas para que vea las piernas del niño, Max algo confundido mira para abajo.
En las piernas del niño tenía hojas y Max ve a Bradley confundido.
— No pregunten sobre mis hojas— gruñe un poco el niño, parecía Bradley cuando no quería ser cuestionado.
— Oh no, no claro que no— trato de calmarlo Max.
— Pero si quieren, pueden mirar— sonríe y ambos alfas asiente, sentaron al niño para revisar las hojas que tenía.
Max aún tratando de analizar la situación y no querer incomodar al niño— N-no muchas personas lo tiene, ajio—.
— Obvio no— con un tono sarcástico que sabía usar Bradley, lo dejo aún más nervioso de lo que estaba.
—Mi mente tiene demasiadas preguntas...— mirando a las hojas que tenía en frente de él.
— Brad...cielo quiero enseñarte algo— le susurra y le hace señal para que salga.
— Y-yo ya vuelvo— se para y va directo hacia afuera dejando a Max y a Noah en el baño.
A Max extrañamente no le disgusta el aroma del pequeño, al contrario piensan que huele bien y se complementa con los aromas de ellos que es aún más raro.
Bradley sale hacia la parte de atrás donde estaba el jardín y habían enterrado el tarro de galletas, estaba justo en medio del árbol de durazno y el de manzana justo el aroma del niño.
Se acerca lentamente al ver la tierra removida y ve que no había ni rastro del tarro, solo había la nota con el corazón que decía "Nuestro perfecto hijo".
A los minutos llega a la casa la policía ya que Max había llamado al 911 pero nunca supieron cual era la emergencia que tenía.
Max escucho la sirena y salió rápidamente de la casa, su lobo decía: hogar, familia, alfa y cacharro, protegerlos.
— Hey buenas noches Ken, perdón por la llamada fue una emergencia....pensamos que era un ladrón y resultó ser unos mapaches pero ya todo está bajo control— sonríe nervioso.
— ¿Seguro?— pregunta el otro oficial.
— Si, si, seguro— sonríe.
— Hay algo que no nos estás diciendo— señalando el suelo mojado— sabes que estamos escasos de agua, solo danos el aspersor y nos vamos—.
Max lo mira confundido— Pero acaba de llover—.
Ambos policías empiezan a reír— No ha habido lluvias en días, a menos que solo cayera en tu jardín—.
Max sonríe y alza los brazos en señal de confusión— Que les digo—.
El policía ríe y mira a Ken— Estás de suerte Max— y se retira de ahí.
Bradley buscaba en las cajas viejas que tenían alguna ropa de ellos, encontró unos shor azules de Max y una camisa de manga corta de el, esperaba que le quede a Noah.
— Te quedaron perfectos— sonríe orgulloso y el niño asiente.
— Muchas gracias— sonríe.
Max estaba algo asustado y trataba de tapar el agujero que ahora tenían en el jardín, mientras que Bradley había agarrado al niño y lo llevo a la cocina.
— A Max le gustan los alimentos frescos, por eso tenemos algunos vegetales en el jardín aunque a él no le gusten mucho— sonreí y le busco algo de comer al niño— soy famoso por las fresas que crecen en nuestro jardín pero también soy fanático de los bocadillos nocturnos— saca unas galles y la leche para darle, era lo único que se le ocurrió.
Max entra del jardín y rápidamente cierra las cortinas para que ningún vecino vea lo que esta pasando.
— Oh perdón nuestros modales , el es Max y yo soy Bradley— le pone un vaso de leche y saca algunas galletas.
— Pero también nos dicen Maxley— agrega Max a la conversación.
—¿Por qué les diría así?— pregunta el niño confundido.
— Oh dinos señores Goof, no muchos nos dicen así— ríe levemente.
Noah niega con la cabeza— Papi ya en serio— mirando a Bradley— y papá — en dirección a Max.
Ambos alfas se quedaron sorprendidos por lo que acaban de escuchar y el pequeño solo procede a comer sus galles con la leche.
Bradley sonríe nervioso y se acerca a Max— Q-quiero decirte algo Maxie...— le susurra y el pelinegro asiente.
Dejan al niño cómodo en la cocina y corren a la habitación de invitados que tenían en la primera planta.
— M-me dijo papi y a ti p-papá— empezó a temblar por la impresión que tenían, parecía un sueño todo lo que había pasado.
— S-si lo oí cielo— le agarra de las manos para que se tranquilice.
— T-teniamos como 27 nombres de niñas y solo uno de niño y....— mira asustado a Max.
— Era Noah— sonríe nervioso.
— E-este niño es para nosotros Maxie...— lo mira con ilusión de tener por fin ese cachorro que tanto buscaron, Max asiente y le besa la frente para salir de ahí.
Bradley es el primero en asomarse a la cocina y su corazón se derrite de ternura al ver al niño dormido en la silla, Max por instinto lo carga suavemente mientras su esposo recoge la mesa.
Lo lleva con cuidado a la habitación de ellos ya que no tenían otra cama hecha para el, Max no puede describir la sensación que siente en ese momento al carga al niño.
Bradley se apresura a limpiar las sabanas y poner una almohada más en el medio de la cama, era grande y ellos no ocupaban todo el espacio, solo por hoy podían dormir los tres.
Lo acostaron y después ellos se quedaron viendo como dormir aquel angel que llegó de la nada, Max y Bradley lo envolvieron con sus aromas para que durmiera más cómodo y así paso.
Fue como si de repente, todo cambio, no importaba de dónde vino, ahí estaba y era nuestro.
Y nosotros éramos de él.
Éramos una familia.
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